Uno de mis libros de cabecera es el Refranero Popular porque, salvo contadísimos errores y contradicciones, supone el mayor compendio de verdades verdaderas quintaesenciadas por la sociedad a través de su experiencia durante generaciones. También incluye muchas sentencias de Pero Grullo, pero incluso éstas son útiles (más que útiles, diría incluso que necesarias) en estos tiempos de oscuridad y confusión que hemos elegido vivir, en los que tanta gente deambula enloquecida y sin rumbo fijo por la vida, como hormigas a las que les hubieran pisoteado su hormiguero.
El Refranero Popular tiene recomendaciones prácticamente para cualquier situación. Por ejemplo, en cuestiones de viaje y estancia en un país que no es el tuyo, dice con bastante claridad: Donde fueres haz lo que vieres o En Roma haz como los romanos. Prudente recomendación respecto a la necesidad de seguir las leyes, los usos y las costumbres del lugar ajeno que visitamos, un poco por respeto a las gentes que allí viven y otro poco por la propia seguridad del viajero. Así, si una mujer occidental está en un país árabe de corte islámico radical y le obligan a ponerse un pañuelo en la cabeza, debe actuar en consecuencia pues, con buena lógica y aunque a nosotros nos parezca un signo de sumisión, los nacionales de ese país podrían optar por darle una patada en el lugar donde la espalda pierde su casto nombre y echarla de allí. Son sus leyes, nos gusten o no.
Si la misma mujer, digamos una española acostumbrada a la marcha nocturna, visita un país escandinavo y pretende salir a cenar entre semana a las once de la noche o incluso más tarde como puede y suele hacer en cualquier gran ciudad española, seguramente se encontrará con que no tiene a dónde ir porque a esas horas la mayoría de los escandinavos llevan durmiendo (con buen criterio, me parece, pero esto es una mera opinión personal) un rato largo. Y si se queja, puede recibir un trato parecido al del país árabe radical (o en realidad no: simplemente será ignorada). Son sus costumbres, nos gusten o no.
Vale, si todos entendemos esto de que cuando uno hace las maletas y va por ahí tiene necesariamente que someterse a los códigos de la parte del mundo que visita, ¿me quiere alguien explicar por qué lo que nosotros respetamos fuera no lo hacemos respetar igualmente a aquéllos que nos visitan? ¿Por qué la actitud que con toda lógica y de buena gana adoptamos en nuestros viajes, cuando se trata de aplicarla en nuestro país, incluso en todo el mundo occidental, hacemos la vista gorda e incluso pedimos perdón a aquéllos que se niegan a tomarla y hasta se ríen de ella? El caso de moda es la famosa polémica de los velos musulmanes: hiyabs, burkas y demás. Resulta patético escuchar a ciertos personajes autocalificados como de izquierdas o progresistas (entre paréntesis, para cualquiera que conozca algo de Historia resulta sorprendente que ambos términos sigan siendo utilizados como sinónimos), los mismos que tanto dicen haber luchado por la igualdad de la mujer durante los últimos años en España y en Europa, defender para las extranjeras que viven aquí lo mismo que criticaron cuando lo sufrían las españolas. ¿Pretendemos democratizar a unas sociedades milenariamente ancladas en presupuestos culturales diferentes (ya no digo si superiores o inferiores, eso que lo juzgue cada cual), cuando no somos capaces de defender ni siquiera los fundamentos básicos de la nuestra?
La descomposición moral y social que padecemos es de tal calibre que el ciudadano/oveja es ya incapaz de comprender ni siquiera los principios básicos sobre los que se sostiene (sobre los que se tambalea, más bien) este otrora pujante Occidente que hace tiempo dejó de serlo y hiede ya a zombie mientras se cae a pedazos. Principios elementales como el quid pro quo romano: yo te doy si tú me das. ¿Cómo se puede invocar la libertad de opinión y religión a la hora de defender la construcción de mezquitas en Europa para convertir al Islam a los europeos cuando en los países árabes no sólo está prohibido construir iglesias sino que hay pena de muerte (y se cumple efectivamente en la mayoría de ellos) para los árabes que se atrevan a convertirse al Cristianismo? "No podemos ser como ellos, todos debemos ser libres de escoger, etc." reza el mantram oficial pero lo cierto es que sólo un idiota juega un partido de fútbol con las reglas del baloncesto. O jugamos todos con las mismas reglas o estamos condenados a perder.
El último ejemplo de esa falta de respeto por nosotros mismos (que es en el fondo el problema: si somos incapaces de hacer honor a nuestra propia existencia, ¿cómo vamos a pedir a los demás que lo hagan, sobre todo si llegan de países lejanos de nosotros, tanto en lo geográfico como en lo cultural?) tiene nombre y apellidos: se llama Bienvenu Mobutu Mondondo y es un caradura, nacido en el Congo pero afincado en Bélgica desde hace 20 años, dispuesto a adquirir fama y dinero a costa del carcomido edificio cultural y político europeo. Aquí al lado reproducimos su foto. Mac Namara me explica que no se cree que este tipo actúe motu proprio.
- Éste es otro títere más –afirma- al servicio de ciertas fuerzas oscuras muy concretas que trabajan desde hace mucho tiempo resquebrajando desde dentro nuestra civilización europea. Uno de sus métodos favoritos es hacer propaganda negativa de todo lo que huela a Europa: criticarla por sistema, denigrar sus logros, enlodar sus descubrimientos y sus avances.
- Bueno, no se puede negar la responsabilidad europea en diversas tragedias históricas -apunto.
- No, como la de cualquier otra civilización, cada una en su momento. Todas han dado cosas buenas y cosas malas. Todas. La diferencia es que en el balance final, Europa ha aportado muchas más cosas buenas que malas al mundo, en mayor medida además que el resto de civilizaciones conocidas. Y que podría seguir haciéndolo en el futuro. Por eso hay que destruirla por completo, hacerla desaparecer..., a fin de imponer algo muy diferente.
- Ya veo, te refieres a tus demonios particulares: la globalización que nos conduce al gobierno mundial.
- Ése es un apodo amable. Yo lo llamo tiranía mundial.
A todo esto, ¿qué es lo que ha hecho el tal Mbutu Mondondo (MM)? Pues denunciar ante un tribunal civil a la editorial Casterman, la empresa editora de las aventuras de Tintín, el icono por excelencia de la historieta belga, acusando a sus tebeos de “racistas y ofensivos”. La cruzada hacia la fama personal de MM comenzó en 2007 cuando exigió la retirada de Tintín en el Congo ante un tribunal de instrucción porque en su opinión retrataba a los congoleños como "negritos tontos". Cansado de la lentitud de la justicia belga (provocada seguramente por la perplejidad de los funcionarios ante lo absurdo de sus pretensiones) y de la falta de réditos económicos a su "valiente" denuncia, ahora ha repetido el ataque esta vez ante otro tipo de tribunal. Y llamando a más periodistas, de paso. Según sus proclamas, "los belgas tienen miedo de que empecemos a hablar de esto porque es un gran problema para sus conciencias".
A ver, MM, es cierto que se calcula en al menos cinco millones el número de nativos que fueron esclavizados, mutilados o exterminados en extenuantes jornadas de trabajo, sobre todo para obtener caucho, en el llamado Congo Belga pero no es menos cierto que la culpa de eso no la tienen los belgas sino la familia real de los belgas, porque es necesario recordar que fue Leopoldo II quien consiguió el reconocimiento internacional como propietario personal del llamado Estado Libre del Congo. Como si fuera (lo que realmente fue) un cortijo privado. Es decir, este país africano jamás fue considerado en un principio como parte de Bélgica (como por ejemplo sí eran parte de España las colonias americanas que posteriormente se independizaron) sino única y exclusivamente del señor Leopoldo quien, todos los historiadores así lo indican, fue un verdadero sinvergüenza. Fue sólo tras veinte años de brutal administración personal de este monarca cuando se empezaron a filtrar las terribles condiciones en las que mantenía a la población local y la presión de la opinión pública, empezando por la propia opinion pública de los ciudadanos belgas, le forzó a renunciar a su "finca" y a colocar este territorio africano bajo control y administración del Estado, en condiciones mucho mejores para los nativos, hasta su independencia ya en el siglo XX. Ergo, si no hubiera sido por los propios ciudadanos belgas de los que despotrica MM, quizá todos los congoleños hubieran seguido en manos de Leopoldo II y habrían sido exterminados por su administración privada.
Por lo demás, esta estúpida manía de obligar a pedir perdón por las cosas que en el pasado hicieron nuestros ancestros (a los que ni siquiera conocimos y cuya educación y visión del mundo era tan distinta a la nuestra) ni resuelve nada ni conduce a ninguna parte pues, no sólo es que en todas partes cuezan habas y todo el mundo esconda esqueletos en su armario, sino que juzgar a nuestros antepasados con los patrones de comportamiento contemporáneos es cínico, deshonesto e hipócrita. ¿Van los italianos a pedir perdón a los españoles por arrasar todas las ciudades que arrasaron y robar todo el oro que robaron bajo los estandartes de Roma durante la conquista de Hispania? ¿Van los ingleses a pedir perdón a los holandeses por la creación de los campos de concentración en los que murieron decenas de miles de personas durante la Guerra de los Bóers?
¿Van los propios congoleños, va el propio MM con sus familiares y amigos, a pedirse perdón entre ellos por la brutal represión y los asesinatos encubiertos durante el régimen de Mobutu (vaya, si es el mismo nombre que el de MM... ¿serán familia?) Sese Seko, mucho más cercano en el tiempo que Leopoldo II, o por la violencia sin control, los saqueos, las violaciones y finalmente la guerra pura y dura en la que los habitantes del Congo sumieron no ya a su país sino al menos a otra media docena de países de la región y que dejó cuatro millones de muertos hace muy pocos años?
Supongo que no, ¿verdad MM?
Pues ya verás como a algún marroquí se le ocurra ponerse a leer el capitán Trueno o, peor aún, el guerrero del antifaz :D
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