Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 4 de octubre de 2013

El retorno

No han durado mucho mis vacaciones, la verdad. O, mejor dicho, no siento que hayan durado mucho... Aunque sé, porque he recibido algún mensaje privado, que algunos lectores especialmente fanáticos de Fácil para nosotros estaban deseando que finalizara el período estival para volver a sufrir regularmente leyendo las paranoias personales del que suscribe, tengo que decir que ésta es la vez que más me ha costado abandonar mi Walhalla para regresar aquí a la Tierra (en general) y a la Universidad de Dios (en particular). Y es que me lo he pasado tan bien estos últimos meses entre los dioses, con Aventuras (así: en mayúscula) de verdad en sitios que los humanos corrientes jamás podrían llegar a imaginar, que sólo la perspectiva de encarnar otra vez para volver a los cursos universitarios de 3º de Dios (compatibilizándolos con la "vida normal" de periodista) me ha provocado un bajonazo tremebundo... Pero así son las cosas: estamos metidos en la Guerra Eterna y uno no tiene más remedio que obedecer las órdenes correspondientes del escalafón superior. Y este escalafón fija y acota el período vacacional con la misma precisión con la que luego imparte órdenes concretas a cada unidad para llevar a cabo su correspondiente misión. Yo recibí mis órdenes, como todos, y aquí estoy, de vuelta a mi puesto de combate interno, tras un breve viaje de regreso a bordo del drakkar divino junto al resto de guerreros de mi ejército. 

Esta noche he regresado, pues, a mi apartamento en el campus universitario que, por cierto, me he encontrado silencioso y semiabandonado. Se supone que Mac Namara se había quedado al cargo, igual que iba a responsabilizarse de la marcha del blog durante mi ausencia pero mi gato conspiranoico no es precisamente lo que se dice un tipo familiar y preocupado por el hogar (¡es un gato, al fin y a la postre!) y me he encontrado todo de aquella manera. Tampoco esperaba otra cosa, la verdad: ya le conozco desde hace un tiempecito y tiene sus particularidades...

Una de las razones por las que he tenido que hacer un verdadero ejercicio de voluntad para regresar a este planeta tan denso y tan pesado es que da la impresión de que trabajar en algo importante aquí es, como reza el refrán, intentar arar el mar... Pasa el tiempo y nada cambia, incluso cuando parece que cambia, por mucha fuerza y coraje que le echen aquéllos que están en disposición de hacerlo, que por desgracia son muy pocos. Como diría aquel italiano solitario y monótono, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su única obra realmente conocida, El Gatopardo: "Todo debe cambiar, si queremos que continúe igual". Y de esa manera funciona: siguen gobernando los mismos y siguen haciéndolo bajo el disfraz, dejando que sean sus títeres los que aparezcan en primer plano y diviertan a las masas con sus bravuconadas, sus desvaríos y sus errores. Los días se suceden, cada uno de ellos igual a los anteriores, para los esclavos: esos aturdidos galeotes de naves invisibles que mantienen en marcha el Sistema y a cuyos remos están engrilletados hasta el día de su muerte, aunque ellos se vean a sí mismos (y mismas) como recomendables hombres (y mujeres) luchadores (y luchadoras), honestos (y honestas), solidarios (y solidarias) y, lo más sarcástico de todo, con libre albedrío y capacidad de decisión sobre su propia vida.

Un ejemplo como otro cualquiera: el dinero. Todo lo que ha pasado en los últimos días en el mundo es una prueba obvia de que, si el homo sapiens tuviera algo de racionalidad en esa enorme y blanda nuez que se aloja en la cavidad craneal donde debería estar su cerebro, se habría percatado de la inmensa mentira financiera sobre la que descansa el injusto, absurdo y parasitario modus operandi actual. Y, lo más importante, hubiera reaccionado contra ella.

En el caso de España, se acaban de presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2014 y, tal y como sintetizaba la acertada portada del diario ABC de hace unos días, casi el 68 por ciento de las cuentas del reino se lo comen las pensiones, las prestaciones a parados, las transferencias a otras administraciones y los intereses de la deuda. El dato es asombrosamente demoledor pero, una de dos (y no sé que es peor): la gente corriente no entiende lo que eso significa o le da completamente igual. Examinemos esto por partes, aunque a la fuerza ha de hacerse superficialmente ya que cada uno de estos asuntos merecería su propio análisis en profundidad. 

En primer lugar, las pensiones. Casi el 36 por ciento (¡cerca de 4 de cada 10 euros, que se dice pronto!) del dinero recaudado en España se destina a pagar a las personas mayores, ya jubiladas y por tanto con derecho a ser mantenidas (siquiera en parte, porque no se puede decir que las pensiones en España sean de lujo: más bien todo lo contrario). Tenemos un elevadísimo porcentaje de personas mayores y los medios de comunicación al servicio de los que mandan nos dicen que eso es por culpa de los muchos años que vivimos ahora. Mentira. O verdad a medias, que es todavía peor. No existen demasiados ancianos, como intentan hacernos creer. En realidad, no son tantos en número pero sí en porcentaje. Y si existe ese gran porcentaje de ancianos es porque el número de jóvenes ha sido artificialmente reducido de manera forzada durante los últimos veinte o veinticinco años gracias a las intensas campañas en contra del compromiso, la familia y la descendencia y a favor de un estilo de vida que prima el egoísmo personal individual por encima del sentido de responsabilidad y contribución al bienestar de la comunidad. Todo ello disfrazado de un falso ecologismo basado en un presunto excesivo peso demográfico que "es necesario" aliviar por "el bien de la Tierra" (es bastante curioso comprobar cómo a los occidentales nos cuentan el cuento de que somos demasiada gente y tenemos que tener menos niños y, sin embargo, en los países del Tercer Mundo se da por imposible el control de la natalidad, cuando no se alienta encubiertamente el nacimiento de más y más hijos para los que, además, no hay recursos suficientes en su entorno). Si en lugar de inocular el más salvaje e irresponsable de los darwinismos culturales se hubiera conservado el respeto por la estructura social del que disponíamos no ha mucho, seguiríamos teniendo los mismos ancianos que hoy en día pero también muchos más jóvenes para mantener la pirámide demográfica en la proporción correcta, con lo cual el problema de las pensiones sería mucho menor o incluso no existiría.


En segundo lugar, el paro. Casi el 8 y medio por ciento de los recursos del Estado se dedica a mantener a los desempleados y ésta es una situación extremadamente grave hoy día, pero España siempre ha padecido desde que se instauró la democracia una cifra desproporcionada de parados incluso en épocas de bonanza. ¿Por qué? Obviamente, por las gigantescas bolsas de fraude y corrupción que caracterizan nuestro sistema, con unos niveles de economía sumergida más poderosos que todas las flotas de submarinos del mundo juntas. A lo que hay que sumar de nuevo la promoción abrumadora del eslógan "Tonto el último", por el cual todo aquel ciudadano que vea la oportunidad de beneficiarse de una situación legal o ilegal para enriquecerse fácilmente, aunque sea a costa de hundir una empresa o incluso un sector entero lo va a hacer sin pensárselo mucho. De esta situación tiene mucha culpa también el propio gobierno (todos los gobiernos que hemos tenido en democracia, con independencia de su color político), empeñado en sangrar como un auténtico vampiro todos los impuestos que pueda, y más, sin ofrecer nada a cambio. Véase por ejemplo lo que sucede en Madrid donde los ciudadanos están hoy día obligados a pagar por duplicado la misma tasa (la de basuras), siendo así que además se ha reducido el número de días que el Ayuntamiento las recoge de las calles. Ante injusticias como ésta, no es de extrañar que hasta las personas honradas se planteen pasarse "al lado oscuro" si tienen oportunidad. La única forma de luchar contra esto con éxito es a través de una educación real y productiva de toda la sociedad, pero hoy la educación no existe: ha sido sustituida por el adoctrinamiento.

En tercer lugar, las transferencias a otras administraciones suponen el 13 por ciento de la cantidad examinada. No me extenderé mucho en este punto, porque requiere una profundidad de argumentos que, a las alturas de este extenso artículo, acabarían por convertirlo en la Enciclopedia Británica. Y sólo añadiré algo sobre el cuarto lugar: los intereses de la deuda, que suponen algo más de un 10 por ciento. Esto es: uno de cada 10 euros de los Presupuestos son para pagar lo que nunca se terminará de pagar, porque es imposible 
hacerlo, como hemos visto en artículos anteriores de esta bitácora al analizar el problema de la usura que prima en la finanza contemporánea. Es el peaje que tenemos que abonar a los Amos del Sistema para poder seguir existiendo como país "soberano" e "independiente". Lo grande de la deuda externa es que nadie parece fijarse en un pequeño detalle y es que una deuda presupone la existencia de un deudor y un acreedor. Es decir, si España está endeudada, debería estarlo por una diferencia de balanza comercial por ejemplo con Estados Unidos, Alemania y Francia... Pero resulta que esos tres países están igual de endeudados, o más, que España. 

Resulta que absolutamente todos los países del mundo están endeudados pero no entre sí sino todos ellos con los mismos acreedores: los grandes grupos de la banca internacional. 

Todos-los-países-del-mundo.

 De hecho, Estados Unidos está tan endeudado que hace unos días ¡ha cerrado parcialmente el gobierno ya que no tiene presupuesto para seguir funcionando y no hay acuerdo político de momento para imprimir más dólares! (Por cierto, ¿dónde están ahora Moody's, Standard and Poor's y Fitch, esas pomposamente autodenominadas "agencias de calificación de riesgos" que han perjudicado notablemente a los países europeos en estos últimos años por los presuntos problemas de sus economías y no dicen ni pío sobre los de la norteamericana?) Recientemente, los medios de comunicación generalistas publicaban una lista de cómo afectaba ese cierre temporal de presupuestos a  "los principales órganos y agencias federales": en la Casa Blanca, alrededor del 75% de empleados enviados a casa sin sueldo mientras dure la crisis; en el Departamento (Ministerio) del Tesoro, el 88% de los empleados; en el de Comercio, el 87%; en la NASA, el 97%...  Pocos se salvan, excepto todos los militares, que sí continúan a la orden, igual que la mayoría de agentes secretos..., quiero decir de los empleados del Departamento de Seguridad Nacional y de Justicia. 

Y...

Y la Reserva Federal o teórico banco central norteamericano, que esos medios se empeñan en ubicar como dependiente del gobierno cuando no lo es: se trata de una empresa privada y por eso no está afectada en absoluto por el cierre del gobierno. De hecho, la FED es una de las principales claves del poder real en Estados Unidos, como sabe ya cualquier seguidor habitual de este blog.

Viendo, pues, cómo está el panorama, espero que se comprenda mis pocas ganas de retornar al trabajo pero, como decía antes, no queda más remedio. Quizá para regalarme la vida y mejor convencerme, los dioses han optado por compensarme dando un empujoncito a mi carrera literaria en  esta reencarnación. Por ello, este año de 2013 está siendo bastante fructífero desde ese punto de vista. El pasado mes de mayo, GoodBooks publicaba mi tercera novela, La tumba de Gerión. En junio, le tocaba el turno a mi relato Walhalla, incluido en la antología de Ciencia Ficción Más allá de Némesis coordinada por Juan Miguel Aguilera. Este otoño, si todo va bien, editaré un nuevo ensayo con Robinbook que está ya listo y entregado. Y, para Navidades, aparecerá otro cuento mío en una antología publicada por Rey Lear. Estas últimas novedades las iré contando en cuanto estén disponibles.

Hay más planes y proyectos en cartera. Por esa razón, y por la escasez creciente del tiempo a mi disposición, he aceptado la indicación de los dioses mayores de regresar a Fácil para nosotros..., pero con una condición: esta temporada la periodicidad de los artículos será semanal. Todos los viernes publicaré el correspondiente texto, pero sólo los viernes, a fin de poder obtener las necesarias horas extra para dedicar a la creciente necesidad de mi producción literaria..., y por supuesto a las clases de mi carrera de Dios. 

Que Venus Afrodita nos sea propicia.





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