Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 7 de marzo de 2014

Eyes wide shut, con los ojos abiertos

Hoy se cumplen quince años de la muerte de mi director de cine favorito de todos los tiempos (al principio pensé escribir "de uno de mis directores favoritos", pero no, creo que el título supremo le hace justicia en lo que a mí respecta): Stanley Kubrick. Para conmemorar este aniversario y rendirle un adecuado homenaje, Mac Namara y yo seleccionamos esta mañana algunas de sus obras maestras, vistas ya tantas veces antes, para verlas una tras otra disfrutando así de un auténtico maratón/atracón de arte cinematográfico. La verdad es que me sorprendí cuando mi gato conspiranoico tomó entre sus zarpas Eyes wide shut, la última obra de Kubrick.

- Ésa no, es la más aburrida... -protesté débilmente.

- ¿Aburrida? -preguntó con sorpresa, mientras enarcaba una ceja y meneaba sus bigotes.

"Sí, aburrida", pensé sin atreverme a repetirlo en voz alta pues no tenía ganas de debate sino sólo de sentarme delante del televisor con los DVDs y sumergirme sin más en la visión de las películas elegidas. Y ya conozco de sobra los gestos característicos de Mac Namara: ésos que preceden a sus largas explicaciones sobre tal o cual tema, con las cuales suele humillarme intelectualmente cuando menos me apetece.

Vi Eyes wide shut por primera vez en el cine el día de su estreno en 1999, impactado todavía por la noticia de la muerte de Kubrick pocos días después de finalizado el montaje. Antes de comenzar la proyección me preparé para degustar la que sería última obra nueva que conocería del maestro que rodó 2001, una odisea espacial, La naranja mecánica y ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, por citar sólo mis favoritas. Sin embargo, el ritmo lento y el tono excesivamente onírico para mi gusto de aquel relato en apariencia tonto e irreal y supuestamente inspirado en Traumnovelle, una oscura novela corta de un médico austríaco llamado Arthur Schnitzler que vivió entre los siglos XIX y XX, me decepcionaron. 

Contaba la historia de una adinerada pareja neoyorquina, encarnada para colmo por dos actores entonces muy de moda (y en aquella época juntos en la vida real) pero que no me hacen especial gracia: Tom Cruise interpretaba al médico Bill Harford y Nicole Kidman a su mujer Alice. La pareja tiene, en apariencia, todo lo necesario para ser feliz: salud, juventud, dinero, reconocimiento público...  Sin embargo, sufren un profundo
 hastío vital y un creciente desencanto en su relación. Cuando acuden a una lujosa fiesta de Navidad de un paciente de Bill, el financiero Victor Ziegler, son presentados a diversos invitados y separados el uno de la otra. De esta manera, son tentados: él por dos guapas modelos que prometen llevarle al "final del arco iris" y ella por un elegante invitado que le propone sin más subir a alguna de las habitaciones para mantener relaciones sexuales. En un momento dado, Ziegler llama con urgencia a Bill para que le eche una mano en una de las habitaciones de su mansión. Estaba celebrando una pequeña "fiestecita privada" con una mujer que no es su esposa y parece que se ha pasado con la dosis de droga y alcohol, porque ella ha perdido el conocimiento o algo peor... El médico le ayuda a recuperarla y el financiero le pide por favor que no revele lo ocurrido.

Al día siguiente Alice le pregunta a Bill por la fiesta pues, aunque ella rechazó a su inesperado don Juan, sospecha que su marido pudo tener relaciones con las modelos. Como el médico no puede explicar lo que sucedió con Ziegler porque le ha prometido confidencialidad, su mujer se lo toma a mal y tienen una discusión en el curso de la cual ella le revela que un año atrás tuvo una fantasía sexual con un oficial de la Marina por el cual estuvo a punto de romper su, en teoría, sólido matrimonio. Bill se queda tan anonadado que abandona la casa y vagabundea por Nueva York. Tras varios sucesos relacionados de una u otra forma con sexo imaginario, termina en un bar donde un músico amigo suyo, Nick Nightingale, toca el piano. Nightingale le revela que le
pagan bien por tocar el órgano en un extraño lugar, un palacete llamado Somerton donde sólo hay hermosas mujeres desnudas practicando el sexo. Se supone que tiene que tocar con los ojos vendados, pero en un descuido de su audiencia el músico comprobó la naturaleza de su particular público. Esa misma noche tocará allí de nuevo. Excitado ante la posibilidad de asistir a un concierto tan exótico, Bill convence a Nightingale para que le revele cómo puede asistir. La clave es cubrirse con máscara, capa y capucha y emplear la contraseña "Fidelio" en la entrada. Para conseguir los elementos necesarios, el médico entra en una tienda de alquiler de disfraces que se llama Modas Arocoiris, donde se produce el enésimo incidente sexual cuando encuentra a la hija adolescente del propietario manteniendo relaciones con varios hombres. La misma chica cuyos servicios le serán ofrecidos por su padre como parte del "stock" de alquiler...

Entonces llega la parte de la película que me despertó un poco en el cine, más por lo que sugería que por lo que mostraba: Bill llega a Somerton y, disfrazado, logra ser admitido. Se encuentra allí con una auténtica orgía en la que hombres y mujeres enmascarados pero desnudos se entregan unos a otros sin freno. Como un voyeur, se pasea por las distintas salas observando el espectáculo pero sin participar en él. Una mujer misteriosa le advierte de que debe marcharse de allí, pero él no le hace caso. Tras un rato, es desenmascarado, apresado y conducido ante un enigmático hombre sentado en un trono, que le exige "expiar su pecado" al entrar donde nunca debería haberlo hecho. Bill se da cuenta al fin de que corre peligro, porque aquella gente puede tomar represalias contra él. Entonces, la mujer misteriosa se ofrece a asumir el castigo por su presencia.  El hombre del trono acepta el cambio de víctima y, antes de dejar en libertad a Bill, le advierte de que si cuenta algo de lo que ha visto, él y su familia pagarán las consecuencias de su incapacidad para guardar el secreto. Este fragmento me resultó más interesante porque describía aun sucintamente las fiestas de los Amos, acerca de las cuales me ha ilustrado en alguna ocasión Mac Namara.

"Asistir a esas fiestas equivale a figurar en el 'top' del poder mundano", había contado mi gato conspiranoico en varias ocasiones, aunque en su opinión las mismas no estaban sólo aderezadas con sexo corriente, sino con todo tipo de perversiones e incluso con la comisión de cierto tipo de crímenes especialmente execrables, aparte del consumo de diversas drogas. De esta manera, "si participas aunque sólo sea en una de ellas, quedas atado de por vida al grupo mafioso de los Amos: te garantizas un alto puesto con dinero, poder y privilegios pero al precio de no poder abandonarlos jamás..., salvo con los pies por delante", concluía.

Animado por lo que podría mostrarme Kubrick a partir de ese momento, afronté la recta final de la película más animado. Sin embargo, Bill acaba en la calle y no volvemos a saber nada más sobre la orgía de encapuchados. Al día siguiente, el propio médico trata de averiguar algo más sin conseguirlo. Se resuelven algunas subtramas de manera rápida y se aclara la identidad de la mujer misteriosa que le redimió en la orgía. Ziegler, su paciente financiero, le aclara que se trata de Amanda Curran, la modelo a la que salvó en la fiesta de 
Navidad. Amanda ha sido internada en un hospital, donde ha muerto por sobredosis de droga. Bill sospecha que puede haber sido asesinada por los enmascarados, pero Ziegler, que le revela que él estaba entre ellos, asegura que lo ocurrido en Somerton fue un "montaje" para que guardase silencio y que Amanda volvió sana y salva a su casa, donde más tarde se inyectaría por accidente la sobredosis mortal. La conversación puede parecer lógica pero se produce en un escenario cuando menos curioso: junto a un billar de un muy llamativo color rojo sangre, con una iluminación triangular sobre él, formado por seis lámparas verdes (el color de Venus/Ishtar). Este detalle me llamó la atención pero ya quedaban pocos minutos de metraje...

El final de la película incluye una confesión de todo lo sucedido a Alice por parte de un Bill emocionalmente deshecho y, cuando él le pregunta a ella qué deberían hacer, ella le responde que agradecer haber sobrevivido a sus extrañas aventuras, imaginarias o reales. Para tratar de volver a su rutina, le propone tener relaciones sexuales cuanto antes los dos juntos. Están comprando en una gran juguetería neoyorquina y, mientras se quedan el uno pendiente de la otra, se olvidan de su hija Helen, que corretea junto a unas cajas de un prometedor juego llamado... Círculo Mágico. 

Cuando se encendieron las luces, me quedé mirando la pantalla y pensando "¿Ya? ¿Qué ha pasado aquí?"  Sobre la sensación de aburrimiento que me había embargado buena parte del largometraje, a excepción de la inquietante y sugerente escena de Somerton y un par de detalles más, se extendía ahora una sospecha creciente: "¿Es ésta la película que rodó Kubrick de verdad? ¿Qué le han quitado, respecto a la original?"  Porque el hecho cierto es que el cineasta murió, inesperadamente, pocos días de concluir oficialmente el montaje..., aunque luego se supo que éste había sido "retocado" con la excusa de la crudeza de algunas escenas de la orgía. Hasta qué punto el resultado final se correspondía con la intención original del director, es de momento un enigma. Como en aquel momento tampoco pude recabar mayor información sobre el tema, terminé arrinconando el expediente Eyes wide shut en una esquina de mi memoria, archivada la película con la etiqueta de "ufffff..., hasta el mejor escribano echa un borrón".

Pero hete aquí que Mac Namara estaba dispuesto a sacarme de mi error, quince años después...

 - No sé si sabes -comenzó su discurso, cuando todavía resonaba en el eco la "a" de su "¿Aburrida?"- que en el año 2002, la Kidman hizo unas interesantes declaraciones al 'National Inquirer' acerca de esta película. Dijo en concreto que, mientras la rodaban, Kubrick le hizo una inquietante confidencia acerca del recibimiento que tendría el largometraje. Sus palabras textuales fueron: "Nos van a envenenar tan rápido que no tendremos tiempo de estornudar". 

- ¿Le envenenaron? -pregunté, asombrado.

- ¿Quién lo sabe? Kubrick murió oficialmente de un ataque al corazón. Pudo ser natural, o no, aunque resulta ciertamente curioso que él se refiriera precisamente a esa manera de morir en concreto: una de las preferidas por los Amos para deshacerse físicamente de gente molesta. No dijo "nos van a quemar por esto" o "nos van a meter un tiro entre ceja y ceja"..., que parecen expresiones más corrientes para un norteamericano. La verdad es que, en aquel momento, la actriz no dio mayor importancia al comentario, pues le parecía una simple 'boutade' del genio cinematográfico. Después, cuando murió de manera tan repentina se quedó de piedra. Ahora prefería no pensar demasiado en ello pero "por supuesto" no pensaba que esto hubiera podido suceder en absoluto. Eso se llama inconsciente traicionado. Si de verdad no pensara en ello, ni lo habría comentado.

- Entonces, ¿crees que quiso revelar algunos secretos de los Amos pero éstos boicotearon la película recortando lo más interesante?

- Sí y no -ante mi mirada de incomprensión, Mac Namara aclaró-. Probablemente quiso mostrar el nivel de influencia y poder de que ya disponen en nuestra sociedad, dejarlo reflejado en una película como advertencia hacia nosotros y como burla hacia ellos...

-...pero ellos la mutilaron y quitaron la parte más interesante -interrumpí.

-¡En absoluto! No pudieron hacerlo. Sí se encargaron de sabotear la promoción del largometraje por dos vías. Primero, creando polémica por la escena de la orgía y el supuesto "exceso sexual" de toda la cinta y, segundo, 
alimentando la confusión sobre el tema central que desviaron hacia la degradación y el vacío de la pareja moderna, cuando era muy otro: existe una sociedad poderosa que controla el mundo en secreto y por ello actúa a placer. Tú no puedes ingresar en ella si no tienes un nivel elevado de influencia en la sociedad y además no estás dispuesto a ceder a sus reglas. Si Bill o Alice o ambos hubieran caído en las respectivas tentaciones que se les plantea en la fiesta de Navidad, con las modelos y con el don Juan, posiblemente el paso siguiente hubiera sido la invitación a la orgía. Pero no lo hicieron. Por miedo, pacatería, limpieza de alma..., quién sabe el motivo. Lo cierto es que no lo hicieron y eso es lo que les permite seguir viviendo al final en el mundo corriente..., aunque ahora angustiados porque saben que existe otra realidad ahí fuera, desconocida y fuera de control. Y muy peligrosa. Sí, seguramente nos quitaron alguna escena pero no pudieron esconder la esencia de la cinta pues Kubrick era un maestro del simbolismo.

Y aquí comenzó el minucioso recorrido explicativo de Mac Namara a través de Eyes wide shut, desguazando uno por uno los simbolismos que se ocultan en las escenas de una película que hay que ver con el mando en la mano, deteniéndose cada poco tiempo para apreciar la maestría de Kubrick al incluir elementos muy llamativos que pasan inadvertidos si uno no está muy atento y/o ignora su significado. Empezando por los nombres de personajes o 
situaciones (a Alice, como a la Alicia de Carroll, le encanta mirar los espejos y preguntarse por el mundo que se esconde al otro lado; el músico amigo de Bill se apellida Nightingale, Ruiseñor en inglés, y "canta" la ubicación de Somerton y las condiciones para ingresar; la contraseña para la orgía es Fidelio, Fidelidad, etc.) y terminando por la estrella de ocho puntas de Ishtar, diosa del amor y el sexo, que preside la fiesta de Navidad. Incluyendo las sucesivas referencias al arco iris (en el argot de las operaciones MK Ultra, ésta era una clave para la disociación mental de sus víctimas) o al Programa Monarca (con la específica actitud de sumisas esclavas sexuales que muestran varias de las mujeres que aparecen durante la película) o el decorado utilizado para Somerton (que en realidad resulta ser, oh sorpresa, Mentmore Towers: una mansión británica construida en el siglo XIX para un miembro de la familia Rotschild, viejos conocidos en el universo de la conspiranoia y, por cierto, aficionados a las fiestas de... "disfraces", como podemos ver en esta curiosa imagen tomada por Marie-Helene de Rothschild en 1972 en una de ellas). Para qué hablar del águila bicéfala coronada que podemos ver en el trono del hombre que juzga a Bill por irrumpir en la fiesta y que es el símbolo del grado 33 de la Masonería... Y así, suma y sigue, un detalle tras otro, imposibles todos de referir en este artículo ya de por sí bastante largo y que iba descubriendo como si nunca hubiera visto la película.

A pesar de mis temores iniciales, agradecí la amplia y exhaustiva explicación de Mac Namara. De repente, Eyes wide shut había adquirido un aspecto completamente diferente e insistí en verla en primer lugar, antes que las otras obras de Kubrick, pues tenía ganas de comprobar cada uno de los detalles. Esta vez, observé fascinado de principio al final. Y, cuando terminó, volví a verla de nuevo un par de veces, rebobinando y examinando cada secuencia interesante (casi toda la película). Me sentía como el mono de la historia que siempre había considerado el libro como un objeto sin valor y, tras aprender a leer, descubría la utilidad de lo que tenía ante sí: el significado oculto, alternativo, de la película número... 13.

Justo la 13.

Eyes wide shut significa Ojos bien cerrados. Desde el mismísimo título nos avisa Kubrick de las cosas que pasan a nuestro alrededor sin que nos percatemos de ellas...








5 comentarios:

  1. Interesante análisis

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  2. Interesante análisis, el mejor que leí.

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  3. Hola , a raíz de haber leído en el análisis la mención a el término 'los amos' me ha surgido la curiosidad y he buscado en Internet sobre ello pero no he obtenido respuesta. ¿Qué son exactamente los amos ? ¿Hay otro nombre para denominarlos? Gracias de antemano.

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  4. Sigo este blog desde hace tiempo y el autor siempre habla de los amos para referirse a esa gente que quiere controlar el mundo o que lo contorla ya pero nunca ha explicado a quien se refiere exactmente

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  5. Hola, lo de la fiesta del inició lo pensé yo originalmente. Creía que Ziegler invitaba a Bill cada año porque lo estaba preparando para invitarlo a su sociedad. Y en efecto, cuando rechaza a las modelos se excluye de toda posibilidad. Eso vale para Bill, pero no estoy seguro que valga para Alice, porque en la orgia se ven prostitutas y no señoras de edad madura que en teoría serían las esposas de pos poderosos.

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