Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 15 de enero de 2010

Oculto bajo las hojas

"Me da la impresión de que los jóvenes (...) de hoy en día se han fijado objetivos lamentablemente bajos. Tienen la mirada furtiva de los ladrones. La mayoría sólo busca su interés personal o hacer gala de su inteligencia. Incluso los que parecen tener el alma serena sólo están mostrando una fachada. Esta actitud no es conveniente (...)

"En efecto el mundo está abordando un período de degeneración: los hombres pierden su virilidad y se parecen cada vez más a las mujeres (...) Los hombres de hoy en día utilizan la impetuosidad a través de su lengua para rehuir sus responsabilidades y no hacer nunca ningún esfuerzo. Quisiera que los jóvenes reflexionaran seriamente sobre esta situación actual (...)

"Los seres humanos son marionetas en el mundo (...) Abominar del mal y conducir su vida con rectitud resulta extremadamente difícil (...) La bondad o maldad del carácter de un individuo no se reflejan en el éxito momentáneo o en el fracaso. Éstos no son, a fin de cuentas, más que manifestaciones de la Naturaleza.

"No es bastante evitar sentirse desanimado cuando llega una desgracia. Entonces (...) hay que alegrarse y tomar la suerte que se nos presenta pues es una oportunidad para emplear nuestra energía y nuestra valentía. Esta actitud difiere radicalemnte de la simple resignación. Cuando la marea sube, el barco flota (...) es un error imperdonable dejarse abatir por las dificultades.

"Ahora es la hora y la hora es ahora. Tenemos tendencia a pensar que la vida cotidiana es distinta de un momento de crisis concreto. Y de esta forma cuando llega el momento de actuar nunca estamos preparados (...) comprender esta expresión significa prepararse continuamente para un suceso imprevisto.

"La vida humana sólo dura un instante. Es por tanto necesario tener la fuerza de vivirla haciendo lo que más nos gusta."

Una cosa es la información y otra bien diferente la sabiduría. El primero consiste en un simple acumular de hechos que uno sabe porque ha leído o le han contado pero sobre los que nunca ha reflexionado demasiado; sirve para una época y un lugar determinados. La segunda es carne y sangre de nosotros mismos porque la hemos quintaesenciado, la hemos incorporado a nuestro ser y nunca nos abandonará ya: se puede aplicar aquí y ahora o en cualquier otro lugar en cualquier otro tiempo.

En el año 1716 un viejo Samurai, ya retirado y consagrado al monacato, escribió Hagakure (Oculto bajo las hojas), obra a la que pertenecen los párrafos anteriores, tan antiguos y tan actuales al mismo tiempo. Tan sabios. Yamamoto Tsunetomo, el autor, pertenecía al clan Saga en Kyushu y sin saberlo escribió la que hoy está considerada como la más célebre de las obras del Bushido (Bu-shi-do significa literalmente Guerrero-Señor-Camino, es decir, la Vía del Samurai). La filosofía contenida en este manuscrito no es tan diferente de la de otros Guerreros de otros tiempos y otros espacios, desde los Hijos de Horus hasta los herederos de Don Juan Matus, pasando por los caballeros de Arturo. En realidad, es la misma.

El Código del Bushido está regido por siete principios: 1º) Honradez y Justicia en la acción (sin término medio, o se es justo o no; la auténtica justicia mana del interior de uno). 2º) Valor heroico y bravura en la acción (no hay que temer a la acción sino vivir plenamente; no al miedo, sí a la prudencia). 3º) La compasión o el amor universal (la fortaleza del Samurai está al servicio del débil, su poder debe ser usado en bien de todos). 4º) Cortesía (para todos, incluidos nuestros enemigos; la fuerza interior se demuestra en los peores momentos). 5º) Honor (el mayor valor, pues gracias a él se obtiene la gloria). 6º) Sinceridad absoluta (la palabra es ley, lo que se dice se hace sin excepción). 7º) Deber y lealtad (cumplir con las obligaciones contraídas con los superiores y ser leal a los inferiores que confían en uno).

Dice el sabio Yamamoto:

"Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede correr lo más deprisa posible o bien colocarse con rapidez bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado por la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones".




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