Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Ribero Meneses y la Atlántida

Según el clásico, “en España escribir es llorar” pero eso lo dijo porque se dedicaba a escribir. Si se hubiera dedicado a investigar, su sentencia se habría visto ligeramente alterada. Digamos: “en España investigar es llanto y crujir de dientes, gritos al cielo y vestiduras rasgadas”…, más o menos. Absolutamente todos los gobiernos de la democracia en España han sacado pecho y se han vanagloriado públicamente del apoyo que han dicho prestar, a través de los recursos presupuestarios y el presunto interés de sus autoridades, a la investigación y la ciencia en estos lares. Absolutamente todos ellos han mentido como bellacos, porque el interés que han mostrado al respecto ha sido meramente testimonial y propagandístico.

En el país del "que inventen ellos" y del "adelántate tú que ahora mismito voy yo", I+D (y las cantidades gubernamentales destinadas a desarrollar estas letras) no significa Investigación más Desarrollo sino Idiotez más Dejadez. Que pregunten por ejemplo a los cientos de jóvenes investigadores españoles (sí, los hay todavía, es increíble ¿no?) que se han tenido que exiliar para instalarse en algún país donde se invierta de verdad en su incipiente talento o a aquéllos otros que, no queriendo abandonar su tierra, opositan a barrenderos municipales o conserjes para poder sobrevivir y reducen así sus investigaciones a su tiempo libre y con sus propios recursos personales. Y mientras, el común de los mortales, adocenado por las pizzas a domicilio ante el Gran Dios de Pantalla Plana, abotargado por la telebasura y el fútbol... ¡Que no falte el fútbol! Este gobierno último que soportan los españoles (dentro de su larga experiencia de gobiernos de inútiles y caraduras) y que va de ser superarchimegaprogresista acaba de dar vía libre al fútbol ¡todos los días de la semana! Igual que aquellos interminables espectáculos de gladiadores patrocinados por el emperador Cómodo que duraban el año entero.

Si verdaderamente este país protegiera la investigación, subvencionaría sin ir más lejos los impagables trabajos de Jorge María Ribero Meneses, a quien tuve ocasión de conocer hace unos seis años (aquí al lado, en una fotografía para un reportaje que hice sobre él y donde mostraba su entonces -creo recordar- todavía no publicado "árbol de las letras" fruto de sus trabajos y que mostraba la antigüedad de los distintos fragmentos de nuestro antiquísimo alfabeto). Este filólogo y prehistoriador (entre otras cosas) fue el primer investigador que planteó una hipótesis que, formulada por primera vez en 1984, podría semejar una barbaridad pero que el tiempo (los hallazgos arqueológicos, la genética, la propia filología, etc.) transcurrido desde entonces no ha hecho sino fortalecer y reforzar (no todos los investigadores pueden vanagloriarse de eso) hasta dotarla de una solidez inaudita para todo aquél que ha tenido ocasión de profundizar en ella: la primera civilización humana digna de ese nombre nació en la península ibérica, en el norte, en torno al antiguo territorio de Kantabria o Kantabriga (no la Cantabria del populachero e ignorante vendedor de anchoas que la preside hoy). Lo que hoy conocemos como vascos (los más españoles entre los españoles, ¡viva la paradoja histórica!), también los cántabros y astures, e incluso los galaicos y castellanoleoneses del norte fueron los primeros pueblos civilizados del mundo y extendieron desde allí al resto de la península, primero, y al resto de Europa, después, esa cultura primordial (ahora que lo pienso, quizá la leyenda de Don Pelayo y la Reconquista que comenzó en Covadonga, más el repoblamiento de la España interior precisamente por las gentes del norte, no sea, en el fondo, más que una actualización inconsciente de aquella arcaica gesta colonizadora).

Ribero Meneses ha demostrado hasta la saciedad (y los susodichos diversos hallazgos científicos posteriores lo han ratificado) en su inmensa pero escasamente conocida produción bibliográfica la consistencia de su hipótesis, que tiene un único y grave problema: desmorona tantas cosas que durante tanto tiempo nos han enseñado como si fueran ciertas (a pesar de ser un montón de mentiras o, en el mejor caso, de erróneas interpretaciones), que se ha convertido en un auténtico peligro para mucha gente pues aceptar sus descubrimientos equivale a destruir milenios de prejuicios históricos, sociales, culturales y hasta religiosos que sirven más que nada para mantener abierto el chiringuito de tanto inútil e ignorante que vive de la nada en nuestro mundo contemporáneo. Y encima con un trabajo desarrollado por un español, que ya sabemos que son todos unos toguegos y flamencogros que se pasan la vida comiendo pael-la y "haciendo" la siesta.

De esa primera cultura que existió en nuestra vieja península ibérica, recordamos su nombre más famoso: Atlántida. Y de ella bebieron los egipcios primero y luego los griegos. Más tarde llegaron los romanos, nietos de los primeros sicanos iberos que colonizaron la península itálica, que en un ataque de verdadero parricidio invadieron y destruyeron todos los restos de la vieja civilización que en su época aún quedaban en España para heredar su gloria al sustituirla por su defectuosa versión de la realidad. Al ser la única que ha llegado hasta nuestros días, ésta pasa por ser la verdadera y muchos españoles ignorantes se enorgullecen de descender de romanos porque les han dicho que fueron ellos los creadores de la cultura mediterránea. Yo, no, porque afortunadamente conozco a fondo la obra de Ribero Meneses. En ese sentido, su última obra publicada de momento, la trilogía sobre la Atlántida (a la que incluso ha localizado físicamente, gracias a la moderna tecnología, hundida frente a la costa asturiana: las pruebas están incluidas en ésta, de momento su última publicación) es definitiva y, si hubiera aparecido editada y firmada por un autor inglés o alemán, o incluso francés, estaría en primera plana de todos los diarios mundiales. Pero no, ha sido un desconocido investigador español el encargado del descubrimiento. Y ya sabemos que uno de los deportes nacionales de los españoles consiste en abrir la veda del "tiro al plato" en cuanto a alguien se le ocurre sacar la cabeza de la mediocridad general. Así que en lugar de comprobar, refrendar y promocionar públicamente los hallazgos locales (pues en privado sí se hace, con indisimulada envidia), se los destruye directamente en origen.

Es imposible resumir en unas líneas la titánica labor de recuperación de la verdadera y más interesante Memoria Histórica que este hombre ha ido reconstruyendo a lo largo de tantos años (y del ingrato pago que ha recibido a cambio). Se puede ver parte de su labor en webs como iberiacunadelahumanidad.net o riberomeneses.wordpress.com pero hay que empaparse con sus libros, la mayoría de ellos adornados con impresionantes fotografías de monumentos y lugares que apoyan su interpretación de los hechos antiguos, para darse cuenta del trabajo que tiene detrás y de cómo ha sido capaz de construir en solitario una verdadera Teoría General del Origen de la Humanidad, algo inexistente hasta ahora.

A modo de ejemplo, aporto algunas de sus últimas investigaciones que gentilmente me hacía llegar esta misma semana, cuando aseguraba "llevamos miles de años dándole vueltas al enigma de la existencia de Dios y a estas alturas del curso ni siquiera hemos mostrado curiosidad por saber de dónde procede este nombre que algunos, suponiéndole un origen griego (como a todo) han dado por supuesto que se trata de una traducción latina del término Theos con el que los griegos se referían a sus dioses (...) Pues no, Theos procede de Thellos y éste a su vez de Zellos, que es el primitivo nombre cantábrico del dios Zelus, luego conocido como Zeus, así como la raíz del nombre latino de la Tierra, Tellus (...)" mientras que la palabra Dios procede en realidad de "Bíos, que es el nombre griego de la Vida (...) DIOS es la VIDA".

"Pero lo más apasionante de todo el asunto (...) ese BIOS griego (...) procede de una palabra cantábrica que no era BÍOS sino BRÍOS y que nos descubre el grandioso significado de la bellísima palabra castellana BRÍO para designar a la energía, el aliento, el ritmo, la fuerza... Léase ¡muy queridos amigos míos! a la VIDA. Y si alguien lo duda, que coja un Diccionario de griego y que busque el verbo briao que significa fortalecerse. O más claro todavía el verbo bryazo: estar embarazada. O bryo: producir vida (...) En suma, que si nuestros antepasados llamaban Noche BRIGIA (de donde derivan diosas como la irlandesa Brigit o la nórdica Brigia=Frigia, así como santas como Brígida; la corrupción lingüística del nombre de la fiesta condujo al actual Noche Vieja) a la primera noche del año (antes de que los expedicionarios romanos cambiaran el calendario vigente en el mundo antiguo para la justificación del alargamiento en el período de servicio de sus legiones durante las guerras de conquista en Hispania) es porque conmemoraban en ella el Nacimiento de la VIDA (...) Por eso también nuestros ancestros cantábricos llamaron BRIGAS a sus Ciudades Sagradas (...) Por eso los Baskos y sobre todo los Gipuzkoanos, que son los indiscutibles Padres de la Humanidad, se han ufanado siempre de su condición de KÁNTABROS... Hasta que llegó el lerdo del Padre Flórez (el arrogante y manipulador Fray Enrique Flórez de Setién y Huidobro, cuya característica faz reproducida aquí al lado nos aporta algún indicio de su real calidad como intelectual) y para joderles les otorgó ese título a los santanderinos con una demostración historiográfica que no resiste el más piadoso análisis pero que (...) selló los labios de los por lo común gritones Euskaldunaks, que se la envainaron sin rechistar cuanto tantísimo jaleo han organizado por causas absurdas y perdidas por definición como la de la Autopista de Leizarán o, ahora, la del Tren de Alta Velocidad."

Mi segunda novela, en estos momentos entregada y a la espera de publicación en la editorial Corona Borealis, se titula La tumba de Gerión y uno de los personajes está inspirado en Ribero Meneses y en sus investigaciones. Ojalá vea pronto la luz y, aunque sea de manera indirecta a través de una historia de ficción, despierte el interés de los mortales y su reconocimiento hacia la labor de uno de los escasos investigadores que quedan en España y además merecen ese nombre.

3 comentarios:

  1. será por eso que en el siglo de oro los personajes decían: 'voto a bríos'. Recuerdo a alguno de Ibio que para blasfemar solía decir: 'Caso en Brena' (Berenize), en lugar de 'Cagüen tal y cual', como era muy frecuente al tratar con el ganado..

    ResponderEliminar
  2. Cronista Oficial desea contactar con el señor Ribero-Meneses para cambiar impresiones.
    Mi correo:
    jesuscronista@hotmail.com

    ResponderEliminar
  3. No comprendo porque el Gobierno no accede a investigar el lago al que refiere el senor Ribero-Meneses en Cantabria, ya que es algo que pertenece a todos los Espanoles. En mi opinion si esa investigacion se llebase a cabo demostraria que nuestro Gobierno es consciente de la importancia que tendria para Espana en general el descubrir ese Patrimonio. En caso de no ser asi el Gobierno demostraria que ha hecho todo lo posible y su reputacion quedaria absuelta.
    Personalmente quiero congratular al senor Ribero-Meneses por su esplendida labor.

    ResponderEliminar