Las mil y una noches es uno de esos clásicos de la literatura universal que se pueden leer veinte veces y en cada ocasión encuentras una lección nueva y, con un poco de cabeza, fácilmente aplicable al mundo real. Casi todos conocemos las historias de Aladino o Simbad (o mejor dicho, la versión que Hollywood, en cualquiera de sus variantes -aventureras, de dibujos animados o incluso eróticas-, nos han presentado de estas historias) pero el texto contiene muchos otros cuentos interesantes. Por ejemplo el del gallo llamado Voz del Amanecer (por razones obvias: es un gallo). Cuando cierto ingenuo (y obediente) político español comenzó a hablar años ha de un extravagante proyecto bautizado como "Alianza de las civilizaciones", hoy embarrancado en alguna anodina orilla burocrática, me acordé enseguida de Voz del Amanecer.
Este gallo era el orgullo de su corral, no sólo por su potente kikirikí, su fina estampa y su plumaje colorido, sino por la astucia que poseía y que le había convertido en el "número 1" por así decir. Cierto día en el que Voz del Amanecer se había confiado en exceso y paseaba demasiado lejos de la protección de la granja, se vio sorprendido por un zorro que, en cuanto le vio, se acercó corriendo adonde él estaba. El gallo corrió espantado y contempló su salvación en un murete ruinoso pero lo suficientemente elevado como para que el raposo no pudiera agarrarle. Con un esforzado aleteo, saltó lo suficiente como para encaramarse a lo más alto. El zorro se detuvo allí mismo y adoptando su mejor sonrisa le comentó:
- Si supieras lo que he venido a decirte, bajarías de allí ahora mismo para darme un abrazo emocionado... Confía en mí y desciende del muro porque esta noticia te alegrará el corazón como me la alegró a mí.
Pero el gallo no se fiaba un pelo (o, mejor dicho, una pluma) y ni siquiera respondió sus amistosas palabras. Así que el zorro insistió.
- Bueno, no te preocupes, comprendo tus prevenciones, así que te lo diré igualmente, aunque tenga que hablarte en voz un poco más alta para que me escuches. Esta mañana ha sucedido algo extraordinario: el rey de los animales, el león, y el gran sultán del aire, el águila, nos han reunido a todos esta mañana en el verde y amplio prado que hay al pie de la montaña. Allí estábamos juntos los representantes de los tigres, los buitres, los antílopes, los cuervos, las liebres, las serpientes, los lobos, las palomas, los zorros... ¡Todos! Y nos han reunido para anunciarnos esta maravillosa noticia: ha llegado al fin el momento de la paz, por lo que a partir de ahora la fraternidad y la seguridad reinarán en toda la Tierra. Quedan prohibidas las viejas enemistades y cacerías de unos a otros. Todos y cada uno de los animales tenemos la misión de abrazarnos y caminar juntos hacia la hermandad y la felicidad universal.
El gallo siguió mirando al zorro sin decir nada, y éste continuó con su discurso:
- El león y el águila han anunciado también que cualquier infractor de la nueva ley de amistad deberá ser conducido y juzgado ante la suprema corte animal. Los zorros hemos sido elegidos como los mensajeros de esta maravillosa noticia y se nos ha encomendado recorrer el mundo para contársela a todo aquel animal que no hubiera estado presente en la reunión del prado. Si alguno se opusiera a nuestro anuncio, deberemos tomar nota de quién fue y denunciarlo para que sea detenido y castigado. Así que ya ves: se acabó el temor. Ya no os perseguiré nunca más y a partir de ahora viviremos juntos y abrazados como hemanos. Baja ya a celebrarlo conmigo porque no me gustaría tener que informar de que no me has creído y te has negado a cumplir la nueva ley. Serías castigado con dureza, créeme. ¡Baja ya, hermano!
Las palabras del zorro eran tan convincentes que Voz del Amanecer dudó. Entonces puso en marcha su privilegiado instinto y tendió su propia trampa a su histórico archienemigo.
- Si eso es cierto, yo te saludo hermano. Pero no creas que no te respondí por negarme a obedecer la ley o por temor a ti o siquiera por arrogancia. Es que desde aquí arriba estoy viendo una escena que me tiene muy inquieto.
- ¿Y qué es? -preguntó el raposo.
- Veo una bandada de halcones que se acerca a gran velocidad, y también unos galgos acompañando a unos humanos cazadores de zorros. Estarán aquí en muy pocos minutos.
- ¡Que Alá nos proteja! Me voy corriendo -dijo el zorro con miedo.
- Pero no te vayas, hermano -dijo el gallo con un tono esta vez irónico-. Tienes la oportunidad de explicarles a ellos esto que me has contado a mí también. Seguro que no te harán nada cuando se enteren de que ha llegado la era de paz universal...
- Tienes razón -reconoció el zorro- pero el problema es que en el congreso de los animales en realidad no estaban todos presentes: ¡faltaban justo los halcones y los galgos! Y por supuesto, los humanos. ¡Adiós!
El raposo se fue lo más deprisa que pudo y cuando se perdió de vista en el horizonte, Voz del Amanecer descendió tranquilamente del muro y se volvió al corral, muy satisfecho de sí mismo.
Epílogo: lo que no cuenta Las mil y una noches es que poco tiempo después se celebró el cumpleaños del dueño del corral y éste lo celebró organizando una comida a la que invitó a todos sus familiares. El plato principal fue..., gallo en pepitoria.
Bueno, el mundo islámico, con esa joya que son las mil y una noches nos da un buen ejemplo de sabiduría respecto a hit parades de la ilusión como la O.N.Unidas, la guerra que acabaría con todas las guerras (II WW),la benéfica "globalización", la libre circulación de capitales (exclusivamente),las guerras en defensa de los "derechos humanos", las políticas de tolerancia(cero)depende contra qué, el pacifismo, la "desmilitarización",la "erradicación" de la violencia, las desigualdades., et y la "santa inocencia del sexo femenino contra la maldad intrínseca del masculino... En fin, que le voy a contar que ud. no sepa. Pero creo que es de justicia recordar y usted se ha olvidado de decirlo, que la "alianza de las civilizaciones" es un intento de barnizar el escándalo que supone otro cuento aún más extravagante llamado "el choque de civilizaciones", una teoría llena de errores conceptuales que pretende que toda una serie de conflictos por venir sean "inevitables" lo que justificría la guerra preventiva contra todas las civilizaciones "enemigas". En previsión de conflictos supuestamente "inevitables", hay que arrasarlo todo. Y tampoco.
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