Como escritor, siempre me ha parecido que el mítico pánico-al-folio-en-blanco con su habitual acompañante abandono-de-las-musas es sólo una excusa para vagos (uno no es autor porque escribe, sino que escribe porque es autor..., y un autor por definición es un creador: no puede dejar de crear a no ser que algo o alguien le imposibilite de alguna forma) pero desde que existe Internet es, además, una mala excusa. Basta navegar unos minutos por la red de redes para encontrarse con cientos de argumentos y miles de personajes a desarrollar. Eso, cuando no te aporta historias ya construidas y plenamente a tu disposición para que las manejes a tu gusto. Cada vez que me conecto pierdo demasiado tiempo (y no es algo que me sobre, precisamente, aunque me han dicho que cuando terminas la carrera de Dios y empiezas a trabajar como tal tienes un plus de eternidad) leyendo historias interesantes que no busco pero que me salen al paso mientras rastreo alguna información en concreto.
Una de las más curiosas y que lleva un par de años circulando on line hace referencia al extraño caso de una mujer llamada Luz, que publicó un llamativo comentario al pie de un artículo sobre universos paralelos, un clásico subgénero de la Ciencia Ficción, que hoy es en parte aceptado como posible (al menos en el plano teórico) por numerosos físicos. Se basa en la presunta existencia de diversas realidades independientes pero coexistentes entre sí, que incluso podrían tener puntos de contacto para pasar de uno a otro. Ésta última es la parte importante porque si no existiera ninguna permeabilidad tampoco interesaría tanto: total, nunca podríamos comprobar la hipótesis... La Física Cuántica ha hecho mucho por alimentar esta idea, gracias a la cual nos podemos abrir a un auténtico Multiverso: es decir, un abanico de numerosos universos más o menos conectados entre sí pero diferentes unos de otros.
Cuántas dimensiones diferentes podría haber, es un auténtico enigma. Si, como dicen algunos físicos, cada vez que tomamos una decisión por pequeña que sea enfilamos por un universo distinto (por ejemplo, decidimos levantarnos quince minutos más tarde de lo normal por quedarnos remoloneando en la cama por la mañana y eso nos hace salir más tarde de casa y ser atropellados por un coche que, si hubiéramos permanecido en "nuestro universo", no nos habría tocado un pelo porque a esa hora todavía no habría pasado por donde íbamos), quizás estaríamos ante una existencia infinita de posibilidades. Es como una de esas cabinas de ascensor forradas con espejos y en las que nos vemos reflejados a nosotros mismos una y otra vez y otra y otra y otra...
En caso de aceptar la hipótesis del infinito, el contenido de esos universos paralelos podría ser cualquier cosa que pudiéramos imaginar, o que no. Podríamos entrar en una dimensión donde el Diablo fuera el bueno y Dios el malo, o donde en lugar de haber evolucionado como primates lo hubiéramos hecho como reptiles y los humanos tuviéramos aspecto de dinosaurios, o donde Barack Obama fuera el presidente de Indonesia y Arnold Schwarzenegger el de los Estados Unidos... Todo vale. El concepto, combinado con ese traspaso de habitantes de una dimensión a otra (a la nuestra) ha sido explotado mil y una veces por la literatura, el comic y el cine del género fantástico, y también por los cocineros de algunos "misterios" más o menos populares...
Y no es algo nuevo. Por citar sólo un caso, en la literatura nórdica en general y germana en particular, son muy corrientes desde hace siglos las fascinantes historias del Döppelgänger: literalmente El doble que camina; es decir, que vive y se manifiesta en nuestra vida en un momento dado. El propio Goethe refirió una experiencia particular suya, aunque no falleció inmediatamente después de cruzarse con el misterioso Goethe Bis, como reza la leyenda según la cual la aparición de esta figura es sinónimo de muerte inminente. En mi caso concreto, han sido vistos Döppelgängers de un servidor, que yo sepa, en cierto pueblo de Irlanda y también en Londres, la capital británica, donde unas personas que me conocían incluso estuvieron a punto de acercarse a saludarme. Quiero decir, de saludar a alguien que era yo, pero no lo era. He estado en ambos lugares en otros momentos, pero nunca cuando mis conocidos vieron a mi doble..., aunque yo prefiero pensar que tengo una cara bastante vulgar.
Y no es algo nuevo. Por citar sólo un caso, en la literatura nórdica en general y germana en particular, son muy corrientes desde hace siglos las fascinantes historias del Döppelgänger: literalmente El doble que camina; es decir, que vive y se manifiesta en nuestra vida en un momento dado. El propio Goethe refirió una experiencia particular suya, aunque no falleció inmediatamente después de cruzarse con el misterioso Goethe Bis, como reza la leyenda según la cual la aparición de esta figura es sinónimo de muerte inminente. En mi caso concreto, han sido vistos Döppelgängers de un servidor, que yo sepa, en cierto pueblo de Irlanda y también en Londres, la capital británica, donde unas personas que me conocían incluso estuvieron a punto de acercarse a saludarme. Quiero decir, de saludar a alguien que era yo, pero no lo era. He estado en ambos lugares en otros momentos, pero nunca cuando mis conocidos vieron a mi doble..., aunque yo prefiero pensar que tengo una cara bastante vulgar.
Los muchos relatos que explotan el argumento del paso de un universo a otro lo explican por los experimentos singulares realizados por algún científico loco o las artes mágicas de un brujo desquiciado que "rasgan" el "velo" de la existencia o, de forma más corriente, por medio de sucesos inexplicables pero presuntamente naturales y cíclicos que propician la apertura de puertas especiales (lugares donde se concentran energías muy poderosas que permiten estos viajes tan peculiares) que comunican los distintos niveles de existencia. En las creencias célticas, existen dos momentos del día, el amanecer y el crepúsculo (cuando no es de día pero tampoco es de noche), que son propicios para atravesar esas puertas..., si es que uno sabe dónde encontrarlas. Entonces alguien de aquí puede pasar allí, alguien (o algo, preferentemente monstruoso) puede pasar de allí aquí o bien, por aquello de mantener el equilibrio cósmico, alguien pasa allí mientras otro alguien pasa aquí. Se llama efecto de "doble espejo" si los que traspasan el umbral, generalmente por accidente, son la misma persona de cada dimensión: o sea, si yo pasara a otra mientras al mismo tiempo mi yo de la otra dimensión pasara a ésta.
También es posible que transitáramos hacia un universo muy similar al nuestro, aunque con leves variantes. De hecho, hay quien dice que eso sucede más a menudo de lo que pensamos y que resulta muy corriente que cambiemos, aunque lo hagamos durante un breve período de tiempo (minutos, horas, tal vez unos pocos días...) para regresar enseguida. En esos casos, nos queda la extravagante sensación de que "algo no cuadra": haber vivido sucesos que en realidad no ocurrieron (según nos confirman los que viven con nosotros) o haber perdido el recuerdo de algo que se supone sí que ha sucedido. El gran Philip K. Dick contaba muy alarmado su descubrimiento personal de las distintas realidades coexistentes el día que entró en el cuarto de baño de su casa y, tras un largo rato buscando el cordón de la lámpara que "siempre" había estado a la derecha, descubrió con estupor que lo que había era un interruptor en la pared y además se hallaba a la izquierda. Claro que su caso fue extremadamente peculiar: estaba predestinado a enfrentar el lado bizarro de la vida desde el momento en el que Jane, su hermana melliza, murió al poco de nacer ambos y fue enterrada en un cementerio donde sus padres dejaron, al lado, el hueco para enterrarle a él, junto con la lápida ya correspondiente en la que sólo faltaba grabar la fecha de su muerte (en la foto, la lápida completa). ¿Quién no sospecharía de la vida con semejantes inicios?
Respecto a la historia de Luz, en el comentario que anotó decía tener 41 años y explicaba, con un tono atemorizado y un poco desesperado, la experiencia sufrida hacía cuatro meses pidiendo a quien hubiera pasado por algo similar que le escribiera a su correo electrónico. "Un día me desperté y todo era distinto, nada espectacular ni nada que ver con los viajes en el tiempo y todas esas cosas, sencillamente me levanté en el mismo año y el mismo día en que me acosté pero muchas cosas eran diferentes. Son cosas pequeñas, pero lo suficientemente importantes para saber que, en un momento dado hubo un punto de inflexión en el que las cosas son diferentes (...) estaba en mi casa de alquiler en la que vivía desde hace siete años, todo era igual, salvo que el juego de sábanas que estaba en mi cama era diferente, no le di importancia en el momento. Bien, fui a mi oficina en mi coche que estaba aparcado donde siempre y era la misma oficina donde he trabajado en los últimos 20 años. Pero cuando llegué a mi despecho no era mi despacho (...) seguía trabajando allí pero estaba en otro departamento reportando a un director que ni conocía..."
Luz fue al médico del seguro y tras hacerle pruebas no le encontraron nada anormal. Además, su piso seguía siendo el mismo y todos los papeles que guardaba en casa estaban donde debían estar. Pero sucedía algo "raro" y pensó que padecía algún tipo de amnesia. El siguiente golpe fue demoledor: "Hace seis meses que no estoy con mi pareja de hace siete años, lo dejamos y comencé una relación con un chico de mi barrio. Lo conozco perfectamente, he estado cuatro meses con él y conozco su nombre, apellidos, dirección, dónde trabaja y a un hijo que tiene y donde estudia. Bien, ese chico ahora no existe. Parece que existía antes de mi 'salto' pero ahora ni rastro, he contratado a un detective para que lo busque y no existe en este 'plano' (...) Mi ex-novio sigue conmigo como si tal cosa, nunca lo hemos dejado por lo visto y Agustín, que era mi novio ahora, parece no haber existido nunca aquí, no vive en el piso donde vivía ni encuentro a su hijo (...) Mi propia familia no recuerda cosas como una operación en el hombro de mi hermana hace un par de meses, nunca la han operado, y pequeñas cosas así..."
La nota acababa con un llamamiento urgente a contactar con alguien que le hubiera ocurrido algo parecido pues "no encuentro ninguna patología que coincida con lo que me ha pasado. He estado cinco meses leyendo todas las teorías que he encontrado y estoy convencida de que ha sido un salto entre planos (...) Para explicarme, es como si hubiera perdido la memoria hace cinco emses y me despertara habiendo soñados esos cinco meses, con la salvedad de que todo el mundo me recuerda en ese tiempo y he hecho cosas que no soy consciente de haber hecho..."
Podría ser una broma, por supuesto, aunque los responsables de cierta web que trata sobre estos asuntos y que habían estudiado algún caso parecido se pusieron en contacto con ella (su correo electrónico figuraba, a día de hoy sigue figurando, en la web original donde lo publicó) y luego reprodujeron su contestación, que parece bastante coherente. Entre otras cosas decía que "después de este tiempo y de las respuestas profesionales de la gente con la que he consultado he descartado tener ninguna patología, de todas formas soy psicóloga y sabía que no era ninguna alucinación, sobre todo por los temas físicos asociados a mi experiencia (...) La verdad es que no sé qué más puedo contarte. Estoy un poco cansada de que me escriba gente intentando buscar explicaciones seudo-científico-espirituales a mi experiencia (...) A veces me arrepiento de haber contado esto en Internet. No me extraña que la gente calle sus experiencias y siga adelante con su vida (...) la vida sigue tal cual la encontré aquella mañana del 23 de febrero del 2008 en que todo era distinto pero similar. Es todo muy extraño, y a la vez me adapté enseguida, supongo que habrá mucha gente a quien le ha pasado algo parecido y que no lo cuenta por miedo a que le tomen por loco (...) Lo más alucinante es que en mi casa hay fotografías de un festival de blues, en agosto de 2007, en las que estoy con un bluesman albino muy conocido, Johnny Winter, y sé fehacientemente que yo nunca me he hecho esa fotografía, estaba mientras en otro sitio el mismo día, lo recuerdo perfectamente pues fue el fin de semana siguiente a mi cumpleaños y lo celebré con mi familia..."
El final es lo mejor..., vaya, parece que lo hubiera escrito el autor de este blog. Cuenta Luz que: "Es muy extraño porque hay cosas que coinciden en esos meses y cosas que no, que son totalmente diferentes (...) uno siempre sueña que le pase algo extraordinario para solucionar su vida, pero no es así, va contra toda coherencia, contra todas esas teorías tan de moda de la ley de atracción, la sincronicidad, etc. Supongo que todo esto tiene una razón de ser, pero de verdad que no puedo alcanzar con mi limitada mente a saber qué pasó (...) ¿Sabes lo que pienso?, que somos unos personajes de una especie de video-juego de alguien que nos ha creado, con nuestro ADN y a nuestro libre albedrío, que nuestras vidas de 70-80 años en realidad no es nada para 'los dueños de nuestro personaje', no sé como llamarlo, como los personajes que nosotros creamos en second-life o algo así... A quien me dirige a mí se le estropeó el sistema un momento y por eso me pasó lo que me pasó...".
También es posible que transitáramos hacia un universo muy similar al nuestro, aunque con leves variantes. De hecho, hay quien dice que eso sucede más a menudo de lo que pensamos y que resulta muy corriente que cambiemos, aunque lo hagamos durante un breve período de tiempo (minutos, horas, tal vez unos pocos días...) para regresar enseguida. En esos casos, nos queda la extravagante sensación de que "algo no cuadra": haber vivido sucesos que en realidad no ocurrieron (según nos confirman los que viven con nosotros) o haber perdido el recuerdo de algo que se supone sí que ha sucedido. El gran Philip K. Dick contaba muy alarmado su descubrimiento personal de las distintas realidades coexistentes el día que entró en el cuarto de baño de su casa y, tras un largo rato buscando el cordón de la lámpara que "siempre" había estado a la derecha, descubrió con estupor que lo que había era un interruptor en la pared y además se hallaba a la izquierda. Claro que su caso fue extremadamente peculiar: estaba predestinado a enfrentar el lado bizarro de la vida desde el momento en el que Jane, su hermana melliza, murió al poco de nacer ambos y fue enterrada en un cementerio donde sus padres dejaron, al lado, el hueco para enterrarle a él, junto con la lápida ya correspondiente en la que sólo faltaba grabar la fecha de su muerte (en la foto, la lápida completa). ¿Quién no sospecharía de la vida con semejantes inicios?
Respecto a la historia de Luz, en el comentario que anotó decía tener 41 años y explicaba, con un tono atemorizado y un poco desesperado, la experiencia sufrida hacía cuatro meses pidiendo a quien hubiera pasado por algo similar que le escribiera a su correo electrónico. "Un día me desperté y todo era distinto, nada espectacular ni nada que ver con los viajes en el tiempo y todas esas cosas, sencillamente me levanté en el mismo año y el mismo día en que me acosté pero muchas cosas eran diferentes. Son cosas pequeñas, pero lo suficientemente importantes para saber que, en un momento dado hubo un punto de inflexión en el que las cosas son diferentes (...) estaba en mi casa de alquiler en la que vivía desde hace siete años, todo era igual, salvo que el juego de sábanas que estaba en mi cama era diferente, no le di importancia en el momento. Bien, fui a mi oficina en mi coche que estaba aparcado donde siempre y era la misma oficina donde he trabajado en los últimos 20 años. Pero cuando llegué a mi despecho no era mi despacho (...) seguía trabajando allí pero estaba en otro departamento reportando a un director que ni conocía..."
Luz fue al médico del seguro y tras hacerle pruebas no le encontraron nada anormal. Además, su piso seguía siendo el mismo y todos los papeles que guardaba en casa estaban donde debían estar. Pero sucedía algo "raro" y pensó que padecía algún tipo de amnesia. El siguiente golpe fue demoledor: "Hace seis meses que no estoy con mi pareja de hace siete años, lo dejamos y comencé una relación con un chico de mi barrio. Lo conozco perfectamente, he estado cuatro meses con él y conozco su nombre, apellidos, dirección, dónde trabaja y a un hijo que tiene y donde estudia. Bien, ese chico ahora no existe. Parece que existía antes de mi 'salto' pero ahora ni rastro, he contratado a un detective para que lo busque y no existe en este 'plano' (...) Mi ex-novio sigue conmigo como si tal cosa, nunca lo hemos dejado por lo visto y Agustín, que era mi novio ahora, parece no haber existido nunca aquí, no vive en el piso donde vivía ni encuentro a su hijo (...) Mi propia familia no recuerda cosas como una operación en el hombro de mi hermana hace un par de meses, nunca la han operado, y pequeñas cosas así..."
La nota acababa con un llamamiento urgente a contactar con alguien que le hubiera ocurrido algo parecido pues "no encuentro ninguna patología que coincida con lo que me ha pasado. He estado cinco meses leyendo todas las teorías que he encontrado y estoy convencida de que ha sido un salto entre planos (...) Para explicarme, es como si hubiera perdido la memoria hace cinco emses y me despertara habiendo soñados esos cinco meses, con la salvedad de que todo el mundo me recuerda en ese tiempo y he hecho cosas que no soy consciente de haber hecho..."
Podría ser una broma, por supuesto, aunque los responsables de cierta web que trata sobre estos asuntos y que habían estudiado algún caso parecido se pusieron en contacto con ella (su correo electrónico figuraba, a día de hoy sigue figurando, en la web original donde lo publicó) y luego reprodujeron su contestación, que parece bastante coherente. Entre otras cosas decía que "después de este tiempo y de las respuestas profesionales de la gente con la que he consultado he descartado tener ninguna patología, de todas formas soy psicóloga y sabía que no era ninguna alucinación, sobre todo por los temas físicos asociados a mi experiencia (...) La verdad es que no sé qué más puedo contarte. Estoy un poco cansada de que me escriba gente intentando buscar explicaciones seudo-científico-espirituales a mi experiencia (...) A veces me arrepiento de haber contado esto en Internet. No me extraña que la gente calle sus experiencias y siga adelante con su vida (...) la vida sigue tal cual la encontré aquella mañana del 23 de febrero del 2008 en que todo era distinto pero similar. Es todo muy extraño, y a la vez me adapté enseguida, supongo que habrá mucha gente a quien le ha pasado algo parecido y que no lo cuenta por miedo a que le tomen por loco (...) Lo más alucinante es que en mi casa hay fotografías de un festival de blues, en agosto de 2007, en las que estoy con un bluesman albino muy conocido, Johnny Winter, y sé fehacientemente que yo nunca me he hecho esa fotografía, estaba mientras en otro sitio el mismo día, lo recuerdo perfectamente pues fue el fin de semana siguiente a mi cumpleaños y lo celebré con mi familia..."
El final es lo mejor..., vaya, parece que lo hubiera escrito el autor de este blog. Cuenta Luz que: "Es muy extraño porque hay cosas que coinciden en esos meses y cosas que no, que son totalmente diferentes (...) uno siempre sueña que le pase algo extraordinario para solucionar su vida, pero no es así, va contra toda coherencia, contra todas esas teorías tan de moda de la ley de atracción, la sincronicidad, etc. Supongo que todo esto tiene una razón de ser, pero de verdad que no puedo alcanzar con mi limitada mente a saber qué pasó (...) ¿Sabes lo que pienso?, que somos unos personajes de una especie de video-juego de alguien que nos ha creado, con nuestro ADN y a nuestro libre albedrío, que nuestras vidas de 70-80 años en realidad no es nada para 'los dueños de nuestro personaje', no sé como llamarlo, como los personajes que nosotros creamos en second-life o algo así... A quien me dirige a mí se le estropeó el sistema un momento y por eso me pasó lo que me pasó...".
cuidado con el astro Sol (dios Ra) y sus tormentas. los científicos ya avisan sobre los próximos 11 años
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