Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 10 de mayo de 2013

El Universo se deshace

El telescopio espacial Planck, de la Agencia Espacial Europea, corroboró hace pocos meses con sus observaciones una de las pocas cosas más o menos ciertas que conocemos acerca de la realidad (bueno, de lo que llamamos realidad) y es que el Universo se comporta exactamente tal y como estaba previsto desde que las investigaciones inicialmente firmadas por Albert Einstein y posteriormente desarrolladas por otros científicos plantearon un esquema según el cual crecía y crecía, de acuerdo a un "juego de atracción y repulsión" como lo ha calificado en varias ocasiones el Nobel de Física norteamericano Brian Schmidt. Schmidt ganó el premio en 2011 junto con sus colegas Adam Riess y Saúl Perlmutter justamente por sus estudios durante años sobre la expansión acelerada del cosmos. En los últimos meses, se ha dedicado a pasearse por diversos países explicando su trabajo y las consecuencias que pueden extraerse del mismo. Hace pocas semanas, Schmidt estuvo en Madrid ofreciendo datos muy interesantes sobre todo este asunto.

Por ejemplo, respecto al "juego" citado, resulta que en compañía de su equipo este hombre descubrió a finales de los años 90 del pasado siglo que, a pesar de lo comúnmente creído hasta el momento, el Universo no se ha desacelerado desde el denominado Big Bang (de acuerdo con la teoría de que todo comenzó con él) sino todo lo contrario. Y eso es porque la gravedad funciona de dos maneras..., porque hay dos tipos de gravedades, no una, ya que existen dos tipos de ladrillos cósmicos, por así decir: los compuestos por la materia según la conocemos, cuya gravedad tiende a atraer y unir unas cosas con otras y los compuestos por eso que nadie sabe qué es y por ello conocemos con el concepto de materia/energía oscura, que hace justo lo contrario. Y, ojo, resulta que la materia, aunque sea lo único que podemos captar y analizar con nuestros limitados sentidos humanos (incluyendo aquí nuestra tecnología más desarrollada), es claramente minoritaria en este esquema. Es una parte pequeñita. No manda. No impone las reglas (las más importantes de las cuales seguimos sin saber cuáles son, por mucho que hablemos pomposamente de los principios fundamentales de la física y conceptos similares). Para entenderlo gráficamente: la materia, eso que nos parece tan importante porque es con lo que mayoritariamente nos relacionamos, apenas supone el ¡¡¡4,5 por ciento del Universo!!! El 75,5 por ciento restante es materia/energía oscura..., y no tenemos ni idea de lo que es ni de cómo funciona.

¿Qué significa todo esto, hablando en plata? Pues que el Universo no va a rebotar en un momento dado, cuando llegue al límite de lo que pueda "estirarse" desde su presunta concentración inicial para empezar entonces a contraerse progresivamente y llegar a un supuesto Big Crunch donde todo volvería a estar concentrado de nuevo, según pensaban hasta ahora los investigadores. En lugar de eso, los fragmentos de materia (galaxias, estrellas, planetas, cometas, etc.) irán separándose y alejándose unos de otros cada vez más y más, y cada vez a mayor velocidad, sin freno alguno... Para entenderlo
mejor, imaginemos que mañana lográramos inventar un combustible casi mágico (un combustible que nos permitiera generar una velocidad muy superior a la de la luz) con el que pudiéramos viajar en una nave espacial hasta un planeta situado a tres años luz en sólo seis meses. Si fundáramos colonias allí y confiáramos en un transporte regular entre la Tierra y el nuevo planeta (y teniendo en cuenta que la civilización humana durara millones de años, porque se trata de un proceso a largo plazo), nos llevaríamos un chasco porque, con el paso del tiempo y por ese efecto de expansión, el nuevo mundo estaría cada vez más lejos cada vez más rápido. Pronto, tendríamos que invertir un año en llegar allí porque estaría a seis años luz. Y, en mucho menos tiempo, serían dos años porque estaría a doce años luz y así sucesivamente..., hasta que quedara fuera de nuestro alcance. Por supuesto, la progresión de este proceso, en comparación con nuestra existencia humana, sería muy lenta, pero lo importante es que el destino final es la dispersión de la materia. Schmidt lo expresaba en el encuentro con los periodistas con una frase tremenda, capaz de erizar el vello de cualquier materialista: "el Universo entero se está desvaneciendo, de la misma forma que un gas caliente se expande hasta que se enfría y después se diluye por completo (...) su oscuro futuro es la inexistencia, la nada". 

De hecho, el 99 por ciento de la materia conocida ordinaria del cosmos es hidrógeno, con el que se construyen las estrellas. Y hoy por hoy, a pesar de todo éstas siguen naciendo y conformando nuevas galaxias..., pero ya a un ritmo mucho menor que en el pasado. Según los datos manejados por Schmidt, el Universo tendría en estos momentos unos 13.800 años de edad. Pues bien, cuando "sólo" tenía 3.000 millones, la creación de estrellas era veinte veces más alta que en la actualidad. La mayor parte de las estrellas de nuestra galaxia se formaron en aquel momento, lo cual nos facilita otro dato significativo. Schmidt de nuevo, con otra frase escalofriante: "la mayor parte de las cosas que han de suceder en el Universo han sucedido ya". Para mejor comprender esta idea, lo mejor es observar el cielo una noche clara. Todas esas estrellas
que vemos brillando sobre nosotros, ese tapiz mágico que nos devuelve a nuestras propias y humildes proporciones cuando comprendemos que somos menos que una mota de polvo en el desierto, forman una fotografía del pasado. Es decir, lo que estamos viendo no es la luz de las estrellas tal cual existen ahora mismo sino tal cual eran hace millones de años (cada estrella con una edad diferente, según la distancia que nos separe de ella), cuando la emitieron y después de recorrer un largo camino hasta llegar a nuestro sistema. Es probable que muchas de las que vemos en este momento ni siquiera existan ya. El mismo Sol que vemos cada día sobre nosotros no es el Sol en tiempo real, sino hace ocho minutos..., que es el tiempo que tarda en recorrer su luz la posición donde está físicamente el astro del lugar de la Tierra desde donde podemos verlo. El Sol podría haber explotado y desaparecido hace un rato largo, pero nosotros no nos enteraríamos hasta pasados ocho minutos de esa catástrofe. Así que el cielo sobre nosotros es, pues, un cielo fantasma, irreal. 

Y de acuerdo con los datos manejados por Schmidt y sus colegas, es también un cielo terminal porque, a medida que vaya pasando el tiempo y se alejen más y más de nosotros, las estrellas irán desapareciendo una por una del horizonte, hasta dejar simplemente una noche negra sobre nuestras cabezas. Según sus cálculos, dentro de unos 500 millones de años (un considerable plazo para nosotros como individuos pero un parpadeo en términos cósmicos), desde nuestro planeta será imposible distinguir ni una sola galaxia. No importa lo avanzada que esté la tecnología en aquella época, suponiendo que la humanidad sobreviva hasta entonces: las estrellas estarán tan lejos de nosotros que será inútil perder el tiempo tratando de verlas. El paso siguiente es que cada una de las galaxias quedará sola, librada a su propia suerte, abandonada en el océano inmenso como la improvisada balsa de un grupo de náufragos..., y se irá consumiendo a sí misma hasta finalmente desaparecer en la nada. Todo esto, si nos fijamos, no es más que la traslación al campo astronómico de la ley de la entropía por la cual toda la energía disponible se va consumiendo progresivamente, sin posibilidad de reciclaje.

Hay muchas preguntas por responder, naturalmente, pero carecemos de respuesta para ellas y es posible que nunca podamos contestarlas, lo que aumenta la frustración de muchos observadores de las estrellas. Por ejemplo: ¿Hay alguna forma de evitar que el cosmos continúe esta carrera acelerada hacia su desaparición, o de frenarla al menos? ¿Existe un tónico energético, una especie de Vellocino de Oro estelar, que pudiese devolver la vitalidad a un Universo moribundo y asegurarle algo más de continuidad? ¿Podríamos escapar de este Universo de alguna manera, antes de que se desvaneciera del todo? Aunque eso supondría que existen otros Universos... ¿Y..., los hay? ¿Regirían las mismas leyes en ellos que en el nuestro? ¿Existen seres extraterrestres en alguna parte que han resuelto ya este problema y podrían ilustrarnos sobre posibles soluciones? ¿Están demasiado lejos para que podamos contactar con ellos? Y, a todo esto, ¿qué papel tiene en toda esta película la materia/energía oscura? ¿Es en ella donde reside la verdadera existencia? ¿Acaso lo material no es más que una plasmación en otro nivel, una especie de juguete o de artefacto manejable, de la voluntad inteligente que residiría en esa zona "oscura" para nuestro pobre entendimiento científico?








No hay comentarios:

Publicar un comentario