Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Jörg Haider: cinco años

Mac Namara me observaba desde el cojín del sofá en su posición favorita de gato: relajado y a la vez alerta, a medias Buda omnisciente a medias agente de SWAT dispuesto a saltar sobre mí e inmovilizarme con sus artes marciales en cualquier momento. Pero lo que delataba realmente su condición felina, lo que lo hace siempre, es su aire de condescendencia hacia lo humano, sobre todo cuando imparte o se dispone a impartir doctrina con su verbo generoso.



- Los humanos tenéis una memoria más corta que la de los peces.

Era su conclusión final tras la larga charla que mantuvimos durante varias horas  la otra tarde, mientras la oscuridad ganaba terreno a medida que el Sol caía cada vez con mayor rapidez (se acerca el invierno) y dejábamos pasar el tiempo lánguidamente desparramados en la sala de estar de mi apartamento al lado del campus. Fue mi gato conspiranoico quien me recordó la fecha.

- Se acaban de cumplir cinco años del asesinato de uno de los políticos más peligrosos que ha alumbrado la Europa contemporánea y, por supuesto, los medios de comunicación más importantes ni siquiera han comentado la efeméride... -comenzó.

- ¿A quién te refieres? -pregunté, sorprendido y tratando de desenterrar del castigado disco duro de mi cerebro el nombre concreto, sin conseguirlo.

- Del austríaco Jörg Haider.

- ¿Haider? -al escuchar el nombre, el documento volvió a primera línea de mi conciencia y argumenté-: Pero si se mató en un accidente de tráfico. E iba completamente borracho.  

- A veces no sé por qué pierdo el tiempo contigo... -comentó Mac Namara, en su línea de sabelotodo perdonavidas.

Sí, ahora recordaba su historia. Haider había sido un auténtico enfant terrible de la política europea en general y austríaca en particular. Tras tomar el control de un pequeño partido, el FPÖ (Freiheitliche Partei Österreichs: el Partido de la Libertad de Austria) en 1986, sólo tres años más tarde logró ser elegido gobernador de Carintia, región del sur de Austria, donde alcanzó gran popularidad pese (o tal vez gracias a) su enorme grado de rebeldía política contra la uniformidad democrática impuesta por la Unión Europea. Tan provocador como elegante, deportista, alegre y exitoso con las mujeres, era partidario del revisionismo histórico, nacionalista y tradicionalista, contrario a la inmigración ilegal y defensor de ayudas sociales y económicas para sus vecinos más desfavorecidos, euroescéptico convencido y contrario a la gradual toma de poder en toda Europa por parte de la burocracia de Bruselas. Por tal motivo, en cuanto empezó a adquirir influencia política fue vapuleado (y a menudo calumniado) con todo tipo de campañas en su contra. Habitualmente excesivo en sus declaraciones, Haider tocó en 1991 un tema tabú en nuestro mundo actual al elogiar en público las exitosas políticas económica y laboral del Tercer Reich (políticas que a la Alemania de los años treinta le permitieron no sólo eliminar legalmente y en un tiempo récord los millones de parados heredados de la desastrosa república de Weimar sino abrir sus puertas a los Gastarbeiter o trabajadores invitados entre los cuales figuraron muchos españoles necesitados tras la guerra civil), un régimen del que hoy día sólo es lícito citar lo malo y lo negativo y además de la forma más morbosa posible. 

A consecuencia de sus declaraciones se vio forzado a dimitir pero volvería a ganar las elecciones para gobernador de su región en 1999. De hecho, su popularidad alcanzó tal calibre que fue gracias a él como llegó a ser canciller 
federal de Austria Wolfgang Schüssel en el año 2000. El FPÖ había quedado como segundo partido más votado de las elecciones generales, por encima del Partido Socialdemócrata, y los conservadores de Schüssel no tuvieron más remedio que negociar con Haider para asegurar el poder en Viena. Este nuevo ascenso de tan peculiar líder desató todas las alertas y, aunque el propio Haider jamás llegó a ocupar cargo alguno en el gobierno de Schüssel, la Comisión Europea impulsó desde Bruselas una serie de protestas y sanciones, sobre todo en el plano diplomático, que se materializaron también a través del resto de países de la Unión Europea, contra la presencia del FPÖ en el gobierno. Paradójicamente, quien resultó más perjudicada en todo esto fue la propia Unión Europea: el apoyo de los austríacos, que se habían adherido a la organización en 1995, cayó en picado e incluso algunos empezaron a plantear la salida de la misma. Visto lo visto, la propia Comisión decidió normalizar las relaciones pocos meses después, sin que su sobreactuada reacción hubiera afectado en absoluto al gobierno de Viena.

 En 2008, la popularidad de Jörg Haider (reforzada, además, por la prosperidad de Carintia gracias a la gestión de su formación política) era tan elevada que su nombre empezó a sonar como claro candidato para optar a la presidencia del país como alternativa a la clásica (desde el final de la Segunda Guerra Mundial) coalición entre conservadores y socialdemócratas. Al fin y al cabo, el trabajo conjunto del FPÖ con el BZÖ (Bündnis Zukunft Österreich, Unión por el Futuro: una escisión del Partido de la Libertad de Austria fundada por él mismo tras una guerra interna por el liderazgo en la primera formación) había cosechado en las elecciones de finales de septiembre casi el 30 por ciento de los sufragios y se hablaba incluso de la posible reunificación de ambas formaciones... Entonces, en lo más alto de su carrera política, tan criticada desde la Unión Europea y también desde Israel, sufrió el siniestro de coche en el que se mató durante la madrugada del 11 de octubre de 2008.

- No "se mató" -corrige Mac Namara-. Más bien le "ayudaron a matarse".

- Cuéntame eso despacito -planté cara a mi gato-. Según tengo entendido, salió borracho de un bar gay donde había estado celebrando una fiesta con unos amigos y no se le ocurrió otra cosa que subirse a su sedán, uno de los más seguros de su época, y lanzarse a toda velocidad por una carretera de la zona. Se salió del asfalto y se estrelló contra un muro de hormigón. Me acuerdo de la foto del coche, tremenda, con las dos puertas izquierdas, la del conductor y la trasera, literalmente arrancadas por la violencia del choque...

- Sí, ésa es la impresión que dejó a todo el mundo la serie de titulares inexactos que se publicaron en la fecha del accidente y en los tres o cuatro días sucesivos, hasta que la noticia fue sepultada por otras informaciones de última hora. Yo te voy a facilitar datos fiables y contrastados, algunos de los cuales sólo se conocieron semanas e incluso meses más tarde y nunca merecieron el mismo espacio en portada, y luego tú hilas..., si eres capaz.

Éstos son los datos que me dió Mac Namara, y sus correspondientes preguntas de credibilidad que se me fueron ocurriendo sobre la marcha:

* La carretera donde se supone que Haider perdió el control de su coche no era muy complicada, sino que contaba con abundantes rectas y curvas suaves, más que apta para la seguridad de un novato, aunque él era un conductor experimentado. Además, el líder austríaco contaba con un chófer para sus desplazamientos habituales. Sin embargo, y aunque se supone que estaba muy bebido e incluso cansado, decidió prescindir de él para recorrer en soledad el trecho en el que murió y al que él personalmente tenía manía porque en 1993 había tenido allí un accidente cuando conducía el BMW blanco que entonces poseía. ¿Es creíble que un político experimentado y sometido a diversas amenazas como era su caso (la prensa anglosajona publicó que el Mossad o servicio secreto exterior de Israel infiltró en la cúpula de su partido al menos a uno de sus peligrosos agentes, Peter Sichrovsky) se pusiera a sí mismo en peligro de esa manera gratuita, cuando hubiera sido más sencillo que el chófer le llevara a casa cómodamente?

* No manejaba un vehículo cualquiera sino uno de los sedanes más seguros del mundo en aquel momento: un Volkswagen Phanteon (¡un "panteón", sí!) 
provisto de nada menos que 12 airbags y sistema ABS, con tracción 4x4 y prácticamente nuevo, con apenas 3 meses de edad. Y blindado. A pesar de la capacidad del vehículo y de la velocidad que se supone que llevaba (algo más de 140 kilómetros por hora en un tramo de 70, aunque algunos medios publicaron inicialmente que viajaba hasta a 184 kms/hora), no se encontró ninguna marca de frenos en el asfalto. ¿Es creíble que estuviera lo bastante consciente como para conducir un coche pero no para frenar, aunque fuera por puro instinto como lo hacen todos los conductores del mundo en un momento de peligro? ¿O acaso llegó a pisar el pedal de freno pero éste no funcionó porque el sistema había sido manipulado? Si el coche estaba manipulado, ¿puede ser ésta la razón de que doblara la velocidad permitida? Hay que recordar que contaba con sistema ABS, que entra en acción cuando el conductor pierde el control, por ejemplo en el caso de patinar sobre el asfalto.

* Se publicó que Haider había bebido tanto en la fiesta que llevaba una tasa de alcoholemia de 1,8, muy por encima de lo permitido en cualquier país occidental (en España, el límite está en 0,5, igual que en Austria) y muy cerca del límite en el que el cuerpo humano puede entrar en un estado de estupor, con pérdida de la comprensión y posibilidad de caer inconsciente. Con tanto alcohol en sangre, una persona adquiere el característico tambaleo físico de la ebriedad, tiene dificultades claras para expresarse y se incrementa notablemente su tiempo de reacción, además de sufrir esos típicos vaivenes emocionales de borracho en los que se pasa de una alegría desmedida y a gritos a un lloriqueo desesperado en cuestión de segundos. Normalmente, este 
dato es el primero que se obtiene en un accidente de este tipo. Cualquiera que se haya visto sometido a la prueba de soplar el alcoholímetro lo sabe y, aunque es evidente que el moribundo Haider no estaba en condiciones de soplar en el interior de la ambulancia que le transportaba con urgencia a un hospital, un análisis de sangre facilita la información en pocos minutos. Sin embargo, en este caso la información no se publicó hasta... ¡tres días más tarde! ¿Por qué, dada además la identidad del accidentado? Aún más: eso fue lo que se publicó inicialmente y luego se repitió en numerosos informativos y tertulias..., pero no la realidad. La investigación demostró que numerosos testigos que habían estado presentes en la fiesta en la que participaba para celebrar los buenos resultados electorales confirmaron que Haider estaba absolutamente sobrio cuando la abandonó, más o menos una hora antes de su muerte. De hecho, sus familiares y amigos insistieron en que, por lo general, apenas bebía poco más que alguna cerveza o una copa de vino blanco y casi siempre por razones sociales. Y no sólo eso, sino que acababa de ofrecer una entrevista telefónica a una emisora de radio (Antenne Kärnten, Antena Carintia) que se convirtió en la última de su vida y en la que se le podía escuchar en perfecto estado físico y mental. ¿Es creíble que abandonara una fiesta sobrio y se matara completamente borracho una hora después? No, por eso alguien se inventó otra historia y es que había seguido "festejando" en un bar gay no lejos de allí, donde se habría bebido en un tiempo récord el alcohol necesario para llegar a esa tasa de 1,8 que no se sabe muy bien de dónde salió. Porque lo cierto es que luego resultó que el bar existía, pero que no era de ambiente gay (es más, el dueño era simpatizante de su partido y cerró el establecimiento en señal de duelo durante casi dos semanas) y que la autopsia reveló que el único alcohol que había ingerido era el equivalente a..., 
una copa de vino.

* Los medios insistieron en que el conductor perdió el control antes de impactar contra una boca de incendios y luego un muro de hormigón, por culpa del cual el vehículo dio una o dos vueltas de campana. Sin embargo, en las imágenes del siniestro se pudo ver con claridad que la boca no era tal, sino una señal de tráfico, y el hormigón se había esfumado para dar paso a un 
terraplén de tierra. Aún más, las imágenes del vehículo son especialmente llamativas por lo extraño de los daños que muestran las fotografías, de acuerdo con la explicación oficial. El periodista y escritor alemán Gerhard Wisnewski los resumió en un texto tan documentado como inquietante, en el que reseña que el vehículos sufrió dos tipos distintos de agresión. En primer lugar, la propia del accidente y, en segundo lugar, varios pedazos fueron cortados o arrancados manualmente ¿Quién lo hizo? ¿Y por qué? En las imágenes se ve con claridad la parte derecha del Phaeton, no demasiado 
afectada, mientras que la parte izquierda está destrozada, con las dos puertas arrancadas de una forma muy difícil de entender si queremos creer que sucedió "de manera natural". Además, el frontal también está muy dañado (desaparecieron las placas, los guardabarros y los faros) y en él se aprecian dos extraños agujeros agujeros en el capó (que a estas alturas nadie ha explicado y que a primera vista son muy similares a los que hubieran dejado sendos impactos de bala). Pero lo que mató a Haider 
según el informe médico fue el techo de su coche, que se hundió y le causó gravísimas heridas, a la postre mortales, en el cráneo y el pecho. ¿Y por qué se hundió? No se sabe, pero se aprecia un curioso agujero circular justo encima del asiento del conductor que tampoco ha sido justificado. Si Haider hubiera estado acompañado por alguna otra persona, ubicada en el asiento del copiloto o en alguno de los traseros, es casi seguro que ésta habría sobrevivido, pero no él. En la imagen de la izquierda vemos rodeados con rotulador rojo los dos agujeros y el hundimiento y, en la de la 
derecha, un mayor detalle del hundimiento. Sería interesante contar en la sala con algún perito en seguros de coches que pudiera decirnos si son creíbles estos daños en un siniestro con las características oficiales que se han comunicado... 





* Rizando el rizo, algunos investigadores sugieren que el coche que se mostró a través de las fotos y la televisión no fue el de Haider, sino un duplicado 
convenientemente preparado para simular un terrible accidente como el que se supone que ocurrió. Aducen algunos detalles que ciertamente no concuerdan y apoyan esta posible hipótesis. Por ejemplo: los neumáticos del Phaeton siniestrado no concordaban con los que había lucido pocos días antes el mismo coche. Aquí podemos ver, arriba, la imagen de uno de ellos en la noche trágica y, debajo, otra del mismo vehículo tomada pocas fechas antes. Recordemos que sólo tenía tres meses. Nadie cambia de neumáticos tres meses después de adquirir un vehículo y sobre todo uno de alta gama
 que se fabrica a gusto específico del consumidor. Otro dato llamativo que sirve para reflexionar: Haider perdió muchísima sangre en el suceso. Según los médicos que le atendieron, su brazo izquierdo quedó casi seccionado, así que casi fue un milagro que pudiera sobrevivir hasta la llegada de la asistencia sanitaria aunque al final ello no le permitiera salvar la vida. Sin embargo, no se aprecia mancha de sangre alguna en el asiento del conductor. Por cierto, no hubo ningún testigo del accidente...



Hasta aquí los datos más relevantes de Mac Namara, que a continuación añadió:

- Ahora piensa. En el momento de su muerte, Haider era uno de los políticos más populares de Austria. Su preparación, su juventud y su trayectoria arrolladora parecían pronosticarle una gran carrera que culminara con la presidencia de Austria. ¿Qué hubiera sucedido si hubiera llegado al poder y hubiera puesto en marcha, entre otros proyectos, su idea de convocar un referéndum para sacar al país de la Unión Europea? Aún más, ¿y si hubiese tenido éxito en esa consulta popular? Pero no solo eso: según una investigación publicada por una revista local, estaba en posesión de una serie de documentos sobre el origen real de la tristemente famosa crisis financiera que vive Occidente y en especial Europa desde hace ya varios años y que estaba a punto de eclosionar en el momento de su muerte. Esos documentos explicarían con nombres y apellidos quién y por qué se está beneficiando de esa crisis: quién la ha proyectado de hecho y la está ejecutando de acuerdo a un plan minucioso con objetivos muy concretos. Parte de esta información la había adelantado él mismo durante su última campaña electoral y parece que tenía intención de hacerla pública por completo...

Con semejante exposición, he de decir que mi gato conspiranoico me había puesto contra las cuerdas y por supuesto lo primero que hice tras recibir estos datos fue dedicarme a investigarlos en persona. Aún traté de reaccionar a última hora:

- Todo lo que cuentas es desasosegante, Mac Namara, como de costumbre... Y desde luego concuerda muy bien con el espíritu de la conspiración pero ¿no crees que a pesar de todos estos indicios será difícil demostrar algún día la autoría del posible asesinato? 

- A veces, sólo hay que dejar pasar el tiempo suficiente -respondió él-. Los asesinatos políticos son más corrientes de lo que cree la gente común, pero se enmascaran con mayor o menor fortuna. Poco tiempo antes del de Haider, en 2004 se produjo el de Yaser Arafat. Lo comentamos tú y yo entonces, aunque tenías tus dudas porque el histórico líder palestino falleció en un hospital militar francés. Bueno..., precisamente ese dato fue el que me hizo sospechar a mí en primer lugar. El hecho es que hoy ya se ha confirmado, gracias a los análisis forenses realizados en las últimas fechas por el Centro Universitario de Medicina Legal de Suiza, que Arafat fue envenenado con polonio 210 radioactivo: una sustancia empleada en diversos atentados de este tipo. Recuerda a Alexander Litvninenko en Europa. Por qué Arafat fue asesinado justo en el ocaso de su vida, cuando su influencia real sobre los palestinos había decrecido tanto respecto a etapas anteriores, es todavía un misterio oficial... Aunque yo tengo mi propia teoría al respecto.

- Mejor lo dejamos para otro día -le pedí-. Con lo de Jörg Haider tengo suficiente por hoy...  


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