Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 31 de enero de 2014

Ha vuelto

Creo recordar que fue Óscar Wilde quien dijo aquello de que "si quieres decirle la verdad a alguien, más vale que se lo digas mientras le haces reír pues de lo contrario te matará". Este muchacho que, a juzgar por su abundante presencia en las redes sociales en forma de cartelitos con sentencias afortunadas, parece que dedicó todo el tiempo de su vida a pensar y escribir frases ocurrentes que pudieran emplearse en casi cualquier circunstancia, también dejó otra interesante reflexión en este sentido: "el hombre suele ser menos sincero cuando habla a cara descubierta, así que si queréis que os diga la verdad más vale que le facilitéis una máscara". Personalmente he seguido ambas máximas por instinto, desde mucho antes de saber que existiera un escritor angloirlandés llamado Wilde. En el primer caso, porque es completamente cierto. La inmensa mayoría de los homo sapiens se desgañitan asegurando que quieren saber "la verdad" pero ésa es sólo una de las grandes mentiras que cuentan a los demás y, sobre todo, a sí mismos. Lo experimento a diario, igual que cualquier otra persona con los ojos medianamente abiertos. Y en el segundo caso, porque también es completamente cierto. De hecho, es una variante de la primera frase: se puede usar una máscara de bufón, pero también de monstruo, de listillo o de garganta profunda, entre otras. Yo mismo utilicé una máscara muy peculiar en algunas de mis publicaciones: curiosamente las que obtuvieron mayor éxito editorial (hasta ahora).

No he dejado de acordarme de Wilde mientras leía una de las novelas más ferozmente inteligentes y divertidas que han caído en mis manos en los últimos años: Ha vuelto, de Timur Vermes, editada en España por Seix Barral.
La novela está escrita en primera persona por el mismísimo Adolf Hitler, con su característico y ampuloso estilo, dado a alternar los análisis más agudos de la realidad con las extrapolaciones y divagaciones más extravagantes... Ha vuelto comienza en la primavera de 2011, cuando Hitler despierta, con la cabeza dolorida y el uniforme oliendo a gasolina, en un descampado del centro de Berlín. No recuerda lo ocurrido en las últimas horas: sólo sabe que hace un instante se encontraba encerrado en el Führerbunker durante el amargo hundimiento de su régimen en abril de 1945, mientras escuchaba como macabra música de fondo el cañoneo del Ejército Rojo. Sin embargo, ahora hay un cielo azul y desprovisto del humo de los incendios sobre su cabeza, un silencio muy agradable interrumpido apenas por unos chavales jugando al fútbol ("supongo que pertenecen a las Juventudes Hitlerianas", deduce) y una significativa ausencia de su cohorte de ayudantes y escoltas, empezando por su mano derecha en la organización del partido al final de la Segunda Guerra Mundial: Martin Bormann. Confundido, pero resuelto a resolver el misterio, se pone en marcha y pronto descubre que por algún motivo desconocido ha llevado a cabo un inesperado viaje en el tiempo. Asombrado, comprueba que Berlín parece libre de tropas invasoras, que la población vive con tranquilidad en edificios modernos (con calles por las que circulan muchos tipos de coche aparte del Volskwagen que él mandó construir en su época) y que dispone de nuevos y sorprendentes inventos como las bolsas de plástico..., aunque no hay manera de encontrar su diario de cabecera, el Völkischer Beobachter. En lugar del periódico oficial del nacionalsocialismo, sólo ve un folleto publicitario de Media Markt, que interpreta como un "periódico para retrasados mentales"...

Pronto hace amistad con un quiosquero, que le toma por un actor que está rodando una película o un documental ("está usted de lo más completo", le dice, admirado por el "realismo" de su indumentaria) y le ofrece una primera asistencia. Desde este primer diálogo, las relaciones del Hitler viajero-en-el-tiempo con el resto de personajes del mundo contemporáneo se basan en los equívocos y los dobles significados. Él habla siempre en serio, afirma ser quién es y busca ayuda para orientarse en su nuevo escenario vital, pero sus contertulios no le entienden o creen que bromea tomándose su papel demasiado en serio. El quiosquero, por ejemplo, le pregunta "¿Tiene algún documento o una tarjeta?" y él contesta: "No, lo siento, los papeles y los mapas están, todos, en el centro de operaciones". Algunas personas le confunden con Christoph Maria Herbst o, más bien, con Stromberg, el popular personaje de una teleserie alemana de título homónimo, protagonizada por este actor y basada en la británica The Office, y según el cual Büro ist Krieg! o lo que es lo mismo: ¡La oficina es la guerra!  Como es lógico, a nadie se le ocurre plantearse que pueda tratarse del auténtico Hitler, teletransportado 66 años más tarde de su tiempo.

En semejantes circunstancias, lo más normal habría sido que el personaje hubiera terminado en la cárcel (en Alemania, como en otros países europeos y también progresivamente en los últimos años en España, toda referencia al nacionalsocialismo se mira con lupa de manera enfermiza, llegando a censurarse todos aquellos estudios e investigaciones que no cumplan estrictamente los estándares de lo políticamente correcto) o en un manicomio, pero estamos en una novela, así que el quiosquero no sólo simpatiza con "el extraño tipo vestido de Hitler" sino que le permite refugiarse en su establecimiento. E incluso le presenta a unos ejecutivos de una productora de televisión que suelen comprar en su negocio y que pronto ven en él el potencial para convertirle en un elemento llamativo para completar uno de sus programas estrella en la televisión alemana, dirigido y presentado por un cómico turco llamado Ali Wizgür (entre los muchos momentos hilarantes del libro figura aquél en el que Hitler se pregunta si al final Alemania no habrá ganado la Segunda Guerra Mundial durante su largo sueño  gracias a una "tardía pero decisiva intervención" del ejército de Turquía en apoyo al Reich, dada la cantidad de turcos que se encuentra en las calles berlinesas que no imagina puedan haber llegado por un motivo diferente más que el apoyo militar). Como el Führer es ya completamente consciente de su situación decide recuperar el poder y no se le ocurre otra forma que volver a empezar de la misma manera que lo hizo en su juventud cuando se apoderó del pequeño partido que, con el tiempo, convertiría en el poderoso NSDAP. Pronto comprende la importancia de los modernos medios de comunicación para poner en marcha un nuevo "movimiento" y se presta con gusto a intervenir en el espacio televisivo.

Sin embargo, la primera intervención de Hitler en el programa de Wizgür es desconcertante, ya que interviene sin guión y declamando un breve pero característico discurso que es tomado a broma por todo el mundo..., menos por el propio Führer, y por Wizgür, que imagina que el recién llegado lo que quiere es robarle el protagonismo aunque sea a base de hundir su programa. Los directivos de la productora no están muy seguros acerca del impacto en la audiencia de aquella intervención pero pronto se despejan las dudas al comprobar que el fragmento en el que habla Hitler, subido a Youtube, se convierte en pocas horas en un auténtico fenómeno mediático. A partir de ahí, llega el éxito total: ayudado por la señorita Krömeier, su secretaria personal, y por uno de los ejecutivos más avispados de la productora, Frank Sawatzki, Hitler consigue su propio programa con asistente de las SS incluido (éste sí: un actor disfrazado) en el que entrevista a personajes de la actualidad como la líder de los Verdes Renate Künast. Vermes utiliza con habilidad a personajes reales contemporáneos de la política y la sociedad alemanas, como Künast (en la foto) para relacionarlos con sus personajes inventados, lo que refuerza la verosimilitud del texto aunque puede dificultar la comprensión para los lectores que desconozcan la realidad germana hoy día. En un intento por paliar esa dificultad, la edición española (no sé si la original también) incluye un pequeño diccionario de personajes y conceptos, aunque no están todos los que desfilan por las páginas de la novela.

Hay un tema tabú, por supuesto: el tema tabú. Pero Vermes lo resuelve con una habilidad sorprendente desde el primer momento. Cuando a Hitler le preguntan por el destino de los judíos en el III Reich, él se limita a responder: "El tema de los judíos no es divertido", lo que zanja cualquier suspicacia sobre sus intenciones. No es divertido para él, que despotrica todo lo que quiere y más cuando reflexiona sobre ellos a lo largo del texto, aunque a la hora de expresarse en voz alta se limita a repetir esta frase. Y no lo es para el resto de personajes, pero por motivos diferentes: el juego de equívocos en el que navega con destreza la novela, les hace creer que a Hitler no le parece un asunto divertido por la misma razón que a ellos, cuando no es así. Como se trata de un debate obviamente incómodo, nadie profundiza en él.

Uno de los fragmentos más significativos de esta obra es ver cómo el propio Hitler destroza a los que se proclaman como sus herederos modernos: el NPD o Partido Nacional Democrático Alemán presidido por Holger Apfel, a quien vemos a la izquierda. En una visita sorpresa (dadas las circunstancias, casi mejor cabría decir una visita relámpago) se planta en la sede central de esta formación en busca de un posible apoyo para su "movimiento". Como acude acompañado por las cámaras de televisión, es recibido con precaución pero tras un breve intercambio de ideas, termina ridiculizando sin piedad a los neonazis, a los que describe como "una colección de gallinas -dije desengañado-. Sólo digo una cosa: aquí, a un alemán decente no se le ha perdido nada." Semejante descalificación (perfectamente coherente con el pensamiento original del protagonista, aunque al profano le pueda parecer lo contrario a primera vista), emitida después en un especial de su programa, incrementa las simpatías populares por Hitler, que sortea de manera increíble, uno tras otro, todos los obstáculos hacia la reconquista del poder a través de la fama facilitada por la televisión e Internet.

No obstante, también despierta las iras de los neonazis de base, dos de los cuales acaban paradójicamente propinándole una gravísima paliza cuando se lo encuentran en la calle mientras le llaman "perro judío".  Hitler pierde la conciencia y despierta en un hospital, dolorido, enyesado y conectado a un gotero, pero más famoso que nunca. La noticia del brutal ataque hacia su persona le conduce a la cumbre de la popularidad, hasta el punto de que empieza a recibir llamadas telefónicas de los dirigentes de todos los partidos políticos, deseosos de fichar al "mártir de la democracia" en cuanto esté recuperado, a fin de rentabilizar su fama. Las conversaciones con el socialdemócrata Sigmar Gabriel o el democristiano Ronald Pofalla, entre otros, son más que divertidas...

 La novela remata con un final completamente lógico. Tan lógico como demoledor. 

Lo más interesante de una novela en sí interesante es la perturbadora sensación que deja en la boca al finalizar el texto, porque el clima de ambigüedad que preside las andanzas del protagonista se traslada fuera del libro. Sí, la editorial y la crítica la presentan como una "divertida sátira" de Hitler, pero ¿es sólo eso? ¿O hay algo más detrás de la supuesta burla? En España se publicó un libro similar a éste hace muchos años: ...Y al tercer año resucitó,  del hoy prácticamente olvidado Fernando Vizcaíno Casas. Este periodista y escritor, además de abogado, planteaba en su novela editada en 1978 la resurrección de Francisco Franco en plena Transición española, también en clave de humor y con la aparición de personajes reales de la época. La gran diferencia es que Vizcaíno Casas nunca ocultó nada. Se declaraba profundamente franquista y de hecho publicó numerosos libros dejando clara
su posición política (algunos de ellos con títulos tan explícitos como ¡Viva Franco (con perdón)!, Mis audiencias con Franco y otras entrevistas o Zona roja). Sin embargo, después de leer Ha vuelto, es difícil decir si Vermes ha escrito una salvaje parodia o un elogio muy bien disimulado. Durante la mayor parte del libro, uno tiende a reírse con Hitler, no de Hitler, que, a la postre, acaba convertido en un entrañable antepasado que, de acuerdo, se reconoce que pudo cometer algún error pero también que, después de todo, tampoco era tan malo. De hecho, parece bastante más honesto que la actual clase política alemana (y europea) al completo... La biografía de Vermes no ayuda a juzgar la obra en este sentido. Periodista de padre húngaro y madre alemana, a sus 47 años de edad era hasta hace poco un perfecto desconocido. En las entrevistas que ha facilitado, comenta que la idea de escribir Ha vuelto se le ocurrió durante unas vacaciones en Turquía. "¿Qué pensaría Hitler sobre nuestras ciudades y todo lo que nos rodea hoy día? Me puse a elucubrar cómo se vería el mundo moderno a través de sus ojos..." aseguraba el autor durante una visita al Hay Festival de Segovia no ha mucho. Y añadía una obviedad que hoy día parece a menudo inaceptable: "No todo lo que pensaba Hitler debía de ser malo a la fuerza... Por ejemplo, no le gustaba la circulación de vehículos a gran velocidad junto a los colegios. Esto a nosotros nos parece hoy razonable. Como es lógico, en otras muchas cosas no estaríamos de acuerdo".

Vermes prepara en la actualidad el guión de la inevitable película. Recomiendo vivamente leer el libro, por si el cine estropea la literatura (como suele suceder).


viernes, 24 de enero de 2014

Habitación 101


- Entonces, repita conmigo, por favor.

- Dígame...

- Las conspiraciones son una ridiculez infantil.

- Las conspiraciones son…, una ridiculez infantil…

- La versión oficial del 11S es la correcta.

- La versión oficial del 11S es…, es la…, correcta…

- JFK fue asesinado por Oswald, no hubo nadie más.

- JFK fue asesinado por…, Oswald… No… No hubo nadie más…

- Los chemtrails son estelas normales de condensación. 

- Los chem…, chemtrails son estelas…, normales…, de condensación...

- La globalización es lo mejor que le puede pasar al ser humano.

- La globalización es…, es lo…, mejor que le puede pasar al ser humano…



 - No existen grupos de poder que desean conquistar el mundo.

- No existen…,  grupos de poder que desean…, conquistar el mundo…

- Nadie ha manipulado la historia que conocemos.

- Nadie…, nadie ha manipulado la…, historia que…, conocemos…

- Nadie está interviniendo ni controlando mi sitio de Internet.

- Nadie está… Nadie está…

- Nadie está interviniendo ni controlando mi sitio de Internet.


- Nadie… Pero… ¡Pero mi ordenador hace cosas…, muy raras! Y además…

- ¿Quiere que vuelva a colocar en su cabeza la máscara con la rata?

- ¡N0! No, por favor…

- No me cuesta nada. La tengo ahí, encima de la mesa grande.

- ¡No, no, no! ¡Nadie está interviniendo ni controlando mi sitio de Internet!  ¡Nadie está interviniendo ni controlando mi sitio de…!




En ese momento me desperté sudando y con taquicardia. Me dolía el cuello por la mala postura en el sofá, donde me había quedado dormido.


Mac Namara, inmutable, seguía viendo en el DVD la versión de 1984 de Michael Radford, completamente alerta.





(En el 64 aniversario, esta semana, de la muerte del grandísimo 
Eric Arthur Blair)









viernes, 17 de enero de 2014

HAL es una palabra copta

El director de cine Stanley Kubrick rodó en 1968 una de las más grandes películas de Ciencia Ficción de todos los tiempos (una de mis diez películas favoritas, también): 2001, una odisea del espacio. Estaba basada en un relato corto publicado veinte años antes por el escritor Arthur C. Clarke, titulado El centinela, y que el propio autor reescribió en forma de novela, a juego con el largometraje. No voy a explicar ahora de qué va esta historia maravillosa (es más: todos los lectores habituales de esta bitácora deberían haberla visto seis o siete veces para poder lucir el título de supporter honorario de Fácil para nosotros), aunque quiero recordar que los dos principales personajes no son humanos. El primero de ellos está bastantes niveles por encima de la humanidad y es la Inteligencia cósmica desconocida que se manifiesta a través de los monolitos. El segundo no tiene nada que ver con la Vida con mayúsculas, puesto que se trata de la computadora que dirige la nave en la que viaja la tripulación humana con destino a Júpiter y responde al críptico nombre de HAL. 

Cuenta la leyenda que Kubrick y Clarke la bautizaron así en honor a (o para fastidiar a) IBM, la marca puntera en tecnología informática en aquella época: en efecto, si tomamos el abecedario y retrocedemos un espacio en cada una de las letras, tendremos que I=H, B=A y M=L. Oficialmente, ellos siempre lo negaron e insistían en que HAL no era más que la abreviatura de Heuristic ALgorithmic (Algorítimica Heurística). Lo cierto es que a partir de ese momento, HAL quedó asociado en la imaginería popular (o mejor dicho en la imaginería cultivada, al menos cinematográficamente) a los peligros de la Inteligencia Artificial. Ésos que parece sólo vemos con cierta claridad los autores y aficionados al género de la Ciencia Ficción, puesto que los científicos puros y duros siguen empeñados en impulsar diversos proyectos con objeto de crear la Tiranía del Robot Autoconsciente del Futuro. 

Ahora bien, lo que no sabe tanta gente es que HAL, en el antiguo idioma copto, significa... SIMULACIÓN.

John Lamb Lash es un escritor norteamericano nacido en 1945 con pinta de gigoló madurito (véase la imagen adjunta) pero que a lo largo de su dilatada existencia ha tenido oportunidad de estudiar y también experimentar diversas disciplinas: desde la antropología hasta la ecología, pasando por la astrología
y muchas otras. Ha conocido y trabajado con diversos personajes ubicados en esa difusa frontera entre lo que se considera ciencia y lo que no (como el misterioso Carlos Castaneda) y su amplia erudición y capacidad para analizar, relacionar e interpretar los textos mitológicos y religiosos han conducido a algunos estudiosos a describirle como "el sucesor natural de Mircea Eliade", el fascinante experto rumano. En mi archivo personal lo tengo etiquetado simplemente como "el Gnóstico" y eso es gracias a uno de sus libros publicado en 2006 y titulado Not in his image: gnostic vision, sacred ecology  and the future of belief (No  a su imagen: visión gnóstica, ecología sagrada y el futuro de la fe).  Es un texto absolutamente recomendable y para el que espero aún la llegada de un editor lo bastante avispado, y lo bastante valiente también, como para publicarlo convenientemente traducido al español. Su web, también muy interesante, se llama Metahistory.org y luce el sugerente eslógan de Beyond the tyranny of beliefs (Más allá de la tiranía de las creencias). 

El valor de los estudios de Lash es doble. En primer lugar, porque lleva mucho tiempo trabajando en ellos (con lo que eso implica de exhaustivo análisis y reflexión, puesto que se los conoce al detalle). En segundo lugar, porque su trabajo es sobre los fragmentos de los antiguos y escasos textos gnósticos reales que aún podemos hallar a día de hoy, los cuales desmenuza y reconstruye con minuciosidad. Hay que hacer especial hincapié en ello porque su labor parte del examen de los documentos de claro origen gnóstico desde el punto de vista histórico y no de las elucubraciones y fantasías de algunos grupúsculos contemporáneos que han inventado y promocionado su propia versión de esta escuela de pensamiento filosófico/religiosa... De hecho, el neognosticismo es un capricho más, dentro de esa tendencia actual de recrear a la carta diversos hechos culturales, históricos o ideológicos, adaptándolos a la "versión libre" de cualquier aspirante a gurú por el simple expediente de colocarles el prefijo neo. Cosas como el neodruidismo, el neonazismo o el neotemplarismo, además del neognosticismo, carecen completamente de sentido a día de hoy, ya que las coordenadas humanas que generaron los correspondientes movimientos originales hace mucho que desaparecieron y no volverán a repetirse... Al menos en este manvantara.

La misma definición de este grupo de activistas heterodoxos es muy particular. Gnosis, la palabra griega original de la que deriva su nombre, significa Conocimiento pero, según explica Lash, el apelativo gnóstico viene de gnostokos y no significa el que conoce sino que equivale más bien a la actual expresión de sabihondo o sabelotodo o incluso listillo. Es una palabra despreciativa, empleada por los llamados Padres de la Iglesia para ridiculizar y denostar a quienes consideraron como sus principales rivales en los primeros siglos de existencia de su institución, en los que luchaban por hacerse con el poder en el Imperio romano a través de la implantación de su religión. Los propios aludidos no se llamaban gnósticos a sí mismos, sino telestai, palabra que deriva también del griego Telos o Finalidad. Es decir, se autodenominaban los que siguen una dirección concreta o los que tienen una finalidad. Sin embargo, los Atanasio, Basilio, Agustín, Isidoro, Gregorio Magno y compañía emplearon todas las armas en su mano para combatir a la Gnosis por considerarla como la "madre de todas las herejías". La ironía del caso es que los propios dirigentes de la primera iglesia judeocristiana inmortalizaron parte de las enseñanzas heréticas en sus propios libros, pues las reprodujeron tal cual para tratar de rebatirlas a continuación punto por punto. De esta manera las salvaron del olvido: al menos, del olvido externo pues, según dicen los que saben, el espíritu gnóstico jamás murió sino que se ha reencarnado a través de los siglos en las sucesivas organizaciones que forman los eslabones de la Aurea Catena...

Sus enemigos, no obstante, aprendieron la lección. A día de hoy, los Amos (y las múltiples instituciones a su servicio) han comprendido que, más que negar o atacar e incluso asesinar a aquéllos que tratan de desvelar un pedacito de la Verdad, resulta más efectivo ignorarles y simplemente ocultar su mensaje impidiendo su acceso a los medios masivos de comunicación. Una buena forma de hacerlo es sepultarlo bajo un montón de clones deformados que parecen lo mismo y no lo son. Imaginemos que tenemos un pequeño pero valiosísimo diamante y que lo mezclamos en una habitación en medio de cien millones de reproducciones fieles del mismo, pero fabricadas en plástico duro. Luego podemos prometer a todo el que pase por allí que se puede quedar con el diamante..., si lo encuentra. ¿Cuántas personas lograrían la hazaña? Tal vez esta pregunta se podría plantear en otros términos: ¿cuánto tiempo tardaría una persona por término medio en abandonar la búsqueda por puro aburrimiento o incluso por desesperación? O ¿cuántos diamantes de plástico reconocería antes de abandonarla? ¿Sería posible que por azar encontrara la piedra preciosa al poco de empezar a buscar pero la desechara pensando que era una copia? No es difícil imaginar que la inmensa mayoría de los participantes en este juego peculiar dejarían de buscar, tarde o temprano, tras llegar a la errónea conclusión de que les hemos engañado y que no existe el diamante real.

Y sin embargo, el diamante existe. Lash ha encontrado fragmentos del mismo en textos como los fabulosos códices de papiro enterrados en vasijas selladas que hoy conocemos con el nombre de Manuscritos de Nag Hammadi (descubiertos, ¡vaya, vaya, vaya!, en 1945), donde figuran medio centenar de libros gnósticos junto a tres obras del Hermetismo y una traducción de La República de Platón... Una colección preciosísima, sin duda, redactada en un idioma extraño: el copto. En la actualidad, identificamos a los coptos con los egipcios que practican el Cristianismo, con independencia de la rama a que pertenezcan: católicos, evangélicos, ortodoxos o, precisamente, coptos. En la tradición esotérica, éstos últimos se consideran como los cristianos más próximos al sentir y las enseñanzas reales de Jesús el Cristo, tan deformadas dos mil años después, y como tales han sufrido diversas persecuciones religiosas durante toda su historia. Los coptos contemporáneos se consideran a sí mismos como descendientes de los constructores de las pirámides, lo que abre interesantes sugerencias. Respecto a su idioma, se supone que el copto es  
un lenguaje que desciende del antiguo demótico pero Lash cree que, más que un idioma propiamente dicho, se trata de una forma de escritura adoptada hacia el siglo VIII después de Cristo para traducir y sintetizar los antiguos jeroglíficos en un momento en el que ya empezaban a escasear los traductores del famoso idioma faraónico. Ello explicaría su aridez y falta de recursos para expresar las complejas ideas filosóficas y cosmológicas de los gnósticos...

 La historia es muy larga, así que la resumiré en este párrafo. Básicamente, los gnósticos vienen a decirnos que el supuesto libro "sagrado" por excelencia, la Biblia, no es más que una enorme superchería, empezando por el hecho de que el presunto dios padre no es una cosa ni otra. No es padre en el sentido de que no creó el actual universo ni nada de lo que contiene, por mucho que se jacte de ello, y no es dios en el sentido de la Divinidad última, la que está por encima de todas las cosas. Esa Divinidad es inasumible e incomprensible para el homo sapiens y radica en el centro del universo, en el Pleroma, donde viven los Eones o dioses reales. Por algún motivo, uno de esos Eones, llamado Sofía (Sabiduría) se precipitó fuera del Pleroma hacia los confines de la creación (y en efecto nuestro Sistema Solar se halla en una remota esquina de nuestra galaxia). En su caída, al final de la cual acabó encarnando como espíritu del planeta Tierra, Sofía generó (no se sabe si a posta o no) a ciertas entidades comandadas por un líder, el Demiurgo, que no es otro sino el propio Jehová. Estas entidades rápidamente tomaron posiciones alrededor de nuestro planeta dispuestas a machacar al hombre. ¿Por qué? Se supone que por envidia, ya que el ser humano posee cualidades divinas en su interior gracias a su conexión directa con los Eones a través de Sofía, mientras que el "dios padre" y su "corte celestial", con todos sus poderes físicos, carecen de ese hilo espiritual. Por ejemplo, el hombre puede crear Arte, pero el Demiurgo sólo puede repetir, clonar una y otra vez, lo que ya existe. Cuando Jehová "inventa" una nueva criatura, en realidad se limita a copiar un modelo previamente existente en el Pleroma. Y esto es sólo el principio...

 Según la interpretación de Lash, las llamadas "tres religiones del Libro" o "de Abraham" (el judaísmo, el judeocristianismo -puesto que el cristianismo real de Jesús es algo diferente a lo que se supone que representan el Vaticano y su organización- y el islam) forman parte de un plan a largo plazo para extender y consolidar el poder de Jehová y sus "dioses ayudantes", pastoreando de paso a la humanidad y quién sabe si hasta incluso alimentándose de ella. Ese plan se basa en el miedo. No, más que en el miedo, diríamos que en el terror. Y, así, “con los siglos, el patriarcado se transformó en un sistema religioso basado en (…) el complejo de redentor (…) El núcleo patológico corrosivo del sistema es el terror. El terror ante el Dios Padre que crea el mundo y ordena su destino. El terror para aquéllos que siguen el plan del Señor y también para los que no lo hacen. El terror para la víctima atormentada y dominada por el autor del crimen. El terror para los criminales que serán atrapados y castigads por Dios (…) La creencia en que el mundo puede ser salvado destruyéndolo ejemplifica esta teología de la aniquilación.” La aplicación de esta visión del mundo nos ha costado mucha sangre y muchas lágrimas a lo largo de los siglos. 

No es extraño que los gnósticos fueran perseguidos hasta la muerte. Sobre todo cuando empezaron a denunciar públicamente que un grupo pervertido de entre los suyos utilizaba sus conocimiento secretos no para la guía y evolución espiritual de la humanidad sino para adquirir control sobre ella con el fin de acumular poder y riqueza. A juicio de Lash, esto empezó a suceder alrededor del 4.000 antes de Cristo en Oriente Medio con el surgimiento en esa zona de la civilización urbana y, con ella, de una casta de "magos" que aplicaron "ciertos secretos de la iniciación a la política y la ingeniera social" para convertirse en "los consejeros de los primeros teócratas patriarcales de los Estados Nación". Y a los primeros a los que engañaron fueron a sus caudillos y reyes, a los que hicieron creer que ellos mismos descendían de los dioses. "Inauguraron complicados ritos de atribución de poder o rituales relativos a la realeza. En verdad, estas ceremonias no eran sino métodos de control mental a través de símbolos colectivos y de la mística emanada de semejante autoridad de los monarcas..." Estos reyes, con estos consejeros, inauguraron la época sanguinaria en la que aún vivimos, dominada por las religiones enfermas proyectadas por un dios demente.


Y sin embargo la clave, como decían los gnósticos, no pasa por una humanidad que logra salir adelante "gracias a los poderes sobrehumanos" mostrados por un supuesto "salvador", lo cual constituye "el sello de una religión extraterrestre" sino por el desarrollo del "potencial divino innato en la propia humanidad, alineada con Sofía". Hablando en plata: no necesitamos un dios ajeno a nosotros mismos para salvarnos. No necesitamos redentores ni mesías. No necesitamos mediadores sacerdotales con la Divinidad. Cada uno de nosotros, tenemos la posibilidad maravillosa y, casi podría decirse, la obligación maravillosa, de buscar en nuestro interior y encontrar allí la clave para constituirnos en nuestro propio mesías y maestro. Hemos de librar la batalla nosotros mismos, porque lo cierto es que no hay nadie a quien cargarle el muerto: por muchas promesas que nos hagan los líderes religiosos ninguna entidad de ningún tipo vendrá a librarnos de nuestra responsabilidad única, personal e intransferible. Debemos embarcarnos en la misma aventura que Jasón, cuando partió en busca del Vellocino de Oro, o que tantos héroes similares de los que nos habla la mitología..., si es que de verdad queremos encontrar un sentido a la existencia y ser dignos de recibir el nombre de seres humanos. 

Y así volvemos a nuestros dos personajes principales de 2001, una odisea del espacio: la Inteligencia cósmica del monolito, obviamente un Eón, y HAL el simulador, el clonador, el demiurgo... Stanley Kubrick sabía muchas cosas y en algunas de sus películas dejó ciertas sugerencias para los ojos entrenados en el reconocimiento de anomalías. Recomiendo una revisión tranquila y detallada de toda su producción cinematográfica.

Por cierto, en medio de toda esta luciférica disquisición, ¿no  resulta deliciosamente irónico que la traducción al español del nombre de nuestro invitado de hoy, John Lamb Lash, sea Juan el Latigazo del Cordero?






viernes, 10 de enero de 2014

Lo terrible de los Protocolos

Vuelvo de mis minivacaciones navideñas en el Walhalla y todo sigue igual... La situación económica no es sustancialmente mejor, aunque los ciudadanos se lo hayan creído y hayan gastado más que en un mes corriente por aquello de la época de regalos consumistas en la que estamos inmersos (tras la visita de Papá Nöel y de los Reyes Magos, llegan las excelentísimas Rebajas de Enero). Los escándalos y el descrédito de los mandamases no remiten, sino más bien suben otro peldaño cada día que pasa (en el caso de España, hemos visto la imputación de una infanta; en el de Francia, el destape del lío amoroso de su presidente con una actriz; en de Estados Unidos, la revelación de actuaciones mafiosas por parte de los asesores del gobernador de un estado, etc.). La situación general en el mundo se aproxima cada vez más a la definición de patetismo, con diversos conflictos que continúan sin resolverse y otros que amenazan con desatarse en cualquier momento. Y la gente en general continúa su carrera ciega hacia el matadero sin descubrir ningún sentido a su existencia... 

- Ha llegado 2014 y no parece que vaya a traer muchos cambios respecto a 2013 -comento en voz alta a mi gato conspiranoico, que me recibe con poco entusiasmo, sin ni siquiera levantarse de su amoroso cojín.

- No los habrá. El mundo siempre ha estado mal y seguirá estándolo en el futuro -sentencia Mac Namara-. Ésa es la clave de la vida en este planeta.

- ¿Eh? ¿Qué dices? Es demasiado pronto para empezar a filosofarme... Te advierto de que acabo de regresar, tengo que desembalar mi maleta y no estoy para mucho debate -respondo, un poco atontado.

- Innumerables incautos siguen pensando que esta vida no tiene explicación racional y que lo único que se puede hacer es cegar el entendimiento tratando de pasarlo bien y divertirse lo más posible -precisa él-, aunque se trate de la diversión sadomasoquista que les gusta a esos perturbados empeñados en describir la Tierra como "un valle de lágrimas". La mayoría no descubre hasta el final, y a veces ni eso, que todo tiene más que ver con un juego de rol.

- Como el 'Hero Quest' y otros clásicos, ¿eh? -le doy cancha.

- Un poco más complejo, pero en esa línea. Tus antepasados reflejaron algo de ello en la mitología nórdica... Por ejemplo, cuando hablan de las guerras de entrenamiento de los Einherjar: los guerreros muertos en batalla con su espada en la mano y arrebatados por las Walkyrias tras su muerte en Midgard, para integrarse en el ejército de Odín Wotan allá en Asgard. A la espera de que llegue el Ragnarök, los Einherjar combaten durante el día, matando o siendo muertos a manos de sus propios compañeros..., pero por la noche resucitan y se van juntos a festejar en el gran salón del Padre de los Dioses. Sí... La vida humana no es muy diferente: no importa cuándo uno muera, ni cómo lo haga. Al fin y al cabo, todos mueren al final. No, lo importante es la lucha previa a que te toque el turno. Qué tal has combatido, qué has aprendido durante la guerra, qué nuevas habilidades que no tenías cuando llegaste al campo de batalla te llevas contigo para el próximo combate...

- Sí -le doy la razón para que no me machaque mucho-, supongo que por eso dicen que este mundo es una jungla, o una guerra. Pero es un poco cansino estar siempre peleando, ¿no? Hay tiempo para todo...

Mi gato sonríe misteriosamente y advierte:

- ¿Tú crees? Los humanos no tenéis muchos años de vida. Antes de que lo pienses, estarás muerto, como todos tus congéneres. Tu tiempo se habrá terminado y entonces querrás haber aprovechado mejor aquél del que dispusiste en un momento dado...

Si llego a saber que estaba dispuesto a amargarme la tarde, no le hubiera seguido la corriente para facilitarle las cosas. En lugar de ello, me habría puesto a discutir con él, aunque sólo fuera para incomodarle un ratito. Al fin, suspiro y contesto:

- Pero es que es una pesadez, Mac Namara... Por mucho que te pegues con los "malos" y puedas incluso llegar a vencerlos, siempre aparecen más "malos". Son muchos. Y siempre son más poderosos. Llega a hacerse aburrido, eso de enfrentarse contra "Ellos"...

- Los "malos" cumplen su función. Todo tiene su función en el mundo: desde la más asquerosa de las cucarachas hasta el más repulsivo de los criminales. No existen porque sí, aunque la visión de la gente corriente sea tan limitada que no lleguen a advertirlo. Además, un tipo cultivado como tú tiene acceso hoy día a muchas informaciones. Incluso al plan maestro de los "malos" actualmente en ejecución.

Le miro con aire de incredulidad y me siento de pronto muy cansado.

- Sí, no me mires así. Tú conoces los 'Protocolos de los sabios de Sión'...

- Apaga y vámonos -le digo resoplando, mientras me siento en un sofá-. Pero si eso es una falsificación...

Sí, en efecto: había tenido noticia de los Protocolos de los sabios de Sión, texto básico de la conspiranoia en los tiempos modernos, e incluso había leído algún resumen. Se supone que recoge las actas o, más bien las notas apresuradas de un secretario, del primer congreso sionista presidido por el mismo Theodor Herzl y organizado en Basilea, en Suiza, a finales de agosto de 1897, aunque algunas teorías apuntan a que pudieran pertenecer incluso a un cónclave previo y secreto organizado en 1895. En ellas se recoge el plan progresivo de un grupo de pérfidos judíos talmudistas que alimentan una antiquísima estrategia de dominación mundial. Ésta pasa por destruir el antiguo régimen tradicional sustituyéndolo por otro "liberal" de transición, hasta desembocar en una monarquía dictatorial y mesiánica de carácter mundial presidida por el Rey de los Judíos. Para ello, no dudarían en emplear toda suerte de movimientos políticos, en especial los de izquierdas, y las organizaciones secretas, como la Masonería... Durante un tiempo, estos textos, redactados en un estilo críptico y repetitivo, habrían circulado a nivel privado en Rusia, hasta que fueron publicados por vez primera por capítulos en un diario de San Petersburgo en 1903 y, dos años más tarde, editados en formato libro bajo el título Lo grande en lo pequeño y el Anticristo como posibilidad inmediata de gobierno, firmado por Serge Alexandrovitch Nilus. Sin embargo, no se hicieron realmente populares hasta que fueron traducidos al inglés y después al alemán, el francés, el español y otras lenguas europeas durante la Primera Guerra Mundial y coincidiendo con la destrucción de la Rusia Zarista a manos de la Revolución Soviética. El momento de su publicación y su explosivo contenido convirtieron el libro en un extraordinario best seller.

En los años veinte y treinta del siglo XX era raro no encontrar a ningún europeo que pudiera considerarse medianamente formado y amante de la lectura y las discusiones políticas que no hubiera leído o al menos hubiera oído hablar del contenido de los Protocolos de los sabios de Sión. Es muy posible que la enorme difusión de este documento fuera una de las razones por las que el gobierno británico de la época no osara cumplir la promesa realizada a los sionistas de Herzl de crear su "Hogar Nacional Judío" en Palestina en 1918. Sin embargo, pronto se levantaron diversas voces asegurando que se trataba de una falsificación: un escrito supuestamente elaborado por la Okrana o Policía Secreta del Zar, cuya intención era echar la culpa a los judíos de la Revolución Bolchevique (el hecho de que sus dirigentes,
 desde el ideólogo Marx hasta los ejecutivos Kerensky o Trotsky, entre muchos otros, fueran realmente judíos, no ayudó precisamente a defender esta tesis) e incluso se señala a Piotr Ivanovitch Ratchkovscky (que aparece en la foto de la derecha, una de las escasísimas imágenes suyas que se conservan en la actualidad) en su día jefe de la delegación policial rusa en París, como responsable último de la redacción y distribución del texto. Se han publicados varias investigaciones sobre las "fuentes de inspiración" (o sea, los lugares de donde habría sido copiado parte del libro), desde un panfleto de Maurice Joly hasta una novela de Hermann Goedesche pasando incluso por un viejo relato de Francisco de Quevedo... Tras la Segunda Guerra Mundial, el texto ha pasado a engrosar esa nueva categoría de libros malditos agrupados con la etiqueta de "literatura antisemita" y por tanto ha quedado arrinconado para el conocimiento popular.

- ¿Una falsificación? -pregunta Mac Namara, con gesto insolente- Te recomiendo que tomes el texto y lo leas íntegro. Sí, puede que sea una falsificación para echar la culpa a los judíos. Pero eso no es lo importante del libro. Personalmente, me da igual que lo escribieran los sionistas de Herzl o los policías de Ratchkovscky. O cualquiera otro que empleara a los otros dos como coberturas para camuflarse. Lo que me importa es el contenido, lo que dice el texto en sí, porque estamos delante de un escrito que adelanta con un cinismo y una lucidez sorprendentes numerosos hechos que sucedieron mucho después de que el libro fuera publicado; la mayoría de los cuales eran, además, impensables en su época. 

 Pedí a Mac Namara que me pusiera ejemplos concretos y me sugirió los siguientes:

* Para empezar, el texto es una despiadada descripción de la condición corriente del homo sapiens: "todo hombre aspira al poder, cada uno quisiera convertirse en dictador (...) los hombres, pertenezcan o no a la plebe, se guían casi en exclusiva por sus pasiones, supersticiones, costumbres, tradiciones y teorías sentimentales (...) la política nada tiene que ver con la moral así que el que quiera dominar debe recurrir a la astucia y la hipocresía (...) debemos constatar la cobardía, la volubilidad, la inconstancia de las multitudes, su fuerza es ciega e insensata..."

* Anuncia el progresivo desprestigio de todos los partidos políticos, dirigidos por gentes incompetentes pero bajo control de sus asesores: "...los gobernantes, elegidos de entre el pueblo por nosotros mismos de acuerdo con sus aptitudes serviles, serán individuos no preparados para el gobierno (...)  cuyo pasado y carácter sean tales que en caso de desobediencia a nuestros mandatos no les quede otra cosa que esperare sino el destierro o la muerte, de manera que defenderán nuestros intereses hasta el último aliento (...) y serán así los peones de nuestro juego de ajedrez fácilmente manejables por las manos de nuestros sabios y geniales consejeros..." De esta forma: "charlatanes inagotables han transformado las sesiones de parlamentos y asamblea de gobierno en torneos oratorios..."

* Potencia la globalización a través de la construcción de "enormes monopolios, almacenes de riquezas colosales, a los que los capitales defenderán de tal manera que al fin serán absorbidos por ellos, así como el crédito de los Estados en vísperas de una catástrofe política". Esto desembocará en un "super-gobierno que representaremos como protector y pagador de todos los que se sometan voluntariamente a él." La estrategia para debilitar los Estados tradicionales es doble: por un lado, creando esas estructuras superiores; por otro lado, empleando la secesión y el independentismo. Por eso dice:  "...para azuzar a los ambiciosos a usar el poder hemos enfrentado todas las fuerzas desarrollando sus tendencias liberales hacia la independencia, estimulando todo instinto tendente a ese objetivo (...) así hemos transformado todos los Estados en arenas de combate donde se desarrollan todas las luchas..."

* Propone la creación de instancias judiciales internacionales como el actual Tribunal Penal Internacional, algo completamente impensable en la época hiper nacionalista en la que fue escrito el texto: "... nuestros derechos internacionales crearán los derechos nacionales, en el verdadero sentido de la palabra y gobernarán a los pueblos de la misma manera que el derecho civil de los Estados normaliza las relaciones de sus súbditos entre sí..."

* Advierte del control absoluto de los medios de comunicación, simbolizados en la palabra Prensa, porque en aquella época sólo existía la escrita: "...en la Prensa está encarnada la libertad de palabra pero los Estados no supieron emplear esa fuerza, que ha caído ya en nuestras manos. Gracias a la Prensa hemos conquistado toda la influencia quedando nosotros ocultos en la sombra..."  Por eso, más que periodistas ahora habrá que hablar de "panfletistas sin pizca de vergüenza que atacan a diario a los gobernantes..." En todo caso los medios de comunicación quedarán "controlados por la publicidad (...), censurando los periódicos (...) crearemos un impuesto especial para la prensa" y de forma similar sucederá con los libros: "abrumaremos a los editores con impuestos (...) los escritores se verán obligados a producir obras extensas que serán poco leídas, principalmente por su alto precio. Por el contrario, lo que nosotros editemos a nuestro favor será barato y por tanto leído por todos..."  Y algo que hoy es tan cierto como increíble sonaba plantearlo más de un siglo atrás, la concentración de medios en grandes grupos: "la literatura y el periodismo son dos fuerzas educadores de la mayor importancia: por eso seremos propietarios del mayor número posible de periódicos..."

* Todo se controla gracias al dinero, "todas las ruedas del mecanismo de los gobiernos dependen de un motor que ya está en nuestras manos: el oro". Y la forma de mejor emplearlo es concentrarlo en la especulación que "es preciso convertir en la base de la industria,  para que toda la riqueza que extraiga ésta de la tierra no quede en manos de los industriales, sino se desvíe en especulaciones financieras. Es decir, que venga a parar a nuestras cajas (...) obligados así por la fuerza de estas combinaciones financieras a quedar relegados en las filas del proletariado, todos se inclinarán ante nosotros a fin de tener como único derecho el de seguir existiendo." Un arma básica en ese sentido será la inflación, ya que "haremos subir los salarios, pero de tal manera que este alza no reporte ningún provecho a los trabajadores ya que al mismo tiempo provocaremos el encarecimiento de todos los artículos de rpimera necesidad, haciendo creer que se debe a la decadencia y postración de la agricultura..."

* La gente corriente poco puede hacer pues "encadenados a un rudo trabajo, más fuertemente de lo que podrían encadenarlos la servidumbre y la esclavitud" obedecerán al "yugo del hambre" que "dará al Capital más derechos sobre el obrero de los que jamás otorgaron a la Aristocracia las leyes y el poder de los Reyes". Además, las jóvenes generaciones serán educadas de acuerdo con los objetivos del plan puesto que "hemos corrompido, embrutecido y prostituido la juventud por una educación cimentada en principios y teorías que sabemos falsos, aunque los hemos inspirado (...) Reemplazaremos los estudios clásicos y de historia antigua (...) borraremos de la memoria de los hombres los acontecimientos de los siglos pasados que no nos son gratos (...) Aboliremos toda enseñanza libre..." Y ahora llega otro punto impresionante en una época en la que el uso masivo de pantallas como las de la televisión y los ordenadores eran pura ciencia ficción: "El sistema de represión del pensamiento será la Enseñanza por medio de la imagen, que les transforme en animales dóciles, que no piensen, que necesiten la representación por imágenes para entender los conceptos..."

* Y si alguien se revela, siempre quedará el uso de la fuerza, sin importar el grado de violencia que haya que aplicar pues si es necesario "a los gobiernos de Europa les haremos ver nuestra fuerza por medio de los atentados, esto es, del terror. Y si se revuelven contra nosotros, contestaremos con los cañones americanos, chinos o japoneses". En este punto, hay una evocación 
especialmente dolorosa para España, y en concreto en Madrid: "...si llegara el caso de que los pueblos se dieran cuenta de nuestras maniobras en todos los países de Occidente tenemos preparadas una maniobra tan terrible que aún los ánimos más esforzados temblarán: en todas las grandes capitales se irán estableciendo los metropolitanos o ferrocarriles subterráneos y si es preciso los volaremos con dinamita..." Y también otra frase profética acerca de lo que está ocurriendo en los últimos años en diversos países de Europa: "...obligaremos a los gobernantes a reconocer su impotencia ante los disturbios crecientes por las medidas de seguridad que se verán obligados a tomar manifiestamente: por ese medio, aminoraremos más su prestigio..."

* El objetivo es que la opinión pública esté siempre tan "suspensa y vacilante, sometida a tantas opiniones contradictorias por todos lados, que acabará por perderse en este laberinto de ideas y persuadirse de que lo mejor es no tener opinión ni participación en política". Así, quedará "sembrada la discordia en todas partes y se disgregarán todas las fuerzas colectivas, se desalentará toda iniciativa personal, aún la más ingeniosa" y de manera irremediable "los abusos de poder prepararán finalmente el derrumbamiento de todas las instituciones y todo caerá destruido a los golpes de las turbas enloquecidas" incapaces de soportar por más tiempo "sociedades sin ideales, frías y carentes de sentimientos". La consecuencia es que "todas las naciones experimentarán convulsiones y pedirán tranquilidad, estarán dispuestas a sacrificarlo todo a cambio de un poco de paz, pero no se la daremos mientras no reconozcan nuestro super-gobierno abiertamente y con completa sumisión (...) obligaremos a que se nos ofrezca un poder internacional cuya disposición será tal que, sin romperlas con claridad, pueda englobar las fuerzas de todas las naciones del mundo y formar así, en lugar de los actuales gobiernos, nuestro super-gobierno universal (...) destruiremos las nacionalidades, las fronteras, la diversidad de monedas..."

Mac Namara dejó que estos fragmentos escogidos fueran calando en mi ánimo, antes de concluir:

- Hay más. Éstos son sólo algunos ejemplos. Te recuerdo que todo ello fue escrito hace casi 120 años, cuando no existía casi nada de lo que en esos papeles se explicaba. ¿Comprendes ahora por qué te digo que me da igual saber si los 'Protocolos...' fueron obra de tirios o de troyanos? Lo terrible es que, fuera quien fuera, tiene un plan. Y lo está aplicando desde entonces sistemáticamente... Por lo que se ve, con un éxito notable.

Bueno... El caso es que a esta hora de la noche todavía no me he acostado. Sigo leyendo el libro desde que mi gato conspiranoico se fue a dormir y estoy tan inquieto por lo que me he encontrado hasta ahora que no sé yo si voy a descansar mucho esta noche...