A propósito de lo que comentaba hace unos días sobre la presunta paradoja de que nunca había habido tanta información a disposición del común de los mortales y nunca había sido ésta peor utilizada ante el creciente grado de analfabetismo funcional reinante, hay algunos (ingenuos) lectores que piensan que no es para tanto y que en realidad la cosa no está tan mal pues después de todo hoy prácticamente la población entera sabe leer y escribir (aunque no entiendan lo que significan las letras que se dedican a juntar con mayor o menor paciencia), lo que no sucedía en épocas previas de nuestra Historia.
Sin embargo, me reitero en mi opinión. El ignorante, el que no sabe nada acerca del alfabeto por la razón que sea, está en disposición de aprender y aprovechar lo aprendido si se le da la oportunidad para ello. Sin embargo, el que sabe algo, por poco que sea, tiende a pensar que ya sabe suficiente (¡con cuántas personas me he encontrado que tenían ya su opinión formada y, como era la suya, a la que tanto les había costado llegar, no estaban dispuestos a abandonarla bajo ningún concepto -aunque en realidad no fuera suya sino adquirida inconscientemente de algún líder de opinión próximo-!). Lo cierto es que es raro, hoy, encontrar personas de verdad sedientas de conocimiento y que nunca se encuentren satisfechas por las explicaciones recibidas. Uno de los principales culpables es el absurdo sistema educativo que padecemos desde hace decenios gracias a los dos grandes partidos políticos españoles, el PSOE y el PP, y que, según Mac Namara, ha ido en progresivo deterioro siguiendo un plan específico, establecido tiempo atrás, para conducir a la sociedad civil española (como ha sucedido con la norteamericana ya y como está sucediendo con otras europeas) a la estulticia más absoluta.
- Piensa un poco -me plantea mi gato favorito-... Si tú quisieras gobernar sin problemas, ¿qué preferirías? ¿Unos ciudadanos con un nivel alto de inteligencia y de conocimiento de las cosas, que pudieran darse cuenta de tus chanchullos y del saqueo personal (tuyo y de tus amigos) del país, y que por tanto te protestaran y te quitaran de en medio de forma democrática? ¿O un montón de maniquíes adocenados y castrados intelectual y emocionalmente, a los que fuera mucho más sencillo conducir como ovejitas al redil?
- ¡Pero eso es inmoral! -protesto.
- Sí, claro, pero aquí no estamos hablando de moralidad, sino de Poder Personal: el mayor afrodisíaco del mundo, como lo definió en su día uno de sus más viles adictos, Henry Kissinger. Y para ejercerlo sobre la masa de los ciudadanos, éstos tienen que ser precisamente eso: una masa amorfa, incoherente e incapaz de organizarse, en lugar de un conjunto de ciudadanos responsables y activos de acuerdo con el sentido empleado en la antigua Polis griega. ¿Y cómo se consigue esa masa de gente que no es gente sino mero ganado que se cree humano? Hay que ir directamente a por las generaciones más jóvenes para moldearlas a nuestro gusto. ¿Por qué te crees que la Educación es una de las primeras responsabilidades que han exigido históricamente poner bajo su control los partidos nacionalistas-separatistas no sólo de España sino de cualquier país del mundo donde existan (y que entre paréntesis con tanta facilidad obtuvieron durante la famosa Transición, tan llena de cosas interesantes como de auténticas barbaridades, aunque éstas no se reconozcan hoy todavía por el narcisismo y la egolatría de los políticos que la vivieron)?
- No hay partidos de ese tipo en todas las regiones españolas... -apunto.
- Da igual. No son sólo ellos: todos los partidos utilizan el asunto como mejor les viene. El caso es que desde la Transición para acá comenzó el declive educativo español hasta alcanzar niveles alarmantes, que muchos se han tomado a risa con la publicación de varios libros de "humor" -en realidad, de terror- en los que se recogen las estúpidas respuestas en exámenes de alumnos que no merecen ese nombre, como el que contestó que el barroco era "el estilo escultórico que se corresponde con las obras de barro" (sic) o el que tradujo del latín lo de Ave Cesar morituri te salutant como Las aves del César murieron por falta de salud (sic también).
- ¿Y cómo podemos arreglarlo?
- Dudo que tenga arreglo. Es más, cada día que pasa va a peor. Vamos a ver, ¿a ti te dejarían pasar a Tercero de Dios con alguna asignatura suspensa?
Niego con la cabeza. Es obvio que no. Llevo atascado no sé cuántos años en Segundo (creo que tantos como los que me costó aprobar Primero), como bien saben los lectores de este blog porque recientemente hice los exámenes para pasar de grado y volví a quedarme fuera del ascenso de curso.
- Pues, ¿tiene algún sentido que los alumnos puedan pasar de curso con varias asignaturas suspendidas, como sucede ahora? Esta misma semana, el PP proponía una serie de reformas educativas al PSOE y entre ellas, la "promoción de la cultura del esfuerzo" que se traduce en ¡reducir a sólo dos asignaturas suspensas el máximo con el que se puede pasar de curso! ¿No te suena esto a una broma obscena? La verdadera cultura del esfuerzo sería, para empezar, volver a lo que antes sucedía: que uno pasaba de curso cuando tenía TODO aprobado y, si no, no pasaba. Sobre todo cuando tienes la ocasión de comprobar el mermado temario al que se "enfrentan" los disminuidos estudiantes de hoy. Pero en aras de un demente igualitarismo, nacido de la más pura envidia ante la diferencia intelectual entre unos y otros alumnos (y con el objetivo último de reducir el nivel de toda la sociedad, como antes te dije) entre los cuales los hay que sirven para estudiar y los hay que no (y no deberían sentirse minusvalorados por eso, porque no es obligatorio que todo el mundo tenga estudios superiores), se organiza el sistema "educativo" que está formando hoy ovejas, no ciudadanos. ¿Quieres saber la última?
Asiento, ya sin saber qué decir.
- La última es la que se ha organizado en la Universidad de Sevilla, en la que te recomiendo no te matricules jamás. ¿Ves a este individuo tan sonriente que hay aquí a la izquierda? Es Joaquín Luque Rodríguez, el rector de esa Universidad. ¿Sabes lo que ha permitido el "excelentísimo" señor rector en la Universidad que presuntamente dirige (creo que todos los verdaderos universitarios se están revolviendo en sus tumbas desde entonces)? A finales del pasado mes de septiembre, se dio el visto bueno a una Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación de las Asignaturas que, a pesar de su rimbombante denominación, contiene una de las normas más ridículas y antiuniversitarias que jamás se ha redactado: ¡el que reconoce el "derecho" de los alumnos a copiar en los exámenes, sin ser molestados por ello!
Se me abren los ojos como platos.
- ¿Qué dices? ¿Me tomas el pelo, Mac?
- Ojalá. El artículo 20 de la idiotizante Normativa dice que "los profesores encargados de la vigilancia comunicarán a la comisión de docencia del departamento (...) cualquier incidencia ocurrida en el transcurso de un examen (...) los estudiantes involucrados en las incidencias podrán completar el examen en su totalidad (...) sólo podrán ser expulsados en el caso de conductas que interfieran el normal desarrollo del examen por parte de los demás estudiantes." Hablando en plata: si un profesor descubre a un alumno copiando de una chuleta o del examen de un compañero, no puede ya como se hacía antes retirarle el ejercicio, expulsarle del aula y por supuesto suspenderle. Lo que debe hacer es, con toda educación, retirar "cualquier objeto material involucrado en una incidencia" y dejarle terminar el examen. Después, informar por escrito del caso a una comisión compuesta por tres profesores y tres estudiantes ¡que será la que decida si el alumno ha copiado o llevaba la chuleta sólo por pasar el rato!
No sé cuánto tiempo lleva abierta mi boca, sorprendido por tanta estupidez.
- Y no acaba ahí la cosa: la misma estrambótica Normativa que cuenta con la aquiescencia del sonriente rector Luque también recoge otros "derechos" para los estudiantes como por ejemplo la eximente de tener que asistir a las clases. Según el artículo 6.3: "la asistencia a las clases teóricas podrá puntuar (...) aunque no podrá exigirse como requisito ineludible para superar la asignatura". O sea, como si te hicieran un contrato de trabajo sin necesidad de que aparecieras por la oficina para cobrar a fin de mes.
Ahhh, ahora entiendo la sonrisita del señor rector Luque: se trata de una estrategia a largo plazo. Su objetivo no es lograr nuevos licenciados universitarios que puedan ser gente de provecho el día de mañana, sino nuevos inútiles universitarios que sean incapaces de aprender lo suficiente para sostenerse en la vida. Así pretende asegurarse que nunca nadie saldrá lo bastante formado de la Universidad de Sevilla como para quitarle su cómodo silloncito. Qué figura.
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