Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 23 de mayo de 2014

Lux perpetua

World Sop Corporation es una empresa especializada en fabricar y distribuir sistemas de iluminación con la marca Iwop. Recientemente ha llegado a un acuerdo con la compañía Ariston para distribuir en España una bombilla (la de la imagen) basada en la tecnología LED con un consumo de 3,5 watios, aunque aseguran que ilumina como una bombilla incandescente de hasta 100 watios. El ahorro es de cerca del 97% en gasto energético respecto a la tecnología incandescente y de hasta un 50% respecto a la tecnología LED convencional. Pero su novedad más llamativa es su carácter sostenible, por reparable. De hecho, es la única bombilla reparable y actualizable del mundo, según la información que ha distribuido la compañía. ¿Es posible eso? Sí, si está fabricada al margen de esa estafa capitalista hoy tan generalizada que es la conocida como obsolescencia programada. Si alguien, a estas alturas, no sabe lo que significa este concepto, es porque está fuera del mundo ya que se trata de una de las principales razones del despilfarro consumista que está destrozando los recursos del planeta tras destrozar los cerebros de muchos de sus habitantes.

En todo caso, y como deferencia para los ingenuos y/o ignorantes pero con ganas de aprender, podemos recordar que la obsolescencia programa no es sino la planificación del final de la vida útil de cualquier producto o servicio tras un período temporal previamente fijado por el fabricante. Es la razón por la que, por ejemplo, hoy podemos seguir cruzando sólidos puentes de piedra construidos por el imperio romano y capaces de atravesar los siglos casi sin mantenimiento pero nadie garantiza que nuestros modernísimos puentes contemporáneos vayan a aguantar ni la mitad de la mitad del tiempo que los primeros. O, por poner un ejemplo más reciente, hoy podemos seguir conduciendo uno de esos simpáticos (e incómodos) SEAT 600 a pesar de que dejaron de fabricarse en 1973, mientras que nuestra lujosa berlina comprada hace apenas un par de años estará fuera de nuestras carreteras casi con total seguridad dentro de ocho o diez años más. 

Es la misma razón por la que un PC, una impresora, un reloj electrónico, un televisor..., dejan de funcionar un día cuando no tienen ninguna razón lógica por la que hacerlo, y motivan el clásico comentario de las personas de más edad: "En mi época, las cosas duraban más tiempo". Es, en definitiva, un fraude de la industria para garantizarse una renovación del stock de sus productos, independientemente de que sean de mejor calidad o tengan mayores prestaciones. La confirmación del timo es cuando uno acude al servicio técnico de alguno de estos productos , teóricamente destinado a su mantenimiento, y se encuentra con la sorprendente respuesta de: "Uf, esto es complicado de reparar. Le va a resultar más barato comprar uno nuevo que arreglar este viejo. Fíjese: precisamente ahora tenemos en oferta..." Por más que uno insista en que de todas maneras quiere que le reparen el objeto, la mayoría de las veces ni siquiera se lo admitirán para arreglarlo. Los supuestos técnicos de conservación son, a menudo, comerciales camuflados...  Si a esto sumamos otras estrategias comerciales como el uso de baterías irreemplazables (cuando podrían ser recargables), el lanzamiento de nuevas versiones de software que no pueden ser reconocidas por las anteriores (cuando podrían ser perfectamente reconocidas) o la presión para el reemplazo de consumibles (en función de un cálculo muy conservador que no suele estar relacionado con el empleo real que le da el usuario), podemos ir atando cabos.

La obsolescencia programada se puso en marcha en los años treinta del siglo XX, en Estados Unidos y fue abrazada con pasión, casi como una auténtica ideología militante, por los empresarios anglosajones que, con el tiempo, la exportaron al resto de Occidente con el único objetivo de hacer aún más dinero del que ya obtenían con sus negocios. A ella debemos, también, un elevado porcentaje de los niveles de contaminación y agresión contra el medioambiente que padece nuestro planeta.

El caso de la bombilla de iWop está especialmente relacionado con todo esto. ¿Cuánto tiempo nos dura una bombilla en casa, sobre todo en las habitaciones que más utilizamos? Seguramente mucho menos de lo que desearíamos. Y sin embargo, en el parque de bomberos número 6 de Livermore, en California (EE.UU.) hay una (la que señala este señor, tan anacrónico él) que lleva encendida desde al menos 1901, prácticamente sin interrupción. Originalmente tenía 60 watios, pero hoy, 113 años después (¡113 años!) su potencia no alcanza ni los 5 watios. Esta bombilla incandescente lleva en consecuencia cientos de miles de horas encendida, motivo por el cual figura, por cierto, en el Libro Guinnes de los Records, cuyo comité verificó que no se trataba de ningún fraude (como ya lo habían hecho antes otros técnicos como por ejemplo los de la compañía General Electric). Fabricada por la Shelby Electric Company norteamericana a finales del decenio de 1890 y en uso desde entonces (o sea, que en realidad lleva más tiempo encendida, llegó al departamento de bomberos en junio de 1901 y desde entonces ha permanecido siempre encendida en el garaje donde aparcan los camiones de bomberos. Sólo dejó de lucir cuando en 1976 el cuartel se mudó de ubicación. Durante 22 minutos fue transportada con mucho mismo al lugar donde, una vez reconectada, sigue brillando débilmente desde entonces.

Para tranquilizar las sospechas de los usuarios que la ven en funcionamiento y se preguntan por qué sus bombillas se funden con facilidad y aquélla sigue irradiando, los expertos de turno han buscado todo tipo de excusas: que si su filamento es más grueso, que si es semiconductor, que si es una bombilla "única en su especie"...  Pero no es la única. Sin salir de Estados Unidos, hay otras parecidas que llevan cerca de un siglo encendidas, como la de Forth Worth en el Museo Stockyards de Texas luciendo desde 1908 o la de la tienda de suministros Gasnick en Nueva York desde 1912.

Es decir, que se puede, pero obviamente no se quiere. De hecho, la Iwop es el sueño cumplido de un empresario español llamado Benito Muros quien, al frente de una veintena de ingenieros, fabricó esta bombilla con garantía de uso mínimo de 25 años seguidos inspirada precisamente en la bombilla de Livermore. Decía cosas muy interesantes en una entrevista que le hicieron hace un par de años en el diario La Vanguardia. Por ejemplo, en relación a la obsolescencia programada: "los fabricantes de todo tipo de aparatos electrónicos los programan para que duren sólo un tiempo determinado (...) antes un frigorífico duraba 30 años y, ahora, 6. Unas medias de nailon que eran prácticamente irrompibles simplemente dejaron de fabricarse..."
respecto a las amenazas de muerte que ha recibido y que le llevaron a denunciar lo ocurrido ante la Policía: "Existe una decena de patentes de bombillas con más de 100.000 horas de uso, entre 60 y 60 años encendidas, pero nunca han llegado a salir al mercado. Hay una organización que controla a los fabricantes de bombillas; no es oficial, pero doy fe de que existe (...) De hecho, todos los componente electrónicos los fabrican tres o cuatro empresas en el mundo." O, lo más importante de todo, que se puede luchar para cambiar el modelo... Sólo hay que tener el coraje para ello: "He creado el movimiento SOP (Sin Obsolescencia Programada) (...) espero que se unan fabricantes conscientes de que crisis de endeudamiento como la que vivimos son evitables y que podemos detener el crimen ecológico y la injusticia que provoca (...) No serán los políticos los que desmonten la actual locura de usar y tirar. Deben ser los ciudadanos los que impulsen el cambio, pero no es tan difícil: tenemos las redes sociales y hemos de ponernos de acuerdo. Intentémoslo al menos". 

Ese cambio de modelo es el que justifica que Iwop se fabrique en España para España, en lugar de abaratar la fabricación llevándola por ejemplo a China: "la idea surgió para hacer las cosas de otra manera. Deberíamos reflexionar cuando vemos un producto en una tienda y miramos su precio. Si es barato, pensamos que si se rompe compramos otro, pero no pensamos que detrás de esa fabricación hay personas con bajos sueldos, sin derechos... Todo eso también genera paro en nuestro propio país. Esos productos también generan más residuos porque se estropean muy rápido. Fabricando localmente no tenemos esos problemas ni consumismos petróleo ni contaminamos con el transporte..."  

Por cierto, iWop en inglés significa "I, without opsolescence" o, lo que es lo mismo: "Yo, sin obsolescencia".

La verdad es que todo este asunto de la luz casi perpetua me llama la atención porque me recuerda las lámparas perennes de nuestros ancestros. Ésas que ardían en templos y tumbas de manera misteriosa, como la que según Plutarco llevaba siglos encendida, sin que la lluvia o el viento pudieran apagarla, en un santuario dedicado a Amón. U otra muy similar que cita San Agustín en un templo egipcio y que, tanto le asustó su misma existencia, aseguró era "obra del diablo".  Hay diversos casos a lo largo de la Historia, aunque todos muy 
parecidos. Uno de los más famosos fue la lámpara que se encontró encendida en  1534 en la localidad británica de Yorkshire, en plena fiebre anticatólica atizada por la separación del rey Enrique VIII del Vaticano. Numerosas iglesias fueron saqueadas y destruidas por los partidarios del monarca, que había fundado una nueva religión: la anglicana. En una de ellas se encontró la tumba del emperador romano Constancio Cloro, padre de Constantino, quien murió en el 306 en Eboracum, luego York, en el Reino Unido, en plena campaña contra los pictos. Los saqueadores abrieron el sepulcro y hallaron allí una luminaria ardiendo desde hacía más de 1.200 años...    



1 comentario:

  1. Nueva información sobre el fraude: Los fantásticos 22 ingenieros internacionales de los que alardea Benito Muros trabajando para él durante 9 años para inventar una bombilla, se han quedado en uno de aquí, que empezó en 2012 y que encima no ha cobrado:
    http://www.informativos.net/entrevistas/jose-luis-marcos-desarrollador-de-la-bombilla-sin-obsolescencia-programada-denuncia-que-benito-muros-y-su-movimiento-sop-son-un-fraude_54696.aspx

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