Personalmente me ha llamado mucho la atención que haya sido una mujer, precisamente una mujer, la ministra suiza de Asuntos Exteriores Micheline Calmy-Rey, la que haya tenido que pedir perdón a los países musulmanes lamentando públicamente el bochorno del gabinete al que pertenece, que afirma no haber previsto semejante resultado para una consulta popular de este tipo.
- Esa mujer es, como mínimo, una completa ingenua -apuntaba Mac Namara, deseoso de darme su opinión, aunque no se la hubiera pedido-. ¿Por qué se cree que en la Unión Europea todas las cosas importantes las deciden los gobiernos en lugar de convocar un referéndum para que voten los ciudadanos? ¡Hay que evitar que la gente se exprese: normalmente suele tener una opinión distinta de la de sus amos!
Le comenté a Mac Namara la reacción de los periódicos suizos, con titulares de ésos con los que les gusta atormentar a sus lectores, erigiéndose en nuevos sacerdotes de la moralidad y la verdad: "Miedo al otro", "Irracional", "Voto con las tripas"... Y sentencias como: "los musulmanes de Suiza no se merecen la injusticia de ese voto de castigo inspirado por el miedo, los fantasmas y la ignorancia" o "es el miedo respecto a la solidez de nuestro Estado de Derecho frente a la mezcla de culturas a la que conduce el mundo globalizado".
Y por supuesto las quejas y críticas de los musulmanes. En Indonesia, que es el país con mayor número de musulmanes del mundo, la principal oganización islámica denunció el "odio" y la "intolerancia" que según su opinión campan a sus anchas en Suiza. En Egipto, el muftí calificó de "insulto" el resultado del referéndum. En Paquistán, religiosos locales califican lo ocurrido de "islamofobia extrema".
- Los periodistas suizos que han escrito esos titulares y editoriales son papanatas a sueldo que se limitan a redactar lo que les mandan, seguramente por indicación de la cínica clase política suiza -sentencia Mac Namara entre lametón y lametón de la escudilla de leche-, y los líderes islámicos que tanto se quejan son una pandilla de hipócritas.
- ¿No crees que estás siendo un poco duro, muchacho? -le pregunté a mi gato parlante.
- Mira, inocentón: yo también leo los periódicos. La ministra de Justicia y de la Policía suiza, otra mujer llamada (la pobre) Eveline Widmer-Schlumpf, ha dicho, copio palabra por palabra: "temo efectivamente (...) que este resultado tenga consecuencias sobre nuestras exportaciones y en el ámbito del turismo. Estos últimos años, por ejemplo, el número de visitantes de los países del Golfo aumentó un 15 por ciento anual". ¿No te sugiere nada? Me parece que en los países del Golfo no existe precisamente una clase media como la occidental. Allí la gente suele ser pobre, bastante pobre..., menos los ricos, que son muy ricos. Y que son los que hacen turismo. Y guardan sus divisas en las cajas fuertes de los bancos suizos. ¿A qué tiene miedo Eveline, entonces? ¿A la extensión de la islamofobia, la intolerancia, el racismo y no sé cuántas cosas más? No, te lo está diciendo claramente: su miedo y su preocupación es porque los ricachones jeques musulmanes se enfaden con Suiza y retiren sus dineros. Ginebra es una de las ciudades más conocidas en el mundo árabe, y no precisamente por sus limitadas bellezas turísticas, sino por sus bancos. ¿Sabes cuánto dinero genera cada año "el ámbito del turismo" como diría Eveline? Unos 250 millones de francos suizos. Al cambio, unos 164 millones de euros.
- Pero está la libertad de culto...
Mac Namara se rió como se ríen los gatos, mezclando bufidos con maullidos como si hubiera sido poseído por un auténtico djinn del desierto.
- ¿La qué? Supongo que no te referirás a la libertad de culto en los países musulmanes, ¿no? Trata de abrir una iglesia cristiana en Indonesia, Egipto o Paquistán, por citar simplemente los países que me contabas que se han quejado. Y trata de ponerle un campanario a esa iglesia, y rematarla con una cruz encima. Y cuando lo hayas conseguido discutimos lo de la libertad de culto. ¿Sabías que para el Islam, una persona que es musulmana y que decide convertirse a otra religión, sea el Cristianismo o cualquier otra, debe ser ejecutada por ofender las creencias musulmanas?
- La verdad es que no.
- Naturalmente. Ni tú ni mucha gente ignorante que jamás ha puesto el pie fuera de su pueblo (o al menos la mente fuera de la estrecha cuadrícula en la que la mantiene encerrada) y se cree que las cosas por el mundo adelante funcionan igual que aquí. No, mi inculto amigo. Lo de la libertad de culto y de pensamiento y de cada uno que haga lo que quiera es una conquista exclusivamente de Occidente. No existe en ninguna otra parte del planeta, mal que nos pese. A menudo, ni siquiera en el propio Occidente, donde leyes ocultas impiden que esas libertades sean completas. Y las libertades no permanecen siempre con nosotros. Hay que ganarlas una vez..., y otra vez al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente... La libertad es algo por lo que hay que luchar todos los días, no es que se consiga una vez y punto. La entontecida y embrutecida generación de occidentales contemporáneos ya se ha olvidado de esta importante lección que sus antepasados pagaron con sangre. Y, peor, se han olvidado de ello especialmente las mujeres occidentales. Me llama la atención que todas esas falsas defensoras de mujeres que se llenan la boca en contra del machismo que tanto daño ha hecho a su género durante siglos en Europa defiendan ahora alegremente las "exóticas peculiaridades religiosas" de sus hermanas en países que las mantienen sometidas a sus maridos y ocultas tras un trapo agujereado, como fantasmas. Son como esos falsos comunistas occidentales que viven muy bien en Europa o EE.UU. mientras alaban a los cada vez más escasos regímenes de izquierdas que quedan en el mundo. ¿Sabes qué? Me gustaría que se hiciera un referéndum como el de Suiza en el resto de los países de Europa, a ver qué sale...
- Estás demasiado seguro de que el resultado sería parecido.
- Completamente convencido. Ten en cuenta que en Suiza hay siete millones y medio de personas. Cuatrocientos mil musulmanes. Me gustaría saber lo que ocurre por ejemplo en Alemania o en Francia, donde hablamos de millones de musulmanes.
- Pero entonces, ¿tenemos que volver a la época de las cruzadas? ¿A la Edad Media?
Mac Namara dejó los ojos en blanco.
- Mira que eres duro de mollera, ¿eh? -me dijo- No es que haya que volver: es que ya estamos en una nueva Edad Media. La civilización occidental se desmorona igual que lo hizo el Imperio Romano. Lentamente, a cámara lenta, sin que nos demos casi cuenta. Y la culpa en el fondo no es de los musulmanes, ni de los cristianos, sino de los que mueven a los periodistas, a los políticos, a los líderes religiosos..., a todos los peones de su juego, que ahora se llama Globalización, en el curso de la cual quieren ahogarnos a todos, reducirnos a los tropezones de un inmenso, irreconocible y destructor Gazpacho Universal. La culpa es de... Ellos.
- Ufff: ya vuelves a tus paranoias habituales. ¿Algún día me revelarás quiénes son Ellos?
- Ya sabes que no. Si te lo dijera, tu vida correría peligro. En lugar de eso, te revelaré el lema, no oficial pero lema al fin y al cabo, de los suizos: "Uno para todos y todos para uno".
- ¿El de los tres mosqueteros?
- Dumas era un tipo muy poco original - asintió.