Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 16 de octubre de 2015

Por qué no me vacuno de la gripe

Francamente, no deja de sorprenderme el hecho de que en un blog tan peculiar como éste la entrada con mayor número de visitantes con diferencia (casi dobla en un par de decenas de miles de clicks a la segunda mejor clasificada) sea una relacionada con los peligros de un medicamento en lugar de alguna de las enloquecidas conspiranoias de Mac Namara, las profundas enseñanzas de Nasrudin o Epícteto o los heterodoxos análisis históricos marca de la casa. ¿De verdad interesa tanto la salud? Parece ser que sí (o parece que muchas personas tuvieron problemas con ese medicamento en concreto, "un veneno como otro cualquiera") pues ya dice la canción que las tres cosas más importantes en la vida (y supongo que por el orden en que se cantan) son precisamente la salud, el dinero y el amor.

La mejor definición que he escuchado nunca sobre lo que es la salud se la he escuchado a mi tutor en la Universidad de Dios, el Gran Thoth, quien más de una vez nos la ha definido en el aula como el silencio de los órganos. Y es en verdad así. Cada día funcionamos dando por hecho que el cuerpo nos va a responder en todo momento a los requerimientos que le hagamos: caminará cuando necesitemos que camine, pensará cuando necesitemos que piense, respirará cuando necesitemos que respire, eliminará desechos cuando necesitemos que elimine desechos... Sólo nos preocupamos de atenderlo cuando deja de cumplir esas funciones y empieza a "sonar": molestan los huesos con la artritis, duele la cabeza por las jaquecas, respiramos mal por los pulmones deteriorados, nos estruja las tripas con el estreñimiento...

Dicen los orientales (y también algunos occidentales poco conocidos) que la salud no es más que un problema de manejo de energías. El ser humano es un auténtico transformador energético, si bien que por lo general inconsciente. Es capaz de capturar las fuerzas de ese océano de vigor cósmico en el que nos hayamos sumergidos y reutilizarlas traduciéndolas en distintos tipos de impulsos..., y es más capaz aún de derrocharlas y ser exprimido por otras entidades tan superiores a él que incluso ignora su existencia, igual que la hormiga que se pasea por la mano de un hombre no sabe que lo que está pisando es piel y no tierra. Una buena manipulación energética permite al hombre consciente disfrutar de buena salud durante más tiempo, pero es verdad que resulta difícil mantenerse en ese camino. Sin embargo, para el hombre corriente, la salud no es más que otro producto industrial más, que puede comprarse o venderse según el dinero disponible y que está sometido a los rituales periódicos impuestos por el sistema.

Uno de los clásicos, a estas alturas del año, es la vacunación contra la gripe. Todos los meses de octubre, las difusas “autoridades sanitarias” (nombre bajo el cual se engloba de forma un tanto vaga desde los altos cargos de la administración nacional e internacional hasta el médico de cabecera), insisten en que nos inoculemos los potingues oficiales contra la gripe, una dolencia que afecta anualmente hasta al 15 % de la población mundial y a la que en el caso de España se le achaca la responsabilidad por la muerte de hasta 4.000 fallecimientos cada año (eso es una enfermedad peligrosa, y no el ébola, a pesar del circo que montaron los medios de comunicación el año pasado por la mínima incidencia de la enfermedad africana). Los grupos de riesgo a los que se mete más miedo por lo que se supone que les podría pasar si la enfermedad les pillara desprevenidos son los mayores de 65 años, los enfermos crónicos, los profesionales sanitarios y, hasta hace poco, los niños pequeños. Las personas de la tercera edad son las más obedientes a este mensaje de alerta, gracias al desarme psicológico, físico y mental con el que por desgracia la mayoría de ellas suelen llegar a los últimos años de sus vidas, molidas por la Matrix que todo lo rodea (o, como se decía antes, por Maya, la diosa de las ilusiones). Casi un 58 % de ancianos se vacunaron el año pasado en España según datos del Ministerio de Sanidad.

Sin embargo, hay un dato muy chocante en estas campañas anuales sobre el que no suele hablarse a fondo. En realidad, sobre el que no suele hablarse en absoluto... Y es el porcentaje de los propios médicos y enfermeros que se vacunan contra la gripe por estas fechas. Resulta que es ¡inferior al 30 %! de acuerdo a datos oficiales manejados por instituciones como la Asociación Española de Pediatría o la compañía farmacéutica Sanofi. ¿Cómo es esto posible? Se supone que los profesionales sanitarios deberían ser los primeros interesados en inmunizarse contra el virus de la gripe por, al menos, dos razones de peso. La primera es su seguridad, su propia protección ante el contagio, dado que su trabajo consiste precisamente en tratar a enfermos (se calcula que su riesgo de exposición al virus es un 60% superior al de un ciudadano corriente) y les conviene mantenerse cuanto más sanos, mejor. La segunda es la ética, ya que si ellos pillan la gripe pueden a su vez transmitirla a un número enorme de personas, muchas de las cuales se encuentran en situación de riesgo por su edad o su salud.

Pero no lo hacen. ¿Por qué?

Oficialmente no existe una razón razón clara, sino un confuso batiburrillo de justificaciones acompañado por peticiones de instituciones y sociedades científicas que promueven campañas o manifiestos para animar a estos profesionales de la salud a pincharse como cualquier hijo de vecino. No obstante, en una entrevista publicada por la prensa española hace ya tres años, el entonces presidente del Consejo General del Colegio de Médicos Juan José Rodríguez Sendín no tenía más remedio que reconocer que “el asunto no está claro”. Es más, en una frase clarificadora decía que, justo porque los médicos “están informados y tienen formación científica”, son mucho más conscientes de los “claroscuros de la evidencia científica”. Hablando en plata: la vacuna contra la gripe no sirve para gran cosa más que para engrosar los bolsillos de uno de los "malos" oficiales en el mundo de la conspiranoia, las empresas farmacéuticas, que son las que las fabrican y las venden.
Ejemplo de "claroscuro" fue la tristemente famosa epidemia de la temida gripe A del año 2009, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) se lució (una vez más) desatando una alarma planetaria digna de cualquier película estilo Soy leyenda o Guerra Mundial Z y promovió la inoculación entre la sociedad de ¡dos vacunas diferentes! ya que, según denunciaron numerosos médicos en foros especializados de salud, la primera era completamente ineficaz. Se inyectó gratuitamente a los ciudadanos (a los que por supuesto no se dijo nada de lo que ocurría) por no tirarla a la basura, por tremendo que suene esto. Este mismo año, la revista Science Translational Medicine reconocía además que una de estas vacunas, la Pandemrix del laboratorio GlaxoSmithKline, hoy ya retirada, provocó narcolepsia (enfermedad autoinmune caracterizada por la somnolencia pero que puede generar cataplejía, alucinaciones y parálisis del sueño, entre otros efectos) en niños y adolescentes de 12 países. Claro que ninguno de los grandes medios de comunicación dedicó grandes titulares a estas revelaciones como lo habían hecho con el injustificado sobresalto provocado por la OMS.

El escritor y periodista Miguel Jara, especializado en la investigación de asuntos de salud y ecología, cuenta cosas muy interesantes sobre éste y otros temas de salud en sus libros (por ejemplo en La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo o en Vacunas, las justas. ¿Son todas necesarias, efectivas y seguras?) y en su web. Jara pertenece a esa raza de investigadores que demuestran con su trabajo la idiotez de ese argumento tan amplia y falazmente utilizado según el cual “es imposible que tú sepas más que los que se dedican a estas cosas durante toda su vida”...   Porque resulta que, siempre que se destapa el “lado oscuro” de las “verdades absolutas” que nos impone el sistema en cualquier asunto -salud, política, economía, cultura, ciencia, etc-, es justo gracias a las indagaciones y las pesquisas de este tipo de personas, cuya independencia de pensamiento les permite ir más allá del academicismo de los profesionales que, por formación y a menudo también por preservación de sus privilegios -o simplemente por no estar dispuestos a renunciar a sus propias creencias- se niegan a quitarse las orejeras con las que tan cómodos se sienten desde que se las instalaron.

En la antigüedad, estos investigadores eran silenciados con rapidez, primero a base de daga o veneno y luego en las hogueras de la Inquisición o de instituciones semejantes. En tiempos más modernos, simplemente se les ignoraba y por supuesto se les apartaba de cualquier circuito de difusión de información -libros, diarios, medios audiovisuales...- de manera que sus denuncias no llegaban a ninguna parte y, con el tiempo, desaparecían físicamente y, con ellos, sus ideas. Pero ¡ay! apareció Internet en nuestras vidas y, de repente, todo el mundo dispone de una tribuna desde la que contar sus investigaciones al resto del planeta a través de webs, blogs, foros, redes sociales... Y, si su trabajo es bueno, se difundirá más pronto que tarde hasta en los lugares más insospechados ¿Cómo silenciar eso? (Ésta es una de las principales torturas actuales de los Amos, que difundieron el uso de la red con ciertos fines de control pero se han encontrado con que se les ha escapado de las manos y ahora no saben cómo volver a meter la pasta de dientes dentro del tubo, como suele decirse...)


Mucha atención a lo que nos cuenta Miguel Jara sobre esta vacunación: 
"La vacuna contra la gripe puede evitar los síntomas de gripe" pero sólo "entre los que tienen gripe-gripe" que apenas llegan al 15 % de los enfermos que tienen cuadro gripal, popularmente conocido como "trancazo", aunque resulta que "en su mayor parte se debe a virus no gripales". Ahora bien, la vacuna "no evita las complicaciones de la gripe (hospitalización, neumonía, muerte)" a pesar de que su existencia precisamente "se justifica por su supuesta eficacia sobre estas complicaciones". Eso, para empezar; pero, ojo, que vienen curvas: "en menores de dos años la vacuna no logra nada" y "en personas de 65 y más años la inmunización es ineficaz" hasta el punto de que una revista como Archives of internal medicine llegó a plantearse en un editorial si pincharla en los ancianos era poco más que "un tiro en la oscuridad" (expresión anglosajona equivalente a nuestro "dar palos de ciego"). De hecho, lo que se ha demostrado es "su poderosísimo impacto sobre la mortalidad en ancianos..., antes de la epidemia de gripe". Tremendo.

Hay más: la vacuna contra la gripe "dura sólo para una temporada, haya o no haya cambios o mutaciones del virus de la gripe. En 2011, por ejemplo, no hubo cambios en el virus, se revacunó con la misma vacuna de 2010 y no se dijo nada ni a la población ni a los profesionales." Otro ejemplo: la vacuna de la gripe de la temporada 2014/15 "tuvo la misma composición que la de 2013/14" y tampoco se informó al respecto. Se la conoce como una vacuna "terminator" porque queda estéril cuando no ha cumplido un año de vida, por lo que "nos mienten cuando nos cuentan que es necesario vacunarse cada año porque los virus de la gripe cambian". No mutan necesariamente: es que  su protección no aguanta ni un año. Aunque lo de hablar de protección es relativo cuando se sabe que esta vacuna "no evita la transmisión de la gripe ni entre familiares ni entre profesionales sanitarios y sus pacientes, ni en la comunidad, ni en instituciones cerradas." Por supuesto, las informaciones sobre reacciones adversas no se cuentan tampoco o, al menos, no con grandes titulares "se supone que para no dañar la imagen de la campaña de vacunación masiva" aunque también debe tener algo que ver la necesidad de mantener en marcha el negocio. Jara señala, a propósito de esto, que para esta temporada "hay quien cita a 'expertos' que afirman que este año el virus gripal va a ser más agresivo. Debe de ser una estrategia de marketing del miedo para vender la vacuna porque el sistema de vigilancia de la gripe en España no cuenta lo mismo. En este inicio de temporada la circulación del virus de la gripe es 'esporádica´."

Quizás ahora podemos empezar a comprender por qué los propios profesionales sanitarios rehúsan ponerse a sí mismos lo que ellos, por razón de las órdenes recibidas en su trabajo, inyectan al resto de la sociedad.

Ojo, que ésta no es la única advertencia que podemos encontrar respecto a este asunto. Por citar sólo a un experto más en este ya largo artículo, recojamos las palabras del médico jubilado Juan Gérvas: "no existen ensayos clínicos aleatorizados que demuestren la eficacia de la vacuna de la gripe para disminuir ni hospitalizaciones, ni neumonías, ni muertes. Ni en sanos, ni en niños, ni en ancianos, ni en enfermos, ni en grupos de riesgos (...) la gripe-gripe mata a unos 1.300 pacientes al año, casi siempre enfermos graves y descompensados o terminales. Hay que tener en cuenta que en España mueren al año unas 400.000 personas. Entre los muertos por gripe-gripe, aproximadamente la mitad se habían vacunado contra la gripe" (...) la vacuna de la gripe no disminuye la transmisión de la gripe y por tanto es absurdo que se vacune el personal sanitario. En EE.UU logran (obligando) que se vacune el 98 % del personal sanitario, pero las gripes no disminuyen (...) vacunar a los abuelos para proteger a los nietos es propaganda sin ciencia, ni ética, ni conciencia (...) la vacuna de la gripe puede producir reacción local intensa (dolor, enrojecimiento, inflamación, equimosis, induración), fiebre, cefalea, sudoración, mialgia, artralgia, escalofríos, convulsiones, urticaria, anafilaxia, vasculitis, trombocitopenia, linfadenopatías, angioedema, parestesias, parálisis de Bell (facial), síndrome de Guillain-Barré, alteraciones desmielinizantes, neuritis, narcolepsia, encefalomielitis y otros efectos adversos. Además, da falsos positivos en la prueba del SIDA". Espantoso, todo esto, y un resumen brutal, cargando directamente contra el sector farmacéutico, el principal impulsor de la vacunación a través de sus hilos con las susodichas autoridades sanitarias: "¿Cómo no esperar mentiras de unas industrias que basan su negocio en el engaño como GSK con el Paxil y Johnson & Johnson con el Risperdal? Son excesos por encima de la ciencia y de la ley, como dicen en la agencia de noticias económicas Bloomberg. Como bien titulaba el New York Times, respecto al Risperdal: 'Ser criminal vale la pena'." 

Sólo me queda añadir una experiencia personal. Durante mucho tiempo me negué a vacunarme contra la gripe. Confiaba en mi cuerpo y en su fuerza natural, aunque no pude evitar que la enfermedad me agarrara y me diera una paliza (todo el que ha pasado una gripe sabe cómo se siente uno, como un auténtico trapo) en alguna ocasión. Sin embargo, por ciertas razones que no vienen al caso y tras varios años completamente sano durante los respectivos inviernos, decidí probar a inyectarme la vacuna. No sé exactamente qué me metieron dentro pero mi reacción física fue, durante al menos tres días, exactamente igual de pésima que si me hubiera contagiado (sí, sé cómo funcionan las vacunas y que se supone que debe haber algo de reacción para que el cuerpo fabrique los anticuerpos dichosos, pero aquello no fue una reacción normal sino devastadora). Y no sólo eso, sino que aquel invierno fue desde ese punto de vista el peor de mi vida actual, con una sucesión de "trancazos" y "constipados" (vamos a llamarlos así) como nunca antes había padecido. Más tarde empecé a leer e investigar sobre este asunto.

Y nunca he vuelto a vacunarme de la gripe.





1 comentario:

  1. Aún recuerdo un viñeta de el roto, corrian los días en los que nos asustaban con una pandemia mundial de gripe aviar, se vendieron millones de vacunas para un virus que tras una mutación, dejaría diezmada a la población... En la viñeta aparecía un doctor con una jeringuilla en la mano, se disponía a pinchar el brazo del paciente que estaba tumbado en la cama. El paciente le pregunta: de qué me van a vacunar doctor? Y el médico responde: aún no lo sabemos!!!
    Yo si lo se, contra el miedo, pero claro esta medicina es para una enfermedad crónica, no inmuniza. Esta diseñada para que se pague el tratamiento de por vida. Sale mas barato no ver la tv y leer las noticias con ojo crítico.

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