Desde luego, Internet ha llegado para trastocarlo todo, para bien y para mal. Hay un antes y un después de su puesta en marcha, más allá de las versiones oficiales aparte de quién, cómo, por qué y para qué se inventó de verdad la red. En ese sentido, hay una cosa muy clara: si alguien tenía intención de mantenerla bajo control, hace tiempo que se vio forzado a abandonar ese sueño... Hay demasiada gente en demasiados sitios aportando contenido cada minuto y ni siquiera los ordenadores más potentes son capaces de monitorizar y gestionar por completo esa creciente avalancha de datos, sobre todo en la llamada internet oscura. Tal y como están las cosas en este momento (cada vez más trabajos dependen de la conexión, cada vez más datos están "perdidos" en alguna parte de la "nube", cada vez más relaciones se producen en el escurridizo escenario virtual), el mundo no volverá a ser parecido a como lo fue antes del siglo XXI hasta que la red sea destruida, de una manera u otra. Quiero decir, de forma natural -con los efectos electromagnéticos de una tormenta solar de las que tanto preocupaban a Barack Obama al final de su mandato, por ejemplo- o de otra forma no tan natural -haciendo "caer" de manera artificial todos los sitios de internet no protegidos previamente con un supervirus electrónico, por ejemplo, con la excusa de una tormenta solar..., o sin ella-.
Aunque resulta obvio, muchas personas no terminan de darse cuenta de que Internet en sí misma no es buena ni mala, sino un simple reflejo del mundo real..., y por tanto tiene ventajas y desventajas. Una ventaja clara para aquéllos que consumimos mucha información es la abundancia de material a nuestra disposición: mucho más del que jamás podremos llegar a procesar en el corto plazo de una sola existencia -en ese sentido, los inmortales llevamos doble ventaja-. Un inconveniente claro es precisamente esa misma abundancia de material porque hay demasiado para poder gestionarlo correctamente y en un plazo razonable, al obligar a emplear más tiempo en la búsqueda, localización y cribado de datos que en su posterior análisis, que ya de por sí requiere una mínima dedicación. Sucede algo similar al ejemplo que hemos usado en alguna ocasión en esta misma bitácora: en la antigüedad, uno podía perder la vida en la búsqueda de una Escuela de Misterios de verdad pero, si la encontraba, sabía que era real desde el primer momento; hoy, internet ofrece miles de supuestas opciones que se presentan como si fueran Escuelas de Misterios -si bien no suelen utilizar esta denominación directamente- y no lo son -de hecho, algunas son todo lo contrario-, por lo que el que ansía seguir el camino de la Sabiduría lo tiene bastante más complicado en nuestra época que en la de Heródoto.
Para los conspiranoicos expertos como Mac Namara, la actual situación resulta, pese a todo, gratificante, pues facilita la disponibilidad a multitud de informaciones de interés a las que de otro modo tendrían bastante más difícil acceso y con las que, gracias a su experiencia, pueden trabajar ya de entrada a niveles más profundos a los cuales los neófitos tardaríamos bastante en llegar. Esto es especialmente verídico en lo que se refiere al material gráfico: fotografías y videos -incluso a distintas velocidades-, que pueden ser cuidadosamente analizados para apoyar las hipótesis construidas gracias a un bagaje de investigaciones acumuladas durante años (en el caso de mi gato conspiranoico, sospecho que durante muchas vidas, quizá más de las que llevo yo mismo enganchado a este planeta). El volumen de datos a disposición es de tal calibre que incluso empiezan a colarse en las ediciones digitales de la prensa "seria", en cuyas ediciones de papel difícilmente tendrían cabida. Así ha sucedido en uno de los principales diarios españoles que esta misma semana ha recogido en una de sus informaciones el fenómeno de los ojos cósmicos. Y, además, ¡citando un blog australiano de misterios y conspiraciones!
Es imposible no recordar en este punto el suceso vivido por Philip K. Dick en el cual él mismo declaró haber visto un ojo similar que le puso en contacto poco menos que con Dios (si bien, los expertos han achacado siempre esta psicodélica experiencia al habitual consumo de drogas del famoso autor norteamericano, más que a un contacto real con una entidad de otro plano, como él mismo llegó a creer y defender). Una experiencia que, en cierto modo, quedó reflejada en una de sus novelas menos conocidas, titulada, precisamente, Ojo en el cielo.
No es la primera vez que aparecen ojos así, de hecho. En el mismo blog se publican otras imágenes parecidas, de las cuales la más interesante es la obtenida a partir de un video obtenido en Rusia, en la localidad de Cheliabinsk, y que ha circulado profusamente por Youtube... También la incluyo, aquí al lado. Sí, la primera impresión es que, en todo caso, se trata de fenómenos naturales que interpretamos de forma un tanto fantasiosa, pero para Mac Namara hay otra explicación. ¡Siempre la hay! Aunque en este caso no me pilló por sorpresa.
- Sé que me vas a hablar otra vez del Proyecto 'Blue Beam' -trato de pararle-, esa conspiración para generar apariciones medio divinas medio alienígenas para forzar el paso hacia el Gobierno Mundial...
- Lo conoces bien, ¿eh? -se ufana, pues está convencido de que lo aprendí de él, aunque la primera vez que me encontré con esta conspiración fue..., en Internet-. Sabes, por tanto, que tiene cuatro etapas. La primera es la destrucción de las doctrinas religiosas tradicionales empleando varias estrategias: desde las películas de ciencia ficción hasta nuevos y espectaculares descubrimientos arqueológicos. Estamos muy avanzados aquí. La segunda etapa es el 'show' espacial, utilizando hologramas que proyecten en el cielo la imagen de la divinidad, que los creyentes de distintas creencias verían de acuerdo con su fe particular. La tercera etapa sería la comunicación electrónica dentro de la cabeza de la gente gracias a las ondas VLF y LF: "oigo voces"..., acuérdate de todos esos casos que hemos visto tantas veces de gente que dice que charla directamente con Dios..., o con el Diablo. La cuarta y definitiva sería la aplicación de los hologramas no ya en el espacio sino en la Tierra directamente para generar el caos creando artificialmente desde extraterrestres hasta fantasmas por todas partes, aprovechando la conexión electrónica de tantos aparatos. Viva el Internet de las Cosas y todas esas tonterías de los informáticos.
- Sí, y con todo el lío que se montaría, se supone que cundiría el pánico y sería más sencillo que el personal se entregara sin resistencia a los Amos y a su nuevo orden mundial...
-...cuyo símbolo es precisamente un ojo, el del billete de dólar -remacha mi gato conspiranoico-. Motivo por el cual el hecho de que el enigma se construya en torno a un ojo y no a cualquier otra figura o imagen lo convierte automáticamente en sospechoso.
- Así que piensas que el ojo de Leeds es una de las pruebas del 'Blue Beam'.
- ¿Por qué no? La tecnología actual en proyección de hologramas e imágenes de cosas inexistentes que parecen ser reales está muy desarrollada aunque aún lo será más a no mucho tardar -advierte Mac Namara-. Y una buena muestra de hasta que punto es eficaz la tienes en los atentados del 11-S en el World Trade Center.
Enarco una ceja ante su afirmación. El 11-S es un ejemplo de manual en cuanto a conspiraciones se refiere porque su explicación formal dejó tantos flecos pendientes (revelados, por cierto, gracias a Internet, ya que todavía hoy la inmensa mayoría de los medios de comunicación sigue defendiendo la ya indefendible versión oficial de que cuatro musulmanes con unas horas de vuelo y unas navajas fueron capaces de hacer lo que hicieron) que, a estas alturas de la película, sólo los ignorantes -en el sentido puramente estricto de la palabra- pueden seguir creyendo en ella. Sin embargo, pensaba que había ya suficientes cosas sospechosas en torno a lo sucedido en 2001 como para ponerse a pensar en el uso de hologramas en los ataques contra las Torres Gemelas y el resto del WTC.
- ¿Recuerdas los atentados? -me pregunta Mac Namara a bocajarro.
- Sí, perfectamente -le contesto-. En aquella época, dirigía un informativo de radio y lo terminé a las tres de la tarde, como siempre. Salí del estudio y entré en la redacción, donde estaba encendido un televisor, y vi la transmisión en directo del incendio de la primera torre, junto con mis compañeros de aquella época. Enseguida, el segundo avión impactó contra la segunda torre. Vimos el impacto con toda claridad, como te veo a ti ahora.
- ¿Seguro que viste eso? -ronronea, enigmático- ¿O fue lo que creíste ver?
- ¿Qué quieres decir? Lo vi yo y lo vieron millones de personas en la tele.
- ¿Qué vieron? A los espectadores se les dijo que había varios aviones secuestrados y que uno, el de American Airlines, se había estrellado ya contra las torres y a continuación vieron lo que parecía un segundo avión, esta vez el de United Airlines, impactando en la segunda torre. Sin embargo... En uno de los videos transmitidos por la CNN, que muestra el supuesto segundo choque, se puede ver un pequeño pero espeluznante detalle. Es un video oficial, no manipulado: fue distribuido así por la propia cadena de televisión y se puede encontrar en Internet. Viéndolo a cámara lenta o, mejor, fotograma a fotograma, se aprecia que una de las alas literalmente ¡desaparece junto a la esquina de la torre, como si fuera un fantasma! ¿Qué quiere decir esto? Una de dos: ese avión no era un avión, sino otra cosa, probablemente un misil "retocado" gráficamente con técnicas de holografía, o bien todo el avión en sí mismo era una holografía, no existía, no estaba ahí en realidad, pero los explosivos instalados en las torres, la verdadera causa de las espectaculares y 'hollywoodenses' detonaciones que vemos en las imágenes, fueron sincronizados de tal forma que nos hicieron creer que lo que parecía suceder era lo que de verdad sucedía.
Yo conocía bien la historia acerca del misil que impactó contra el Pentágono y que se hizo pasar por otro vuelo de American Airlines gracias a un libro que deben leer todos aquéllos que piensen que las conspiraciones en torno al 11-S son pura fantasía (y también aquéllos que no lo piensen, aunque a éstos seguramente les dirá pocas cosas nuevas después de todo lo que se ha escrito desde entonces). Ese libro se titula La gran impostura y fue publicado por el periodista francés Thierry Meyssan, poco tiempo después de los ataques. Todos los datos oficiales que se han dado a conocer después de su publicación dan la razón a la tesis de Meyssan, hasta el punto de que en los aniversarios del 11-S la mayoría de los medios pasan prácticamente por encima de este ataque para centrarse sólo en lo ocurrido con las Torres Gemelas. Pero esto me sorprendió: ¿misiles también contra el WTC?
- Las últimas fotografías distribuidas hace pocos días por el FBI acerca de lo del Pentágono, que han sido presentadas a bombo y platillo como atractivas desde el punto de vista informativo por su novedad o su interés resultan patéticas -apostilla Mac Namara-. Imágenes de escombros, de paredes destrozadas, de todo tipo de cascotes, de bomberos y trabajadores..., pero no del avión que supuestamente impactó allí. Los únicos restos de aparato aparecen en un par de imágenes con sendos fragmentos de un tamaño pequeño que pudieron haber sido colocados ahí para la foto. Ni rastro de sus alas, sus motores o su cola que, de acuerdo con los daños provocados por el presunto choque contra la fachada, debían estar perfectamente a la vista.
- ¿Y según tú fueron misiles también los que explotaron contra los rascacielos?
- Desde luego, lo que parece claro es que no fueron los aparatos que nos dijeron que eran. Los expertos oficiales dicen que cuando el avión del ala "fantasma" chocó contra la torre sur iba a unos 850 kilómetros por hora. Ésa es la velocidad de crucero de un avión comercial de las características del que se supone que chocó pero..., es un dato poco menos que imposible para tan baja altura debido a la densidad del aire, sobre todo en una ciudad con una carga tan fuerte de contaminación como Nueva York... Pero si te dedicas a examinar los videos con tranquilidad y atención, analizando con lupa algunos fotogramas, te darás cuenta de otros pequeños detalles que, sumados, reducen al absurdo la probabilidad estadística de que sucediera lo que oficialmente se
dice que sucedió. Por ejemplo, verás como el morro del presunto avión que choca contra la torre sur es mucho más afilado de lo que debería ser, que carece de ventanas y que es de color oscuro... Muy diferente del aspecto que debería tener esa parte del tipo de avión de pasajeros. Verás también cómo se aprecia en algunas imágenes una peculiar "panza" colocada bajo el cuerpo central que nadie sabe lo que es y que desde luego no existe en el avión comercial que nos dicen que es. Verás igualmente cómo el avión se empotra en la torre, cortándola como un cuchillo un pan de molde, pese a que el aparato estaba construido con aluminio y el WTC fue levantado gracias a una poderosa malla de vigas de acero. Por muy rápido que vaya un proyectil de aluminio, no puede cortar una viga de acero. Si aquello hubiera sido lo que la versión oficial dice que era, el aparato tendría que haberse destrozado en el impacto y gran parte de su estructura habría caído al suelo pero lo que vemos en las imágenes es que penetra en la torre y 'desaparece' en su interior tras el humo y las llamas...
Ni que decir tiene que después de terminar la conversación con Mac Namara me entretuve el resto de la tarde, y parte de la noche, examinando las imágenes y tuve que reconocer que la hipótesis del holograma cobró fuerza paulatinamente hasta imponer su evidencia..., por lo menos hasta que alguien no demuestre lo contrario. En este momento, no puedo dejar de acordarme del famoso y espectacular video de la ballena de Magic Leap: una empresa emergente, de las que ahora
usan la calificación de start up para parecer más importantes, dedicada al mundo virtual. El video se hizo viral hace un año más o menos y mostraba a un montón de chavales en un gimnasio, sentados alrededor de un espacio central vacío donde, de repente, aparece un pedazo de océano y una ballena saltando y cayendo de nuevo al agua. También se puede encontrar con facilidad en Internet. Según fuentes de Magic Leap, cuando esta tecnología se comercialice, lo hará con el aspecto de unas gafas que no interferirán la visión sino que proyectarán las imágenes directamente sobre la retina a través de un sistema óptico para hacernos ver cosas que no existen. Será un producto completamente nuevo que "no consiste únicamente en entretenimiento o jugar a los videojuegos sino que es otra forma de interactuar con el mundo". No será sólo eso, será una forma de vivir un mundo inexistente, el que quieren que creamos vivir aquéllos que programen esas gafas.
En las antiguas leyendas nórdicas, Wotan/Odin entregó uno de sus ojos a cambio de la sabiduría. Simbólicamente, se entiende que a partir de aquel momento era capaz de ver al mismo tiempo dos mundos: el externo, con el ojo "bueno", y el interno, con el ojo tuerto. Pero la enseñanza de su leyenda, después de saber todo lo que sabemos, es que, si confiamos sólo en lo que vemos fuera de nosotros, estamos perdidos. Necesitamos mirar constantemente hacia el mundo verdadero, hacia dentro de nosotros, para no perdernos ante el circo visual que crece y florece en el mundo material, como una hermosa y atractiva planta..., carnívora.
- Así que piensas que el ojo de Leeds es una de las pruebas del 'Blue Beam'.
- ¿Por qué no? La tecnología actual en proyección de hologramas e imágenes de cosas inexistentes que parecen ser reales está muy desarrollada aunque aún lo será más a no mucho tardar -advierte Mac Namara-. Y una buena muestra de hasta que punto es eficaz la tienes en los atentados del 11-S en el World Trade Center.
Enarco una ceja ante su afirmación. El 11-S es un ejemplo de manual en cuanto a conspiraciones se refiere porque su explicación formal dejó tantos flecos pendientes (revelados, por cierto, gracias a Internet, ya que todavía hoy la inmensa mayoría de los medios de comunicación sigue defendiendo la ya indefendible versión oficial de que cuatro musulmanes con unas horas de vuelo y unas navajas fueron capaces de hacer lo que hicieron) que, a estas alturas de la película, sólo los ignorantes -en el sentido puramente estricto de la palabra- pueden seguir creyendo en ella. Sin embargo, pensaba que había ya suficientes cosas sospechosas en torno a lo sucedido en 2001 como para ponerse a pensar en el uso de hologramas en los ataques contra las Torres Gemelas y el resto del WTC.
- ¿Recuerdas los atentados? -me pregunta Mac Namara a bocajarro.
- Sí, perfectamente -le contesto-. En aquella época, dirigía un informativo de radio y lo terminé a las tres de la tarde, como siempre. Salí del estudio y entré en la redacción, donde estaba encendido un televisor, y vi la transmisión en directo del incendio de la primera torre, junto con mis compañeros de aquella época. Enseguida, el segundo avión impactó contra la segunda torre. Vimos el impacto con toda claridad, como te veo a ti ahora.
- ¿Seguro que viste eso? -ronronea, enigmático- ¿O fue lo que creíste ver?
- ¿Qué quieres decir? Lo vi yo y lo vieron millones de personas en la tele.
- ¿Qué vieron? A los espectadores se les dijo que había varios aviones secuestrados y que uno, el de American Airlines, se había estrellado ya contra las torres y a continuación vieron lo que parecía un segundo avión, esta vez el de United Airlines, impactando en la segunda torre. Sin embargo... En uno de los videos transmitidos por la CNN, que muestra el supuesto segundo choque, se puede ver un pequeño pero espeluznante detalle. Es un video oficial, no manipulado: fue distribuido así por la propia cadena de televisión y se puede encontrar en Internet. Viéndolo a cámara lenta o, mejor, fotograma a fotograma, se aprecia que una de las alas literalmente ¡desaparece junto a la esquina de la torre, como si fuera un fantasma! ¿Qué quiere decir esto? Una de dos: ese avión no era un avión, sino otra cosa, probablemente un misil "retocado" gráficamente con técnicas de holografía, o bien todo el avión en sí mismo era una holografía, no existía, no estaba ahí en realidad, pero los explosivos instalados en las torres, la verdadera causa de las espectaculares y 'hollywoodenses' detonaciones que vemos en las imágenes, fueron sincronizados de tal forma que nos hicieron creer que lo que parecía suceder era lo que de verdad sucedía.
Yo conocía bien la historia acerca del misil que impactó contra el Pentágono y que se hizo pasar por otro vuelo de American Airlines gracias a un libro que deben leer todos aquéllos que piensen que las conspiraciones en torno al 11-S son pura fantasía (y también aquéllos que no lo piensen, aunque a éstos seguramente les dirá pocas cosas nuevas después de todo lo que se ha escrito desde entonces). Ese libro se titula La gran impostura y fue publicado por el periodista francés Thierry Meyssan, poco tiempo después de los ataques. Todos los datos oficiales que se han dado a conocer después de su publicación dan la razón a la tesis de Meyssan, hasta el punto de que en los aniversarios del 11-S la mayoría de los medios pasan prácticamente por encima de este ataque para centrarse sólo en lo ocurrido con las Torres Gemelas. Pero esto me sorprendió: ¿misiles también contra el WTC?
- Las últimas fotografías distribuidas hace pocos días por el FBI acerca de lo del Pentágono, que han sido presentadas a bombo y platillo como atractivas desde el punto de vista informativo por su novedad o su interés resultan patéticas -apostilla Mac Namara-. Imágenes de escombros, de paredes destrozadas, de todo tipo de cascotes, de bomberos y trabajadores..., pero no del avión que supuestamente impactó allí. Los únicos restos de aparato aparecen en un par de imágenes con sendos fragmentos de un tamaño pequeño que pudieron haber sido colocados ahí para la foto. Ni rastro de sus alas, sus motores o su cola que, de acuerdo con los daños provocados por el presunto choque contra la fachada, debían estar perfectamente a la vista.
- ¿Y según tú fueron misiles también los que explotaron contra los rascacielos?
- Desde luego, lo que parece claro es que no fueron los aparatos que nos dijeron que eran. Los expertos oficiales dicen que cuando el avión del ala "fantasma" chocó contra la torre sur iba a unos 850 kilómetros por hora. Ésa es la velocidad de crucero de un avión comercial de las características del que se supone que chocó pero..., es un dato poco menos que imposible para tan baja altura debido a la densidad del aire, sobre todo en una ciudad con una carga tan fuerte de contaminación como Nueva York... Pero si te dedicas a examinar los videos con tranquilidad y atención, analizando con lupa algunos fotogramas, te darás cuenta de otros pequeños detalles que, sumados, reducen al absurdo la probabilidad estadística de que sucediera lo que oficialmente se
dice que sucedió. Por ejemplo, verás como el morro del presunto avión que choca contra la torre sur es mucho más afilado de lo que debería ser, que carece de ventanas y que es de color oscuro... Muy diferente del aspecto que debería tener esa parte del tipo de avión de pasajeros. Verás también cómo se aprecia en algunas imágenes una peculiar "panza" colocada bajo el cuerpo central que nadie sabe lo que es y que desde luego no existe en el avión comercial que nos dicen que es. Verás igualmente cómo el avión se empotra en la torre, cortándola como un cuchillo un pan de molde, pese a que el aparato estaba construido con aluminio y el WTC fue levantado gracias a una poderosa malla de vigas de acero. Por muy rápido que vaya un proyectil de aluminio, no puede cortar una viga de acero. Si aquello hubiera sido lo que la versión oficial dice que era, el aparato tendría que haberse destrozado en el impacto y gran parte de su estructura habría caído al suelo pero lo que vemos en las imágenes es que penetra en la torre y 'desaparece' en su interior tras el humo y las llamas...
Ni que decir tiene que después de terminar la conversación con Mac Namara me entretuve el resto de la tarde, y parte de la noche, examinando las imágenes y tuve que reconocer que la hipótesis del holograma cobró fuerza paulatinamente hasta imponer su evidencia..., por lo menos hasta que alguien no demuestre lo contrario. En este momento, no puedo dejar de acordarme del famoso y espectacular video de la ballena de Magic Leap: una empresa emergente, de las que ahora
usan la calificación de start up para parecer más importantes, dedicada al mundo virtual. El video se hizo viral hace un año más o menos y mostraba a un montón de chavales en un gimnasio, sentados alrededor de un espacio central vacío donde, de repente, aparece un pedazo de océano y una ballena saltando y cayendo de nuevo al agua. También se puede encontrar con facilidad en Internet. Según fuentes de Magic Leap, cuando esta tecnología se comercialice, lo hará con el aspecto de unas gafas que no interferirán la visión sino que proyectarán las imágenes directamente sobre la retina a través de un sistema óptico para hacernos ver cosas que no existen. Será un producto completamente nuevo que "no consiste únicamente en entretenimiento o jugar a los videojuegos sino que es otra forma de interactuar con el mundo". No será sólo eso, será una forma de vivir un mundo inexistente, el que quieren que creamos vivir aquéllos que programen esas gafas.
En las antiguas leyendas nórdicas, Wotan/Odin entregó uno de sus ojos a cambio de la sabiduría. Simbólicamente, se entiende que a partir de aquel momento era capaz de ver al mismo tiempo dos mundos: el externo, con el ojo "bueno", y el interno, con el ojo tuerto. Pero la enseñanza de su leyenda, después de saber todo lo que sabemos, es que, si confiamos sólo en lo que vemos fuera de nosotros, estamos perdidos. Necesitamos mirar constantemente hacia el mundo verdadero, hacia dentro de nosotros, para no perdernos ante el circo visual que crece y florece en el mundo material, como una hermosa y atractiva planta..., carnívora.
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