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miércoles, 16 de mayo de 2012

Lobbies religiosos

Uno de los grandes mitos de la edad contemporánea es la presunta y definitiva derrota de la religión y la superstición ante el progreso en teoría imparable de la ciencia y la técnica. Como todos los mitos, semejante afirmación posee apenas un dedal de verdad sumergido bajo un océano de falsedades. Sí, nunca como en nuestros tiempos (si exceptuamos una lectura incómoda de algunos viejos textos de antiguas civilizaciones) hemos visto un mayor y más espectacular despliegue de avances de todo tipo: médicos, químicos, aeroespaciales, informáticos y todo lo que queramos... Pero también es cierto que el homo sapiens es, a día de hoy, el mismo ser miedoso, acomplejado y víctima de sus propias creencias (y, aún peor, de las ajenas) que suelen conducirle por los peores derroteros, ajeno a la lógica inspirada por la diosa Razón.

Como muestra, un botón: un riguroso análisis elaborado por el centro de estudios norteamericano Pew Research apuntaba hace sólo seis meses que el número de lobbies o grupos de presión de naturaleza exclusivamente religiosa se ha quintuplicado en los últimos cuarenta años. ¡Quintuplicado! (y se refiere sólo a los de carácter religioso: no me quiero ni imaginar el número completo, englobando a todos los grupos que existen ahora mismo, con independencia de su definición) El documento cifraba en 40 el número de grupos religiosos que existían en los pasillos de Washington allá por 1970, mientras que en la actualidad superan los dos centenares, con más de un millar de personas trabajando para ellas en el área metropolitana de la capital estadounidense.
Además, no son precisamente baratos puesto que cuestan cerca de 400 millones de dólares anuales, que emplean a la hora de influir en las decisiones sobre las políticas públicas de Estados Unidos.  El 35 % de esos grupos emplean hasta 5 millones de dólares por año para defender sus intereses que, obviamente, no tienen por qué ser los del ciudadano medio. Y uno de cada diez reconoció haber gastado más de 5 millones al año para garantizarse el cumplimiento de sus objetivos.

Este análisis advierte además de que los lobbies no sólo han disfrutado de un crecimiento cuantitativo, sino también cualitativo, puesto que sus influencias alcanzan cada día a un mayor número de cuestiones, incluso de carácter internacional. En general, su influencia es lógicamente mayor cuanto más presupuesto poseen. Según el estudio, cerca de 1 de cada 5 organizaciones de carácter religioso en Washington (un 19 %) tiene "una perspectiva católico romana" y una proporción similar aboga por intereses "protestantes evangélicos" (un 18 %). En tercer lugar figuran los grupos judíos (un 12 %) y en cuarto tenemos a los protestantes tradicionales (un 8 %).  En resumidas cuentas, el 57 % mínimo son grupos relacionados con las creencias bíblicas. Pero hay muchos otros, aun menos importantes: lobbies budistas, hindúes, musulmanes, bahais... 

El poder real de estos lobbies es inmenso, y no sólo en EE.UU., pues en Europa también los tenemos, aunque más disimulados gracias al ejercicio de la tradicional hipocresía de las autoridades europeas. Algunas fuentes afirman que los grupos de presión ocupan ¡hasta el 90 % de las oficinas del Barrio Europeo! y que sus miembros trabajan pared con pared con las direcciones generales del Europarlamento, la Comisión Europea y el Consejo... Lo que sí está más que comprobado es que a finales de los 90' la Eurocámara creó un registro de lobbistas acreditados ante el parlamento y ahí figuran ¡¡¡cerca de 4.500 para un foro de poco más de 700 escaños!!! O sea, cada diputado europeo toca más o menos a media docena de "influenciadores". Luego, estos caraduras pretenden que los ciudadanos europeos no desconfíen de lo que, eufemísticamente, se denomina "la burocracia de Bruselas". Pese a estos datos,  el poder que poseen nunca es reconocido por la casta política por razones evidentes: admitir públicamente que estás diseñando y aprobando medidas para tus ciudadanos que no nacen de sus inquietudes y necesidades, ni siquiera de las tuyas propias, sino de grupos que trabajan por sus propios objetivos, supone un desprestigio automático y una segura retirada prematura de la carrera, cuando no una investigación por posible soborno...  Sin embargo, resulta un poco ingenuo creer que alguien esté dispuesto a financiar  en balde semejante despliegue de "enviados especiales", expertos en presionar para obtener todo tipo de ventajas comerciales, políticas y sociales.

Para los interesados en el tema de los lobbies, Mac Namara me ha facilitado el título de un par de libros curiosos disponibles en español:  Conspiraciones tóxicas de Rafael Carrasco, Miguel Jara y Joaquín Vidal y Lobbies: cómo funcionan los grupos de presión españoles de Ramón Tijeras. Aunque en teoría este tipo de grupos de presión no incumplen la legalidad vigente, queda bastante claro que suponen, por lo menos, una competencia desleal y un agravio comparativo hacia los ciudadanos corrientes, puesto que tienen acceso directo a círculos de poder nacionales e internacionales (como las instituciones de la Unión Europea) a los que pueden "convencer" con mayor facilidad para impulsar o paralizar una ley determinada que favorezca a sus patrocinadores.  Según mi gato conspiranoico, estos "mediadores", al servicio de intereses opacos y a menudo perjudiciales para la mayoría de los ciudadanos pese a su teórico ajuste a la ley, son los responsables, por poner un ejemplo, de la sistemática destrucción de la agricultura europea con el objetivo a largo plazo de poder poner de rodillas al Viejo Continente una vez que éste sea incapaz de producir un mínimo de alimentos y dependa por completo del suministro exterior. Mac Namara señala como la mejor prueba de ello la sarcásticamente denominada Política Agraria Común (PAC): una herramienta destinada a aniquilar al agricultor y el ganadero tradicional como bien saben españoles, franceses o italianos (o, mejor dicho, como bien saben los agricultores y ganaderos españoles, franceses o italianos, pues la mayoría de sus compatriotas, completamente ciegos, observan indiferentes el acelerado declive de esta labor pensando que las naranjas y los tomates crecen en los frigoríficos o que los filetes se reproducen solos en las barquetas de los supermercados).  Añade mi gato:

- Desde que nació el concepto, la PAC ha basado su desarrollo y aplicación en la palabra "reforma". En este caso, "reforma" equivale a "recorte y destrucción de producción". Es verdaderamente curioso que a ningún profano le llame la atención el hecho de que, en cuanto los países europeos llegan a un acuerdo de reforma para desarrollar la PAC (acuerdo que siempre implica recortes), poco después comienzan las negociaciones para el siguiente, en un bucle sin fin.

Volviendo al asunto de religión versus ciencia, el problema no radica exclusivamente en los lobbies, sean éstos religiosos o no. Si nos tomamos la molestia de examinar la evolución de los acontecimientos mundiales de los últimos años, nos daremos cuenta de que el factor religioso es omnipresente.
 No se trata sólo de la existencia de radicales musulmanes poniendo bombas aquí y allá o de las salidas de tono de regímenes islámicos de carácter teocrático como el sistemáticamente satanizado de Irán. Es que un integrista evangélico llamado George Bush estuvo al mando de EE.UU. durante dos legislaturas (las mismas en las que fueron incubados muchos de los peligros y problemas internacionales que ahora afrontamos) y otro integrista mormón llamado Mitt Romney será el candidato a ocupar su sitio si es capaz de desplazar en las próximas elecciones a un indefinido (pero políticamente muy orientado por el lobby judeonorteamericano) Barack Obama. Es que los puntos más calientes e inestables del mundo siguen siendo aquéllos donde existen conflictos religiosos: entre musulmanes e hinduistas en Cachemira, entre budistas y (oficialmente) ateos en el Tibet, entre las guerrillas africanas dirigidas por señores de la guerra formalmente adscritos a diversas creencias islámicas o bíblicas, entre palestinos y judíos en Oriente Medio (por cierto que el gobierno de Israel tiene un problema verdaderamente serio con el crecimiento de los ultraortodoxos, con los que las autoridades ya han tenido algunos serios enfrentamientos y que poseen una creciente fuerza política), etc.

Mac Namara apostilla:

- En todas partes cuecen habas. En España, muchas de las más importantes figuras políticas de los partidos vinculados con la derecha pertenecen a grupos religiosos vinculados con el Vaticano y defienden sus intereses, mientras que muchas de las figuras políticas de los partidos vinculados con la izquierda militan en las filas de sociedades "discretas" con intereses contrarios a los primeros. La última guerra civil terminó hace más de 70 años pero los dos grupos detrás de la contienda que forzaron la lucha fratricida siguen intactos y propiciando el perpetuo enfrentamiento entre españoles del que ambos sacan tajada. 

- Sin que la gente corriente se de cuenta...

- Porque la mayoría de los ciudadanos siguen siendo presa de la superstición y las creencias más irracionales. Los mismos que se ríen de ti o te tachan de "paranoico" e "iluminado" cuando por ejemplo hablas de las conspiraciones que se ocultan detrás del poder o cuando planteas las limitaciones del cerebro y los engaños de la percepción son luego los primeros que acuden a las "tarotistas" y a los "astrólogos" a que les echen las cartas y les confeccionen su carta astral o que defienden la absurda existencia de un infierno con llamas eternas en las cuales se asan a fuego lento los "pecadores" que osaron pensar de manera diferente...





 

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