El insensato poseedor de esta bitácora no tuvo suficiente con mi desastroso papel como mantenedor de este blog durante los meses de verano y se ha encerrado en su cabaña de madera en lo más profundo del bosque junto al misterioso lago que aparece en las películas yankees para escribir sus cosas, dejándome de nuevo al cargo de esto. Pues vale, pues me alegro. Haré como el año pasado y me dedicaré a pasar por aquí citando a algunos de sus colegas de la Universidad de Dios, más que nada para mantener en marcha este lugar de perdición.
Hoy de todas maneras sí tengo algo que contar, y es que la editorial Robinbook le acaba de relanzar su libro Las traiciones que hicieron historia, aunque con un nuevo título: Historias pérfidas de la Historia. Y también con una nueva portada.
Y ahora ya puedo anunciaros que durante estos meses recogeré entre otros los pensamientos de uno de los tipos que más me fascinan del cuadro de profesores de este centro universitario tan particular. El amigo se llama Johann Wolfgang Goethe y dijo cosas como ésta, tan certera:
No basta con saber: hay que aplicar. No es suficiente con querer: hay que hacer.
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