Uno de los monumentos más misteriosos y desconocidos del mundo es el conjunto de las Piedras Guías de Georgia (no la república ex soviética sino el mismo Estado norteamericano en el que se desarrollan las peripecias de una de las películas más vistas de la historia: Lo que el viento se llevó). Allí, en una de las cumbres del Condado de Elbert, se levanta lo que los residentes locales conocen como "el Stonehenge americano" aunque poco tiene que ver con los restos del maravilloso templo solar erigido sobre las británicas planicies de Salisbury. Mi gato conspiranoico, Arannan Fergus Mac Namara, acaba de volver de los Estados Unidos en un viaje relámpago y él es quien me cuenta acerca de la existencia de este lugar porque yo, la verdad, no tenía idea acerca de él.
- Tenía que verme con unos parientes de allí, así que me colé en la bodega del primer avión que salía con destino a Estados Unidos y allí ya me organicé mis conexiones locales –se justifica.
- Eh, espero que no estés organizando tu propia conspiración gatuna para dominar a la raza humana –le comento con cierto sarcasmo.
- Vosotros ya sois propiedad de otros –contesta sin inmutarse.
Según relata Mac Namara y según se puede ver en estas imágenes, las Piedras Guía son seis colosales losas de granito que superan los seis metros de altura y que se calcula pesan más de 100 toneladas. Como se puede apreciar en la imagen, están colocadas en forma de aspa con una de las piedras en el centro y otra más encima, cubriéndolas como un techo. En las planchas aparece grabado, en ocho idiomas distintos (el español, el inglés, el ruso, el chino, el árabe, el swahili, el hindú y el hebreo), lo que parece un nuevo decálogo de diez mandamientos escritos por..., ¿quién?
- La gente de allí dice que en junio de 1979 un hombre se presentó en las oficinas de la Elberton Granite Finishing Company para plantear un proyecto impulsado por un anónimo grupo de personas que querían construir un edificio con el cual transmitir un mensaje importante a la Humanidad. Eso explicó al menos el tipo, que se presentó como R. C. Christian, aunque enseguida se supo que este nombre era un seudónimo. El diseño fue pagado y se finalizaron los trabajos justo a tiempo para inaugurar formalmente el monumento en el equinoccio de primavera de 1982. En la parte superior de las piedras, en la cúpula, se grabó un texto corto en cuatro alfabetos de la Antigüedad: el cuneiforme babilónico, orientado en la parte norte del monumento; el griego clásico, al este; el sánscrito, al sur y los jeroglíficos egipcios, al oeste. El texto es una simple frase: "Dejad que éstas sean piedras guía hacia una edad de la Razón". De ahí el nombre del conjunto. Según los que se han tomado la molestia de analizar el monumento, es una referencia al libro La edad de la Razón de Thomas Paine, uno de los impulsores de la revolución norteamericana de vida privada más interesante y del cual el escritor británico Bertrand Russell llegó a decir que “era una especie de Satán terrenal, un infiel subversivo (…) se ganó la hostilidad de tres hombres a quienes no se suele relacionar: Pitt, Robespierre y Washington”. Desde aquí huelo el tufo a ciertas sociedades secretas...
- Fascinante, pero ¿qué dicen los mandamientos?
- Te los copio de la versión española. Primero: Mantener la humanidad por debajo de los 500 millones (de personas) en perpetuo equilibrio con la Naturaleza (cumplir eso equivaldría a exterminar en este momento aproximadamente a algo más de las 9 décimas partes de los habitantes del planeta). Segundo: Guiar sabiamente la reproducción, mejorando la condición física y la diversidad (o lo que es lo mismo: eugenesia pura y dura). Tercero: Unir la humanidad con un nuevo lenguaje viviente (¿obligar a todo el mundo a hablar la misma lengua..., o quizá se refiere a la "lengua" de la informática, de los ordenadores? En todo caso, bajo el control de una sola autoridad mundial). Cuarto: Gobernar la pasión, la fe, la tradición y todas las cosas con la razón templada (esto es, anular todas las creencias religiosas y las costumbres locales colocándolas bajo el control de esa nueva "edad de la Razón" protegida por el mismo gobierno mundial). Quinto: Proteger a los pueblos y naciones con leyes imparciales y tribunales justos (aquí estamos de acuerdo, en teoría, aunque parece sugerir que las leyes y los tribunales que hoy existen deben ser eliminados porque no cumplen estos objetivos). Sexto: Permitir que todas las naciones se gobiernen internamente resolviendo sus disputas externas en una corte mundial (oh, sí, uno de los viejos sueños de los globalistas/mundialistas que se va volviendo realidad día a día). Séptimo: Evitar las leyes mezquinas y los funcionarios inútiles (¿quién decide que una ley es mezquina? ¿quién decide si un funcionario es inútil?). Octavo: Balancear (o equilibrar) los derechos personales con las obligaciones sociales (¿mmmmh?, esto suena a pérdida de libertades individuales, que por cierto es lo que está pasando en todo el mundo con la excusa de la lucha antiterrorista...). Noveno: Valorar la verdad, la belleza y el amor, buscando la Harmonía con el infinito (aquí estamos claramente en territorio new age, con una extravagante hache delante de Armonía que, según ciertos amigos míos conspiranoicos, actúa aquí como una clave luciferina). Y décimo: No ser un cancro (un cáncer) en la Tierra. Dejarle espacio a la Naturaleza, dejare espacio a la Naturaleza (claramente relacionado con la fiebre medioambientalista y del desarrollo sostenible, y por dupliado además por si no nos hemos enterado).
- ¿Quién construyó esto, exactamente?
- Opiniones hay para todos los gustos. Un investigador llamado Constance Cumby aseguró en su libro The Hidden Dangers of the Rainbow que quien impulsó el monumento fue el Lucis Trust, originalmente fundado como Lucifer Trust, para publicar los libros de Alice Bailey y otros teósofos y que también se ha encargado de algunas publicaciones de la ONU. La dirección de sus oficinas estuvo en su momento en el 666 de United Nations Plaza. Curioso, ¿no? En la primavera de 1982, coinicidendo con la erección de este singular monumento, la editorial publicó masivamente el mensaje “Cristo está aquí ahora y pronto se mostrará”.
- No sé a ti, pero a mí no me parece un monumento cristiano.
- Te diré que, además, está orientado astronómicamente de una forma precisa. En la piedra del centro hay un agujero para señalar perpetuamente la Estrella Polar, el norte de la tierra. Por otro lado, el seudónimo del hombre encargado de presentar el proyecto, R. C. Christian es muy parecido o, mejor dicho, es el mismo, que Christian R. C. o Rosenkreuz (Rosa Cruz), que es el que se empleó para firmar los libros rosacruces que durante el siglo XVII inundaron Europa con su misterioso mensaje. Sin embargo, los rosacruces antiguos (no los que hoy se hacen llamar como tales) pertenecían al lado luminoso de la Guerra así que me da la impresión que los constructores de las Piedras Guía lo emplearon para burlarse de ellos, como una especie de chiste privado.
- ¿De qué Guerra me hablas?
- De la Guerra Eterna sobre la que los humanos corrientes nada saben pero es la causa última de las cosas que suceden en el mundo.
Mac Namara me mira con aire displicente antes de concluir:
- Pero de eso te hablaré otro día. Con lo que te acabo de contar tienes material de sobra para no dormir esta noche...
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