La reunión anual del sindicato de superhéroes terminó como el rosario de la Aurora. No murió ninguno de ellos gracias a sus superpoderes, pero en el espectacular combate que se organizó arrasaron siete manzanas de edificios y parte de dos líneas de metro, destruyeron propiedades privadas por valor de 15 millones de dólares (sin contar los edificios en sí), mataron por accidente a 365 personas (y a 12 mediadores policiales) e hirieron a otras 6.530 que pasaban por la zona, generaron el mayor colapso circulatorio (tanto de tráfico como ferroviario y aéreo) de la historia de la ciudad y dispararon las audiencias televisivas hasta la cota más alta jamás registrada (la Prensa pagó su cuota: 82 fallecidos y 1.121 heridos eran reporteros o redactores que cubrían los acontecimientos para sus respectivos medios de comunicación).
Según algunos testigos, todo comenzó cuando la Mujer Maravilla se levantó indignada quejándose de que alguien le había tirado varias veces de la tirilla del tanga mientras los superhéroes escuchaban el discurso inaugural de su presidente: el Hombre Presidente. Ni el Monstruo Verde, ni la Máquina, ni el Hombre de Cemento, que se encontraban en los asientos contiguos a la Mujer Maravilla, reconocieron su implicación en el presunto tocamiento, a pesar de que eran los únicos que por proximidad (estaban sentados al lado) podían haberlo hecho.
El Hombre Elástico, que se encontraba tres filas más atrás, soltó un ocurrente chascarrillo sobre los tangas y las costumbres sexuales de la Mujer Maravilla y ésta reaccionó hundiéndole la nariz de un puñetazo (la nariz le salió por la nuca: menos mal que era quien era y en pocos segundos pudo recuperar su cara normal). En ese momento, la Chica Tentáculo, la Mujer Caimán y Super Avispa saltaron desde diversos puntos de la sala para protestar por el machismo rampante de sus compañeros masculinos, la mayoría de los cuales recibieron sus alegatos con risas y comentarios sarcásticos. Luz Atómica se adelantó para intentar mediar de buena fe, pero la Mujer Maravilla pensó que quería pegarla por haber agredido al Hombre Elástico, su pareja de tenis en los juegos deportivos pro-hermanamiento de superhéroes organizados para el siguiente fin de semana y también le sacudió. Y ahí ya se terminó de liar parda.
En una esquina de la sala, disfrutando con el espectáculo, el travieso Hombre Invisible se reía en voz baja.
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