Un informe recién publicado por el Ministerio de Estadísticas del gobierno de la India revela un dato asombroso que demuestra la gran manipulación del proceso estadístico (aquello de tú te comes dos pollos y yo ninguno y estadísticamente tenemos que estar contentos porque cada uno de nosotros nos hemos comido un pollo). El documento cifra nada menos que en casi tres millones doscientas mil (aunque se sospecha que el número real alcanza los tres millones y medio) las ONGs u Organizaciones No Gubernamentales, sin ánimo de lucro, que figuran en su Registro de Sociedades. Es decir, que existe ¡una de estas organizaciones de ayuda cada 345 personas! Como es palmariamente evidente para cualquier persona (y no es necesario haber viajado a la India para comprobarlo) la inmensa mayoría de estos grupos existen por otros motivos que para asistir y ayudar de verdad a los indios que lo necesitan. "Con la cantidad de trabajo que estarían haciendo (si existieran ciertamente esos grupos benéficos e hicieran esa labor) no tendríamos la clase de problemas sociales que afrontamos" según comentaba uno de los miembros de CSO Partners, una asociación que trata de hacer más transparente el sector.
De hecho, el informe del gobierno de Nueva Delhi, que anuncia ya una segunda parte en la que estudiará las vías de financiación de las ONGs, deja bastante claro que "de ellas, sólo el 41 por ciento se dedican a obra social" y, además, su implantación territorial es muy "curiosa, ya que existen más organizaciones de este tipo en los Estados (las regiones indias) más desarrollados de la India y significativamente menos organizaciones en los más pobres, que es justo donde más se precisa su colaboración." Comparando los datos por años, es verdaderamente chocante el espectacular incremento de estos grupos, desde los poco más de 144.000 que estaban registrados y operaban en 1970 a los más de tres millones, sólo cuarenta años más tarde. Y los expertos apuntan a una fecha como disparadero de la creación de estos grupos: 1991, cuando se produjo una liberalización económica en el país que fue, según parece, un factor definitivo para impulsarlos. Y otro dato clave: según las declaraciones a la Agencia EFE de Rakesh Kapoor, director de la organización Alternative Futures, casi la mitad de las ONGs sólo existen de nombre mientras que en torno a otro treinta por ciento apenas están activas con lo que el número real de grupos sin ánimo de lucro activos está "entre el diez y el veinte por ciento" de los oficiales.
Sin ánimo de lucro... Como siempre, el meollo de la cuestión está en el Poderoso Caballero Don Dinero: en cuanto mentamos la Bicha, se estropean las cosas. Porque sucede que este tipo de sociedades está exenta de impuestos, ya que se supone que todo el dinero que generan, salvo alguna pequeña cantidad para garantizar su funcionamiento mínimo, se destina a la ayuda de la gente... ¿Es así? No sé por qué tiendo a desconfiar de que suceda de esa manera. El mismo Kapoor explica el hecho de que el 70 por ciento de las ONGs se hayan creado en los dos últimos decenios relacionándolo con la tendencia de que estas organizaciones se conviertan en "subcontratas" de los gobiernos correspondientes, que dicen apoyarse en ellas para desarrollar proyectos en lugares donde se supone que no alcanzan los funcionarios de su administración. Sin embargo, los fondos que proveen para aplicar esos proyectos son limitados y "a menudo, existe corrupción (...) y son pocas las que funcionan bien". Por supuesto, éstas últimas y por el mismo hecho de funcionar bien "tienden a abastecerse con sus propios medios y se muestran reticentes a implantar programas del gobierno porque, si lo hacen, el mismo gobierno empieza a meter gente de su partido para tratar de controlarlas".
Así que ahí tenemos las dos razones de la proliferación de tantas organizaciones de este tipo: el dinero (una cantidad pequeña para un occidental es una pequeña fortuna para una persona acostumbrada a vivir con menos de 2 euros diarios) y el control político.
Hay un pasaje en el Nuevo Testamento que siempre me intrigó muchísimo y es aquél en el que María Magdalena compra unos aceites para limpiar y asear a Jesús..., y Judas le recrimina públicamente porque con el dinero que se ha gastado podían haber ayudado a varios pobres. Jesús interviene entonces en defensa de la mujer y descalifica a Judas recordándole que "siempre habrá pobres en el mundo, mientras que yo sólo estaré un tiempo entre vosotros". No concordaba con la imagen del Jesús desprendido, generoso, espiritual..., que normalmente se refleja en el texto. Con el tiempo comprendí que Jesús era muy espiritual pero no idiota..., y por supuesto sabía a la perfección cómo funciona este planeta, que hoy sigue haciéndolo exactamente igual que en su época. Apenas hemos cambiado en lo tecnológico, pero todo lo demás no se diferencia mucho: tenemos marines en lugar de legionarios, grandes almacenes en lugar de zocos, papas mediáticos en lugar de sumos pontífices de Baal..., las pasiones, las ambiciones y los defectos de los seres humanos siguen siendo los mismos, 2000 años después.
En España, el gobierno alertaba ayer mismo a través de la Policía Nacional y la Guardia Civil de "los riesgos de las Navidades" (esa maldita manía de meter miedo en cualquier época del año). En el comunicado oficial planteaba alguna medida alucinante encaminada a ir preparando a la población a insertarse el chip que el día de mañana marcará como ganado a la Humanidad, como por ejemplo la recomendación de anotar los números de teléfono en los brazos de los niños pequeños o ponerles unos colgantes con sus datos (en teoría, para que puedan ser identificados antes pero si alguien se los lleva consigo ¿notendría ahí una preciosa información para pedir rescate por los pequeños?). Para compensar, también presentaba algunos consejos lógicos como por ejemplo la prudencia recomendada a la hora de tratar en Internet con las webs de falsas organizaciones de caridad y presuntas ONGs que sólo buscan aprovecharse de la generosidad ajena, sobre todo en estas fechas en las que la lágrima fácil e hipócrita se apodera de tanta gente que el resto del año es más fría que los témpanos de la Antártida y precisa comprar su conciencia con una pequeña donación anual. Antes la compraventa de "paz interior" se hacía donando a la Iglesia (esas obras de caridad tan típicas de la burguesía española prácticamente durante todo el siglo XX) y ahora que no está de moda ser religioso se dona a cualquier organización que anuncie ayudar a los demás con tal de que sea laica y, eso sí, solidaria.
O, ahora que lo pienso, igual es una forma de luchar contra la "competencia", porque cuantas más personas colaboren con ONGs menos necesidad interna sentirán en hacerse voluntarios: uno de los grandes negocios sociales de la actual Administración. Cada vez que veo esos grandes cartelones en las paradas de los autobuses incitando al personal a sumarse al voluntariado me pregunto cómo es posible que tanta gente se trague el cuento en lugar de
pararse y pensar. Como dice por ejemplo este cartel: "Ante situaciones de injusticia y discriminación social..." ¡Exacto, ante ese tipo de situaciones, en un país que se dice democrático y del Primer Mundo, no debería dejarse la resolución de los problemas en manos de voluntarios, sino que deberían ser resueltos por los gobiernos, que para eso tenemos al menos cuatro: el municipal, el autonómico, el nacional y el europeo!
Lo dejaré por escrito, por si hay algún mal pensado: no digo que la gente no se apunte a ayudar a los demás. Al contrario, una sociedad sana se basa precisamente en que los miembros de la misma se ayuden unos a otros y esto está (o estaba, hasta que hace unos años alguien empezó a promover los valores contrarios, como el egoísmo, la ambición o la satisfacción personal sobre todo a través de la telebasura) tan asumido que no hace falta que nadie nos diga que actuemos cuando debemos hacerlo. La mayor parte de los ciudadanos está acostumbrada a reaccionar de manera solidaria, sin que aparezca la secretaria de Estado de turno para colocarse la medalla, a la hora de ayudar a la gente que lo necesita. De hecho, lo hace constantemente apoyando a familiares, amigos o vecinos con problemas. Institucionalizar eso, controlarlo desde la Administración, es una forma también de pervertirlo. En el caso de los ancianos, por ejemplo, se emplean muchos voluntarios que dedican su tiempo, su cariño y hasta su dinero en acompañar a personas mayores, cuando deberían ser los servicios sociales de alguno de los gobiernos antes mentados quienes proveyeran a las mismas no sólo de esa compañía que da el calor humano sino de una compañía especializada desde el punto de vista sanitario y psicológico.
Pero así está montado el mundo. Así que siguiendo el consejo de Mac Namara aprovecho para recordar que soy vicepresidente de Pimientos sin Fronteras. Por si hubiera algún posible patrocinador para nuestra ONG pimentonera...
Pedro: Llevo un tiempo haciendo la gestión para crear una ONG de apoyo escolar personalizado y orientación vocacional para niños en hogares de menores en Chile. Concuerdo mucho contigo con que hay demasiada suciedad y corrupción en el mundo y que esta demasiado lleno de ONG's bullshit. Sin embargo discrepo mucho con otras de tus afirmaciones. Si todos nos quedáramos sentados quejándonos y esperando que el gobierno solucione todos los problemas mientras nosotros no hacemos nada, entonces eso no es democracia. Las BUENAS ONG's son lugares donde los ciudadanos proactivos y conscientes pueden tomar un rol protagónico en el desarrollo de su país. Sobre tu comentario en el penúltimo párrafo sobre que no es necesario institucionalizar la ayuda en forma de ONG's, creo que estas terriblemente equivocado, pero lo atribuyo a que no estas liderando algún movimiento de acción social, momento en que te darás cuenta que es super necesario por muchas razones que se escapan de un comentario. Saludos
ResponderEliminar