Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 11 de febrero de 2011

Existió otra Humanidad..., o varias

Hace unos días tuve oportunidad de ver de cerca las fascinantes excavaciones de Atapuerca, donde han aparecido los restos más antiguos de ser humano en Europa (en el mundo, en realidad, porque los famosos homínidos de África, de donde dicen algunos que provenimos, son, como su nombre indica, homínidos o prehumanos). Es cierto que la sierra de Atapuerca no posee un nombre bonito pero este emplazamiento burgalés tiene a su favor el hecho de ser un paraje tranquilo, agradable y alejado de grandes poblaciones: perfecto para trabajar con tranquilidad y sin los agobios alegremente proporcionados por grandes multitudes (aunque me llamó la atención que a muy pocos kilómetros existiera una base militar: ¿el Área 51 española, por lo que pueda encontrarse en las excavaciones?).

Luego, en Burgos capital, vi el Museo de la Evolución Humana: un edificio ultramoderno pero absolutamente desproporcionado respecto a lo que se puede contemplar en su interior: la mayoría de la exposición consiste en un conjunto de audiovisuales y un montón de reproducciones a tamaño natural (bien es verdad que algunas de ellas son preciosísimas, como las de las diversas Venus paleolíticas –Willendorf, Dolni Vestonice, Lespugue …, y esa maravilla de maravillas que es la de Laussel, aquí a la derecha). Supongo que ya lo construyeron así de grande pensando en rellenarlo con las muchísimas piezas que se espera desenterrar en Atapuerca. De momento las previsiones de hallazgos son muy optimistas pero, a la espera de cosechar todos los tesoros que sin duda puedan albergar ésta o futuras excavaciones, el edificio tiene un aire triste, desvaído, vacío.

De todas formas, merece la pena acercarse sólo por poder contemplar las escasas pero auténticas joyas que se ofrecen a nuestra visión en la planta de calle: allí, a pocos centímetros de nosotros aunque protegidos por cristales blindados especiales, se puede contemplar con todo lujo de detalles los restos que dejaron los primitivos españoles hace cientos de miles de años. La pelvis Elvis, el hacha bifaz de piedra Excalibur, las lascas talladas de ¡un millón trescientos mil años! que reproduzco a la izquierda... Resulta emocionante, si uno se para a pensar en que estamos observando las huellas, por así decir, de la época de Caín y Abel (y la comparación está bien traída: no olvidemos que hablamos de España).

Meditando sobre esto, regresé una vez más a esa idea que me sumió en la perplejidad la primera vez que anidó en mi cabeza, siendo aún muy niño (todavía no me acordaba de mis anteriores reencarnaciones, naturalmente), y que sigue allí, tan campante, porque nadie ha sido capaz de darme un argumento (más bien al contrario) para arrancarla y desecharla. Y esa idea es que resulta absolutamente increíble que los individuos de nuestra especie, a la que los paleontólogos adjudican más de un millón de años de antigüedad (hasta cinco millones, apuntan algunos científicos), pasaran 995.000 años deambulando como cretinos por el mundo para, sólo en los últimos 5.000 años y sin saber por qué, crear una civilización que nos permitiera pasar de las cavernas al espacio (como en la famosa elipsis de 2001 de Kubrik) en un lapso ridículo de tiempo, si comparamos las magnitudes en juego.

Aceptar semejante explicación, sin más, obliga a una mente honesta a decantarse por apoyar la hipótesis de la citada película (y del libro homónimo), 2001, según la cual el homo sapiens no fue, en realidad, más que otro tipo de homínido, aunque europeo, al que en algún momento una inteligencia exterior (como el monolito extraterrestre que desencadena los acontecimientos en el largometraje y que tutela nuestra especie desde entonces) dio un empujoncito para despertar sus facultades superiores y permitirle pasar del estadio animalesco al prehumano en el que nos encontramos ahora mismo (me cuesta escribir que somos completamente humanos viendo el panorama de guerras, contaminación, crímenes y demás entretenimientos que disfrutamos con tanto entusiasmo aún a día de hoy). En fin, que si no hubiera sido por esa inteligencia exterior, aún seguiríamos vagando como cretinos...

Por eso aquella lejana idea creó en mi mente (como antes lo hiciera en tantos otros que escribieron o buscaron o incluso descubrieron culturas o continentes "perdidos") una hipótesis que me parece mucho más racional: la civilización nació no hace 5.000 años sino cientos de miles  (¿millones tal vez?) y a lo largo de ese millón de años mínimo de la Prehistoria (la que nos han enseñado y, sobre todo, la que nos han ocultado) condujo al Hombre a levantar sucesivas culturas que, como todo lo que es vivo, nació, creció, se reprodujo (creó colonias) y finalmente murió (fueron destruidas, aniquiladas y eliminadas de la faz de la tierra por distintos graves acontecimientos de los que tenemos constancia: desde gigantescos destrozos provocados por meteoritos colosales como el que cayó en el Yucatán hasta inundaciones "universales" como la del hoy Mar Mediterráneo, pasando por todo tipo de terremotos, glaciaciones, sequías prolongadas, etc.). 

Es decir, que nuestra actual Humanidad, la de los 5.000 últimos años, ni ha sido la primera, ni será la última. Su viaje comenzó casi de cero cuando los supervivientes del último desastre empezaron a recuperar paso a paso el nivel del que habían disfrutado sus antepasados y del que se habían visto privados bruscamente ("En el principio era el Caos..." rezan muchos textos religiosos o mitológicos empezando por la Biblia, pero la existencia de un caos significa la existencia previa de un orden: un orden que ha desaparecido y del que nada sabemos hoy). Y este viaje común terminará con lo que se llama popularmente Fin del Mundo, que en realidad debiera llamarse Fin de esta Humanidad, que pase la siguiente. Porque si algún gran desastre destruyera nuestra civilización actual, siempre quedarían (a no ser que estallara el planeta entero, cosa que sólo ocurre en las novelas de Ciencia Ficción) algunos pequeños grupos de supervivientes empeñados en reconstruir, una vez más, la cultura humana.
 

2 comentarios:

  1. me alegro encontrar este articulo de alguien que piensa lo mismo que yo.... viendo las ruinas qeu apuntan todas hace 10000 años no se poruqe se nos niega esta evidencia.....

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  2. estoy más que de acuerdo con lo de que debe de haber varias "otras" Humanidades anteriores a la nuestra, pero hay que ser correcto y riguroso con als fechas para que un razonamiento tenga base. El primer Homosapiens plenamente desarrollado, fue según los análisis del adn mitocondrial una hembra que vivio hace 195.000 años, y el primer varón vivio hace 145.000 años (punto para las feministas :P). Esto queda muy lejos de 1 millon de años como decia el articulo, pero en cualquier caso, sigue siendo sorprendente que durante 100.000 o 130.000 años los humanos se hayan paseado por el planeta haciendo "nada" cuando está más que demostrado que cubiertas las necesidades basicas de sustento y techo, una veintena de personas motivadas te montan la mundial en un periquete....

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