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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Compraventa de la vida

Todo se compra y todo se vende, en todos los niveles que podamos imaginar. Vivimos en un universo mercantilista (en cuanto termine la carrera de Dios y monte yo mi propio Universo pienso cambiar algunas reglas del juego, a ver si me dejan) en el que hasta lo aparentemente gratis nunca lo es. Ni siquiera nuestra propia existencia, que pagamos no ya con la muerte sino con la irradiación diaria de todo tipo de energías que algún granjero cósmico se encarga de ordeñarnos y almacenar para consumo ajeno. Y si descendemos a los planos más materiales, los ejemplos son cada vez más burdos... En las últimas horas he recogido varios casos que, bien meditados, resultan de vergüenza ajena. No obstante, a estas alturas ya no llaman ni la atención, teniendo en cuenta los antecedentes acumulados.

El primero es el de Dominique Strauss-Kahn,  antaño (cuasi) todopoderoso director gerente del Fondo Monetario internacional y, según sus biógrafos más o menos oficiales, notable aficionado a las orgías de aquí-te-pillo-aquí-te-mato. Según sus abogados, ha llegado ya a un acuerdo confidencial para cerrar la demanda civil impuesta contra él por la camarera Nafissatou Diallo, quien denunció haber sido violada (más que eso: haber sido utilizada sexualmente como un objeto cualquiera, como un pañuelito de papel) de forma "sádica, intencionada, brutal y violenta" por este siniestro personaje cuando entró a limpiar la habitación del hotel neoyorquino en el que se alojaba. Acuerdo significa en realidad dinero. Los abogados de Strauss-Kahn quieren decir que ya han fijado el precio por el honor mancillado de Diallo y que éste asciende a unos seis millones de dólares. Una escort de lujo le hubiera costado bastante menos y le habría dado seguramente mayor satisfacción. 

Podríamos entrar en las causas ocultas de este turbio asunto. Mac Namara me dice una y otra vez que todo fue un montaje, como lo de la Lewinsky y Clinton y como tantos otros montajes antes que éste, para poner "bajo control" al personaje público o bien forzar su salida del alto cargo. Como otros muchos encumbrados por diversas razones, Strauss-Kahn, en su soberbia, se creía invulnerable hasta el punto de no respetar las órdenes de sus verdaderos jefes, así que hubo que echar mano del viejo recurso de la extorsión sexual... Sin embargo, ésta es sólo la opinión de mi gato conspiranoico, que tiene sus particulares fuentes informativas... En cualquier caso, ahora lo que más me interesa es destacar el concepto moral de fondo:  la camarera está dispuesta a no llegar hasta el final de este asunto tan grave para ella. La verdad es que no quiere la condena formal de su agresor sexual y que éste pague por su delito en la cárcel..., porque lo que prefiere es ganar un montón de dinero. Puede que suene un poco fuerte si uno no se para a pensarlo detenidamente pero, ¿acaso es tan distinta su actitud a lo que hace una prostituta al cobrar por el uso de su cuerpo? Me parece que la diferencia principal es que ésta acuerda el precio antes de someterse sexualmente y Diallo lo ha hecho a posteriori.

Un segundo caso es el de Jacintha Saldanha, la enfermera india que apareció muerta tres días después de la broma radiofónica en la que unos locutores australianos de la emisora 2Day FM la engañaron haciéndose pasar por miembros de la familia real británica (¡por la propia Reina Isabel II de Inglaterra!) para obtener ilegalmente información sobre el ingreso de Kate Middleton, embarazada del que (o de la que, o incluso de los que, según las casas de apuestas británicas) será el heredero de la Corona de Inglaterra. A la espera de lo que diga mañana oficialmente la autopsia del cadáver, se supone que la mujer fue encontrada con una cuerda al cuello y una nota suicida porque estaba "totalmente trastocada" por lo sucedido según una compañera  del hospital Rey Eduardo VII (no identificada, por cierto) en el que trabajaba.

¿Es creíble esto? ¿De verdad una mujer de 46 años (es decir, alguien con experiencia en la vida, no una jovencita alocada), enfermera (es decir, alguien con un aplomo personal importante pues su oficio le obliga a tratar con emergencias) y con familia (es decir, alguien con marido y dos hijos, éstos adolescentes) se suicida por una simple broma telefónica en la que tampoco revela gran cosa? (Obviando el hecho de que este tipo de bromitas radiofónicas, a las que también en España hay más de un "aficionado", son detestables y revelan un infantilismo y un nivel bastante bajo de profesionalidad en aquéllos presuntos profesionales de la Radio que las practican) Mac Namara cree
 que la "quitaron de en medio" aprovechando la bromita australiana, porque había descubierto algún oscuro secreto relacionado con la familia real británica, aunque no me ha querido aclarar más (y mira que le he preguntado, ansioso, para que me ampliara este asunto). Pero, respecto a lo que en este artículo nos preocupa, volvemos a la compraventa de las cosas importantes: resulta que Southern Cross Austereo, la sociedad propietaria de 2Day FM, ha ofrecido sus "condolencias" por este "trágico e inesperado suceso" y ha anunciado que donará los ingresos publicitarios que consiga captar hasta final de año a un fondo destinado a "compensar" por lo ocurrido a la familia de Jacinta Saldanha. El donativo será de un mínimo de medio millón de dólares australianos, unos 400.000 euros. Con este "fondo conmemorativo" dicen que "esperamos poder dar a su familia el apoyo que necesitan en estos momentos tan difíciles". ¿De verdad se puede comprar el dolor de una familia pagando medio millón de dólares?

Por cierto, lo que es la ley de la oferta y la demanda: sale más barato matar a una persona que violarla...

Y un tercer caso, también llamativo. El Senado de Estados Unidos ha descubierto las actividades ilegales de dos importantes bancos británicos: Standard Chartered y, sobre todo, HSBC. En el primer caso, el Standard Chartered ocultó a la autoridades norteamericanas miles de transacciones con entidades iraníes sujetas a sanciones económicas internacionales: escondió operaciones, falseó registros y obstaculizó todo tipo de investigaciones tanto en Irán como en otros países no identificados públicamente, aunque se sabe que eran Estados de Asia, África y Oriente Medio. Estas actividades convirtieron el sistema financiero estadounidense en "vulnerable a terroristas, comerciantes de armas, redes de droga y regímenes corruptos" (¡nada menos!), según las autoridades norteamericanas. El segundo caso es aún peor, por el volumen de HSBC y por sus actividades al permitir "transacciones con carteles de la droga, grupos terroristas y Estados vetados", con 109 "clientes de alto riesgo" entre los que figuraban responsables de lavado de dinero y tráfico de drogas que en el caso concreto de México "permitió transportar hacia EE.UU. en vehículos blindados unos 7.000 millones de dólares en metálico, más que cualquier otra entidad, entre 2007 y 2008": millones, como se puede decir, de origen no precisamente legal.

 ¿Ha sido detenido algún alto directivo de estos bancos con complicidad con redes corruptas o de delincuencia? ¿Ha sido intervenida alguna de estas entidades financieras por irregularides flagrantes? ¿Ha sido cerrada la empresa en cuestión y procesados sus responsables? Qué va..., como diría Mac Namara: "toda persona medianamente informada sabe perfectamente quién gobierna de verdad en el mundo, y no los payasos que ejercen oficialmente ante los medios de comunicación como reyes, presidentes o primeros ministros". No, lo único que ha sucedido es que los bancos han llegado a un acuerdo (volvamos al segundo párrafo de este texto) con los responsables federales de Justicia y el Tesoro de EE.UU. y con la oficina de la Fiscalía de Manhattan (en Nueva York) para abonar una "compensación pactada" que basta para "aceptar nuestra responsabilidad por los errores del pasado. Ya hemos dicho que lo lamentamos profundamente y lo volvemos a hacer ahora" según Stuart Gulliver, presidente ejecutivo de HSBC. En el caso de Standard Chartered, pagará una sanción de poco más de 300 millones de dólares y en el de HSBC la multa ascenderá a una "cifra récord" de 2.500 millones de dólares. Y aquí paz y después gloria... Ah, por supuesto, a partir de ahora las entidades financieras "darán pasos concretos para enderezar aquello que no funcionaba". Según Mac Namara, eso significa que tendrán más cuidado para que futuras investigaciones no vuelvan a destapar sus irregularidades.

Éstos son tres casos anglosajones, pero el pago para callar la boca, a la antigua usanza de Al Capone, Lucky Luciano y demás ilustres ancestros de los protagonistas de estas historias no se limita por supuesto a los piratas británicos o sus herederos norteamericanos. Recientemente, el sociólogo, politólogo y articulista español Vicenç Navarro se hacía eco de una serie de informaciones publicadas por The New York Times en los EE.UU. y sobre los que (casi) nadie ha dicho nada en España, a pesar de la importancia de los personajes implicados (qué contraste con el revuelo que se organizó por estos pagos cuando el mismo diario publicó cuatro fotos de mendigos rebuscando en los cubos de basura). El diario neoyorquino explicaba la poderosísima influencia de uno de los hombres verdaderamente fuertes de la piel de toro: el mandarín financiero Emilio Botín, presidente del Banco de Santander. E incluía datos sobre sus cuentas secretas personales, y las de su familia, en Suiza, en una sucursal de..., ¡oh, qué casualidad!, el banco HSBC.

Un empleado de esta sucursal había facilitado a los periodistas norteamericanos el dato de los 2.000 millones de euros que, afirma, poseen Botín (ese apellido..., ¡ese apellido!) y su familia en esta entidad financiera sin haber sido declarados jamás. Y no sólo eso, Navarro (en la foto) recuerda que también facilitó una lista de personas más o menos conocidas que depositaban allí sus "ahorrillos", los cuales nunca habrían llegado a pasar por los controles antifraude en sus propios países. Entre los cerca de 600 españoles que figuraban en esa lista negra vemos nombres tan conocidos como los de Felipe González, Mariano Rajoy, José María Aznar, Rodrigo Rato, Narcís Serra, Miguel Boyer, Carlos Solchaga, Monseñor Rouco Varela, Josu Jon Imaz, Iñaki Urdangarín...

Todos los implicados en este tipo de historias de compraventa de lo verdaderamente importante todavía no han terminado de entender dos ciorcunstancias concretas y fundamentales en esta vida, entre otras cosas para poder dormir a pierna suelta. En primer lugar: el día que la Muerte venga a buscarlos para llevárselos consigo (y eso puede suceder, literalmente, en cualquier momento), no van a poder pasar "al otro lado" ni un solo céntimo del dinero que tan trabajosamente se han dedicado a acumular así que podemos decir ya que están perdiendo el tiempo de manera un poco tonta. En segundo lugar: todos los actos ilegales ejecutados por una persona en la vida y no sometidos a la justicia humana en su momento derivan de inmediato a unas oficinas de Justicia cósmica bastante más severas, que pasarán al cobro de la manera más conveniente (la cual, el homo sapiens corriente, suele considerar radical) e implacable. Sí, hay personas para las que esto no es ningún consuelo porque creen que nada hay tras la Muerte..., pero tampoco hace falta creer en la ley de la Gravedad: funciona de todas formas, aunque no la conozcamos, e impide que salgamos por ahí volando a cada paso que damos.









  



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