Una preocupante encuesta publicada por el diario El País el pasado domingo advertía de que un creciente número de ciudadanos europeos está a favor de sacrificar libertad por "seguridad". En el caso español, la cifra alcanza ya ¡el 67 por ciento! de los ciudadanos que, ingenuos ellos, están de acuerdo con la siguiente falacia: "Es preferible aumentar la seguridad de los aviones aunque sea a costa de afectar en alguna medida a la libertad e intimidad de las personas". Es decir, casi 7 de cada 10 españoles están dispuestos a que el Estado se gaste una millonada que no tiene (y de paso haga rico a las empresas de ciertos individuos) en escáneres corporales para "reforzar la prevención antiterrorista" y de esta manera descender un escalón más en su dignidad personal, y en la de todos si esto se acaba imponiendo.
- Estos escáneres -me cuenta Mac Namara, que acaba de volver de sus vacaciones de Navidad en el sur de Asia, que para eso es un gato siamés- no sólo desnudan, literalmente, a la persona que se somete a ellos, sino que proyectan una dosis de radiación que en el caso de los usuarios habituales del transporte aéreo pueden acabar acumulando una cantidad perjudicial para su salud. Ya hay por ahí algunos estudios circulando, por supuesto sotto voce ya que los medios de comunicación tienen prohibido airearlos, respecto a los distintos tipos de cáncer que podrían generar. Eso, por no hablar del nuevo grillete que los Servidores de la Bestia colocarán en las muñecas de todos los ciudadanos dentro de su "hoja de ruta" como dicen ahora los políticos internacionales.
Mac Namara llama Servidores de la Bestia y otras lindezas similares a los enemigos de los Dioses y de todo lo que significa amor, luz, armonía, orden y otras Grandes Palabras. Oh, naturalmente que los Dioses (y los que cursamos los estudios para llegar a serlo algún día) estamos en guerra con lo que los mortales bautizaron en su día como Demonios. Es un conflicto universal, cósmico..., es la base misma de la vida puesto que ésta sólo puede surgir donde hay enfrentamiento y roce entre dos polaridades diferentes. Pero de esto no puedo hablar mucho en público si no quiero poner en riesgo la vida de los lectores...
Lo cierto es que Mac Namara insistía mucho en ello:
- Lo del incremento de la seguridad aérea es un cuento más para seguir metiendo miedo a la gente y por tanto mantener el control sobre ella al mismo tiempo que se les sangra económicamente.
- Hombre, medidas de seguridad habrá que tomar, ¿no? A ver si se va a subir algún demente con una bomba encima para hacer explotar el avión en el que uno viaja... -argumento.
- Sí, ya... Fíjate qué curioso: justo en el momento en el que la UE se disponía a relajar los absurdos controles para embarcar que os llevaban a llevar el líquido para las lentillas en bolsitas transparentes (¿cuánto dinero habrán ganado las empresas encargadas de su fabricación?) y a despojaros hasta de los zapatos, aparece el extraño caso de un "joven nigeriano adiestrado por Al Qaeda en Yemen" que sube a un avión en Holanda y con destino a EE.UU. sin que se le detecte el explosivo en la pierna. Así que se vuelve a disparar el pánico y se justifica no sólo no relajar los controles sino incrementarlos todavía más. Y todo, cuando se están ocultando datos cruciales a los propios ciudadanos a los que se aspira a "proteger".
- Datos, ¿como cuales?
- Como el hecho asombroso publicado en un informe del sector que se distribuyó recientemente y en el que se reconocía que no existen en este momento medidas de seguridad para controlar los equipajes de los viajeros, en el sentido de que sólo 1 de cada 10 maletas que se facturan en cada vuelo son revisadas para comprobar que no llevan nada peligroso en su interior. ¿Te das cuenta de lo que eso significa? ¿Para qué necesita ningún grupo terrorista meter a un suicida con explosivos en un vuelo? Le basta con facturar una maleta con un temporizador, pues tiene un 90 por ciento de posibilidades de que el atentado tenga éxito. Y si quiere incrementar el porcentaje de posibilidades hasta un límite difícilmente evitable, dos maletas en el mismo vuelo. Eso, sin contar planes más elaborados que consisten en colocar el artefacto no a través de un pasajero sino de alguno de los muchos trabajadores que tienen contacto con el avión en el propio aeropuerto antes de despegar: desde el mismo señor que introduce las maletas en la bodega hasta el mecánico que revisa las tripas del aparato. Pero nada de esto se cuenta a los pasajeros, que son los únicos a los que se criminaliza gratuitamente.
Asentí, dándole la razón. Y añadí:
- Y todo para "garantizar" una "seguridad" que nadie puede garantizar pues la vida misma se basa en la inseguridad y en el no saber qué nos ocurrirá al minuto siguiente. Mucha gente dice "prefiero que me vean desnudo en un escáner que en la morgue" sin darse cuenta de que nadie les garantiza que vayan a llegar a viejos e ignoran completamente los días que les quedan en este mundo. Pero, ¿qué podemos hacer?
- Como ciudadanos individuales, poca cosa -reconoció Mac Namara- más allá de hablar de ello, dar la lata, opinar en voz alta, comentarlo con amigos y compañeros de trabajo... Ayudarles a despertar en la medida de lo posible. Muchas de las cadenas que soporta el mundo moderno han sido desplegadas y aseguradas por los Servidores de la Bestia con sigilo, evitando la agitación (¿has visto cómo el primer mensaje que manda siempre un gobierno cuando hay una crisis es "tranquilidad, no pasa nada" para evitar que la gente piense por sí misma y tome decisiones?) y por tanto la reacción que muchas personas tendrían si se dieran cuenta de que están siendo encadenados sin su permiso. Cuanta más gente abra los ojos, más difícil será que les cuelen la siguiente ocurrencia.
En este punto me acordé de una entrevista que una compañera de la Agencia EFE, Ana Mendoza, sonsacó hace poco al escritor Arturo Pérez Reverte a propósito de la publicación de su último libro, Cuando éramos honrados mercenarios, una recopilación de sus artículos dominicales entre 2005 y 2009, y del avance de la que será su próxima novela, El asedio, que se publicará a primeros del próximo mes de marzo.
Decía Pérez Reverte: "Todos somos cómplices pasivos de los canallas que nos manipulan y lo somos por incultura, por comodidad y por nuestra falta de reacción" y ponía como ejemplo el artículo que en su día publicó bajo el título Los amos del mundo, en el que advertía de la crisis financiera que se estaba gestando y de las consecuencias graves que tendría para el empleo. Su razonamiento, perfectamente lógico: "Mi reflexión es que si yo, que soy un individuo normal, de infantería, me daba cuenta perfectamente de lo que iba a suceder en la política y en la economía, ¿cómo estos sirvergüenzas de financieros y políticos dicen ahora que les ha pillado por sorpresa?" La verdad es que se contesta a sí mismo cuando explica: "Lo que sucede en España es que todo el mundo, sin distinción de colores, hace negocios y gobierna pensando en el año que viene o en los siguientes seis meses y a nadie le preocupan las cosas a largo plazo (...) y los responsables de esa situación, los culpables, somos nosotros (...) Cosas por las que la gente normal estaría poniendo barricadas en la calle, asaltando palacios y ministerios, aquí en España la gente las asume y a los dos días ya se ha olvidado proque se va de puente".
- Estoy de acuerdo en casi todo menos en una cosa -sentencia Mac Namara- y es que el problema ya no es sólo de España, sino que afecta a toda Europa. Si me apuras, afecta a toda la civilización occidental. Y no es nuevo. Ya sucedió en otros tiempos: la carcoma está en el interior y trabaja en silencio. El peor enemigo es el que no se ve.
No dijo nada más, pero sus últimas palabras me causaron escalofríos.
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