Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 3 de octubre de 2011

Regreso con novedades

Tres meses parece mucho tiempo pero es realmente nada, sobre todo cuando uno está ocupado en algo interesante, como me sucede a mí en verano. En contra de lo que mi gato conspiranoico (y perezoso, vista su producción en el blog durante los últimos tres meses en los que yo he faltado) suele creer, no dedico este tiempo a descansar sino a realizar otras actividades importantes (sin dejar ese clásico de "salvar el mundo" que caracteriza permanentemente al gremio de los dioses y también al de los superhéroes) de las que a veces puedo hablar y a veces no, porque si lo hiciera tendría que hipnotizar a todos mis lectores con un artilugio como el de Men in Black para que se olvidaran de todo una vez leído el correspondiente artículo. 

Este año he invertido estos tres meses en distintas actividades, algunas de ellas especialmente entretenidas como por ejemplo la promoción de mi último libro, la novela Islas en el cielo, que, según las críticas que me están llegando, está teniendo una buena acogida aunque sufre algunos problemas de distribución dentro de los tradicionales defectos que padece el sector de la edición en las Españas... Pero puedo decir que realmente no he parado un momento, viajando de un lado para otro y ocupándome de diversos proyectos. Cuando hace apenas unos días vi la fecha del calendario en la que nos encontrábamos, no podía dar crédito: ¡se acabaron las "vacaciones"! Y una desagradable vocecita dentro de mi extravagante y barroco cerebro empezaba a cantar: "Llegó el momento de reencontrarte con la pandilla de neurasténicos y paranoicos que pierden el tiempo leyéndote, jejeje... Deja todo lo que estés haciendo en este momento y esclavízate de nuevo al ordenador, Es una orden, valga la redundancia, jejeje..." 

No sé de dónde diablos salió esa vocecita de gremlin, aunque se me vino enseguida a la memoria el terrible informe que publicó Cisco Systems hace unos días, el Cisco Connected World Technology Report, elaborado sobre cerca de 3.000 entrevistas a estudiantes universitarios y trabajadores menores de 30 años en 14 países del mundo: desde EE.UU. a China, pasando por Rusia, India, Australia, Alemania o España. El susodicho documento plantea una inquietante conclusión (aunque se veía venir) y es el hecho de que, cada vez en mayor medida, los hábitos sociales de los jóvenes tengan más que ver con permanecer conectados (a Internet, por supuesto) y menos con la interacción cara a cara.  Hasta el punto de que "en algunos casos las redes sociales resultan incluso más importantes que los amigos y las citas".

 Para entender la gravedad de esta paulatina absorción de la mente humana (y además la de los jóvenes, que se supone que son el futuro) por la máquina y empezar a prever lo que puede significar de negativo en la salud mental de tanta gente en muy pocos años, ahí va un dato pavoroso: el 32 por ciento (prácticamente 1 de cada 3 entrevistados) de los jóvenes del mundo considera que Internet es tan importante para su vida como... ¡el agua, la comida, la vivienda o el aire! 

Y si eso nos parece increíble, añadamos otro puñado de datos: más de la mitad de los entrevistados cree ¡que no podría vivir sin tener acceso a la red! Los brasileños y los chinos son, según el informe de Cisco Systems, los más "colgados", con un porcentaje superior al 60 por ciento, mientras los franceses son los que menos e intentan aferrarse al mundo real. Por si fuera poco, 4 de cada 10 universitarios valora más pasar su tiempo ante Internet ¡que tener una cita! (pero ¿qué se ha hecho del romanticismo? ¿o incluso del sexo puro y duro?) Y casi el 30 por ciento prefiere estar conectado en Facebook a realizar cualquier otra actividad... Lo del Facebook es caso aparte: más del 90 por ciento de los estudiantes y casi el 90 por ciento de los empleados jóvenes poseen una cuenta en el Caralibro y la inmensa mayoría de ellos la revisan una vez al día (aunque no se precisa cuánto tiempo pasan ante la pantalla revisándolo). 

Yo también tengo un perfil de Facebook como se puede ver aquí a la izquierda, y la verdad es que lo utilizo mucho (aunque entré a regañadientes, lo reconozco) porque me ha servido como utilísima herramienta de comunicación sobre todo a nivel profesional (otras redes sociales, como el estresante Twitter, sencillamente no me interesan: aparte de que no tengo tiempo para ocuparme de leer o escribir la menor tontería que se pase por la cabeza de alguien en cualquier momento, la avalancha de información basura que generan redunda en ese creciente entorpecimiento mental, esa incapacidad para pensar y argumentar y esa estupidez intelectual que cada día están más generalizados en nuestra sociedad), pero desde luego si mañana desapareciera no me quitaría la vida por eso, ni lo lloraría. Es más, procuro no incluir demasiada información personal, teniendo en cuenta el propósito original para el que se creó este instrumento informático según Mac Namara, que no es otro que el de documentar la mayor base de datos del mundo para refinar el control del Gran Hermano sobre la población. 

Y desde luego puedo garantizar que prefiero mil millones de veces una cita real, cara a cara, con una persona de verdad que un intercambio de frases e iconos de pantalla a pantalla, por muchos efectos flash o muchos links de interés que incluya la conversación.

Me creo los datos de Cisco Systems, y no sé si se quedan cortos, porque conozco personalmente varios casos de personas que no pueden sobrevivir sin sus teléfonos móviles y sus ordenadores, siempre en conexión con alguien. He viajado por ejemplo en automóviles conducidos por gente que no podía dejar de atender su teléfono, no ya para contestar una llamada ¡sino para leer un tweet que acababa de entrarles! Y cuando las he recriminado por esa actitud, me han contestado como los drogadictos o los alcohólicos: "¿Enganchad@ yo? ¡Qué tonterías estás diciendo! ¡No es verdad! Sólo es que estoy pendiente de que me llegue cierta información... ¡Y además he aprovechado el semáforo para leerlo!"

Como contribución al necesario desatascamiento tecnológico de nuestra sociedad, este curso mi blog tendrá tres entradas a la semana, en lugar de las cinco habituales durantes los cursos precedentes. Con esta reducción del ritmo intentaré además mejorar la calidad de los textos incluidos y de paso extraeré unas horas preciosísimas (pero ¿a quién se le ocurrió reducir el día a sólo 24 horas, habiendo tantas cosas por hacer?) que voy a necesitar más que nunca para afrontar la ingente cantidad de trabajo que tengo por delante. Si algún gobierno o millonario con alma de mecenas tuviera la gentileza de financiarme, podría volver a las cinco entradas o incluso expandirme a siete (o mejor, no, que ya he dicho que hay que desatascar el tráfico informático), pero de momento no es ése el caso.

¿Que por qué tengo tanto trabajo por delante? Aaaaah..., ahí quería yo llegar, porque por fin puedo adelantar la noticia que llevo tanto tiempo queriendo soltar y que se ha producido precisamente durante estos últimos meses: ¡acabo de aprobar mis últimas asignaturas de Segundo en la carrera de Dios y este curso empiezo por fin Tercero! Los últimos exámenes han sido especialmente durillos (el de Sánscrito y Arameo, en concreto, fue todo un poema) pero en última instancia conseguí un aprobado raspado y desde ya mismo cambio de aula en la Universidad de Dios. Eso sí, teniendo en cuenta que aprobar los dos primeros cursos me ha costado..., hummm, 23 años (¡23! ¡Ese número!), a este paso voy a necesitar varias reencarnaciones más para poder terminar la carrera...

Menos mal que soy inmortal.



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