Pocos presidentes de los Estados Unidos han concitado mayores esperanzas al comienzo de su legislatura que Barack Hussein Obama. El nuevo "mesías" de la política norteamericana llegaba al poder tras arrasar en las urnas enarbolando la sobada bandera del Cambio y dispuesto a borrar en un tiempo récord la pésima imagen del país que George Walker Bush (Bush Jr.) tuvo oportunidad de machacar..., digo de presidir, durante dos legislaturas gracias a la "democracia" estadounidense que impide de facto que llegue al poder una persona que no pertenezca al Partido Demócrata o al Republicano, dedos diferentes de la misma mano.
Un año después de ser nombrado presidente, ¿cuáles son los logros de Obama?
* ¿Haber sido incapaz de cerrar Guantánamo como prometió?
* ¿Haber sido incapaz de resolver la crisis financiera como prometió?
* ¿Haber sido incapaz de aprobar su reforma sanitaria como prometió?
* ¿Haber sido incapaz de resolver las guerras de Iraq o Afganistán como prometió?
* ¿Haber sido incapaz de pacificar Oriente Medio como prometió?
Ah, sí, le dieron el Premio Nobel de la Paz..., todavía nadie sabe muy bien por qué... Y también: su mujer Michelle LaVaughn Robinson es la encargada de marcar tendencia en la jet set local con su estudiado estilo neo-Jackie-Onassis-pero-en-tonos-oscuros.
En consecuencia, no sé por qué hay quien se extraña de que el sondeo de la CNN y Opinion Research Corp., divulgado esta misma semana, muestre que un 48 por ciento de los ciudadanos norteamericanos encuestados consideren directamente "un fracaso" su período presidencial, por un 47 por ciento que dice todavía que es "un éxito". En cuanto a la aprobación general, un ajustado (y decreciente, respecto a encuestas anteriores) 51 por ciento le da el visto bueno por otro 48 por ciento que le desaprueba.
Y si bajamos a aspectos más concretos de la encuesta, nos encontramos con que la mayoría de los ciudadanos considera que no lo está haciendo bien en lo que respecta a la economía, que es el "asunto prioritario" para un 47 por ciento de los norteamericanos, muy por delante de otros temas, como la salud con un 15 por ciento o el terrorismo, con el 11 por ciento. De hecho, según Keating Holland, el director de sondeos de la CNN, Obama sólo tiene un apoyo significativo en este momento en asuntos de política exterior y seguridad nacional. En todas las demás materias, relacionadas con el día a día del ciudadano medio, suspende estrepitosamente.
Hablábamos de la impopularidad de Bush Jr. pero que un presidente tan (nos dijeron) brillante pierda el apoyo de la mitad del electorado de su nación en un solo año dice bastante acerca de su (mala) gestión y resulta, por decirlo con cierta delicadeza, muy decepcionante.
Bien mirado, más allá del efecto cosmético provocado (nunca mejor dicho) por el color de su piel, Obama no ha cambiado demasiado la percepción internacional de los Estados Unidos. En realidad, no ha cambiado casi nada en los Estados Unidos, para desesperación de los propios estadounidenses que se merecían algo mucho mejor que este bluff. ¿Y por qué no lo ha hecho? La respuesta se sugiere en las últimas palabras del primer párrafo de este comentario.
En el avance on line de la vigésimo tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española aparece ya la palabra bluff aunque "españolizada" como bluf con los siguientes significados:
1. Montaje propagandístico que, una vez organizado, se revela falso.
2. Persona o cosa revestida de un prestigio que posteriormente se revela falto de fundamento.
1. Montaje propagandístico que, una vez organizado, se revela falso.
2. Persona o cosa revestida de un prestigio que posteriormente se revela falto de fundamento.
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