La amarga reflexión que se describe en los próximos párrafos no la firmo yo, sino que me la ha remitido un colega de la Universidad de Dios, pero me ha hecho tanta gracia que he decidido publicarlo en la categoría humorística de este blog, para descongestionarlo un poco de tantas cosas tremendas como suceden a diario y, sobre todo, para afrontar con algo de buen humor el lunes, que suele ser un día mal visto por nuestros contemporáneos (a pesar de que es uno de mis días favoritos, por estar dedicado a la Luna).
En junio de 2008, el gobierno del entonces presidente norteamericano George Bush junior debatía diversos planes para relanzar la economía de Estados Unidos. Un economista llamado Marc Faber (aquí a la derecha) publicó entonces en su boletín mensual el siguiente comentario:
"El Gobierno Federal está estudiando conceder a cada uno de nosotros una suma de 600 dólares para ayudar a los ciudadanos estadounidenses.
Pero...
Si gastamos ese dinero en Walt-Mart (una conocida cadena de grandes almacenes yankee), ese dinero acabará en China.
Si lo gastamos en gasolina, acabará en los países árabes.
Si compramos un ordenador, el dinero acabará en la India.
Si compramos frutas, acabará en México, Honduras o Guatemala.
Si compramos un buen coche, el dinero acabara en Alemania o en Japón.
Si compramos tonterías, acabará en Taiwán…
Así que ni un solo centavo ayudaría en realidad a nuestra economía.
El único medio de mantener todo ese dinero en Estados Unidos sería gastándolo en putas o en cervezas, considerando que son los únicos bienes que todavía producimos aquí. Personalmente, yo ya estoy invirtiendo mi parte.”
Según mi colega, poco tiempo después (gracias a la maravillosa capacidad de interconexión contemporánea), aparecía publicada y unida a este comentario la respuesta de un economista español, aunque la ausencia de firma nos hace sospechar que lo de “economista” era un título puramente informal, alusivo a su condición de administrador de una economía hogareña y poco más. Y seguramente relacionado con el creciente malestar social que en nuestros días ha terminado cristalizando en el movimiento 15-M, aunque en aquella época no existía formalmente.
La respuesta decía:
"Estimado Marc:
Realmente la situación de los norteamericanos es cada vez peor. De hecho, lamento informarle de que la Budweiser fue recientemente adquirida por la empresa brasileña AmBev.
Por lo tanto, les quedan solamente las putas.
Pero también le advierto de que si ellas decidieran mandar su dinero a sus hijos, el mismo vendría directamente hacia España y en concreto al Congreso de los Diputados de Madrid, donde existe la mayor concentración de hijos de puta del mundo".
Y ahora, todos juntos: ¡Viva la globalización!
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