
Bush y Clinton fueron a Haití como "enviados especiales" de su sucesor Barack Obama, alias el Pacífico. Rodeados de asesores, medios de comunicación y, naturalmente, haitianos afectados por el seísmo pero excitados ante la posibilidad de ver tan de cerca a dos de los principales miembros del establishment de poder mundial a pesar de que ya no sientan sus reales en el Despacho Oval, Bush y Clinton repartían saludos a diestro y siniestro. Y en ésas estaban cuando sucedió esto:
¡Exacto! ¡Es lo que parece! ¡Bush se limpia la mano después de dársela a uno de los damnificados por el terremoto, en la mismísima camisa de Clinton que, ajeno a lo que ocurre (un poco atontado, parece), sigue entregado a esa faena tan política que consiste en repartir sonrisas y saludos como si realmente le importara algo la vida de toda esta pobre gente!
Algunos medios de comunicación estadounidenses han aprovechado la ocasión para recordar el miedo y la repulsión a los gérmenes que afectan a Bush junior, un auténtico paranoico de la limpieza personal (eso es muy de los WASP, de todas formas: la apariencia lo primero..., aunque su limpieza externa por desgracia no suele ir ap
arejada por la limpieza interna). Y no sólo eso. No es la primera vez que el expresidente emplea la ropa ajena para limpiarse, como si la gente que le rodea fueran esclavos a su
servicio. De hecho, tiene una tendencia sospechosa a toquetear al personal, como si buscara dejar algo de su densa vibración personal a diestro y siniestro. En la primera foto de este comentario le vemos con su mano en un extraño gesto sobre el hombro de un haitiano, pero existen muchas imágenes suyas tocando aquí y allá e imponiendo sus manos incluso cuando hay poca ropa por medio. Sus detractores han recordado también el famoso y antiguo incidente en el que no se le ocurrió otra forma mejor de limpiar sus gafas que empleando la chaqueta de una funcionaria que tenía al lado.
Hasta Obama, alias el Pacífico, ha sido víctima del Pulpo Bush. En su libro The audacity of hope (La audacia de la esperanza..., sólo un norteamericano podría emplear semejante título para un libro de me
morias) recuerda que cuando era senador de Illinois y visitó la Casa Blanca el entonces presidente le dio la mano y acto seguido pidió a uno de sus ayudantes..., ¡una dosis de desinfectante para las manos!
Así que si alguna vez me cruzo con él en alguno de los salones del poder (aunque mira que lo dudo) ya tendré cuidado de ofrecerle un paquetito de pañuelos de papel, antes de que me estropee la americana. O, mejor, los usaré yo para limpiarme después de saludarle cordialmente.
Algunos medios de comunicación estadounidenses han aprovechado la ocasión para recordar el miedo y la repulsión a los gérmenes que afectan a Bush junior, un auténtico paranoico de la limpieza personal (eso es muy de los WASP, de todas formas: la apariencia lo primero..., aunque su limpieza externa por desgracia no suele ir ap


Hasta Obama, alias el Pacífico, ha sido víctima del Pulpo Bush. En su libro The audacity of hope (La audacia de la esperanza..., sólo un norteamericano podría emplear semejante título para un libro de me

Así que si alguna vez me cruzo con él en alguno de los salones del poder (aunque mira que lo dudo) ya tendré cuidado de ofrecerle un paquetito de pañuelos de papel, antes de que me estropee la americana. O, mejor, los usaré yo para limpiarme después de saludarle cordialmente.
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