Rolf Dobelli podría encarnar el prototipo ideal de escritor: lo suficientemente bueno como para vender bien sus libros (cuidado, no valoro su literatura..., sólo su éxito de mercado) y por tanto poder dedicarse profesionalmente a ello y, al mismo tiempo, lo suficientemente desconocido como para seguir viviendo bien. Es decir, en la tranquilidad de la vida privada. Una de las peores tragedias personales que le puede acaecer a un escritor es hacerse famoso, al estilo por ejemplo de J.K.Rowling. Aquéllos que sueñan con ser conocidos en todo el mundo, rodeados de fans dispuestos a adorarles y llevarles en palmitas de un lugar para otro, no tienen ni idea del castigo divino que están invocando.
Dobelli es suizo y aún le quedan unos pocos años para llegar al medio siglo de edad. Graduado en Ciencias Empresariales por la Universidad de St. Gallen y director en su día de varias empresas relacionadas con el grupo aéreo Swissair, además de autor es empresario y fundador de varias iniciativas curiosas. Entre ellas, una comunidad llamada Zürich Minds (Mentes de Zurich) que agrupa a personajes internacionalmente conocidos del mundo de la cultura, el diseño, la ciencia y la empresa que se reúnen anualmente en una conferencia a puerta cerrada al estilo del foro de Davos, aunque es de suponer que con intenciones menos siniestras que esos aspirantes a dominar el mundo. Entre sus miembros figura gente del estilo del neuroeconomista Ernst Fehr, el psicólogo experimental Roy Baumeister, el astrofísico Ben Moore, el filósofo Daniel Dennett o el premio Nobel de Química Kurt Wüthrich.
Dobelli se estrenó en el 2003 en la literatura con su primera novela Fünfunddreissig (Treinta y cinco) que se convirtió en inmediato bestseller en su país. Le siguieron otras cinco: Und was machen Sie beruflich? (podríamos traducirla como ¿Y usted a qué se dedica?), Himmelreich (El Reino de los Cielos), Wer bin ich? (¿Quién soy yo?), Turbulenzen (Turbulencia) y Massimo Marini (nombre italiano y la única obra que no tiene título originalmente en alemán). Sus críticos aseguran que el hilo conductor de sus obras es el análisis del éxito: cómo llega, por qué se produce, cómo se desarrolla y, sobre todo, cuánto de aleatorio tiene. Tal vez ello explique que su mayor impacto editorial hasta el momento no sea una obra de ficción sino un ensayo: Die Kunst des Klaren Denkens (El arte de pensar con claridad). Publicado en 2011, se encaramó de inmediato a lo más alto de las listas de éxitos literarios, incluyendo el número 1 de la elaborada por la principal revista de habla alemana: Der Spiegel. Y tanto éxito ha tenido, que al año siguiente generó una especie de secuela: Die Kunst des klugen Handelns (El arte de actuar con sabiduría).
A la espera del "arte" que toque publicar en 2013, acaba de traducirse y aparecer en el mercado literario en español El arte de pensar. Así a secas y sin la claridad de la edición original. Y quizá sea mejor así, porque este texto irregular comparte en sus páginas algunas ideas y fórmulas de actuación muy prometedoras junto a otros razonamientos tan infantiles como decepcionantes... Dobelli se ha planteado el libro como una especie de manual en el que aspira a recopilar algunos de los principales errores que debemos evitar si queremos que nuestros planes triunfen en la vida. De hecho, recoge medio centenar de lo que califica como "errores de lógica" que en su opinión es "mejor que cometan otros". El argumento está bien..., si somos capaces de aprender de los errores ajenos, algo que por desgracia no resulta nada común en nuestra sociedad, ni ahora ni en ninguna otra época del mundo. Como dice mi libro de consulta favorito, el Gran Libro de los Refranes: "Nadie escarmienta en cabeza ajena". Pero, bueno, por intentarlo que no quede... Los tres errores más graves, en opinión del autor, son:
1º) La prueba de confirmación. Esto es, la tendencia a buscar informaciones que confirmen nuestras teorías y opiniones, filtrándolas de manera que sólo nos quedamos con las que nos convienen pero obviamos e ignoramos por completo las que nos contradicen. Sucede a diario y, en verdad, es la misma base del fanatismo religioso, político, deportivo, económico, social y hasta científico.
2º) La prueba de la sociedad. Lo que significa que tendemos a pensar que las cosas son ciertas o correctas por el único hecho de que millones de personas piensan lo mismo que nosotros y las consideran igualmente ciertas o correctas. Lo que me recuerda el escatológico y castizo aforismo de "Mil millones de moscas no pueden equivocarse: coma caca".
3º) La prueba de la autoridad. La concesión de demasiada credibilidad a políticos, economistas o expertos de la clase que sea sirve para renunciar a la propia opinión e investigación de los hechos. La libertad de pensamiento y de actuación exige crítica hacia las autoridades.
Lo cierto es que Dobelli no se ha roto demasiado la cabeza. Muchos autores antes que él (entre ellos algunos sabios y filósofos prominentes de la Historia) han señalado estas "pruebas" mucho tiempo atrás. En el caso de 1º), en la actualidad conocemos incluso el mecanismo cerebral que actúa para bloquear las informaciones desechables a través del sistema mesodiencefálico. En el caso de 2º), ésta es sin duda la más peligrosa de las pruebas en nuestros días puesto que pone en cuestión dogmas importantes de la sociedad contemporánea, empezando por el sacrosanto concepto político que tenemos acerca de la democracia: ¿podría ser que no fuera el mejor sistema político, a pesar de que la mayoría de los occidentales lo apoye sin fisuras? En el caso de 3º), tenemos un ejemplo claro de a dónde nos ha conducido la "autoridad" de los financieros internacionales, sus bancos y sus agencias de calificación de riesgos... En este sentido, me ha gustado que Dobelli señale,
aun tímidamente, a uno de los principales responsables de la crisis actual: el ex responsable de la Reserva Federal de los EE.UU. Alan Greenspan, durante mucho tiempo el gran oráculo e intocable pope de las finanzas mundiales y hoy, por fin, empezando a ser reconocido (aunque no se diga en voz alta, porque los correligionarios de su secta protegen al "patriarca") como uno de los más chapuceros, incompetentes y podría decirse que hasta criminales (por las consecuencias de sus actos, mortales literalmente para muchos ciudadanos del planeta) culpables del desastre financiero global. Un practicante de la antigua ciencia de la Fisionomía diría que no hay más que verle la cara, de todas formas, pues posee los rasgos y los gestos característicos de los "malos", de los "muy malos", como diría Mac Namara...
Pero igual que digo una cosa digo la otra. Después de señalar con claridad pruebas como éstas, Dobelli mete luego la cabeza debajo del ala y nos sale con una muy decepcionante tesis según la cual la economía mundial es "ingobernable" e "imposible de pronosticar", como "demuestra" la crisis actual que "ningún experto fue capaz de predecir" por culpa de un "estrepitoso fracaso colecitvo" debido a errores de lógica "inevitables en un mundo cada vez más complejo e incomprensible para nuestro cerebro" que "no está lo suficientemente evolucionado" para comprender "cómo funcionan los mercados financieros y los avances tecnológicos". ¿Perdón? ¿Piensa esto realmente Dobelli o le han pagado para que lo diga?
Si estamos en el primer caso y resulta que nuestro autor es, en el fondo, un mercenario a sueldo tratando de vendernos la estúpida idea de que una actividad humana inventada y practicada por humanos no puede ser comprendida y controlada (y en su caso alterada o incluso sustituida si no hay otra forma de mejorar la situación) por otros humanos, el asunto es grave.
Pero si estamos en el segundo caso y de verdad piensa eso, me atrevería a sostener que semejante argumento invalida todo el contenido del libro porque resulta difícil que un tipo con tantos contactos y experiencia en el mundo empresarial y económico y que en algún momento de su libro recomienda "confiar en nosotros mismos, leer mucho, pensar, ser capaces de poner en tela de juicio todo, aplicar la lógica y la reflexión..." se arrugue luego a la hora de enfrentarse al análisis de un problema de verdad: el de los sacerdotes de Mammon que esclavizan a la Humanidad a través de la usura y disfrazan a ésta de economía "de mercado". Si es así, podemos decir que Dobelli se ha convertido en Dobby.
Es interesante lo que dices del libro de Dobelli, pero si bien no es la panacea del razocinio ,es un aporte leerlo para iniciar ese proceso de desinformación de cosas que están arraigadas desde hace mucho tiempo.
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