La vida real es cambio y movimiento, iniciativa constante, sorpresa continua. La jubilación no existe más que como antesala de la muerte: en el momento en el que uno se detiene, se acabó..., hasta ahí llegó y sólo le queda esperar la pronta llegada de la Dama Blanca. Es como escalar una montaña: te puedes detener un instante a tomar aliento, pero sólo un instante. Después, hay que seguir ascendiendo..., o dejarse caer. Seguir subiendo hasta la cumbre o despeñarse: no hay más opciones. En esta constante escalada hay que estar abierto a todo tipo de iniciativas, jamás dejarse vencer por la rutina y la monotonía, quedar anquilosado haciendo lo de siempre. Mi tutor de la Universidad de Dios suele decir que ojalá cada día lo enfrentáramos como si fuera el primero, viendo cada cosa que nos sucede como algo diferente, aunque ya la hayamos experimentado en innumerables ocasiones. O, en su defecto, buscando hacer algo nuevo, algo distinto en cada jornada, que nos mantenga despiertos.
Hoy aprovecho esta bitácora para presentar un nuevo proyecto, ya que a partir de ahora publicaré un chiste semanal en el blog Mundo May de la página web www.efeverde.com, especializada en información medioambiental, energética y científica y dependiente de la Agencia EFE. En realidad, no es tan novedoso: sin necesidad de rebuscar en mis vidas anteriores, ya publiqué mis dibujos, hace muchos años, en sitios como El Magisterio Español o Cuadernos de Humor e incluso en el entonces jovencísimo dominical de El Periódico de Cataluña. Pero hace casi una eternidad de todo aquello, que tuve que aparcar temporalmente ante la acumulación de trabajo. Vuelvo, pues, a mis orígenes. Espero que os gusten mis dibujitos tanto o más que mis textos.
El humor de Mundo May se basará en las noticias publicadas por www.efeverde.com y, así, el dibujo que inaugura la serie hace referencia al reciente descubrimiento en la Zanja Kermadec, al norte de Nueva Zelanda, de una gamba gigante, un crustáceo de casi treinta centímetros de largo encontrado por un equipo de científicos. Los investigadores pertenecían al Instituto Nacional de Investigación Atmosférica y del Agua de Nueva Zelanda y a la Universidad de Aberdeen y buscaban capturar especímenes de los llamados peces babosos cuando se encontraron con la sorpresa de este nuevo bicho marino.
Ésta es mi interpretación humorística del asunto, ya publicada:
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