Historia de un viajero en el tiempo

No puede uno desplazarse unos días al Tíbet para unos ejercicios espirituales sin encontrarse a su vuelta con las noticias más asombrosas. En este caso, se trata de una historia deliciosa relacionada con nuestro viejo conocido el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN). Resulta que mientras España se fustigaba con látigos y saetas en las hoy sanguinolentas procesiones (viejísimos ritos usurpados, como tantos otros, que en tiempos antiguos servían para honrar a los dioses de la primavera, la luz y la vida y hoy pasean tormentos y miedos en medio del fervoroso sadismo popular) en algún lugar de la frontera entre Francia y Suiza, donde se halla enterrada la enigmática y carísima máquina-que-nos-conducirá-al-Bosón-de-Higgs, un tipo del futuro se materializaba para intentar sabotear el super acelerador de partículas.

Detenido por la Policía suiza tras ser ésta alertada por los guardias de seguridad del CERN, el tipo, que decía llamarse Eloi Cole (¿Eloi por la versión catalana de Eloy o por reducción del Elo(h)i(m) bíblico?) era un hombre joven “extrañamente vestido” (¿Llevaría túnica con capuchón? Pues no: ¡una pajarita y “demasiado tweed para su edad” según la descripción policial) y que afirmaba haber viajado hacia el pasado (nuestro presente) desde el futuro (su presente) para evitar que el LHC destruyera el mundo con sus experimentos. O ésa era el menos una de sus intenciones, porque enseguida veremos que tenía otra más particular. El suceso se produce justo la misma semana (el pasado 30 de marzo precisamente) en la que la máquina conseguía, mucho tiempo, mucho dinero y muchos esfuerzos después su objetivo de empezar a hacer colisionar partículas a gran velocidad intentando recrear el Big Bang que, según las teorías científicas vigentes, supuso el comienzo de todo (aunque ninguno de los científicos que tanto lo defienden ha sido capaz de explicar de dónde salió a su vez ese presunto Big Bang).

En el momento de su arresto, el crononauta dijo estar buscando combustible para la “unidad de potencia” de su “máquina del tiempo” personal, que según el mismo informe policial tenía el aspecto de una batidora de cocina (?). Al ser preguntado de dónde venía, contestó que “en el lugar de donde vengo (no me gustaría irme de este mundo sin decir al menos alguna vez esta enigmática y maravillosa frase) no existen países. El descubrimiento del Bosón de Higgs nos permitió disponer de una fuente de energía ilimitada, así como la eliminación de la pobreza y la distribución de Kit-Kats (¡el chocolate de Nestlé!) para todo el mundo”. Y ahora viene lo más grande: “Es un infierno comunista de chocolate y yo estoy aquí para pararlo y evitar que suceda”. ¡El triunfo definitivo de los herederos de Willie Wonka!

Además, Cole dijo ser el responsable de uno de los incidentes que retrasó el comienzo de los trabajos del Colisionador en los últimos meses. En concreto, el ataque con una baguette de pan (¡más surrealismo!) de principios de noviembre de 2009. Según la información que circuló entonces, un pedazo de este pan transportado en el pico de un pajarito cayó en el interior de la delicada instalación y provocó un sobrecalentamiento de cerca de 8 grados kelvin, cuando la temperatura normal a la que operaba entonces era de 1,9 en la misma escala. En aquel momento se aseguró que el sistema tuvo que ser interrumpido con carácter de emergencia ya que a una temperatura de 9,6 kelvin los imanes de titanio de niobio del LHC se apagan y se acabó el efecto de superconductores. Bien, pues..., ni pajaritos ni nada: Eloi Cole aseguró que fue él quien estuvo detrás de este enojoso asunto, aunque ha trascendido que curiosamente uno de los responsables de la llamada “rejilla calculadora” de la máquina se llama según parece Ian Bird (Ian Pájaro)…

Con todo esto, y teniendo en cuenta que en efecto el Gran Colisionador de Hadrones ha sido objeto de numerosos y extraños incidentes durante el último año (incluso en 2009 dos importantes físicos -el danés Holger Bech Nielsen, pionero de la teoría de las cuerdas, y el japonés Masao Ninomiya- propusieron completamente en serio la hipótesis de que el Bosón de Higgs como concepto teórico es tan aberrante que él mismo genera ondas en el tiempo para prevenir su propio descubrimiento), el señor Cole fue conducido a un centro de salud mental en Ginebra.

Poco después desapareció de la celda donde había sido recluido y aún no ha sido localizado.

Genial toda la historia. Y sospechoso que no haya obtenido más eco en Internet… Si no fuera porque se hizo pública en una web anglosajona el pasado jueves (jueves santo), 1 de abril: Fools Day o el Día de los Locos, equivalente en el mundo anglosajón de nuestra fiesta de los Santos Inocentes, cuando los medios de comunicación insertan sus propias inocentadas para sorpresa y regocijo de su público mejor humorado (bien es cierto que cada año que pasa publican menos y suelen ser más sosas).

Epílogo: es decir, toda la historia del cronoviajero de la pajarita y la baguette es una inocentada. ¿Lo es? En una de las memorables secuencias de Men in Black, esa película tan reveladora disfrazada de amable comedieta, el agente K(nowledge) interpretado por Tommy Lee Jones advierte al agente J(oker) Will Smith de que si quiere estar realmente informado sobre lo que sucede en el mundo (aquello que la gente corriente ignora, como la propia actividad de la agencia supersecreta para la que ambos trabajan) debe estudiar con detenimiento la prensa freaky como la de Weekly World News, que contiene noticias del tipo "Misioneros devoran caníbales" o "Un esquiador choca con un helicóptero", puesto que disfrazadas debajo de este género de tonterías es donde mejor se pueden ocultar las noticias verdaderamente importantes.