Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El cuento chino de Ben Laden y el Chinook derribado

Yo no sé si alguien más comparte su hogar con un gato conspiranoico que no sólo habla sino que además argumenta y especula sobre las informaciones más extravagantes, pero en mi caso lo de convivir con Mac Namara se ha convertido en una especie de Expediente X donde tengo la incómoda sensación de haber asumido el papel de la ignorante y descreída Scully que acaba siendo sorprendida y acorralada un día sí y otro también por las misteriosas evidencias aportadas por el astuto y listillo de Mulder (que, por supuesto, es el propio Mac Namara). O, para los lectores de más edad, es como si yo fuera el Watson torpe y anonadado al que no le queda otra que seguir como buenamente pueda la brillante, eficaz y rápida labor deductiva de Holmes... Lo cierto es que cada vez que hablo con mi felino amigo me entero de los secretos más abracadabrantes y, aunque a menudo creo que me está tomando el pelo, cuando pasa el tiempo acabo confirmando por otras vías (no necesariamente públicas para el mundo en general) lo que me contó en su momento. 

Uno de los asuntos sobre los que hablamos en su día fue lo del numerito de la operación de comandos protagonizada por los SEAL norteamericanos que se supone mataron a tiro limpio a Osama Ben Laden el 1 de mayo (¡precisamente!) de este mismo año en la localidad paquistaní de Abbottabbad. Recuerdo que el nombre de este lugar me pareció poco serio desde el primer momento (me recordaba a aquellos antiguos y estupendos cómicos norteamericanos, Abbot y Costello, especialistas en perseguir, por cierto, todo tipo de monstruos y fantasmas). Pocos días antes y con la vista puesta en las próximas elecciones presidenciales norteamericanas, se había publicado el desastroso índice de popularidad de Barack Obama: un 44%. Nada extraño si tenemos en cuenta que su gestión al frente de la Casa Blanca ha sido tan brillante como la de su predecesor, George Bush Junior... Y resulta que tras conocerse la noticia de la muerte oficial del "enemigo público número 1 de América" se disparó al 80%. Este hecho fue considerado por conspiranoicos de medio mundo como una especie de prueba preliminar de la falsedad de toda la operación.

Lo cierto es que la intervención de los SEAL, tal y como se ha contado oficialmente, resulta absurda, increíble y tan peliculera que cualquiera diría que el jefe de esta tropa especial era el mismísimo John McClane. Citemos sólo tres de los muchos datos datos del informe final que hay que ser un poco ingenuo para tragarse tan alegremente como se los han tragado tantas personas a lo largo y ancho de este mundo:

1º.- La misma residencia durante años de Ben Laden en Abbottabad, sin que las autoridades militares paquistaníes y/o sus servicios de información estuvieran al tanto (máxime cuando vivía tan cerca de una de sus instalaciones y teniendo en cuenta la estrechísima colaboración que desde hace muchos años -en especial desde la época de Pervez Musharraf- mantienen los servicios secretos yankees con los paquistaníes).

2º.- La inexistencia de fotos o videos de Ben Laden muerto (teniendo en cuenta que la Casa Blanca permitió la publicación de imágenes de otros muertos en la operación, así como de otros "enemigos públicos" de Yankeelandia como Sadam Hussein o Muamar el Gadafi, no existen razones defendibles que impidieran la posible difusión de la, para tantos engañados patriotas norteamericanos, ansiada imagen; sobre todo cuando se han distribuido tantas fotografías falsas de nuestro villano favorito a lo largo de los últimos tiempos).

3º.- El lanzamiento de su cadáver al mar (los rituales funerarios islámicos no indican el océano como un lugar de enterramiento viable, por perverso que haya sido en vida el individuo; es más bien al contrario: debe ser enterrado...  En primer lugar es preciso entregar el cuerpo a la familia -y si no hay familiares, a amigos o vecinos y, en última instancia, a la comunidad musulmana; en este caso al propio gobierno de Pakistán-  y luego se debe lavar el cuerpo, perfumarlo, envolverlo en sábanas blancas, orar por él y sepultarlo inclinado sobre su lado derecho con la cara en dirección a La Meca).

- Pero es que además Ben Laden llevaba mucho tiempo muerto -indica Mac Namara, con rotundidad-: desde finales de 2001, casi seguro. ¡Hasta la prensa británica más seria publicó que en junio de ese año había sido operado de riñón en Dubai y que fue visitado en el hospital por agentes de la CIA! Necesitaba engancharse a una máquina de diálisis, lo que ya de por sí demuestra la falsedad de las informaciones que insistieron en convertirle durante años en una especie de eremita guerrillero instalado en un refugio secreto de escarpadas e inhóspitas montañas .

En ese momento, recordamos el asesinato de Benazir Bhutto, la valiente exprimera ministra de Pakistán asesinada en diciembre de 2007 y de la que nadie se acuerda hoy a pesar de que durante un tiempo fue el juguete político favorito de los medios de comunicación occidentales. Ella, entre otras muchas personas bien informadas (de hecho, residía en Dubái en la misma época en la que Ben Laden fue intervenido quirúrgicamente) cuyas opiniones nunca se difundieron masivamente ni en Europa ni en Estados Unidos, confirmó en una entrevista televisiva rodada un mes antes de sufrir el atentado que la mató (por cierto, su familia no permitió que se le hiciera la autopsia así que nunca quedó clara la causa real de su muerte: disparo, explosivo o golpe en la cabeza son las tres hipótesis) que el supuesto líder máximo de Al Qaeda fue asesinado por un agente secreto llamado Omar Sheikh que trabajaba para la CIA...

En éstas estábamos cuando Mac Namara me preguntó lo siguiente:

- Para que toda la operación de desinformación montada en torno al cuento de la supuesta muerte de Ben Laden a manos de los SEAL (aviso para navegantes: era el equipo número 6...) quedara definitivamente cerrada y resuelta faltaba un pequeño detalle, ¿no crees? 

- Naturalmente -contesté- y se refiere a los SEAL, precisamente. Siempre me ha parecido muy sospechoso que no se facilitara tampoco ninguna imagen de los comandos que materializaron la operación. Ni siquiera de su jefe. Ni siquiera aunque posaran con el equipo de combate que les hace prácticamente irreconocibles, si es que son las cuestiones de seguridad las que pueden preocuparles a ellos y a sus responsables... Los yankees adoran las imágenes de este tipo de héroes y, ya que no había fotos del "malo" muerto, ¿por qué no distribuir alguna de los "buenos"? Espera un momento..., ¿no me querrás decir que estos SEAL no existieron y que la operación en sí no llegó a llevarse a cabo?

- No, no: la operación sí se ejecutó pero los comandos que participaron en ella por fuerza debían saber la verdad. Y la verdad incluía la inexistencia de Ben Laden y su muerte ficticia. Ahora bien, por muy leales que fueran tus tropas, ¿confiarías en que alguno de ellos no fuera a irse de la lengua? Demasiada gente se les ha escapado ya de las manos y han revelado informaciones que "no deberían haber contado": otra cosa es que la gente corriente se las crea o las tache de "ridículas conspiranoias"... No, había que silenciarles.

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo.

- ¿Quieres decir que...?

- Apenas tres meses después de la operación de Abbottabad, en plenas vacaciones de verano en el mundo occidental y cuando la gente menos atención prestaba a las noticias, las agencias de información distribuyeron un teletipo muy interesante según el cual el propio presidente afgano Hamid Karzai confirmó, el sábado 6 de agosto de 2011, "el suceso más sangriento para las tropas estadounidenses desde el inicio del conflicto en el año 2001". Y es que 31 soldados norteamericanos y 7 afganos habían perdido la vida al estrellarse su helicóptero, un Chinook de doble hélice, en el centro del país durante una operación antitalibán. Las causas del "incidente" eran "desconocidas", como suele suceder en estos casos debido a la censura militar, aunque "se baraja que pudiera haber sido atacado por un misil". Pero atención a este dato, que es muy sugerente: "...más de 20 de los 31 soldados estadounidenses muertos eran miembros de los SEAL, la mejor fuerza de las Operaciones Especiales de EE.UU., que estuvo al mando de la operación que acabó con Osama Ben Laden..."

Ante mi asombro, mi gato conspiranoico añadió:

- Un teletipo posterior confirmó que al menos eran 22 los soldados muertos que pertenecían a la misma unidad que "mató" a Ben Laden: el SEAL TEAM 6, aunque insistían, ¿tú les crees?, en que no fueron los mismos que participaron en la operación...

 

 


1 comentario:

  1. Como ya ha pasado muchas veces en la historia, las mismas persona sin escrúpulos que organizan matanzas de personas, o actuaciones "gloriosas" por el "bien de la humanidad", se encargan de borrar todo rastro, aun asesinando a la gente que le ayudó a conseguir a sus propósitos. Claramente, somos peones de un tablero de ajedrez muy grande, llamado Tierra.

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