Se acabaron las vacaciones. Sí, he estado de vacaciones estos días aunque, la verdad, no sé si las tenía muy merecidas después de volver a suspender un año más (y van…) los exámenes para Tercero de Dios. Pero hasta las deidades, y los aspirantes a serlo, necesitan descansar de vez en cuando. Así que aproveché que el campus universitario estaba vacío (y nevado, pero no con la nieve inmaculada y agradable de la Naturaleza virgen sino con ese grumo grisáceo y feo que se acumula en las grandes ciudades, incluso en las afueras de las grandes ciudades, donde está mi Universidad) para irme yo también y pasar unos días de retiro espiritual en un lamasterio nepalí. En fin, ésa era la intención. Lo cierto es que no pasé de la cornisa cantábrica, donde me entregué a una serie de rituales orgiásticos y báquicos que ya hubieran querido disfrutar durante las Saturnalias de la Antigua y Mentirosa Roma.
Y, claro, a la vuelta, me encuentro con que mucha crisis, mucha crisis, pero todo está más caro que a la ida: desde el transporte público hasta el caviar, pasando por aquellos regalitos que dejé de comprar para última hora y que hoy me los encuentro más caros que en diciembre pasado. Obviando el hecho de que si tratas de reservar un lugar de descanso en las fechas vacacionales evidentes no hay manera de encontrarlo: todo lleno. Pero ¿no se supone que no hay un euro disponible?
En realidad, no me sorprende lo más mínimo. Hace años que mantengo la tesis de que España es uno de los países más ricos del mundo, si no el que más. Y rico no sólo en Historia, en Arte, en Sol, en Gastronomía, en Paisajes o en Imbéciles-por-Metro-Cuadrado, sino también en dinero contante y sonante. Sí, señor, los españoles se quejan muchísimo del poco dinero que tienen pero viven en un país donde sobran los recursos.
Para empezar, no hay más que contar la inmensa cantidad de inútiles dedicados a la política que viven de nuestros ingentes caudales en el triple (triple) nivel de nuestra Administración en la que unos pocos trabajan mientras el resto hacen como que. Con los impuestos de los españoles se sostiene: una Casa Real, un presidente del gobierno con una veintena de ministros, 650 parlamentarios entre diputados y senadores, 200 europarlamentarios, cerca de 1.600 parlamentarios autonómicos, 17 presidentes autonómicos y dos de ciudades autonómicas, cerca de 9.000 alcaldes y unos 86.000 concejales… Y sumemos a eso: secretarios, asistentes personales, asesores especializados, chóferes de autos oficiales, escoltas, etc. La prueba de que sobra personal en estos puestos es que cuando se van de vacaciones el país continúa funcionando. Y, en ocasiones, funcionando aún mejor que antes, ya que no hay que soportar a tantos indocumentados insultándose unos a otros, según el partido político al que pertenezcan, en los distintos medios de comunicación.
Pero eso es sólo un detalle. Hablando esta mañana con un diosecillo americano, un asistente personal de Wanka Tanka, me daba la razón y me comentaba, asombrado, cómo esa misma tesis de la riqueza evidente de los españoles la había defendido él también durante mucho tiempo, por cierto con poco éxito de audiencia.
- Los norteamericanos sí que somos pobres –decía- y no hay más que comparar lo que pagamos en productos básicos: menos de la mitad que los españoles en cada litro de gasolina, entre un 50 y un 80% más baratos los precios de la luz y el teléfono (móvil incluido), la tercera parte de lo que pagan los españoles en servicios bancarios o tarjetas de crédito… Hay Estados como el de Florida que cobran un 2 por ciento de IVA más el 4 por ciento federal…, frente al 16 % en España. Y nosotros no tenemos impuestos “de lujo” sobre los combustibles, el vino o la cerveza. Ni impuestos por emplear el automóvil que en teoría es vuestro pero en realidad os pasáis pagando toda la vida como si fuera de alquiler (impuestos como el de circulación, pero también la ITV, la zona verde, la zona azul, incluso los gorrillas aparcacoches…), ni impuestos sobre los bienes de las empresas, ni IBI. Ni impuesto sobre la renta que haya que pagar por adelantado como pagan los españoles mediante retenciones. De hecho, no pagamos impuestos sobre la renta si ganamos menos de 3000 dólares al mes por persona. ¿Y sabes por qué no pagamos todos esos impuestos? No porque seamos ricos sino justamente porque somos bastante más pobres y no podemos permitírnoslo, por muchos reportajes de la beautiful people y sus maravillosas mansiones con que nos inunden los mass media.
Los españoles, sí. Así que lo dicho: que somos millonarios.
Y si sumamos a la cantidad de funcionarios que mantenemos, "es que somos aún mucho mas ricos"...
ResponderEliminarSólo en Andalucía hay casi más funcionarios que en Madrid y Cataluña juntos, por lo que el funcionariado andaluz tocara a 4 personas por papel a tramitar, no? Que vergüenza.