Cuanto más uno lo piensa, más asombroso resulta comprobar lo fácil que resulta engañar a un ser humano sin necesidad de usar grandes trucos, simplemente dejando que se guíe por las apariencias. "Una cosa debe ser así porque parece que es así y porque si yo tuviera que hacerla la hubiera hecho así" es el argumento básico con el que se han falsificado tantas investigaciones en principio honestas o al menos dotadas de buena intención (y muchas más que desde el principio ya estaban en vías de manipulación), que más tarde han servido de base a construcciones informativas mucho más complejas y de gran importancia en la vida de las personas, pero en realidad inútiles por estar viciadas desde el principio. Es como esos larguísimos problemas de matemáticas que resolvíamos en el colegio con el método correcto pero que, al equivocarnos al principio en una operación simple (por ejemplo, en lugar de poner 48 en el resultado de 6x8, nos habíamos equivocado y anotábamos 42), el resultado final después de sucesivas operaciones no se parecía ni por asomo al que teníamos nosotros, para nuestra amarga desesperación.
Una de las primeras cosas que se enseña al alumno cuando comienza sus estudios en la Universidad de Dios es a ver por debajo de lo aparente, a no creer que lo que da la impresión de ser una cosa es necesariamente esa cosa. Aunque no hace falta matricularse en esta peculiar carrera para ver lo que hay tras los espejismos: en general, para quitarnos las legañas y empezar a distinguir un poco qué está pasando en realidad basta con no dejarse llevar por el archivo mental de tópicos y tratar de ver cada persona, cada circunstancia, cada hecho, como si fueran todos nuevos, aunque llevemos viéndolos (o creamos llevar viéndolos) toda la vida de la misma manera. Descubriremos, primero con cierta inquietud, después con auténtico pavor y al final con la esperanza de enmendar el error a partir de este mismo instante, que la mayor parte de esas personas, circunstancias o hechos jamás los hemos visto con nuestros propios ojos..., sino a través de ojos ajenos con cierta ascendencia sobre nosotros que nos han dicho lo que debíamos ver. Como en los espectáculos de sombras chinescas donde el artista dice: "Veamos ahora un loro posado en su rama..." Y nosotros lo vemos, aunque en el fondo sabemos que son dos manos trazando figuras con ayuda de una lámpara sobre una pared en blanco.
En el día a día, esto pasa constantemente. El artista de turno (los analistas que interpretan la realidad..., en Periodismo, se emplea a menudo esa expresión -"Según los analistas, sucede tal o cual cosa"- para esconder la opinión personal de quien nos está transmitiendo la noticia) nos sugiere lo que tenemos que ver y eso es lo que vemos, sin plantearnos que pueda ser algo diferente. Aunque en el fondo intuyamos que se trate de ese algo diferente.
Los indios que visitaban el lago seco de Racetrack Playa (a la izquierda, a vista de satélite), en pleno Parque Nacional del Valle de la Muerte de California, en Estados Unidos, pensaban que el fenómeno de las sliding rocks (rocas deslizantes) o también sailing stones (piedras navegantes) o incluso rolling stones (piedras rodantes) que se puede admirar en este lugar tan característico era achacable a los espíritus de sus antepasados. La verdad es que, aparte de su propio nombre, todo el parque está lleno de nombres sugestivos para organizar una buena fiesta de Halloween: desde el Devil's hole (Agujero del Diablo) hasta las Black Mountains (Montañas Negras), pasando por Badwater (Agua mala) -el punto más bajo del hemisferio occidental a cerca de 90 metros bajo el nivel del mar-, Dante´s View (La vista de Dante) o Devil's Golf Course (el campo de golf del Diablo) -una zona de salinas con agujeros de aspecto fantasmal-. Para hacerse una idea del agradable panorama que podemos encontrar, recordemos que en julio de 2006 alcanzó el récord oficial del lugar más caluroso de Norteamérica, con algo más de 58 grados centígrados en la zona de Badwater. Sólo de escribirlo se me está quitando el frío invernal que padecemos estos días...
Con todos estos datos no es de extrañar que durante mucho tiempo se considerara "embrujado" el lugar más interesante del Valle de la Muerte, el citado Racetrack Playa, y la existencia de las piedras que se mueven "empujadas por los espíritus de los antepasados" era la mejor prueba de ello. Todavía hoy hay muchas personas que siguen creyendo que esta localización es poco menos que la antesala de un acceso al Averno. Lo cierto es que nadie ha logrado ver en persona, o al menos documentarlo, el momento exacto en el que una de esas piedras se mueve (tampoco es un sitio que quede a mano para ir a echar un vistazo de vez en cuando), pero sabemos que se mueven hasta ocho kilómetros por hora porque dejan un rastro obvio en el barro del lago como si estuvieran echando carreras a ver cuál de ellas llega antes al otro extremo de la árida planicie (a propósito de embrujos, esto me recuerda la secuencia de Ghost en la que el personaje interpretado por Patrick Swayze aprende a mover objetos físicos pese a ser incorpóreo gracias a la ayuda de otro fantasma interpretado por Vincent Schiavelli... ¡Ironías del destino, ambos actores están muertos hoy día: fallecieron de cáncer a la misma edad de 57 años!).
Los primeros científicos que se interesaron por el misterio midieron el lugar al detalle para descartar lo más obvio: que las piedras se deslizaran por la fuerza de la gravedad. En efecto, según esas mediciones, este lago seco tiene cuatro kilómetros y medio de longitud norte-sur y dos kilometros este-oeste y el dato fundamental en este sentido es que se trata de un sitio excepcionalmente plano porque el extremo sur sólo es cuatro centímetros más bajo que el norte. Se buscó entonces alguna explicación de índole geomagnético. Tal vez alguna concentración mineral atrajera a las rocas de un lado a otro, como un imán. Pero también esto se descartó a pesar de que el suelo del Valle de la Muerte es rico en diversos minerales. Por cierto, entre ellos está el bórax, empleado para la fabricación de jabones. De hecho, una famosa marca de jabón norteamericana, Twenty mule team (Equipo de 20 mulas), se llama de tan bizarra manera porque este mineral era transportado, una vez extraído y refinado, en carros tirados por grupos de 18 mulas y dos caballos a través de sus desolados parajes.
Además, el lago está seco prácticamente todo el año. De hecho, no posee vegetación alguna porque las precipitaciones que recibe se concentran en épocas muy concretas del año, de manera intensa pero no continuada, lo que crea un estanque de agua de escasos centímetros de profundidad que se evapora enseguida. El lecho de barro surge entonces y, tras la evaporación de la humedad, se resquebraja y crea ese aspecto poligonal característico, que es posteriormente limado por los fuertes vientos que azotan la región. Hablando de los vientos... ¿Serían ellos los responsables directos de estos movimientos? ¿Incluso de algunos tan espectaculares como los de ángulo recto? Esta posibilidad también se descartó, puesto que algunas de las rocas deslizantes pesaban 300 kilogramos..., lo que según los expertos hubiera requerido vientos de prácticamente 300 kilómetros por hora para moverlas...
Como suele suceder en este tipo de sucesos extraños, no tardó en aparecer el listillo de turno proponiendo que la única teoría creíble era que algún bromista se dedicaba a ir por allí para mover las piedras y crear así artificialmente un enigma con el que tener ocupado al personal. En fin... Imagino a varias generaciones de bromistas de origen indio (ya que ellos fueron los primeros en informar del fenómeno) tomándose la molestia de ir por aquellos lejanos parajes todos los días sólo para mover las piedras y después pasándose de padres a hijos el secreto de cómo hacerlo sin dejar ellos mismos el rastro de sus pisadas en el barro...
Un tipo llamado George M. Stanley fue el primero en desarrollar una hipótesis seria para desvelar el misterio, que parece gracias a él resuelto de una vez por todas. Lo hizo en 1955 cuando explicó que las piedras se movían gracias a la acción combinada del hielo, el barro y..., sí, un poquito de viento. Y es que, si bien en Racetrack Playa el calor es asfixiante en verano, en invierno las temperaturas bajan de forma equivalente. Las escasas lluvias que caen no se evaporan con tanta rapidez sino que se congelan en una delgadísima cubierta de hielo que atrapa a las piedras. Después, cuando sube el termómetro, las placas heladas se funden y flotan sobre una película acuosa sobre el barro (eh, no olvidemos la existencia de bórax..., teniendo en cuenta que una de las características del jabón que con él se fabrica es precisamente que se trata de un material resbaladizo). Cuando el viento empuja esa película, empuja también a las piedras sobre ella.., hasta que el calor evapora el líquido elemento definitivamente. Y así la roca queda varada de nuevo, tal vez a cientos de metros de su situación original.
A finales del siglo pasado, se aplicó por primera vez un sistema de seguimiento GPS sobre varias rocas y se pudo demostrar que su movimiento se producía siempre tras las tormentas (y el proceso posterior de hielo fundiéndose). Además, diversos estudios de los vientos locales demostraron que la dirección en la que se mueven las piedras es la misma en la que suele soplar Eolo por aquellos pagos.
Toda esta historia de las piedras rodantes del Valle de la Muerte nos viene al pelo para recordar la necesidad de desarrollar nuestro propio criterio ante las circunstancias que se nos presentan en el mundo, ya sea a nivel particular o de la sociedad al completo. Cada vez que alguien ponga un hecho "evidente" ante nuestros ojos, cada vez que nos coloque una piedra que se ha deslizado "por sí misma" o "empujada por los espíritus" y que nos invite a actuar en consecuencia, deberíamos recordar que las piedras no se mueven ellas solas y que el hielo no se ve, sobre todo si se ha fundido...
El hecho es, reflexionar sobre las infinitas maneras en que alguién, se puede perder en el fango de una explicacion falsa. El punto al que voy es, para mi, el entender que la entidad que puso todas esas reglas sobre el universo a las cuales se apega todo lo existente, es la ley que todo lo ve, todo lo rige, y todo lo ordena (entiéndase, orden de organizar, no de imponer).Somos nosotros mismos, los que caemos en la falsedad de buscar explicación de lo no explicable, ya que, usando a Dios,como explicación de lo no comprehensible,cometemos el error de explicarnos a través de El, y usamos el camino "corto" para darnos las respuestas mas sencillas y sin llegar verdaderamente a la clave,o que es, entender. En otras palabras, la respuesta no esta en el entender lo que Dios ajustó, sino, que la pereza mental de muchos de nosotros, para entender el porque de Sus desiciones. Entender, no es revelarse, es fundamentar el origen y principio de que lo que uno cree, la clave es, prepararse para enterder la respuesta y degerir en base a la razon las consecuencias, pero eso, es muy, pero muy difícil, porque siempre habra quien se aproveche del poder del conocimiento, y siempre habrá, víctimas de la ignorancia. Amén.
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