Había
una vez un mundo plano, donde las personas eran planas como letras
sobre un manuscrito y tenían un pensamiento plano acerca de lo que les
rodeaba, acerca del universo plano en el que residían.
Todas
las cosas eran planas: los edificios, los coches, los árboles... Una
persona plana no podía cruzar un río a nado porque era tan plana que
chocaba con la línea plana que enmarcaba el curso del agua, así que sólo
le quedaba el recurso de pasar al otro lado cruzando un puente plano.
De
igual forma no se podía saltar una cerca, escalar una montaña, entrar
en una casa por la ventana, no se podía subir una escalera, ni saltar
sobre la cama elástica..., porque todo era plano. No había aviones y
tampoco submarinos. Cuando una persona se cruzaba con otra, no le
quedaba otro remedio que rodearla para seguir adelante.
El mundo plano conoció un día el desastre.
Se puso a llover.
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