Cada vez que entramos en junio me pongo especialmente contento porque sé que a finales de mes la Universidad de Dios cierra sus puertas hasta el próximo octubre y por tanto todos los estudiantes hacemos las maletas y regresamos a nuestras Casas de Origen. Bueno, los que las tenemos..., porque te encuentras con alumnos muy raros en los pasillos universitarios, que nadie sabe muy bien de dónde han salido pero parecen proceder de cualquier sitio menos de esta misma dimensión. En mi caso, en cuanto nos dan el visto bueno disfruto sin prisa pero sin pausa de mi último paseo por el campus y, sin más, me voy al apartamento, recojo mis cosas (que ya he ido metiendo en mis maletas astrales durante los días precedentes) y me largo a Walhalla. Son sólo unos meses de vacaciones, antes de que me fuercen a regresar a este plano y a este planeta, pero me dan la vida, allá en mi querida Asgard. Cuando termine el curso 13 de la carrera, voy a presentar como trabajo de fin de carrera un universo asgardiano desde su primer Big Bang hasta su último Big Crunch. No quiero ninguna de las pesadeces que llevo tantas vidas estudiando en este mundo de quinta categoría arbitrariamente conocido como la Tierra... Pero bueno, para eso todavía falta un largo trecho. Después de casi treinta años en la universidad, aún me resta aprobar los últimos 10 cursos así que tengo tiempo para planear bien ese trabajo.
Este año universitario ha sido especialmente intenso y complicado respecto al anterior, aunque la verdad es que hace doce meses pensaba lo mismo y, hace veinticuatro, ídem de ídem, así que a la hora de la verdad no sé si realmente es que cada curso es más difícil o es que estoy tan cansado que ya todo me confunde. Soy como uno de esos atletas que saltan vallas durante no sé cuántos metros y, cuando empiezo la carrera, brinco con la elegancia de una gacela africana pero, a estas alturas y con la línea de meta ya en lontananza, las embisto directamente con la sutilidad de un mamut, ansioso por terminar de una vez el esfuerzo.
El caso es que estaba hoy guardando algunas de mis cosas, preparando el hatillo como quien dice, cuando me he encontrado con Mac Namara en el pasillo.
- Vaya, mira quién aparece por aquí, el gato perdido y hallado en el templo
-le he dicho, medio en broma, medio en serio- ¿Dónde te metes? Este año casi no te he visto el pelo...
Como de costumbre, me ha mirado con displicencia, antes de dignarse contestar:
- Creerás que eres el único que tiene cosas que hacer. Tus misiones y responsabilidades, si me permites que te diga, son bastante simples en comparación con las discretas pero vitales labores que se me encomiendan habitualmente. Vigilarte y educarte es la última de mis preocupaciones en este momento...
- Usted perdone, ilustrísima excelencia -me reí-, supongo que si durante el invierno no te has dejado ver mucho en casa, ahora con el calorcito veraniego aún menos. Y, ya que hablamos de temperaturas, me dirás que estás en misión secreta para luchar contra el cambio climático o algo así.
Fue como si le hubiera dado una bofetada. Bufó con desagrado y saltó encima de uno de los incontables montones de libros en el pasillo de casa. Empujó al suelo uno de ellos con la pata .
- Luego, cuando tengas un ratito te echas un vistazo a este texto, a ver si te enteras de algo...
Recogí el volumen y me fijé en la portada. Firmado por Christopher C. Horner, tenía ante mí a un pingüino con collar de flores hawaiano bajo el título de Guía políticamente incorrecta del calentamiento global. Ni que decir tiene que todo lo que lleve el adjetivo de "políticamente incorrecto" es bienvenido en nuestro apartamento de solteros, así que tomé la obra y la abrí por una página cualquiera. Zas, como si los dioses lo hubieran hecho a propósito, me encuentro el siguiente decálogo: Los diez principales mitos del "calentamiento global". No voy a copiarlo íntegramente porque es muy largo, pero he aquí un pequeño resumen, para dar una idea del contenido:
Mito 1o: ¡Aquí hace calor! (...) ¿En comparación con qué? (...) Las temperaturas actuales son cálidas si las comparamos por ejemplo con las de la década de 1970 o con las de la Pequeña Edad de Hielo desde aproximadamente 1.200 a.C. hasta finales del siglo XX (...) pero si seleccionamos otros puntos de partida (...) los de la década de 1930 o el año 1998, veremos que de hecho son más frías (...)
Mito 9: La década de 1990 fue la más cálida hasta la fecha (...) la expresión "hasta la fecha" hay que entenderla desde que desarrollamos mediciones de temperaturas fiables, lo que en general significa un período de tiempo muy corto. Además, en 2006, la National Academy of Sciences puso en evidencia esta afirmación (...)
Mito 8: la ciencia ha establecido que el CO2 provoca el calentamiento global (...) el CO2 atmosférico aumenta después de que se inicie el calentamiento, no antes (...) se dice que el debate se desarrolló en su día y se dio por cerrado con un "consenso". De estar realmente cerrado, ¿por qué entonces los científicos no renuncian a los 5.000 millones de dólares que reciben anualmente del bolsillo de los contribuyentes destinados a la investigación del clima? (...)
Mito 7: El clima era estable hasta que llegó el hombre. Tragarse este embuste significa quemar prácticamente todos los textos existentes de ciencia e historia, igual que en épocas pasadas se quemaron "brujas" como venganza por los cambios de clima (...)
Mito 6: Los glaciares se derriten (...) la retirada de los glaciares sobre la que tanto hemos leído es selectiva. Los glaciares también están avanzando, incluyendo algunos situados en lugares muy próximos a los que están retirándose (...)
Mito 5: El cambio climático está haciendo subir el nivel del mar. El nivel del mar sube en los períodos interglaciares, como el que vivimos en este momento (...) lleva mucho tiempo subiendo lenta y gradualmente y, ni la industria, ni el aumento de las temperaturas, ni el aumento de CO2 han afectado a ese crecimiento de forma relevante (...)
Mito 4: El cambio climático es la mayor amenaza para los pobres del mundo (...) el cambio climático no añade nada nuevo a su situación (...) Siempre es preferible enfrentarse al mismo tipo de tormenta en Florida que en Bangladesh. Las instituciones, las infraestructuras y el acceso a la energía, y no el racionamiento del consumo energético, son los factores básicos para gestionar un clima en cambio constante.
Mito 3: "Calentamiento global" equivale a tormentas más frecuentes y más fuertes (...) Las tormentas son cíclicas y, dicho esto, no son más frecuentes ni más fuertes que en el pasado. Por suerte para Al Gore, los periodistas pocas veces disponen de los datos reales.
Mito 2: Las propuestas sobre el "calentamiento global" tienen que ver con el medioambiente (...) nadie se atreve a decir que el carísimo Procotolo de Kioto modificaría el clima de una forma que resultase detectable (...) sus proponentes admiten con franqueza su deseo de controlar el estilo de vida de los demás, las empresas que lo apoyan esperan sacar millones de dólares del tratado y el comisionado de medioambiente europeo admitió que Kioto "tiene que ver con la competencia" (...)
Mito 1: EE.UU. se ha quedado solo en cuanto a Kioto y al "calentamiento global" (...) EE.UU., junto con 155 países más, que representan la mayoría de la población mundial, actividad económica y crecimiento futuro (...)
Levanté la vista hacia mi gato conspiranoico y me limité a comentar:
- Mmmmh..., parece interesante.
- ¿Parece? ¡Parece! -bufó de nuevo- Y eso que el libro se está quedando viejo con rapidez, porque es de 2007. Pero te daré algunos datos más para que no vuelvas a hablarme de la estupidez del "calentamiento global". Ya sabes que los climatólogos de todo el mundo se pasan el día hablando de la Antártida como termómetro del planeta y anunciando que lo que pase allí primero pasará luego en el resto del globo terráqueo. También han denunciado su supuesta pérdida progresiva de hielo con espectaculares imágenes de icebergs rompiéndose, que por lo demás son normales en la zona... Pues los datos que tenemos indican precisamente que, tanto la Antártida como la banquisa de hielo marino que la rodea, siguen enfriándose -entonces me mostró la imagen que reproduzco aquí al lado- como demuestran los datos recogidos en abril de este mismo año de 2015. La línea rosa es la media de hielo de la banquisa desde 1979 y como ves en la mayor parte del continente blanco está superada. Es decir, hay más hielo de lo normal. En total, más de 9 millones de kilómetros cuadrados rodean ahora mismo la Antártida. Y, por cierto, si quieres seguir empleando los datos de la media, dime qué te parece esto... -y me mostró esta otra imagen que también incluyo aquí- Es una gráfica que recopila los datos precisamente desde el año de 1979 y se puede ver perfectamente
cómo el hielo marino ha ido ganando progresivamente terreno desde entonces, algo más de un 4% por decenio, hasta el punto de que hoy ¡hay más que nunca, desde que tenemos registros históricos! Y el hielo, que yo sepa, nace del enfriamiento, de la bajada de las temperaturas, nunca del calentamiento o subida de las mismas.
-Fascinante -reconocí.
-Pero eso no es todo
-insistió, enseñándome una tercera imagen que obviamente adjunto-. Aquí tienes las mediciones de las temperaturas oceánicas de la región que rodea la Antártida. Como verás, las temperaturas han ido descendiendo en estos 35 últimos años, sin "calentamientos" raros detectables en el examen científico...
-Entonces, toda esa insistencia con el calorazo africano que está a punto de llegar y asfixiarnos...
-Hay mucho dinero en juego en todo esto. Entre los científicos que no están a sueldo del panel dirigido y pagado por la ONU, la opinión mayoritaria es la de que la Tierra no se está calentando sino todo lo contrario: se está enfriando y vamos ya hacia una nueva era glacial lo que, por cierto, nos va tocando históricamente si hacemos una media con los datos que poseemos en este momento sobre la alternancia entre eras cálidas y frías. En los últimos dos millones de años hemos tenido una veintena de eras glaciales y estamos ahora terminando la cálida que hemos disfrutado estos siglos pasados. El experto austríaco Fred Singer insistía en una entrevista publicada hace ya cinco años en el diario 'El informador' en que el clima no puede ser cambiado por los humanos, porque "es un ciclo natural, mucho más poderoso" que ellos, que sólo tienen capacidad para cambiar hábitats "locales" concretos pero no el global. Sin embargo, los partidarios de la teoría del calentamiento "se basan únicamente en mediciones de las estaciones en tierra" e "ignoran los datos de temperatura en los satélites". Singer mostró cómo hace mil años la temperatura era "más alta" que hoy y hace cinco mil años "era mucho más alta". Y no está solo. Como digo, entre los especialistas independientes de las Naciones Unidas, una institución que tú y yo sabemos es cualquier cosa menos transparente y equitativa, la creencia es a pensar que llega una nueva edad de hielo, aunque no se sabe si la veremos nosotros o nuestros cachorros bisnietos... Pero llegar, llegará. Eso es seguro.
Pensé que sería divertido que el famoso apocalipsis llegara después de todo con una inmensa montaña de hielo tragándose la civilización, en lugar de con la interminable serie de amenazas con las que nos bombardean desde hace más años que los que tengo en esta vida actual, advirtiendo contra virus mutados, guerra nuclear, espectacular subida de las aguas, impactos de meteoritos y hasta con hordas de zombies... Hice propósito de leerme el librito entero en cuanto tuviera un rato y de pronto vi cómo Mac Namara desaparecía por la puerta.
- ¡Eh! ¿A dónde vas ahora? -le pregunté.
Su voz sonó lejana, desde la ventana del final del pasillo, a la que ya se había encaramado para volver a saltar fuera de casa y desaparecer como es su costumbre.
- Voy a buscar una bufanda. Nunca se sabe.
-Entonces, toda esa insistencia con el calorazo africano que está a punto de llegar y asfixiarnos...
-Hay mucho dinero en juego en todo esto. Entre los científicos que no están a sueldo del panel dirigido y pagado por la ONU, la opinión mayoritaria es la de que la Tierra no se está calentando sino todo lo contrario: se está enfriando y vamos ya hacia una nueva era glacial lo que, por cierto, nos va tocando históricamente si hacemos una media con los datos que poseemos en este momento sobre la alternancia entre eras cálidas y frías. En los últimos dos millones de años hemos tenido una veintena de eras glaciales y estamos ahora terminando la cálida que hemos disfrutado estos siglos pasados. El experto austríaco Fred Singer insistía en una entrevista publicada hace ya cinco años en el diario 'El informador' en que el clima no puede ser cambiado por los humanos, porque "es un ciclo natural, mucho más poderoso" que ellos, que sólo tienen capacidad para cambiar hábitats "locales" concretos pero no el global. Sin embargo, los partidarios de la teoría del calentamiento "se basan únicamente en mediciones de las estaciones en tierra" e "ignoran los datos de temperatura en los satélites". Singer mostró cómo hace mil años la temperatura era "más alta" que hoy y hace cinco mil años "era mucho más alta". Y no está solo. Como digo, entre los especialistas independientes de las Naciones Unidas, una institución que tú y yo sabemos es cualquier cosa menos transparente y equitativa, la creencia es a pensar que llega una nueva edad de hielo, aunque no se sabe si la veremos nosotros o nuestros cachorros bisnietos... Pero llegar, llegará. Eso es seguro.
Pensé que sería divertido que el famoso apocalipsis llegara después de todo con una inmensa montaña de hielo tragándose la civilización, en lugar de con la interminable serie de amenazas con las que nos bombardean desde hace más años que los que tengo en esta vida actual, advirtiendo contra virus mutados, guerra nuclear, espectacular subida de las aguas, impactos de meteoritos y hasta con hordas de zombies... Hice propósito de leerme el librito entero en cuanto tuviera un rato y de pronto vi cómo Mac Namara desaparecía por la puerta.
- ¡Eh! ¿A dónde vas ahora? -le pregunté.
Su voz sonó lejana, desde la ventana del final del pasillo, a la que ya se había encaramado para volver a saltar fuera de casa y desaparecer como es su costumbre.
- Voy a buscar una bufanda. Nunca se sabe.
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