Una y otra vez, la misma historia. Con una precisión milimétrica, con una contundencia demoledora, con una eficacia asombrosa..., fruto todo ello de una planificación impecable, digna desde luego de mejores y más dignos empeños. Una y otra vez, superándose a sí mismos a la hora de echar mano de los recursos más impresionantes, ahora por aquí, ahora por allá, siempre empujando en la misma dirección aunque cada vez lo hagan desde un lado diferente para despistar (como esos operarios que empujan los contenedores de escombros a pequeños saltitos primero por una esquina, luego por la otra, o por un lado...), allí están los de siempre inyectando Miedo o Culpa. Miedo y Culpa. Una y otra vez.
Aunque no quisiera, la verdad es que tendría que darle la razón a Mac Namara: lo que está ocurriendo en Japón en los últimos días tras el accidente de Fukushima es un ejemplo de libro de la facilidad con la que se puede manipular al rebaño de ovejas que constituye hoy por hoy esta triste y entregada humanidad, cada vez más ciega en plena “New Age”, cada vez más torpe y con una más reducida capacidad de reacción. Como a mi gato conspiranoico (y como profesional de los medios de comunicación), me repugna la manera en la que estamos siguiendo desde el resto del mundo, y especialmente desde Europa, el drama del país del Sol naciente: con esa mezcla de emociones sucias que abarcan desde el miedo puro y duro (que alimentamos con adjetivos como "apocalíptico", "descontrolado", "pánico" y demás) hasta el morbo más asqueroso (a ver quién es el primero que "pasa a la historia" tomando la foto de una nueva explosión nuclear o vendiendo la exclusiva del japonés más bizarro de los implicados en el asunto), pasando por una xenofobia rampante (esos charlies descuidados, que no tomaron las precauciones oportunas, y encima no informan bien) entre otras demostraciones de cariño...
El cinismo en las declaraciones escuchadas a favor y en contra de la energía atómica (porque naturalmente a nadie más que a los propios nipones les importa en realidad la tragedia que, para el resto del personal, no ha sido más que una mera excusa para retomar el debate sobre lo nuclear) llega a grados tan elevados como los demostrados una vez más por la Organización Mundial de la Salud, una de cuyas representantes en España, la directora de salud pública y medio ambiente María Neira insistía hoy en que su organización está “profundamente preocupada” por los peligros que puede presentar lo de Fukushima para la salud pública, ya que además “cada minuto puede cambiar” la situación y que está en contacto permanente con las autoridades niponas para ayudarles en lo que sea… ¡Y después de todo eso tiene el cuajo de señalar que “hay que intentar evitar la generación de pánico”!
Ha resultado también muy revelador escuchar en el Parlamento al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero “garantizar” que las centrales nucleares españolas están sometidas a rigurosos controles de seguridad... ¡para a continuación defender la elaboración de nuevos informes que permitan “asegurarse más y comprobar si hay que establecer nuevas exigencias” de acuerdo con “conclusiones medidas, científicamente avaladas”! Pero, vamos a ver, si ya están garantizadas, ¿para qué más pruebas, para qué más exigencias? ¿O es que las que existen ahora mismo no están científicamente sino ideológicamente avaladas? La Asociación de Municipios Afectados por Centrales Nucleares ha dicho que España tiene que mejorar sus protocolos de emergencia nuclar no por la crisis sino porque desde hace mucho se desatiende la subvención prevista para ejecutarlos. Es más, ha advertido que de la crisis nipona “podemos aprender mucho” porque los japoneses han actuado de forma “ejemplar” ya que “saben cumplir el confinamiento, siguen los protocolos e informan con total transparencia”. Los ocho reactores nucleares operativos en España son igual de seguros hoy que el jueves pasado antes del terremoto de Japón y no había entonces ninguna alarma, recordaba el gerente de AMAC Mariá Vila D’abadal quien por cierto vive apenas a 30 kilómetros de la central nuclear de Ascó, en Tarragona, y que a continuación llamaba a la serenidad y tranquilidad porque "hemos sido testigos de una tragedia pero no estamos allí”.
Claro que peor ha sido la reacción de la canciller federal alemana Angela Merkel que después de reconocer la necesidad de la energía nuclear para el desarrollo de su país, ahora dice que paraliza las siete plantas atómicas más antiguas del país mientras dure una moratoria de 3 meses para verificar la seguridad de las 17 centrales nucleares alemanas. Merkel llegó a decir tonterías como que los acontecimientos de Japón suponen “un corte en la historia del mundo tecnificado” (¿por qué?, ¿vamos a volver a la luz de las velas?) o que “la energía atómica no está preparada para hacer frente a la violencia natural” (¿y quién lo está?). Como resulta obvio, la moratoria se mantendrá hasta que las cosas se calmen para después cambiar de opinión una vez más.
Así hemos cambiado, de un solo golpe, el debate. Vamos de sobresalto en sobresalto. Ya se nos ha olvidado por ejemplo la que se suponía iba a ser la noticia más importante del año: las revoluciones árabes. ¿Qué ha pasado con todos esos "procesos democráticos inminentes", esa "primavera árabe"? ¿Por qué está todo paralizado? ¿Por el terremoto de Japón? No, naturalmente, a la espera de la caída de Gadafi..., pero no termina de caer. Al menos tan fácilmente como estaba previsto. No se ha prestado al juego, como otros dirigentes árabes a los que parece les prometieron el oro y el moro por quitarse de en medio "forzados por el pueblo", y ha preferido desatar una guerra civil que deja bastante claro que al menos en este país norteafricano hay dos bandos bastante repartidos, no uno solo oprimido por él y su familia. Y el ejemplo de resistencia del libio enloquecido (que, vaya, vaya, ahora nos enteramos de que financió la campaña electoral de Nicolas Sarkozy...) empieza a cundir en otros cortijos islámicos, como el reino de Bahrein, cuyos dirigentes han pedido ayuda a sus primos de Riad y éstos se la han dado invadiendo de facto el pequeño país vecino.
(Entre paréntesis, pensé que era el único que me había dado cuenta pero el otro día un colega de la Universidad de Dios me comentó que a él también le parece extraño que durante la revolución egipcia que derrocó a Hosni Mubarak aunque dejó en sus puestos prácticamente a todos los que gobernaban el país bajo su mando sólo vimos en la televisión imágenes de los revolucionarios en El Cairo, nunca en otras ciudades egipcias. Es más, sólo vimos las imágenes de la Plaza Tahrir, "epicentro revolucionario y bla bla bla" donde se apiñaban unos miles de personas pero no del resto de una ciudad que con sus más de 24 millones de personas es la más grande de África y la décimotercera urbe más poblada del mundo)
Volviendo al asunto de lo de Japón y las alarmas nucleares, el delegado de curso de tercero de Dios, muy amigo mío, me ha facilitado un extenso artículo firmado el pasado 12 de marzo por un especialista de verdad (no todos ésos que se las dan de tales y que nos están bombardeando en la actualidad desde diversos medios de comunicación para ponernos a favor o en contra de la energía nucelar según quién les pague): el doctor Josef Oehmen, científico del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) de Boston. Es un artículo largo, pero resumo algunas de sus principales ideas:
* "El asunto es serio, pero está bajo control (...) En Fukushima no habrá ningún escape de radiactividad importante. Por 'importante' me refiero a un nivel de radiación mayor del que recibirías, digamos, en un vuelo de larga distancia o al beberte una cerveza elaborada en ciertas áreas del mundo que poseen altos niveles de radiación natural. He estado leyendo cada noticia publicada sobre el incidente desde el terremoto y no he encontrado una sola noticia que fuera precisa y libre de errores. Por 'no libre de errores' no me refiero a periodismo con tendencias anti-nucleares, algo normal estos días, sino a evidentes errores con respecto a las leyes físicas y naturales, así como una inmensa malinterpretación de los hechos debido a una falta obvia de conocimientos fundamentales y básicos sobre cómo funcionan y operan los reactores nucleares."
* "Vale la pena mencionar que llegados a este punto el combustible nuclear no podrá nunca causar una explosión del tipo de 'bomba nuclear'. Construir una bomba nuclear es bastante difícil, ¡preguntad en Irán! En Chernóbil la explosión la causó una acumulación excesiva de presión, una explosión de hidrógeno y una ruptura de todas las contenciones, empujando material fundido del núcleo al medio ambiente: una 'bomba sucia'. No es el mismo caso en Japón."
* "... esos materiales radiactivos tienen una vida media muy corta, es decir que se descomponen con mucha rapidez para transformarse en materiales no radiactivos. Por 'rapidez' me refieron a segundos. Así que si estos materiales radiactivos fueran liberados al medio ambiente, sí, cierta radiactividad se liberaría pero no, no es peligroso..., del todo. ¿Por qué? Porque para cuando hayas deletrado R-A-D-I-O-N-U-C-L-E-I-D-O ya serán inofensivos, puesto que se habrán dividido en elementos no radiactivos: el N-16, el isótopo radiactivo del nitrógeno en estado gaseoso, y gases nobles como el Xenon (...) lo que los reportajes llaman 'fuga de radiación' es simplemente liberar vapor para reducir la presión, el nitrógeno radiactivo no tiene ningún riesgo para la salud humana."
* "El terremoto que alcanzó Japón era 7 veces más potente que el peor terremoto para el cual fue construida la planta nuclear (la escala de Richter funciona logarítmicamente: la diferencia entre 8,2 que la planta puede soportar y el 8,9 que golpeó a Japón son 7 veces, no 0,7). Así que un 'hurra' por la ingeniería japonesa, ya que todo consiguió mantenerse en pie."
* ¿En qué nos deja todo esto? A pesar de tantas cosas que se dicen, la central se encuentra segura. Japón ha clasificado el accidente de nivel 4 en el INES: accidente nuclear con consecuencias locales. Es malo para la compañía propietaria de la central (...) Hubo un cierto pero limitado daño a la primera (de las tres capas) de contención, lo que significa que ciertas cantidades radiactivas de cesio y yodo también serán expulsadas junto con el agua refrigerante pero no uranio o sustancias repugnantes (...) El cesio y el yodo radiactivo serán retirados y almacenados como desecho radiactivo en almacenes especiales. Con el paso del tiempo (...) el núcleo del reactor acabará siendo desmantelado y transportado a una instalación de tratamiento como se hace cada vez que se cambia el combustible (...) La seguridad de los sistemas de todas las centrales japonesas se remodelará para soportar terremotos y magnitudes de magnitud 9 o más. Creo que el mayor problema será la prolongación de la escasez de energía..."
El artículo finaliza con una frase contundente: "Si quieres estar informado, por favor, olvida los medios de comunicación habituales y consulta los siguientes enlaces: bravenewclimate.com, world-nuclear-news.org/default.aspx, ansnuclearcafe.org..."
Ah..., un pequeño detalle: las imágenes de las ciudades arrasadas con las que nos alimentan día a día, aunque no suele recordarse e incluso exista quien sugiera que se deben a los problemas de la central de Fukushima, no son resultado de ninguna explosión nuclear..., sino del propio terremoto y del tsunami posterior.
En esta crisis, los únicos que han estado a la altura de las circunstancias han sido los propios japoneses que una vez más nos han dado ejemplo de firmeza, resistencia, entereza y, sobre todo, de honor. Honor consigo mismos y con sus convecinos afectados, trabajando juntos, en silencio y apretando los dientes. Tratando de no alarmar ni ofender con su dolor a los demás, pero sobre todo a sí mismos. Esa contención, ese autodominio, son los que han terminado tallando a lo largo de los milenios sus rostros duros, angulosos, del que está dispuesto a aguantar más por la comunidad que por sí mismo. Verdaderos samurais civiles a los que deseo honrar desde aquí.
Nadie está seguro en ninguna parte. Lo hemos repetido mil veces en este blog y lo repetiremos mil más. Desterremos el Miedo y la Culpa si queremos vivir de verdad como hombres libres, si acaso aspiramos a ser la sombra de los samurais.
Una vez más, gran análisis. La OCDE te da la razón y dice que los daños "pueden no ser tan graves":
ResponderEliminarhttp://www.adn.es/internacional/20110318/NWS-0608-Fukushima-graves-pueden-danos-ser.html
Y la OMS ya no sabe qué decir: "No vemos ninguna razón para decir a la gente que no viaje a Japón"
http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5gNPBksFcVZvN8arSODZisHEjfecA?docId=1488560