La idea es que la Comisión, financiada a través de subvenciones públicas y donaciones, se ponga en marcha formalmente y que a partir de ahí estudie y determine qué mensajes o informaciones deben ofrecer los humanos a los extraterrestres cuando definitivamente desembarquen de forma pública en nuestro (¿nuestro?) planeta. Porque Peckman, de 55 años de edad, dice estar convencido de que, lo que es estar, están y que hay pruebas más que suficientes de contactos entre humanos y ETs a lo largo de la Historia. Él mismo dijo haber visto una misteriosa bola verde sobre la ciudad de Denver la noche que murió Michael Jackson.
(Lo cual por otra parte no es nada raro ya que él era un alienígena, como muy bien se insinúa en la película Men in Black; tampoco es que muriera: sólo que a partir de cierta edad los de su planeta sufren una metamorfosis que los transforma en una especie de hipopótamos voladores, así que cuando se acercaba el momento de la suya vinieron a buscarle y se lo llevaron, diciendo que había fallecido simplemente como coartada para los terrestres).
La comisión tendría como objetivo principal el de "asegurar la salud, la seguridad y la concienciación tanto de los seres humanos como de los seres extraterrestres inteligentes al objeto de facilitar una coexistencia lo más armoniosa, pacífica y respetuosa posible para ambas partes". Echo de menos en esta definición el adjetivo "inteligente" también aplicado a los seres humanos igual que lo está a los extraterrestres y me acuerdo del viejo chiste acerca de buscar vida inteligente dentro de la Tierra antes de intentar encontrarla fuera de ella.
Romanek se mudó a Colorado después de esta grabación, aunque dice haber tenido más de un centenar de contactos con los alienígenas. Me los imagino llamando a la puerta de su casa: "-Señor, ¿me da permiso ya para llevarme a sus hijas a dar una vuelta en mi ovni?" Y al señor Romanek contestando: "-¡Maldito enano descolorido, déjalas en paz de una vez! ¡Si se tienen que liar con un alien, mejor que sea con los de tipo nórdico (los que los ufólogos llaman así porque son parecidos a los escandinavos pero más altos y con el cabello rubio más largo, y van vestidos a menudo con trajes luminosos)!"
A día de hoy aún se ignora si todo esto es un elaborado montaje o hay algo inquietantemente real detrás de la película. En la cafetería de la Universidad de Dios es un tema de moda desde hace varias semanas, aunque hay dos cuestiones que ni Peckman, ni Romanek, ni King, ni nadie han contestado y, la verdad, no sé siquiera si se las han planteado:
1º) Teniendo en cuenta el grado de violencia, mentiras, estafas, asesinatos y demás barbaridades que se cometen diariamente en la Tierra, y que demuestran claramente que somos una especie infraevolucionada e incapaz de generar confianza por mucha tecnología de que dispongamos, ¿de verdad una civilización extraterrestre va a querer estrechar lazos de amistad con nosotros?
2º) Si una raza de alienígenas está tan desarrollada como para viajar desde vaya usted a saber dónde, ¿le interesará unirse a otra más primitiva que poco tiene que ofrecerle? Es más, ¿serán capaces de comunicarse con nosotros (igual que nosotros tenemos dificultades para comunicarnos, por ejemplo, con las hormigas, ya que nuestra civilización está mucho más adelantada que la suya)?
Por supuesto en la cafetería conocemos las respuestas a estas preguntas porque lo que la inmensa mayoría de los mortales desconoce es que los extraterrestres hace mucho tiempo que están aquí, en la Tierra, entre nosotros. De hecho, son nuestros propietarios. Vaya: ése es uno de los motivos por los que me metí en la Universidad, para dejar de ser uno de sus esclavos.
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