Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 19 de marzo de 2012

Vendo armas a buen precio

Dice el refrán que "Antes se descubre a un mentiroso que a un cojo" y es bien cierto pero, ¿qué hacemos una vez detenido el mentiroso, sobre todo cuando resulta que vivivimos en un mundo lleno de mentirosos? El último informe publicado por el SIPRI, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, sobre el comercio mundial de armas convencionales podría poner la cara colorada a los gobiernos "desarrollados" del mundo pero el cinismo y la hipocresía que transpiran todos y cada uno de sus miembros es de tal calibre que lo más probable es que ni se den por aludidos. Un primer dato para ir abriendo boca: entre 2007 y 2011, la compraventa de armas "oficial" (es decir, sin pasar por el mercado negro, mafiosos y demás malvados típicos de las películas norteamericanas de suspense)  se incrementó ¡¡¡un 24 por ciento!!! respecto al lustro anterior.

El comercio de armas (que, recuerdo, sirven para matar gente, básicamente), el del petróleo (energía fósil contaminante per se y por la producción de plásticos, sobre los cuales se funda nuestra decadente civilización), el de drogas (tan útil para controlar y/o destruir el cuerpo y el alma de las personas) y su primo hermano el de medicinas (la inmensa mayoría de las cuales son perfectamente innecesarias y no han servido sino para debilitar el sistema inmunológico natural del ser humano) son las principales industrias del mundo en este momento: las que más dinero mueven. Son el sagrado póker de muerte y destrucción que el homo sapiens ha desarrollado a lo largo de su existencia y que ha logrado refinar sobre todo en los últimos ciento cincuenta años, los que pasarán a la Historia (si es que dentro de algunos años queda alguien que sepa lo que es la Historia y se tome la molestia de hacerla) como uno de los períodos más terribles de la Humanidad. 

Los dirigentes mundiales no cesan de repetirnos que vivimos en el mejor de los mundos posibles, en la cumbre de la civilización humana: afirman que nunca tanta gente ha vivido tan bien. Pero me río yo de tanta maravilla basada en un materialismo espúreo que ha alejado al hombre de la Naturaleza y le ha privado del sentido de la vida. Es justo en los países más desarrollados donde se acumulan los mayores índices de angustia, estrés, nihilismo y suicidio. Incluso en la Edad Media, gratuitamente denominada "Edad Oscura" por los anglosajones, el ser humano padeció peste, hambre y destrucción (como en todas las épocas, en realidad), pero a cambio disfrutó también las deslumbrantes obras de la arquitectura románica y gótica, las tradiciones sacras de la Minne y de Oc, las gestas de Teutones y Templarios, y muchas más cosas por las que mereció la pena vivir en aquél entonces. ¿Y qué podemos poner los contemporáneos en nuestra balanza que merezca ser tenido en cuenta el día de mañana? ¿Los teléfonos móviles, la Liga de Campeones, los programas de telebasura...?

De acuerdo con el documento del SIPRI, el principal exportador de armas del mundo es Estados Unidos: ¡ese país que preside nada menos que un premio Nobel de la Paz, el mesías político Barack Obama (bueno, a estas alturas, ya, probablemente el ex mesías, si hay que considerar las encuestas preelectorales para las próximas presidenciales)!  Washington negocia nada menos que el 30 por ciento de las ventas de armamento a naciones de todo el orbe, aunque sus principales clientes son Corea del Sur, Australia y los Emiratos Árabes. En cifras totales, el principal importador o comprador de armas es la India: ese país que posee armamento nuclear y se lleva especialmente mal con su vecino Pakistán (ah, me olvidaba..., y al que Estados Unidos recrimina públicamente de vez en cuando por no ser más pacífico, mientras sigue vendiéndole armas). 

Además de EE.UU., los principales exportadores de armas de todo el planeta son, por este orden, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido. O sea, tres países (igual que el de los norteamericanos) que son miembros permanentes del Consejo ¡¡¡de Seguridad!!! de la ONU y otro que aspira también a serlo. ¿No resulta una sanguinaria paradoja que luego sean todos éstos los que nos vayan diciendo a los demás que tenemos que llevarnos bien, fomentar el diálogo, trabajar por la paz mundial, etc.? Estos cinco supuestos guardianes de nuestra seguridad planetaria se reparten nada menos que el 75 por ciento de las ventas totales entre 2007 y 2011. Y hay que tener en cuenta otro pequeño detalle: la venta de armas
no se limita exclusivamente a las armas en sí, sino que incluye su munición y sus repuestos. Cualquier ejército del mundo puede disponer del cañón o el tanque más modernos del planeta pero no le servirán de nada si se le acaban las balas o se le estropea una pieza y no puede sustituirla. Sólo con este razonamiento se demuestra una vez más que la guerra no es inevitable y que podría pararse en cualquier momento en cualquier parte, si de verdad se quisiera (en lugar de hacer tanto el paripé con viajes de diplomáticos y "enviados especiales") por el simple expediente de dejar de suministrar municiones y repuestos a las partes en conflicto.

El sexto productor mundial de armas es China, quien poco a poco ha empezado a desarrollar su propia industria de armamento. En el período 2002-2006 fue el principal importador pero en el último lapso de tiempo analizado sus compras han bajado hasta situarse en el cuarto lugar, al mismo tiempo que multiplicaba sus exportaciones en un 95 por ciento y se aupaba a esa sexta posición entre los exportadores.

¿Y España? Pues resulta que el "pacifista" José Luis Rodríguez Zapatero, desde hace unos meses ya expresidente del gobierno español, consiguió nada más y nada menos que batir todos los récords de exportación de armamento de nuestro país. Este político dialogante y "amante de la paz y de la concordia entre los pueblos" hizo un espectacular negocio vendiendo armamento a países de todo tipo, algunos de los cuales pueden considerarse cualquier cosa menos democráticos. En 2009, por ejemplo, uno de los peores años de la crisis que aún soportamos (hasta que los bancos decidan que ya han conseguido todas las ventajas que buscaban), las exportaciones militares de España superaron los 1.346 millones de euros, un incremento ¡¡¡de más del 44 por ciento!!! respecto al año anterior. Algunos de nuestros clientes y productos selectos: cohetes y misiles para Israel, vehículos todoterreno y repuestos de armas ligeras para Marruecos, material antidisturbios para Venezuela, sustancias químicas y electrodos de grafito para Cuba, munición y repuestos de buques para India, radares para Ruanda, bombas de aviación para Kenia...  Por primera vez, 1 de cada 10 euros de productos españoles vendidos en el mercado mundial se generó en la industria bélica. Los datos, por supuesto, no fueron muy publicitados por los medios de comunicación españoles, aunque figuraban en un informe elaborado por la entonces titular de la Secretaría de Estado de Comercio, Silvia Iranzo, que se presentó en el Congreso de los Diputados...

Uno de los negocios más llamativos fue con la Libia de Gadafi. El hoy depuesto y asesinado coronel y jefe de Estado cirenaico visitó España en diciembre de 2007 y montó su excéntrico show habitual con jaimas, mujeres escoltas y leche de camella. Rodríguez Zapatero y Gadafi hablaron de infraestructuras, turismo y, lo que más interesaba teóricamente a nuestro país, petróleo y gas. Pero también se habló de armas. Oficialmente no se habló de este asunto, pero entre los famosos mensajes revelados por Wikileaks figuraba información facilitada  en enero de 2008 por el entonces embajador norteamericano Eduardo Aguirre, quien hablaba de que las inversiones comerciales españolas en Libia podrían llegar hasta los 12.300 millones de euros; de los cuales, unos 1.500 millones eran ventas de material bélico. Lo que sí es incontestable es que el ministerio de Industria, que entonces dirigía Joan Clos, desbloqueó poco después de la visita de Gadafi la venta de armas a Libia: sus exportaciones se habían incrementado ¡¡un 7.700 por ciento!! un año después, con el suministro de balas, bombas, misiles, granadas, torpedos y minas entre otros productos comerciales. España vendió armas a Libia hasta el mismo momento en que comenzaron las revueltas que costaron la vida a Gadafi...  Varias ONGs como Amnistía Internacional, Intermón Oxfam o Greenpeace han denunciado también desde hace años la venta de armas españolas. En 2010, por ejemplo, a casi todos los países que sufrían revueltas en Oriente Medio y el Magreb, y a otros que podían sufrirlas. Egipto y Túnez recibieron cohetes, misiles, bombas y torpedos; Arabia Saudí, vehículos militares terrestres; Marruecos, aeronaves bélicas; etc.

Después de conocer informaciones como éstas, me pregunto cómo el ministerio de Educación tiene la caradura de seguir organizando y celebrando en los colegios españoles el Día de la Paz y la No Violencia...






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