Una de mis asignaturas optativas es Misticismo y Paradojas. No porque sea especialmente divertida sino por el profesor que se encarga de ella que es ni más ni menos que el gran mulá Nasrudin: un tipo en lo físico a medio camino entre Franco Battiato y el personaje Al Yawará de la peli 'La joya del Nilo' y que resulta extraordinariamente erudito aunque disimula su sabiduría bajo el disfraz de la chanza y las paradojas, e incluso de los chistes malos. A veces pienso que de mayor me gustaría ser Nasrudin.
Esta mañana le comenté en clase la desvergüenza de la clase política, especialmente la española, en la que tantos políticos se cansan de vociferar ante los medios de comunicación que "no todos somos igual de corruptos, vagos y maleantes" aunque basta darles un carguillo para desmentir por los hechos la vía falsa de su palabrería.
- ¿Tiene solución tanta desfachatez, mulá? -le pregunté por curiosidad, conociendo casi de antemano su respuesta.
- No -se rió él de mi forzada ingenuidad-. Y además esto no sólo pasa aquí, sino en todos los países. Debes tener en cuenta que, de hecho, un político es básicamente un payaso encargado de distraer al público concentrado en la carpa mientras los verdaderos dueños del circo hacen lo que desean hacer con los embobados espectadores. Como payaso, cobra un estipendio de la empresa y todos queremos cobrar siempre más por nuestro trabajo.
Se quedó pensativo y añadió:
- Ahora que lo pienso, todos buscamos cobrar siempre más manteniendo siempre el mismo trabajo y si es posible trabajando aún menos. Incluso cobrar mucho haciendo lo que nos dé la gana. ¿Te das cuenta de que tenemos mentalidad de ladrón? Lo que me recuerda cuando murió mi amado asno, Anoshag...
- ¿Qué ocurrió?
- Me había servido bien durante muchos años, así que quedé trastornado por su muerte y prometí darle un entierro decente. Así que envolví al cuadrúpedo en una mortaja y de madrugada cuando todos durmían entré en el cementerio y lo enterré junto a los muertos humanos. Sin embargo, alguien me vio y me denunció. Me detuvieron y me llevaron ante los principales políticos de mi pueblo por impiedad.
- ¿Te castigaron?
- No te cuento lo que querían hacerme. Pero me defendí diciendo que no había ofendido la memoria de los muertos sino realizado la voluntad indirecta de Dios porque, antes de morir, mi asno me dijo que quería ser así enterrado ya que hablaba el lenguaje de los humanos. ¿Y cómo podría hablar un asno si no fuera voluntad de Dios?
Me acordé de Mac Namara pero no dije nada.
- "¿Y qué decía el asno cuando hablaba?", me preguntó divertido el principal político, el jefe de la aldea. Yo le contesté: "Insistió mucho en que le enterrara en el cementerio y luego también dijo que debía pagar a los políticos del pueblo con veinte monedas de oro". Así fue cómo retiraron los cargos. Aunque me costó veinte monedas de oro.
Sonreí ante lo cínico de la historia, que demostraba una vez más aquella gran verdad de que en todas partes cuecen habas.
- ¿Qué significa Anoshag? -pregunté al final.
- Inmortal -contestó Nasrudin antes de estallar en una carcajada.
Esta mañana le comenté en clase la desvergüenza de la clase política, especialmente la española, en la que tantos políticos se cansan de vociferar ante los medios de comunicación que "no todos somos igual de corruptos, vagos y maleantes" aunque basta darles un carguillo para desmentir por los hechos la vía falsa de su palabrería.
- ¿Tiene solución tanta desfachatez, mulá? -le pregunté por curiosidad, conociendo casi de antemano su respuesta.
- No -se rió él de mi forzada ingenuidad-. Y además esto no sólo pasa aquí, sino en todos los países. Debes tener en cuenta que, de hecho, un político es básicamente un payaso encargado de distraer al público concentrado en la carpa mientras los verdaderos dueños del circo hacen lo que desean hacer con los embobados espectadores. Como payaso, cobra un estipendio de la empresa y todos queremos cobrar siempre más por nuestro trabajo.
Se quedó pensativo y añadió:
- Ahora que lo pienso, todos buscamos cobrar siempre más manteniendo siempre el mismo trabajo y si es posible trabajando aún menos. Incluso cobrar mucho haciendo lo que nos dé la gana. ¿Te das cuenta de que tenemos mentalidad de ladrón? Lo que me recuerda cuando murió mi amado asno, Anoshag...
- ¿Qué ocurrió?
- Me había servido bien durante muchos años, así que quedé trastornado por su muerte y prometí darle un entierro decente. Así que envolví al cuadrúpedo en una mortaja y de madrugada cuando todos durmían entré en el cementerio y lo enterré junto a los muertos humanos. Sin embargo, alguien me vio y me denunció. Me detuvieron y me llevaron ante los principales políticos de mi pueblo por impiedad.
- ¿Te castigaron?
- No te cuento lo que querían hacerme. Pero me defendí diciendo que no había ofendido la memoria de los muertos sino realizado la voluntad indirecta de Dios porque, antes de morir, mi asno me dijo que quería ser así enterrado ya que hablaba el lenguaje de los humanos. ¿Y cómo podría hablar un asno si no fuera voluntad de Dios?
Me acordé de Mac Namara pero no dije nada.
- "¿Y qué decía el asno cuando hablaba?", me preguntó divertido el principal político, el jefe de la aldea. Yo le contesté: "Insistió mucho en que le enterrara en el cementerio y luego también dijo que debía pagar a los políticos del pueblo con veinte monedas de oro". Así fue cómo retiraron los cargos. Aunque me costó veinte monedas de oro.
Sonreí ante lo cínico de la historia, que demostraba una vez más aquella gran verdad de que en todas partes cuecen habas.
- ¿Qué significa Anoshag? -pregunté al final.
- Inmortal -contestó Nasrudin antes de estallar en una carcajada.
¿Hasta cuándo nos compararán a los payasos con los políticos?. Nosotros no engañamos, ni robamos, hacemos todo eso que hacen ellos.
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