
Así que el profesor titular (al que por cierto volví a encontrar años después, ya en el pleno ejercicio de la profesión durante la colaboración con cierto medio impreso) nos dedicó su atención durante una sola clase. O más bien nos dedicó su discurso, porque aparte de aquellas palabras y la recomendación de alguna lectura poco más llegó a contar. Sin embargo, fueron unas palabras muy características. Enarbolando en las manos el, en aquella época, ambicionado y envidiado carnet profesional de periodista (que nosotros, alumnos de 5º de carrera en la recta final ya de los estudios y dispuestos a comernos el mundo en cuanto pudiéramos, mirábamos con ansiedad), el tipo nos dirigió un discurso breve pero contundente que a más de uno le haría reconsiderar el trabajo que aspiraba a desarrollar en cuanto estuviera licenciado.
“Ustedes creen que este carnet que tengo en las manos les va a abrir todas las puertas. Que por el simple hecho de mostrarlo en cualquier parte, políticos, empresarios, líderes sindicales o religiosos o cualquier otra persona relevante va a acceder amablemente a sus preguntas o a orientarle en sus informaciones. Naturalmente, ustedes tienen la idea de que van a ejercer de periodistas intrépidos, honestos y objetivos, incorruptibles a la hora de contar lo que está pasando. No tienen ni idea de las trincheras y los campos de minas que les esperan ahí fuera y de la rapidez con la que estos obstáculos pueden amargar y convertir en un cínico descreído y fácilmente influenciable, incluso corrupto, a un joven periodista lleno de ideales. Ustedes piensan que la posesión del carnet de periodista, aparte de implicar la pertenencia activa a esta profesión, es la llave maestra para ir a cualquier lado en cualquier momento..., y en todas partes ser considerado y respetado, y puede que hasta admirado. Ustedes desean realmente poseer este carnet, ¿no es cierto?"
"Pues desengáñense porque no sirve para nada. De hecho, les regalaría éste, que es el mío, si les fuera de alguna utilidad, pero lleva mi fotografía y mis datos personales, así que no creo que pudieran emplearlo para gran cosa. Lo he traído sólo para que tengan ocasión de contemplar el que ustedes podrán obtener al licenciarse en esta carrera: uno exactamente igual y exactamente igual de inútil. De hecho, el carnet de periodista es uno de los documentos más estúpidos que se han inventado, precisamente por inútil. Los verdaderos periodistas nunca lo utilizan para ir a los sitios..., o acaso utilizan en todo caso la acreditación de su propio medio, en el que trabajan, y que les confiere su tercer apellido (en la profesión periodística, el tercer apellido es sumamente importante: no es lo mismo pertenecer a la "nobleza" periodística llamándose Fulanito Mengánez -primer apellido- Anténez -segundo apellido- de El País -tercer apellido- o de El Mundo o de EFE, por poner algunos ejemplos, que pertenecer al "pueblo llano" y llamarse Fulanito Mengánez Anténez de lasnoticiasdemibarrio.com). "
"Sepan además que las personas que les respetarán por enseñarlo serán sólo aquéllas que estén planeando utilizarles a ustedes como correa de transmisión de sus mensajes, sus ideas y sus opiniones. Y sepan, sobre todo si van a dedicarse a la información internacional y planean viajar a lugares en conflicto para ejercer la apasionante pero embrutecedora y enloquecedora carrera del corresponsal de guerra, que este carnet no es un 'deténte bala'. Ustedes están acostumbrados a las suavísimas maneras occidentales, pero en una guerra por ahí perdida en una jungla, en un desierto, en una montaña..., el hecho de tener el carnet no les garantizará tener acceso a más comida, atención médica o seguridad de cualquier otro tipo. No les garantizará ni siquiera su vida. Al contrario, hay muchos sitios donde los combatientes se mearán literalmente en su carnet si pretenden mostrárselo para que les respeten y probablemente lo primero que hagan según ustedes lo saquen del bolsillo sea apuntarles con un arma y volarles a ustedes la cabeza sin más preámbulos. He conocido a más de un idiota que pretendió forzar la situación en algún lugar del Tercer Mundo, que es la mayor parte del mundo, exigiendo respeto a su dignidad como periodista y ahora yace enterrado en el mismo sitio donde intentó imponer la calidad de un documento que queda muy bien para enseñar a la familia y amigos, pero poco más. Un viejo refrán de esta profesión reza textualmente: 'No le digas a mi madre que soy periodista..., mejor consuélala diciéndole que trabajo como pianista en un burdel'. Así que, aunque parece un poco parte dado las alturas de la carrera en las que se encuentran, les ruego que reflexionen sobre lo que quieren hacer y si realmente quieren dedicarse a esto."
Dijo algunas cosas más, pero siempre en este tono. En aquel momento me parecieron unas palabras bastante duras y desde luego los que las escuchamos salimos más que pensativos de su clase. Luego comprobé que no sólo eran ciertas sino que se había quedado corto. Pero hay que ejercer durante unos cuantos años para empezar a comprender las miserias de esta profesión (que también tiene sus momentos brillantes, pero de ésos habla todo el mundo en todas partes).
Me he acordado de este profesor-de-un-solo-día tras leer con cierta incredulidad el debate promovido por

El Consejo de Derechos Humanos de
Luego me he preguntado qué periodistas serán los que forman parte de esta ONG (¡Un momento! Ahora que lo pienso, una ONG no es un medio de comunicación..., luego entonces... ¿estaremos ante otro negocio solidario como el de tantas otras organizaciones de este tipo que tanto abundan en nuestros días y que bajo la cobertura de "vamos a ayudar a los pobres" incrementan sensiblemente las cuentas corrientes de sus miembros?) y he imaginado que no debían hacer honor a ese nombre. Porque si lo hicieran, y estuvieran acostumbrados al ejercicio del periodismo de guerra, no habrían planteado tamaña idiotez.
¡Si ni siquiera una de las pocas organizaciones humanitarias que funciona medianamente bien en caso de conflicto como es el caso de la Cruz Roja ha conseguido un reconocimiento universal a su labor! Su presencia es tolerada por

Con lo que cuesta abrir un "corredor humanitario", ¿qué ejército va a facilitar y respetar un "corredor informativo" cuando precisamente el control, manejo y manipulación descarada de la información es hoy un arma tan eficaz o más que un lanzador de misiles intercontinentales? ¿Qué ejército puede "garantizar" la protección de un periodista en medio del combate (tenemos ejemplos no muy lejanos en el tiempo de periodistas españoles muertos en lugares como Iraq) o en un bombardeo o en un camino minado o en un ataque suicida? ¿Qué ejército va a indemnizar a ningún periodista que fue a cubrir un conflicto porque quiso ir, no porque le llamaran (para ser corresponsal de guerra hay que ser voluntario y tener una piel muy determinada, rara de hallar incluso entre los propios periodistas que en general suelen considerarse como tipos atrevidos, curiosos y viajeros; Manu Leguineche, un clásico de esta profesión, dijo en cierta ocasión que los corresponsales de guerra "son las tres des: desequilibrados, divorciados y dipsómanos"). ¿Qué ejército va a reconocer como periodista a todo aquél que se presente en un conflicto diciendo que lo es (por ejemplo, un free lance) en una época como la nuestra en la que un tipo escribe cuatro cosas en un blog de Internet o berrea diez insultos en un programa de telebasura y ya se autodenomina periodista?
Màrius Carol recoge en su libro Contra periodistas, entre otras muchas, una

excelente, Pedro Pablo. No puedo estar más de acuerdo, veinte años después...
ResponderEliminarBuenísima esta nota Pedro!!! La voy a copiar y pegar en mi fb personal. Creo q varios colegas la tienen q leer.
ResponderEliminar