Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

jueves, 25 de marzo de 2010

El hombre sin pañuelitos de papel

No sé qué clase de educación podemos pedirle a un tipo que, siendo presidente de la en teoría mayor superpotencia del mundo, fue capaz de dejarse retratar con sus dos botas encima de la mesa durante la visita de otros jefes de Estado o de gobierno a la Casa Blanca, pero lo del video que está circulando web arriba, web abajo desde hace 48 horas es sencillamente increíble. Y es que, señoras y señores, ahí tenemos de nuevo al único e inimitable George Bush junior haciendo de las suyas como sólo él puede hacerlas... Esta vez el decorado está en Haití, durante una visita oficial de inspección junto a su colega Bill Clinton para comprobar que el país caribeño progresa adecuadamente. Es decir, que está siendo controlado y monitorizado cada vez más y mejor por los Estados Unidos (con los fines reales decididos en su día por la Casa Blanca y que seguramente tardaremos en conocer, si es que llegamos a hacerlo, pero que me temo se alejan bastante de la simple ayuda humanitaria), como el nuevo protectorado en el que se ha convertido tras el demoledor terremoto del pasado mes de enero que justificó la invasión de los marines norteamericanos (pagados por cierto por nuestros bolsillos de ingenuos y ricachones europeos).

Bush y Clinton fueron a Haití como "e
nviados especiales" de su sucesor Barack Obama, alias el Pacífico. Rodeados de asesores, medios de comunicación y, naturalmente, haitianos afectados por el seísmo pero excitados ante la posibilidad de ver tan de cerca a dos de los principales miembro
s del establishment de poder mundial a pesar de que ya no sientan sus reales en el Despacho Oval, Bush y Clinton repartían saludos a diestro y siniestro. Y en ésas estaban cuando sucedió esto:



¡Exacto! ¡Es lo que parece! ¡Bush se limpia la mano después de dársela a uno de los damnificados por el terremoto, en la mismísima camisa de Clinton que, ajeno a lo que ocurre (un poco atontado, parece), sigue entregado a esa faena tan política que consiste en repartir sonrisas y saludos como si realmente le importara algo la vida de toda esta pobre gente!

Algunos medios de comunicación estadounidenses han aprovechado la ocasión para recordar el miedo y la repulsión a los gérmenes que afectan a Bush junior, un auténtico paranoico de la limpieza personal (eso es muy de los WASP, de todas formas: la apariencia lo primero..., aunque su limpieza externa por desgracia no suele ir aparejada por la limpieza interna). Y no sólo eso. No es la primera vez que el expresidente emplea la ropa ajena para limpiarse, como si la gente que le rodea fueran esclavos a su servicio. De hecho, tiene una tendencia sospechosa a toquetear al personal, como si buscara dejar algo de su densa vibración personal a diestro y siniestro. En la primera foto de este comentario le vemos con su mano en un extraño gesto sobre el hombro de un haitiano, pero existen muchas imágenes suyas tocando aquí y allá e imponiendo sus manos incluso cuando hay poca ropa por medio. Sus detractores han recordado también el famoso y antiguo incidente en el que no se le ocurrió otra forma mejor de limpiar sus gafas que empleando la chaqueta de una funcionaria que tenía al lado.

Hasta Obama, alias el Pacífico, ha sido víctima del Pulpo Bush. En su libro The audacity of hope (La audacia de la esperanza..., sólo un norteamericano podría emplear semejante título para un libro de me
morias) recuerda que cuando era senador de Illinois y visitó la Casa Blanca el entonces presidente le dio la mano y acto seguido pidió a uno de sus ayudantes..., ¡una dosis de desinfectante para las manos!

Así que si alguna vez me cruzo con él en alguno de los salones del poder (aunque mira que lo dudo) ya tendré cuidado de ofrecerle un paquetito de pañuelos de papel, antes de que me estropee la americana. O, mejor, los usaré yo para limpiarme después de saludarle cordialmente.

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