2600 cumpleaños de Buda

Hoy hemos tenido día libre en la Universidad de Dios por ser el aniversario de uno de sus rectores fundadores: el señor Siddharta Gautama, más conocido como Buda. No es su cumpleaños propiamente dicho sino el de su iluminación, ya que se cumplen 2.600 años nada menos (y no los parece el hombre, que sigue luciendo un aspecto bonachón y juvenil, aunque eso sí: un poco sobrado de peso) de su gran logro espiritual personal. Los seguidores de sus doctrinas celebran todo este año como el de su despertar interior pero en Nepal, que es donde nació, lo festejan justo en esta fecha así que en la Universidad nos hemos hecho eco del asunto.

  

Según me cuenta un colega de Primero de Dios que es de origen persa y tiene una maravillosa (y veloz) alfombra voladora con la que se puede desplazar por el mundo con gran comodidad (siempre que uno no tenga vértigo ni frío, por las alturas a las que vuela), unas cincuenta mil personas han celebrado hoy la festividad en el templo de Mayadevi, uno de los lugares donde se supone que vivió Buda cuando dejó de ser el príncipe Gautama, heredero del reino de Kapilavatthu. Por allí meten la iluminación en el mismo saco del cumpleaños y del día de su muerte en aquella reencarnación, con lo que los festejos son triples.

Hay una higuera allí que dicen es la misma bajo la que se sentó Buda para su despertar espiritual, pero según mi amigo el mago persa no es la original aunque sí es posible que sea un retoño del mismo. Así que después de todo no somos tan distintos en Oriente y Occidente, le he comentado: allí te sientas debajo de un árbol y te iluminas para la eternidad, mientras aquí te sientas debajo del árbol y te cae una manzana encima y descubres la ley de la gravedad con lo cual te haces eterno también aunque de otra manera.

¿Que cómo se sabe que son exactamente 2.600 los años que han pasado desde lo de la higuera teniendo en cuenta el carácter semilegendario de las aventuras de Buda? Doctores tiene la Iglesia..., que en este caso podría traducirse como monjes budistas tiene el Budismo, para fijar la fecha exacta que le parezca bien, porque por lo que me ha comentado a mí el propio Buda en su fiesta de cumpleaños, donde hemos estado esta tarde, él nunca llevó diario alguno, ni anotaciones de ningún tipo. De hecho, todas sus palabras y reflexiones de sabiduría que han trascendido son las que tomaron sus discípulos ya que él no dejó nada personalmente escrito. 

- A veces me encuentro cada cosa atribuida a mi persona, que alucino con los susodichos discípulos -me confesaba esta mañana (cuando le llamé por teléfono para felicitarle) con su acento relajado que, como buen asiático, convierte las erres en eles al expresarse en español.

Quizá como regalo de aniversario de la propia Naturaleza, una empresa china de excavaciones mineras confirmaba hace poco el descubrimiento, junto a un yacimiento de cobre de Afganistán en Mes Aynak (al sur de Kabul y en la antigua Ruta de la Seda), de las ruinas de un antiguo monasterio budista con santuario y estupas, incluyendo más de 150 estatuas del iluminado (aquí aparecen un par de ellas) y diversos frescos en las paredes, cuya antigüedad calculan precisamente en unos 2.600 años. La compañía se dispone a perforar toda la zona con el objeto anunciado de construir la segunda mina de cobre más grande del mundo, pero eso supondrá la destrucción de lo que queda del monasterio, así que la idea es sacar el mayor número de piezas de la zona para transportarlas y conservarlas en algún otro lugar antes de empezar la extracción del mineral, inicialmente prevista para finales de este mismo año. 

El gobierno chino ha llegado a un acuerdo con las autoridades afganas para desarrollar una intensa campaña arqueológica de tres años de duración que "exprima" el hallazgo antes de comenzar los trabajos mineros, aunque los arqueólogos son pesimistas ante la posibilidad de poder salvar muchas cosas en ese tiempo, que consideran escaso para todo el trabajo que tienen por delante. Algunas de las estatuas, como ésta de la imagen, no sólo son realmnete grandes sino que están encastradas en la piedra. Los expertos hablan de una campaña mínima de diez años de excavación para poder recuperar el inmenso tesoro arqueológico que se han encontrado y que, en su opinión, podría servir para llenar el Museo Afgano Nacional (lo que por otra parte tampoco debe ser muy difícil teniendo en cuenta que no deben tener mucho más con que rellenarlo vistos los siglos de guerra que llevan padeciendo en la zona).

Estuvimos comentando todo esto en la fiesta de cumpleaños de Buda que, por cierto, fue un tanto extraña. Yo pensaba que íbamos a comer, beber, charlar y bailar (el mes pasado estuvimos en el cumple de Pan, el dios griego, y ¡madre mía! ¡Aquello sí que fue una verdadera fiesta!) pero cuando llegamos a su villa, tan tranquila y remolona como él, nos sentó a todos los invitados en un patio encima de unas esterillas y dijo:

- Primero vamos a meditar -cruzamos las piernas y unimos los dedos pulgares con los corazones, cerrando los ojos y pensando que vale, que habría que recogerse un poco primero antes de pasar a la juerga-. Seguid las tres reglas de la meditación. Primero, "Yo no quiero nada". Segundo, "Yo no hago nada". Tercero, "Yo soy nada". Meditemos, amigos, para disolvernos en la nada universal.

Y ahí nos tienes a todos meditando en..., bueno, en nada, claro. Yo me debí dormir a los cuatro o cinco minutos (espero no haber roncado) pero me despertaron cuando terminó la meditación. Me fijé que no sólo yo sino todos los presentes estábamos un poco atontados, con un pie en este mundo y el otro pie en cualquier otro mundo. Buda fue pasando uno por uno para darnos las gracias por haber venido y por felicitarle, nos palmeó un cachetito amistoso en la cara y nos despidió para que volviéramos por donde habíamos llegado. Todo sucedió como en sueños.

El caso es que enseguida estábamos volviendo para casa y comentando lo austero de su fiesta. Mi amigo el persa resumió:

- ¿Sabes? A veces tengo que darte la razón: una religión que no permite celebrar un cumpleaños con un buen jamón serrano y un vasito de vino no me parece la más interesante de las religiones.