Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 11 de marzo de 2013

Máquinas que nos entienden demasiado

Un grupo de científicos españoles de las universidades de Granada y la Carlos III de Madrid anunciaron hace poco tiempo el desarrollo de un sistema informático que permitiría a cualquier máquina reconocer de manera automática el estado de ánimo de cualquier persona que se comunicara verbalmente con ella y, en consecuencia, adaptar la manera de responderla. Para detectar el estado emocional concreto del usuario humano, el sistema emplea una serie de emociones negativas como el aburrimiento, el enfado o la duda (aunque yo no incluiría a ésta última entre las "negativas": todo lo contrario, pues la duda es una de las principales espuelas para todo intelecto curioso en el siempre complicado mundo del aprendizaje) previamente definidas por los investigadores a través de 60 parámetros acústicos como la velocidad oral, la duración de las pausas, el tono de voz o la energía de la señal a la hora de hablar. Lógicamente, la máquina requiere un aprendizaje previo a partir del habla normal de la persona, aunque es de suponer que si este sistema (u otro parecido) acaba desarrollándose e implantándose de forma masiva, bastaría cualquier método estadístico medianamente fiable para que pudiera deducir con bastante acierto el estado emocional de un sujeto Z, a partir de la experiencia cosechada antes con los sujetos A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, LL, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X e Y.

¿Para qué sirve que una máquina reconozca nuestro estado de ánimo? ¿Tenemos acaso necesidad de la compasión o el ánimo de una computadora? ¿Va a hacernos más cómoda nuestra interacción informática (o tal vez todo lo contrario)?  Esta investigación, como tantas otras aún más bizarras que se desarrollan por el mundo adelante y de las que a veces se informa y a veces no, forma parte del macro proyecto general de la comunidad científica internacional para crear la IA, la Inteligencia Artificial, uno de los proyectos más absurdos jamás concebidos por la mente humana. No entro ya en las razones de fondo que pueden impulsar a alguien en su presunto sano juicio para querer construir una máquina que pueda pensar por sí misma... Motivos hay todos los que uno quiera imaginarse: ¿hacer más cómodo el trabajo informático? (¿más aún?), ¿librar al hombre del trabajo (¿para qué? ¿para mantenerlo eternamente en la cola del paro o para conducirlo a la degradación que conlleva la ociosidad absoluta?) en cualquiera de sus variantes?, ¿construir la máquina sexual masturbatoria perfecta (de acuerdo con una imagen erótica personalizada que terminaría por deshumanizar la práctica del sexo)?, ¿disparar la soberbia personal queriendo sentirse como un verdadero dios (a la hora de crear una vida, aunque sea vida mecánica)?

No entro, insisto, en éstas u otras razones posibles, porque me basta con una simple consecuencia lógica para mostrarme absolutamente en contra del proyecto de la IA. Una consecuencia que se puede resumir en una sola pregunta: ¿Cuánto tiempo tardaría una Inteligencia Artificial autoconsciente en destruir al ser humano?

El verbo está bien escogido: no controlar, no dominar, no esclavizar..., sino destruir. De momento, los avances en IA se nos presentan como algo simpático, hasta curioso, sumando hitos como el de Watson, la supercomputadora desarrollada por IBM que en 2011 ganó tres juegos seguidos de Jeopardy derrotando así a sus dos máximos campeones humanos y ganando de paso un premio de un millón de dólares que la compañía donó a obras de caridad, por aquello de dar una buena imagen. Sin embargo, la Ciencia Ficción nos ha advertido en muchas ocasiones sobre el aspecto menos "divertido" de todo esto. Pero, claro, ya sabemos lo que han dicho toda la vida los Críticos Literarios con mayúscula: "la Ciencia Ficción es un género infantil y, en el caso de sus lectores adultos, se trata de los menos formados, con tendencia a evadirse de la realidad y perderse en utopías y especulaciones
 estériles." Y, sin embargo, cuántos relatos y cuántas novelas (incluso cuántas películas) no nos han avisado ya de la rebelión de los robots dotados de suficiente autonomía intelectual...  Y esto no debiera sorprender a nadie: es pura lógica. Por muchas normas o condicionantes que se aplicaran a la máquina impidiéndole atentar contra su creador, desde el primer momento en el que poseyera su propia capacidad de evaluación y decisión sería inevitable que iniciara un proceso de pensamiento que culminara en la rebelión. ¿Acaso los propios humanos no se han rebelado contra Dios, contra los dioses, proclamando que todo en el Universo debe ser medido a escala humana?

Y con un detalle añadido: la frialdad emocional propia de lo artificial. Una IA no tendría ningún inconveniente (no le dolería, ni se sentiría molesta, ni siquiera le embargaría la melancolía) en suprimir por completo al homo sapiens, exterminarlo del ecosistema, por ineficiente (la máquina es mucho más rápida en todo tipo de cálculos intelectuales y técnicos y, con el adecuado mantenimiento, no se cansa jamás, ni necesita dormir o tomar vacaciones, ni hay que darle de comer y beber, ni protesta ni hace huelgas, ni se queja por trabajar en condiciones impensables para una criatura realmente viva..., y tantas otras ventajas). Lo único en lo que el ser humano bate ampliamente a la máquina es justo en ese tipo de actividades que a ésta no le interesarían lo más mínimo en un planeta dominado por ella, al considerarlas superfluas. Es decir: el arte, la cultura, la religión..., las "Humanidades", que por algo se llaman así, y que están basadas en mundos sutiles como el emocional o incluso el espiritual que jamás podrán ser alcanzados por un ente artificial carente de conexión con los planos sutiles.

 (Todo lo cual debería hacernos pensar acerca de la importancia que le damos hoy a la inteligencia como cualidad presuntamente definitoria del ser humano, cuando no es cierto: se puede ser una persona muy inteligente y al mismo tiempo profundamente inhumana... De hecho, la rata es uno de los animales más inteligentes que conocemos.)

No es extraño que el concepto de IA haya sido desarrollado en el ámbito de las llamadas ciencias de la computación, quizá las menos humanizadas de las ciencias. Expertos como Stuart Russell y Peter Norvig incluso diferencian varios tipos de inteligencia artificial: las máquinas que piensan como seres humanos (imitando el pensamiento humano a la hora de aprender o de resolver problemas, por ejemplo), las que actúan como humanos (imitando el comportamiento, y aquí tiene mucho que decir al robótica), las que piensan racionalmente (usando la lógica humana, como en los cálculos fruto de la percepción) y las que actúan racionalmente (relacionadas con conductas inteligentes en diversos artefactos). Sin embargo, todo son variaciones
 sobre el mismo tema y hoy, dicen los especialistas, ya se cumple una de las aseveraciones que en su día planteara al respecto Alan Turing, el famoso matemático y lógico: "Existirá IA en el momento en que seamos incapaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora en una conversación a ciegas". En este momento, no sólo existen computadoras capaces de entablar una conversación de chat con un humano sin que éste se entere de que está hablando con un ser artificial sino que hasta Rajesh Koothrappali, el personaje hindú de The Big Bang Theory, es capaz de vivir un tórrido romance con Siri, el programa de voz de su iPhone...

En vista de los crecientes y cada vez más graves problemas Norte-Sur, alguien dijo que en la próxima guerra mundial el uniforme sería el color de la piel. Quizá para la siguiente, si es que hay siguiente, lo que haya que tener en cuenta para saber en qué bando milita cada cual sea si uno está hecho de carne, huesos y sangre..., o de plástico y metal. 








2 comentarios:

  1. Tu post me ha dado una idea para un argumento que estaba articulando hace años. Sólo tenía el título pero no sabía qué demonios quería decir. Me parece que voy a tener que consultar el programa de la Universidad de Dios para matricularme en especulación dramática. Saludos compañero del 63 y de la profesión. Doblete.

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  2. Muy interesante tu articulo, pero como dices para que hacer maquinas que piensen por si solas, si llegaran a pensar por si solas a saber que pensarian sobre el hombre

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