Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 29 de octubre de 2010

Hablar por hablar


En 1993, la Asamblea General de la ONU declaró Día Mundial de la Libertad de Prensa al 3 de mayo y desde entonces se celebra oficialmente en esa fecha, por ser el aniversario de la llamada Declaración de Windhoek. La susodicha declaración se había lanzado dos años atrás en esta localidad de Namibia, apoyada por la Conferencia General de la UNESCO, para exigir la promoción de una prensa independiente, pluralista y libre en África y por extensión el resto del mundo (ya sabemos lo aficionados que son los estamentos internacionales a situar los orígenes de las cosas en territorio africano). El documento incluía puntos tan utópicos como ése según el cual la prensa debía vivir sin que los poderes públicos ejercieran "dominio político ni económico, ni control sobre los materiales ni su infraestructura" o ése otro que hablaba de la "supresión de los monopolios de toda clase". 

Cualquier periodista que se tenga por tal y que lleve los años necesarios en el ejercicio de la profesión esbozaría una sonrisa amarga al conocer la aprobación de esa declaración, teniendo en cuenta que la llamada "prensa libre" de Occidente se parece más a una leyenda de la época de Homero que a la realidad pura y dura. No sé si alguna vez existieron grandes medios de comunicación verdaderamente libres pero, hoy por hoy, todos los que poseen capacidad real para influir sobre la sociedad pertenecen a grupos de poder determinados y, la mayor parte de ellos, reconocidos..., y en sus páginas o sus espacios audiovisuales caben ciertos contenidos pero no otros. Existen temas tabú sobre los que sólo se puede hablar en según qué condiciones o directamente no se puede decir nada.

El único lugar todavía relativamente libre y donde se puede encontrar bastante información que no hay en otra parte (aunque es preciso rebuscar entre toneladas de basura, dado su tamaño) es Internet, pero la Red tiene limitaciones y crecientes controles con países que impiden su presencia en parte o en todo, como es el caso de China o Irán... Existe un sitio web de Google especialmente inquietante que se llama Transparency Report y que ofrece la lista de países cuyos gobiernos han solicitado al todopoderoso buscador información personal concreta sobre sus usuarios o han exigido que se retire algún contenido particular; es decir, que han planteado a Google censurar determinadas informaciones u opiniones..., impedir la libertad de prensa, por decirlo más claro. Podríamos imaginar que hablamos de naciones peligrosas y con regímenes totalitarios pero resulta que en la lista de los 10 principales gobiernos censores del mundo encontramos a ésos teóricamente tan favorables a la libertad y la democracia y blablaba que son los de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Francia, Brasil y..., oh, oh, ¡España!

Sí, señoras y señores, el muy dialogante, sonriente y aliado-de-civilizaciones-diversas gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero figura en octavo lugar mundial entre los países que han exigido a Google información sobre algunos usuarios concretos y en la décima posición también mundial entre los que han planteado más solicitudes para quitar contenidos concretos de Internet. Sólo entre enero y junio de 2010, las autoridades españolas realizaron un 15 por ciento más de solicitudes que durante el semestre anterior y Google reconoce que satisfizo prácticamente el 94 por ciento de sus solicitudes.

¿Alguien ha visto esta información en primera página de un diario nacional o en los titulares de las grandes cadenas televisivas españolas?

La sentencia con la que finalizaba el comentario de este blog en el día de ayer resume no sólo mi opinión sino la de todos los alumnos que estudiamos en la Facultad de Dios porque en lo personal siempre me he mostrado partidario de que mis lectores opinen sobre mis escritos (y los de los demás) lo que les dé la real gana tanto si es para alabarlos como para crucificarlos. Jamás he borrado un comentario ajeno sobre cualquiera de mis textos (y he publicado un rato largo de ellos...), porque creo de verdad que todos deberíamos poder decir lo que quisiéramos (y a continuación hacernos responsable de ello, naturalmente). Para los humanos corrientes quizá sería interesante recordar lo que dice el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. Este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión". Qué bonitas palabras. Y qué falsas suenan en nuestro mundo contemporáneo. 

Así que tenemos que, aunque parezcan muy distintos entre sí, la inmensa mayoría de los medios de comunicación a nuestro alcance son clones: copias de copias de copias de copias de un estándar básico que incluye las cosas que se pueden decir y las que no, así como la forma en que deben ser dichas y los personajes que están "autorizados" para decirlas. En este contexto, escuchar a alguien diciendo "esto debe ser cierto porque lo han contado en la tele" (o en la radio o en el periódico) resulta bastante indicativo del grado de manipulación al que se ha dejado someter esta persona.

Sin embargo, en medio de este desolador panorama, de este océano de incertidumbre, hay algunas pequeñas islas. Una de ellas es La contra, un espacio de entrevistas del diario catalán La Vanguardia que de vez en cuando sorprende a propios y extraños publicando las ideas de personajes "raros" que nos muestran la existencia de un mundo diferente de aquél que el conjunto de los mass media intenta convencernos no sólo que es el único mundo real sino el único posible.

Un ejemplo es la entrevista que publicó esta semana al doctor José Antonio Signo (un apellido significativo, valga la redundancia), especialista en la lucha contra el estrés (uno de los peores y más silenciosos enemigos del  ciudadno occidental contemporáneo) tras coordinar una unidad pionera instalada en la clínica Corachan con el doctor Ignacio Umbert. Especialista en medicina psicosomática y experto en chavales tras 25 años trabajando en la sanidad pública escolar, presenta ahora en Marbella el I Congreso Internacional de Medicina Predictiva en el que entre otras cosas mostrará cómo el estrés es capaz de provocar la mutación de algunos genes. Y no precisamente para bien.

Resumo algunas de sus ideas que hablan por sí mismas de su interesante trabajo y que le hacen a uno preguntarse (aunque ya sabe la respuesta) por qué este señor y otros como él no salen en más periódicos, radios y televisiones en lugar de cualquiera de los zafios y deleznables personajes de la telebasura nacional (por cierto, el que quiera leer la entrevista entera ya sabe dónde localizarla):

* Las 'zonas blue', las más longevas del planeta, lo son porque hay menos cáncer y patologías cardiovasculares y su índice de obesidad es el más bajo. Las encontramos en lugares como Cerdeña (Italia), Loma Linda (Califronia) y Nicoya (Costa Rica). Estos buenos indicadores se consiguen (...) una dieta rica en frutas, legumbres, verduras y muy poca carne roja. El resto consiste en buenos horarios, placer, amigos e, independientemente de la edad, todos tienen tres horas de reto al día, algo fundamental (...) consiste en hacer algo que te apasiona, es atractivo y no tiene rendimiento. Al ser humano se nos mueren continuamente neuronas pero el cerebro no envejece, se regenera, mientras mantenga retos".

* "Una fórmula para mantener bien el cerebro es C + P = I. Es decir, Curiosidad más Pasión igual a Inteligencia (...) para que proliferen las neuronas hay que dormir, regular la hormona del sueño (...) la ecuación es 8 horas de rendimiento, de las cuales tres entre amigos, 8 horas de nada y 8 horas en la cama (...) Para afrontar el estrés hay que dominar el 'ya' y el 'todavía' (...) Hay dos tipologías de personas que responden a él y lo hacen de forma distinta (...) una es la que nunca falta al trabajo, es competitiva, trabaja por objetivos y el cuerpo debe avisarle con un síntoma para que pare. Luego está el tipo de personas más febriles y absentistas (...) el cuerpo avisa con contracturas musculares, alteración de la segunda fase del sueño, del ciclo hormonal, alteraciones de la tensión arterial, en la memoria e inmunológicas, inflamación crónica (...) otra patología es la grasa abdominal, que produce inflamación, diabetes y tensión diastólica."

* “La clave es mantener el índice glucémico comiendo cinco veces al día porque si baja el azúcar la grasa que ingieres va directa a la barriga (...) se considera patológico más de 102 de perímetro de abdomen en varones y 88 en hembras, independientemente del peso y la talla.”

* "Un 40 por ciento del absentismo laboral se debe a síntomas que desaparecerían regulando las pautas de vida (...) comer frugal y ordenado, no para adelgazar sino para ser eficaz (...) hay que incorporar la psicoterapia, el yoga, la meditación: todo lo que sea aprender a parar de pensar."

* "Tenemos un ritmo biológico: la mejor hora para una reunión de trabajo son las 11:30; para hacer deporte cardiovascular, a primera hora; para musculación, de 16:00 a 20:00; para competición, a partir de las 13:00 (...) el sabio induce al crecimiento social mientras el listo amasa dinero en detrimento de la sabiduría, que es ese aprendizaje personal de cosas aparentemente inútiles que nos ensanchan la mente."
 
 

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