En Medinaceli, esa misterioso nido de águilas con un nombre tan significativo (La Ciudad del Cielo) y tan parecido al de Babilonia (La Puerta del Cielo) se levanta el único monumento que existe en todo el mundo a la memoria del extravagante poeta Ezra Pound, uno de los malditos de la Historia, que supo más de lo que ha trascendido y que tal vez por eso fue oficialmente condenado y literalmente enjaulado, señalado como un demente, con la excusa de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Es un feo monolito de piedra con una placa oxidada que contiene un verso solar: "Aún cantan los gallos al amanecer en Medinaceli".
Fiel a los viejos griegos, como a los chinos sabios y a ciertos herméticos, Pound escribió algunas de las poesías más personales del siglo XX y trató de vestir con ropajes mitológicos los hechos dramáticos de la época que le tocó vivir. Releyendo algunas de sus obras, se pone a veces la carne de gallina cuando uno descubre hasta qué punto trató asuntos que hoy siguen siendo igual de trágicos y actuales. No hay más que echar un vistazo (y comprender) el significado de su Canto XLV:
Con usura ningún hombre tiene una casa de buena piedra.
Cada bloque pulido bien encajado para que el dibujo pueda cubrir su cara,
con usura
ningún hombre tiene un paraíso pintado en la pared de su iglesia
harpes et lux
o donde virgen reciba mensaje y halo se proyecte de la incisión,
con usura
ningún hombre ve a Gonzaga sus herederos y sus concubinas,
ninguna pintura es hecha para durar ni para vivir con ella
sino que es hecha para vender y vender pronto
con usura, pecado contra natura,
tu pan es cada vez más de trapos viejos, seco es tu pan como el papel,
sin trigo de montaña ni fuerte harina.
Con usura la línea se hace gruesa, con usura no hay clara frontera
y ningún hombre puede hallar sitio para su casa.
El tallador de la piedra es alejado de su piedra, el tejedor es alejado de su telar.
CON USURA
la lana no llega al mercado
la oveja no da ganancias con la usura
La usura es morriña, la usura mella la aguja en la mano de la doncella
y detiene la habilidad de la hilandera.
Pietro Lombardo no vino por usura,
Duccio no vino por usura,
ni Piero de la Francesca; Zuan Bellin no por usura
ni fue "La Calunnia" pintada.
No vino por usura Angélico, no vino Amborgio Praedis,
no vino ninguna iglesia de piedra pulida firmada:
Adamo me fecit.
No por usura San Trophine
No por usura San Hilaire,
La usura oxida el cincel, oxida el arte y al artesano
roe el hilo en la rueca
Ninguna aprende a bordar oro en su bastidor,
el azur tiene un chancro por la usura, el carmesí está sin bordar,
la esmeralda no encuentra su Memling.
La usura asesina al niño en el vientre
Impide el galanteo del joven
Ha traído parálisis al lecho, yace
entre la novia y el esposo.
CONTRA NATURAM
Ellos trajeron putas a Eleusis
han sentado cadáveres en el banquete,
invitados por la usura.
Así fue entonces y así es ahora, con esa usura pecado-contra-natura entronizada por los siervos del Demiurgo para enseñorearse del mundo y destruir todo lo bello y decoroso que una vez hubo, sin hallar grandes resistencias. La reina de la podredumbre, pavoneándose por entre los frágiles decorados de nuestra decadente civilización, adorada por los mismos ciegos y sordos que ella pisotea a pesar de que se dicen hombres..., y en realidad son sólo esclavos, pues "esclavo es aquél que espera por alguien que venga y le libere".
Con cierto ánimo sombrío y el corazón en alerta, me preparo una vez más para viajar lejos, más allá de las fronteras de la cordura y la sociabilidad. Durante los próximos meses de verano, el silencio volverá a caer sobre esta bitácora, igual que en cursos anteriores. Su llama sagrada sólo será reavivada con la llegada del otoño, pues el verano es época de cosecha y descanso, de meditación tranquila y trabajo callado, anónimo, libre...
Sólo me consuela el conocimiento de que existen todavía los dioses. Pocos, pero existen, aunque los homo sapiens lo desconozcan o se rían de semejante afirmación que pareciera vana cuando uno mira alrededor. Pero recordemos que sólo tenemos acceso directo a las apariencias. Por debajo se mueven otras fuerzas. Los dioses aguardan su momento, como aquellos literarios Antiguos del viejo truhán de Lovecraft. Cuando esos dioses se despierten, derrumbarán de un soplido el castillo de cenizas que creemos habitar.