Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 29 de enero de 2010

El porqué de la crisis

Tengo un buen amigo que trabaja en una muy importante entidad financiera española y con el que de vez en cuando comento la decadente situación del mundo contemporáneo y por qué la "gobernanza" (palabra de moda entre las elìtes dirigentes en este momento) depende cada vez más, se den o no cuenta los mortales, de la particular casta de los financieros: los verdaderos amos del mundo por detrás de sus títeres políticos, empresariales, sindicales, religiosos o cualquiera otros.

- El secreto está en el interés del dinero -me comentaba el otro día mi amigo-. Hay una página web que lo explica todo bastante bien. La puedes encontrar en www.relfe.com/plus_5_.htm, bajo el título de I want the Earth plus 5% (Quiero la Tierra más el 5 por ciento). Hace unos años, un investigador alemán, Paul H. Koch, incluyó una versión comprimida y en español de esta edificante fábula en su libro, altamente recomendable por cierto, titulado La historia oculta del mundo. Creo recordar que el capítulo se llamaba algo así como El arma más terrible del mundo, en referencia precisamente al interés. Y el título era razonablemente exacto porque si controlas el dinero, lo controlas todo. De hecho, la crisis de 1929, el crack bursátil más "estudiado" de la Historia con consecuencias terribles por todos conocidas fue provocado de acuerdo a un plan bien trazado por ciertos poderosos magnates bancarios que en un momento dado cerraron el "grifo" y retiraron una asombrosa cantidad de dinero en circulación. La jugada les salió muy bien pues gracias a aquella catástrofe financiera tomaron el control sobre un enorme número de empresas que no tuvieron más remedio que malvenderse para sobrevivir y se apoderaron así de la mayor parte de la economía de Estados Unidos y otros países de todo el mundo. Por supuesto a aquellos buitres, con perdón de los buitres, no les importó lo más mínimo la ruina que provocaron a millones de personas ni las numerosas muertes, muchas de ellas sucidios, que generó su audaz plan.

Yo había leído algo sobre ello y prometí a mi colega que buscaría la web y el libro, pero en aquel momento no tenía demasiado tiempo pues debía resolver algunos problemas (entre otras cosas, encontrar ciertos antiguos pergaminos sobre la Clavícula del Rey Salomón para un trabajo práctico de invocación que tenemos que realizar en la Universidad de Dios para la clase de Magia y Teurgia) y le rogué que me resumiera la cuestión lo más brevemente que pudiera, antes de irme.

- El dinero. El control de la circulación del dinero es la clave. Money makes the world go around..., ¿recuerdas?

Asentí, pero quería algo más claro. Después de pensárselo un poco, me contó esta historieta:

- Imagínate un pequeño pueblo de la Costa Brava, en plena temporada turística pero con un verano meteorológicamente hablando muy malo: temperaturas demasiado bajas, incómodas rachas de viento, lluvias cada dos por tres... Si a eso le sumamos la crisis en la que estamos metidos ahora mismo, podrás entender la desesperación de Vicent, el dueño/recepcionista del único hotelito que hay en el municipio, ya que hace días que no aparece ningún turista y el negocio amenaza ruina. Entonces aparece por allí Luigi, un mafioso italiano que viene buscando un sitio discreto para pasar unos días, a salvo además de la Interpol. El mafioso pide la habitación más lujosa que haya, adelanta un billete de 100 euros a Vicent y sube a descansar un rato. En ese momento, el dueño del hotelito, encantado, coge el billete y se marcha corriendo al supermercado del pueblo donde se lo entrega a Manolo, el carnicero, para pagarle las deudas acumuladas por los filetes, chuletas y otras piezas que le ha suministrado durante los últimos días y que hasta ahora no había podido abonar. En cuanto Vicent se va, tras dejar hecho un nuevo pedido de carne, Manolo cierra su puesto temporalmente y se va con el mismo billete de 100 euros a la granja de las afueras del pueblo que le suministra los animales que sacrifica y vende y con cuyo dueño, Toni, mantenía su propia deuda. El granjero se lo agradece, porque ya estaba en las últimas..., la crisis, claro, y en cuanto el carnicero se va no sin antes encargarle varios animales más para abastecer su negocio Toni coge su gabardina y se marcha al molino donde compra el pienso necesario para dar de comer a su ganado y con el cual llevaba también su tiempo endeudado. Héte aquí que el billete se encuentra ahora en manos de Pep, el molinero y ¿qué hace éste? Cuando Toni desaparece después de comentarle que volverá en breve a por algo más de pienso, se monta en su camioneta y se baja a la zona más deteriorada del pueblo donde trabaja Gladys, la prostituta que frecuenta desde hace tiempo y a la que no había podido abonar sus "servicios" acumulados. Con gran alegría, Pep le entrega el dinero y le promete ir a visitarla de nuevo aquella misma noche. Gladys le dice que sí, y se marcha corriendo..., hasta el hotelito donde encuentra a Vicent y le entrega el billete de 100 euros para pagar las habitaciones que utilizó con sus clientes en ocasiones anteriores y que todavía no había pagado. Poco después, Luigi aparece en recepción muy enfadado. Pensaba que aquel hotelito era más lujoso pero, aunque cómodo y bien amueblado, no alcanza el nivel al que aspira un jefe mafioso de su categoría. Así que, de forma despreciativa, anuncia que se marcha y por supuesto recoge el billete de 100 euros que había entregado a cuenta. Sin embargo, a Vicent, aquello no le molesta mucho. El tiempo mejorará, después de todo, y llegarán otros turistas. Y él ha conseguido quitarse de encima su principal problema: las deudas con Manolo. Si lo pensamos bien, ninguna de las personas implicadas en el trasiego de este único billete ha ganado nada, pero ahora todo el pueblecito ha saldado sus deudas y se plantea continuar la vida mirando con algo más de confianza al futuro. ¿Entiendes?

- Más o menos...

- Es tan sencillo como eso: si el dinero circula, se acaba la crisis. Aunque sólo sea un billete de 100 euros. Retrotráete en el tiempo: ¿cuándo comenzó la crisis económica actual? A raíz de la crisis financiera previa. ¿Y cuándo comenzó la crisis financiera? Cuando los bancos dejaron de prestar dinero, retiraron dinero de la circulación, a raíz de la "pérdida de confianza" entre algunas entidades. El Foro de Davos y todo lo demás es un soberano cuento. Alguien provocó la crisis con un interés concreto y ésta terminará cuando ese mismo alguien haya conseguido sus objetivos.

- Estás empezando a hablar como mi gato Mac Namara -le dije a mi amigo antes de despedirme.


jueves, 28 de enero de 2010

Un ejemplo (entre muchos) de autocensura

La dictadura de lo políticamente correcto ha llegado (no es que esté llegando, no..., es que ha llegado ya) a unos niveles tan espantosos que demasiado a menudo la inmensa mayoría de los periodistas que sobreviven en los medios de comunicación tradicionales lo pasan realmente mal durante su trabajo. Por un lado está el hecho de tener que escoger la palabra adecuada, extraída del diccionario de lo permitido. Por ejemplo, por alguna extraña razón ya no se pueden utilizar palabras que nunca fueron ofensivas sino descriptivas como "minusválido", "negro", "preso" o "enano", sino que deben ser sustituidas por acepciones que cuenten con el nihil obstat del nuevo régimen mental que padecemos como "persona discapacitada", "persona de color", "recluso penitenciario" o "persona de tamaño claramente inferior a la media por razones genéticas". Y por otro lado está el asunto de la autocensura a la hora de decidir qué noticias se pueden dar y qué noticias no se pueden dar, en función no del interés que poseen en sí mismas sino de si es o no correcto divulgarlas. Cualquiera que trabaje en un medio de comunicación y lo haga además con los ojos abiertos sabe de lo que estoy hablando.

Y el caso es que eso es, de hecho, lo apasionante del oficio del periodista: poseer información que nadie más posee en ese momento y ser el primero en difundirla al resto de la población. Pero para ello necesita un medio lo bastante potente como para que su información llegue a la sociedad y, en ese medio, hay diversos mandos intermedios. Uno puede tener superada su autocensura personal y su miedo a lo políticamente correcto..., y encontrarse con que el mando inmediatamente superior (un redactor jefe, por ejemplo) ni una cosa ni otra, con lo que la información muere en su mesa de trabajo. "¿Cómo vamos a publicar esto? ¿Tú estás loco? ¡Y aunque fuera verdad, más vale que esperemos a que lo dé otro primero no sea que nos llevemos el guantazo!" ¿Algún periodista en la sala reconoce estas frases u otras similares?

Hoy contamos de todas formas con un potente e incontrolable aliado: Internet. Todo lo que antes fallecía de inanición mental por falta de difusión, acaba ahora en la Red, convertida así en un auténtico sumidero de informaciones. Muchas son una basura pero muchas otras son oro puro para el que las sabe valorar y rescatar. Gracias a Internet, por ejemplo, algunos periodistas con buena información y realmente concienciados han sido capaces de plantar cara a conocidas bandas de caraduras y manipuladores que, en los medios de comunicación "serios" (y amordazados por lo políticamente correcto), aún gozan de impunidad para seguir difundiendo su peculiar interpretación de la realidad y engañando así a los mortales corrientes, atontados con el conocido y falaz eslógan de "si lo ha dicho la tele será verdad". Sin duda el ejemplo más claro de esto es el grupito de jetas encabezado por la "simpática" directora de la OMS Margaret Chan(taje) que, gracias a Internet se está demostrando ahora, no sólo utilizaron la presunta "pandemia" de la Gripe A para meter miedo al mundo y permitir que las farmacéuticas hicieran el negocio de su vida con millones de vacunas inservibles (porque no se las pone nadie y porque, aunque se las pusieran, no servirían de nada en caso de que el famoso virus realmente mutara), sino que ellos mismos recibieron suculentas comisiones con las que construirse su chalecito particular en las Islas Barbados o cualquier otra playita.

¿Qué tiene que ver todo lo anterior con las fotografías del nuevo Airbus 340-600 que ilustran este artículo? Las imágenes son un ejemplo de información censurada en el mun
do libre en el que vivimos. Me las envió un amigo ingeniero que trabaja en un país árabe y me explicó sucintamente la siguiente historia: este aparato es el avión de pasajeros más grande que se ha construido hasta el momento (primo hermano del Airbus 380, cuyos problemas de desarrollo -algunos de ellos- han sido aireados últimamente por la prensa europea) y uno de los clientes que lo adquirió fue Tecnologías Aéreas de Abu Dhabi, ADAT (Abu Dhabi Aircrafts Technologies) para sus lujosas líneas aéreas, ETIHAD, que comenzaron a operar en noviembre de 2003. Como se puede apreciar en las imágenes superiores, se trata de un aparato concebido para viajar a todo trapo y mejor si es pagando en petrodólares. Costó unos 200 millones de dólares.

A finales de 2007, justo antes de que el avión fuera entregado a las autorid
ades aéreas del Emirato, un equipo de ADAT se desplazó a las instalaciones de Airbus en la ciudad francesa de Toulouse para familiarizarse con el aparato e incluso realizar unas pruebas en tierra incluyendo el comportamiento de los motores, ya que no habían tenido oportunidad de volar en él. La tripulación árabe condujo el avión hasta el área de pruebas y allí colocó los cuatro motores al nivel de potencia necesaria para despegar, sin darse cuenta de que a pesar de su tamaño (y también precisamente por ello, a fin de poder volar con el pasaje y la carga) este modelo es muy ligero..., y muy sensible.

Así que comenzó a sonar la señal de alarma de despegue en la cabina, ya que el ordenador de a bordo pensaba que el avión estaba intentando despegar pero la tripulación no había configurado
adecuadamente los parámetros técnicos como por ejemplo la disposición de los alerones. En ese momento, a uno de los miembros de ADAT se le ocurrió desconectar el fusible del circuito del Sensor de Aproximación a Tierra para silenciar la molesta alarma mientras el resto de sus compañeros examinaban el funcionamiento de los instrumentos y quizá trataban de orientarse con un manual de instrucciones. La desconexión del fusible engañó al ordenador, que dedujo que el avión estaba ya en el aire, volando, así que automáticamente soltó los frenos (el autor de esa desconexión no tenía ni idea de que acababa de eliminar un mecanismo de seguridad para evitar que un avión de este tipo pueda aterrizar con los frenos puestos). Resultado: el 340-600 salió disparado hacia delante.

Sorprendidos por lo ocurrido y, probablemente, rodando por el suelo a estas alturas, ninguno de los técnicos de ADAT fue lo bastante rápido ni lo bastante hábil como para quitar de inmediato la aceleración de los motores, así que el avión acabó empotrado contra una barrera.


Diez personas resultaron heridas, al menos tres de ellas de gravedad, durante el incidente..., y gracias, porque el aparato podría haber causado una auténtica catástrofe, si hubiera superado el parapeto de contención.

Esta noticia se produjo hace ya más de tres años. Mi corresponsal se preguntaba: ¿cuántas personas han oído hablar de ella, sobre todo fuera de Francia? ¿Por qué no se ha informado más ampliamente, con el tiempo transcurrido? Las autoridades francesas impusieron la ley del silencio por dos motivos. Primero, por la buena imagen de la compañía Airbus: aunque los técnicos europeos no tuvieran culpa del incidente, todas las informaciones relativas a errores, fallos o insuficiencias de un producto cualquiera en una compañía que cotiza en Bolsa pueden redundar en una bajada de acciones y prestigio, además de pérdida de credibilidad profesional y, por tanto, de negocio. Segundo, por evitar la difusión de una noticia que sería considerada por los árabes como insultante y como posible munición para todo tipo de chistes racistas del estilo "es que sólo saben conducir camellos".

Sin embargo, como vemos más arriba, las fotos acabaron filtrándose. Y, con ellas, la duda: ¿qué pasó con los periodistas que tuvieron conocimiento de lo ocurrido? ¿Sus jefes les impidieron publicar la noticia o callaron por propia voluntad? ¿Se autocensuraron? ¿Fueron comprados de alguna manera (no sé: se me ocurre por ejemplo con un pase para volar en aviones Airbus gratuitamente durante el resto de su vida)?

Antes de criticarlos, sería conveniente de todas maneras hacer examen de conciencia. Estoy convencido de que no existe un solo periodista que sea digno de ese nombre y que haya leído este texto que no guarde su propio Airbus estrellado en el armario de su dormitorio... Pero en todo caso la situación es la que es. La censura existe, la autocensura también.

No podemos escribir todo lo que sabemos. Y no será por falta de ganas.


miércoles, 27 de enero de 2010

A un brazo de distancia

Una de las historietas que nuestro profesor de Misticismo y Paradojas el mulá Nasrudin suele contar a menudo en su clase es aquélla famosa del rico sultán que, en Bagdad la Maravillosa, lo tenía todo (dinero, tierras, mujeres, fama, salud...) y al que un día se le presenta la Muerte diciendo: "A pesar de tus riquezas, siempre te has comportado honorablemente con aquéllos que de ti dependían, así que he decidido hacerte un regalo y anunciarte el tiempo de vida que te queda. Dentro de tres días vendré a buscarte. Disfruta, pues, de lo que te resta en este mundo, antes de abandonarlo para siempre".

En lugar de tomárselo como un cumplido y aprovechar esos tres días (suelo preguntarme qué es lo que haría yo si supiera que me queda exactamente ese plazo de tiempo), el sultán se quedó pálido y angustiado pues, como todos los hombres corrientes (y a pesar de su dignidad en el sultanato, en el fondo él era uno más) pensaba que tenía derecho a vivir mucho y bien, sin tener en cuenta los planes que la Eternidad había fijado para él. Así que convocó con urgencia a todos sus sabios y filósofos para que acudieran de inmediato ante su presencia para, una vez explicada la situación, ordenarles que encontraran la forma de convencer o al menos engañar a la Muerte para evitar que cumpliera con su vaticinio y de esta forma poder seguir viviendo.

Ni que decir tiene que aquellos tres días pasaron rápidamente sin que ninguno de los estudiosos fuera capaz de dar solución al requerimiento del sultán quien, en lugar de aprovechar las jornadas, bien dejándose mecer en los brazos de alguno de los múltiples placeres a su disposición, bien dedicándose al recogimiento y a la oración, se limitó a pasear de un lado a otro de su palacio presa de los nervios.

Cuando hacia el final del tercer día el grupo de eruditos reunió el valor suficiente para presentarse ante él y reconocer que no habían encontrado la forma de solucionar el dilema que les había presentado, el sultán montó en cólera contra ellos y, a la desesperada, se dirigió a sus cuadras y mandó ensillar al mejor de sus corceles. Montó y abandonó Bagdad la Maravillosa al galope.

"Iré a la ciudad de Samarkanda", pensaba enfebrecido mientras el Sol se ocultaba en el horizonte, "pues la Muerte no sabrá que estoy allí: ella vendrá mañana por la mañana a mi palacio en Bagdad. Así al menos habré ganado algo más de tiempo para encontrar la manera de evitarla".

Con esta esperanza cabalgó toda la noche y el amanecer del día siguiente le encontró sobre una colina desde la cual vio cómo se extendían, ante él, los blancos muros de Samarkanda la de las caravanas. Más tranquilo y ya al trote se aproximó a la ciudad, pensando en alojarse en casa de unos parientes. Les contaría de quién venía huyendo y les pediría ayuda.

Su sorpresa fue cuando, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró a la Muerte allí de pie, con gesto de leve irritación, que le dijo: "Me has hecho esperar inútilmente durante un largo rato pues llevo aquí desde primera hora. Es una lástima que tu último acto en esta vida haya sido de descortesía." Y en ese momento le tocó y el sultán murió.

Me he acordado de la fábula al conocer lo ocurrido en Málaga, donde una veinteañera con depresión y en tratamiento intentó suicidarse esta mañana arrojándose por la ventana desde el octavo piso en el que vive con su familia. Pero quien murió no fue ella, sino una señora de 89 años de edad que en aquel mismo momento paseaba por la acera y al que le cayó encima la suicida como si fuera el piano que aplasta a George Clooney en el famoso anuncio del café, pero esta vez sin posibilidad de marcha atrás en el suceso. La pobre mujer falleció en el acto, mientras la veinteañera era ingresada en el Hospital Carlos Haya de la capital malagueña con fracturas de pierna y brazo además de una contusión cerebral.

¿Por qué no murió la veinteañera como era su deseo? ¿Y por qué lo hizo la señora de 89 años que a lo mejor tenía ganas de seguir viviendo mucho más? ¿Por qué la segunda tuvo que pasar justo en ese mismo momento por ahí? ¿Por qué no treinta segundos antes o treinta segundos después de que se arrojara la primera? ¿Acaso si la señora de 89 años hubiera estado en otro sitio a esa hora o se hubiera quedado en su casa habría fallecido igualmente, digamos por ejemplo resbalándose con una pastilla de jabón en el baño?

Estamos en manos de los Dioses. Con toda nuestra tecnología, nuestro dinero, nuestra petulancia..., no somos nada más que simples maniquíes empujados por corrientes invisibles.

El sultán del cuento ignoraba lo que sí sabía el sabio Don Juan Matus, quien solía decir a "Carlitos" Castaneda que deberíamos acostumbrarnos a mirar a nuestra derecha: ahí, a un brazo de distancia, está la Muerte. Y está siempre. No es que venga a buscarnos en un momento dado, sino que camina a nuestro lado, silenciosa y humilde, sin molestar ni interferir en nuestra existencia, a lo largo de todos los años de nuestra vida. Y sólo cuando ella lo decide, por las razones que ella sabe, extiende el brazo y dice: "Hasta aquí has llegado". No es algo personal, no es que ella disfrute especialmente con su trabajo. Es sólo que alguien tiene que hacerlo.

martes, 26 de enero de 2010

El bolero de Ravel

El compositor francés Maurice Ravel (este individuo de mirada displicente que aparece aquí a la izquierda) compuso en 1928 una de las piezas más irritantemente aburridas que conozco dentro de la música clásica: su famoso Bolero, cuyo éxito a través de los tiempos es para mí un fabuloso enigma (o una prueba obvia de mi ignorancia musical..., o tal vez ambas cosas). Después de escucharlo decenas de veces en diversas etapas de esta vida he decidido no soportarlo ni una vez más porque confieso que me siento incapaz de hallarle la gracia a esa idea de repetir una y otra vez una y otra vez una y otra vez una y otra vez una y otra vez..., etc., la misma obsesiva melodía cuya única diferencia desde que empieza hasta que acaba es el volumen. Comienza poco a poco, como pidiendo perdón por ser tan minúscula cosa, pero enseguida se afianza, va elevando sus exigencias y tras lo que parece un interminable crescendo acaba arrollando el oído como si fuera una manada de elefantes enloquecidos arrasando una exposición de cristal de Waterford.

- Lo malo no es el Bolero, en realidad, sino el hecho de que sirva como brillante ejemplo a los que mandan aparentemente en nuestro mundo hoy por hoy -afirma Mac Namara, solidarizándose conmigo-. Siguiendo el ejemplo del músico francés, ellos nos castigan con sus argumentos políticos, sociales, económicos, religiosos et caetera, todos iguales a sí mismos, reiterativos, machacando como la tortura china del gota a gota, haciendo bueno ese principio de la publicidad que consiste en que el mejor anuncio no es el que está mejor hecho sino el que, de tanto repetirlo, acaba por alojarse en nuestro cerebro, por colonizarlo como si fuese un alien en su casa de la playa.

- Me alegro de que por una vez estemos de acuerdo desde el principio, tú y yo
-le digo.

Pero él no me hace caso y sigue a lo suyo.

- Y cada día tiene su argumento concreto. Mira éste: un informe de la Agencia Judía que ha hecho público hace unos días su presidente Natán Sharansky asegura que 2009 fue el año en el que se registraron más ataques antisemitas desde la Segunda Guerra Mundial y que, además, en casi la mitad de los países de Europa Occidental, hay una mayoría de personas que considera que los judíos "explotan las persecuciones del pasado para extorsionar dinero". Los dos países europeos con mayores prejuicios contra los judíos s
on, según el documento, España y Polonia. El aumento del antisemitismo, añade, procede tanto de la derecha como de la izquierda; o sea, que está generalizado en los partidos políticos europeos.

- No sé yo si creerme eso de que el año pasado fuera el que más incidentes registró desde...

- Pues no te lo creas -me interrumpe Mac Namara-. Esto es como el Bolero de Ravel. El gobierno israelí tiene a confundir las críticas contra sus políticas con las críticas (e incluso el intento de persecución) contra su religión de Estado. Le resulta muy rentable políticamente. Cada vez que alguien les llama la atención por algo le cuelgan de inmediato el sambenito y se acabó el problema. Fíjate que, de hecho, el mismo informe de Sharansky reconoce que, sólo durante los primeros tres meses del año, hubo tantos incidentes antisemitas como todos los registrados en 2008. Fueron ésos precisamente los meses que siguieron a la ofensiva israelí "Plomo Fundido" de Gaza en la que el ejército hebreo en busca de milicianos islamistas mató a miles de palestinos de ambos sexos y de todas las edades y arrasó buena parte de la asediada franja palestina incluyendo las oficinas de la ONU, con una saña que fue muy criticada a nivel internacional. Y que se pudo ver casi en tiempo real no ya por la televisión sino a través de Internet. Es decir, los incidentes no se produjeron porque a un montón de gente se le cruzó el cable al mismo tiempo, sino como reacción a esa ofensiva a todas luces excesiva.

- ¿Y ésa es la única razón?

Mac Namara se despereza y me mira de arriba a abajo, como suele hacer él cuando quiere ponerse por encima de mí, y se prepara para darme una de sus lecciones de erudición.

- Te voy a resumir algunas de las noticias que Israel, sobre todo el presidido por Benjamin Netanyahu, ha protagonizado en los últimos meses, más allá de "Plomo Fundido":


1) El mayor escándalo de los últimos tiempos, revelado por la propia prensa israelí, muestra que desde el decenio de los años 50' cuando la RFA estableció relaciones diplomáticas con Israel, los alemanes han abonado al menos cerca de 62.000 millones de shekels (al cambio cerca de 12.000 millones de euros) en concepto de "compensaciones" por la persecución de los judíos durante el Tercer Reich. De ese dinero, sólo la mitad aproximadamente llegó a los supervivientes de los campos de concentración n
azis. ¿Dónde está el resto? Eso se preguntan los propios judíos supervivientes que ya han organizado algunas protestas contra las autoridades de su propio país para exigir cuentas claras.

2) El gobierno isralí ha frenado en seco la expedición de visados de trabajo a cooperantes de ONGs como Save the Children, Oxfam o Médicos sin Fronteras, que ejercen una labor ciertamente impagable en los territorios palestinos, donde falta de todo. Y donde, por cierto, han denunciado la existencia de carreteras sólo para uso de israelíes pero que no pueden emplear los palestinos y de una creciente segregación de productos agrícolas en los supermercados de la región, de forma que queden bien marcados cuáles son los que producen granjeros israelíes y cuáles los palestinos para que los c
iudadanos opten por los primeros.

3) Este mismo mes de enero, Netanyahu ha cerrado el acceso a Gaza a políticos y gobernantes de otros países con el argumento de que sus visitas legitiman al movimiento integrista palestino Hamás. El ministro de Exteriores irlandés, Michael Martin, o el francés Bernard Kouchner o el ministro belga de Desarrollo Internacional Charles Michel han sido recibidos con la puerta en las narices con la excusa de que no hay que dar ayuda humanitaria a los palestinos porque acabará cayendo en manos de "terroristas".

4) Por cierto, el propio Netanyahu ha repetido en varias ocasiones, la última en una comparecencia a primeros de este mismo año ante la Asociación Manufactureros d
e Israel, que es contrario a la inmigración a Israel porque eso "hace peligrar el carácter netamente judío" que a su juicio debe tener el Estado. Los inmigrantes ilegales son, según él, "responsables de la reducción de los salarios y de minar la naturaleza judía y democrática del Estado (...) causan un daño cultural, social y económico y nos conducen hacia el Tercer mundo".

5) Y este mismo 26 de enero, la prensa israelí publica un informe interno de su gobierno según el cual se muestra "satisfecho" por la humillación a la que el número 2 de la diplomacia israelí, Dani Ayalón, sometió al embajador turco en Tel Aviv, Ahmet Oguz Celikol, el pasado 11 de enero. Ayalón citó al embajador turco a su despacho a una reunión oficial donde sólo estaba la bandera israelí, no la turca, y donde le sentó en una butaca más baja. Luego se negó a darle la mano mientras los reporteros gráficos tomaban sus imágenes. En lenguaje diplomático, el propio informe israelí lo reconoce, esto es una importante "humillación". Todo se organizó para presionar al gobierno turco por una serie de televisión privada turca que según Israel alimenta el antisemitismo.

Tras esta enumeración, Mac Namara se yergue como el abogado en el ale(gato) final:

- Ahora, yo me pregunto, con todas estas noticias acumulándose, una tr
as otra, ¿quién crees tú que alimenta el famoso "antisemitismo"? O lo que el gobierno de Israel llama antisemitismo que, como dije antes, no es en realidad sino una crítica de su peculiar forma de querer hacerse respetar en el mundo.

- Visto así...

- Sólo te daré un detalle más. El director de un importante think tank, el Us/Middle East Project, que es además profesor visitante de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres y que se llama Henry Siegman, ha llegado a decir lo siguiente hace muy pocos días: "el presidente de Estados Unidos Barack Obama ha capitulado ante Israel, así que ha llegado la hora de imponer desde fuera una solución al problema palestino (...) ya que según advirtieron en su día líderes judíos como Ariel S
haron o Ehud Olmert (...) Israel ha alcanzado ya el 'punto de no retorno' en el que ha dejado de ser la 'única democracia de Oriente Medio' para convertirse en el único 'régimen de apartheid' del muno occidental (...) y tendrán que ser los europeos los que actúen (...) se han dado cuenta de que no pueden seguir siendo los perrillos falderos de EE.UU." Todo esto -concluye Mac Namara- me haría reflexionar, si fuera yo, sobre todo en estas fechas.

lunes, 25 de enero de 2010

Spamalot

Exactamente, un montón de spam (a estas alturas ya todo el mundo sabe lo que significa el título de este musical, así que no voy a ponerme a explicarlo): eso es lo que es, básicamente, Spamalot, si es que uno pertenece a la Sacra Iglesia de los Adoradores de Monty Python. Porque lo importante para ver esta comedia musical es partir de una pregunta existencial: ¿uno es fan (no un mero simpatizante) del genial sexteto británico, sí o no? No hay medias tintas porque, si es que sí, la obra le decepcionará y, si es que no, le divertirá un montón. ¿Cómo se entiende esta paradoja? Como diría mi tutor en la Universidad de Dios, la explicación es sencilla y se encuentra en el desarrollo de la cuarta ley del Hermetismo, la de Correspondencia, cuando dice aquello de "los opuestos son idénticos en naturaleza y sólo difieren en grado, los extremos se tocan y todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse..."

Spamalot es una adaptación de la ya de por sí inadaptable Monty Python and the Holy Grail estrenada en 1974 y que en España se estrenó como Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores. Para mí, la segunda mejor película de humor de todos los tiempos, después por supuesto de La vida de Brian (aunque supera a ésta en el aspecto del surrealismo). Eric Idle, uno de los miembros del maravilloso contubernio de humoristas británicos y el más aficionado a la música entre todos ellos, buscaba seguramente un buen negocio (aparte de llenar sus ratos libres) cuando decidió llamar a su amigo John Du Prez y plantearle la posibilidad de llevar al teatro el fantástico imaginario de la versión más divertida de la leyenda de Arthur, king of Finland..., digo... England.

Y consiguió sobradamente sus objetivos: estrenada en 2005 en EE.UU. y después en diversos países del mundo (el año pasado llegó a España, primero en Barcelona y ahora en Madrid), aparte de rellenar la cuenta corriente de sus creadores, ha cosechado varios premios incluido algún Tony.

Para los que no son fans y, aún mejor, no han visto la película: se encontrarán con un musical que entra por los ojos y los oídos con facilidad, que despliega una puesta en escena apabullante, grandes decorados, música en directo (conté 13 -¿13?- músicos y su director), un trabajo fenomenal de todos los actores (algunos, incluso brillante, como los intérpretes de Sir Lancelot y del Príncipe Herbert, así como la voz de la Dama del Lago, la mejor cantante con diferencia sobre el escenario), un vestuario ad hoc (incluyendo “ligero vestuario” también ad hoc para las coristas en algunos números), grandes números de baile, buen humor y la sensación de haber pasado la tarde a gusto y sin preocuparse por las tonterías de nuestros políticos y las diversas tragedias cotidianas.

Ahora, bien, para los fans de Monty Python (los de la Sacra Iglesia...etc.): el primer error es llegar al teatro buscando la película porque no la van a encontrar. Es todo un detalle que a lo largo de la obra en ningún momento se refiera nadie a los caballeros de la mesa cuadrada, como sucedía en la película, sino de la mesa redonda (para la cual, cantan, buscan "caballeros con buena onda"). Y es que el argumento, los nombres, el vestuario, la ambientación, los gags…, parecen los mismos que ya conocemos (incluso algunos están muy bien imitados) pero en realidad no lo son. Es como si uno hubiera tenido ocasión de conocer personalmente a Buda, debatir con él sobre su doctrina, escuchar su filosofía y sus máximas vitales y, cuando regresa a visitarle años después, en lugar de a Siddarta Gautama se encuentra predicando a Richard Gere.

Por ejemplo (y sé que es difícil esto, pero si te metes en el lío, tendrás que meterte con todas las consecuencias), ahí está la pésima traducción de muchas de las letras que, no sólo pierden la mayoría de los dobles sentidos y los juegos de palabras habituales de nuestro grupo humorístico favorito al pasar del inglés al español, sino que encima son sustituidos por los inevitables tacos a los que tan aficionados son nuestros guionistas amantes del mínimo esfuerzo (¿por qué un guión producido en nuestro país tiene que recurrir constantemente al lenguaje soez?) además de unas rimas que podrían sonrojar a un compositor quinceañero (por ejemplo, en la escena de “Traed vuestros muertos…”, el original I’m not dead yet se transforma en Aún no la he “palmao”).

Pero esto no es lo más grave. El problema es que, para suplir el fascinante ejercicio de surrealismo original que mezcla el espaciotiempo de los caballeros de Arturo con la investigación policial contemporánea en el bosque junto al castillo, se ha optado por reconstruir la historia desvirtuando y arrinconando progresivamente la búsqueda del Grial (que al final acaba en manos del público) para forzar a los héroes a crear un musical de Broadway. Tal es, literalmente, la boba misión que les encargan los-caballeros-que-dicen-Ni, después de cumplir con el primer objetivo que no es encontrar una almáciga, como en el original, sino un geranio (¡y luego encima no les ponen la misión de talar el bosque con un arenque!). Así que todo el segundo acto se convierte en una sucesión de números a menudo sin pies ni cabeza, desde luego sin coherencia y donde cabe todo: desde una versión del inolvidable Always look on the bright side of life pero sin cruces y en plan Gene Kelly bailando bajo la lluvia hasta un verdaderamente sorprendente número musical acerca del dominio judío en los musicales de Broadway.

Y aquí comienza el recuento de las escenas suprimidas, nadie sabe muy bien por qué, y de las respetadas (entre las cuales, la mejor es sin duda la de los franceses insultando desde el castillo a los caballeros de Arturo, aparte de otros clásicos como el diálogo sobre las golondrinas y los cocos o el asunto del conejo asesino y la santa granada -¡pero no meten lo que más me gusta, cuando después de leer en el libro sagrado lo de "contarás hasta tres y tres será el número..." empieza a relatar que "comieron cabras, y ovejas, y orangutanes..."-) .

Entre las secuencias desgraciadamente suprimidas figuran dos importantísimas: el número de la bruja ("A mí me convirtió en grillo... ¡Y mejoré!") y el de las tres preguntas para pasar el Puente Peligroso ("¿Cómo..., os llamáis? ¿Qué..., buscáis? ¿Cuál es..., vuestro color favorito?"). A cambio, se nos presenta un Camelot que parece Las Vegas y nos cuelan de rondón una boda de Arturo con la Dama del Lago que al final resulta es Ginebra (menudo cacao).

Todo esto ha tenido un efecto inmediato: al volver a casa me lancé a por el DVD para repasar la película original y renovar mis votos de fidelidad a la Sacra Iglesia..., etc.



viernes, 22 de enero de 2010

La "desafección" y su porqué

Un artículo publicado en el diario El País por Albert Solé y titulado La (des)afección eterna recuerda a su padre Jordi Solé Tura, fallecido ha no mucho y al que como es lógico y con amor filial encumbra calificándole de "intelectual, maestro, político y uno de los padres de la Constitución Española". Nada que objetar a la parte emotiva del texto, con sus recuerdos familiares y demás (ambos, en la foto de al lado), pero sí a la ingenua defensa de los que, hablando en general y como fue el caso de su padre, pertenecen a una clase aparte en España: la política. Solé escribe que “hablo a menudo con amigos (…) y vuelvo a oír la eterna queja (…); a saber: políticos corruptos, chaqueteros, interesados, incapaces, etc.”, aunque asegura que sus contertulios apuntan a que su padre “era distinto, ya no quedan políticos como los de la transición”.

Solé añade que “mitificamos el pasado y despreciamos el presente” y que está invadido por una “sensación de deja vu, porque llevo oyendo eso (las críticas hacia la clase política española) desde tiempos inmemoriales” cuando resulta que “el buen político de antes tuvo que soportar durante su vida activa el mismo clima de sospecha permanente y prácticamente las mismas acusaciones que los de ahora (…) las mismas encuestas sobre el incremento de la desafección hacia los políticos (…) se cae en la descalificación global (…) y los que más suelen vociferar contra los políticos suelen ser el empresario de caja B, el abogado trapichero, el médico y el fontanero que cobran sin factura o el funcionario indolente”. Concluye asegurando que el votante “tiene que estar informado, conocer la letra pequeña del pacto social, saber quiénes mueven los hilos de los grupos de presión" porque en su opinión "el sistema se sustenta sobre una base de gente (de políticos) comprometida y entregada que antepone el interés común al particular, que trabaja mucho y que cree en la cosa pública”.

Todo el texto del que he entresacado las frases precedentes resulta de una inocencia tal (prefiero pensar que es inocencia y no cara dura) que le voy a recomendar a Albert Solé que se lea el libro que acaba de publicar Daniel Montero y que no tiene desperdicio: La Casta. El increíble chollo de ser político en España. Y luego hablamos. Por cierto, no soy empresario de caja B, ni abogado, ni médico, ni fontanero, ni funcionario indolente. Mis cuentas son públicas para Hacienda y estoy controladísimo por el Estado (excepto en mi ser más íntimo y espiritual, por supuesto, ya que las autoridades de este mundo no tienen acceso al campus de la Universidad de Dios). Y, sí, probablemente, su padre fuera una persona noble y leal, aparte de político. Pero insisto en que se lea este libro antes de sorprenderse tanto por la "desafección" que los españoles en general sienten hacia sus políticos.

Resumiendo algunas informaciones de Montero:

* En España existen, contamos sólo los altos cargos, algo más de 77.000 miembros de "la casta" entre alcaldes, diputados, senadores, parlamentarios autonómicos, etc., pero no existe ni un solo dato oficial sobre su actividad particular. Esto es: su productividad (ya que usan tanto este término) como políticos más allá de la foto de turno y qué es lo que aportan en concreto a la comunidad día a día. O sobre su absentismo laboral (aunque cualquier cronista parlamentario puede dar testimonio de las telarañas que crían los escaños tan a menudo). El descontrol es tal que no existe una sola institución que conozca exactamente cuánta gente, aparte de los altos cargos antes citados, cobran del Estado. Por cierto, que diputados y senadores tienen una retención en su nómina del 4,5 %, no como la de cualquier español a secas.

* Entre las prebendas a disposición de los políticos, los señores diputados por ejemplo pueden emplear a su antojo con cargo a las arcas del Estado (o sea, al bolsillo de todos nosotros) cuantos viajes en avión, tren o barco "necesiten" por valor de 5 millones de euros al año. Si les gustan los coches, es especialmente interesante el puesto de presidente autonómico: de los 17 presidentes autonómicos, 14 utilizan un Audi , una marca “un poco mejor” que Dacia. Un ejemplo del empleo de estos autos: en 2008, el gobierno autonómico de La Rioja pagó 200.000 euros extra a sus chóferes por realizar más de 870.000 kilómetros, unos 2.300 al día, durante el año... ¡Y eso que La Rioja es la comunidad autónoma más pequeña de España, con una población total inferior a la de cualquier ciudad dormitorio de Madrid! ¡No quiero ni pensar en los gastos del gobierno autonómico andaluz!

* Con todo esto no es de extrañar que la deuda media de un ciudadano español, por culpa de sus Ayuntamientos, sea de 566 euros. La deuda es de los ciudadanos, no de "la casta" que invirtió 66,6 (¡el Número de la Bestia, con coma incluida) de euros en las últimas elecciones generales; de esa cantidad, los bancos españoles prestaron 44 millones de euros para financiar sus campañas publicitarias (Hoy también el diario El Mundo hablaba de la deuda impagada de 30 millones de euros del PSOE). ¿Serán devueltos alguna vez? En total, los partidos políticos deben en este momento unos 145 millones de euros a los bancos y no parece que éstos vayan a embargarles su casa o su negocio, como a tantos otros ciudadanos. Claro que los dirigentes financieros son muy comprensivos con los partidos, sobre todo si están en el gobierno y luego pueden "echarles una mano" cuando surge una crisis financiera...

* Hablemos de pensiones, ahora que los políticos sugieren la reforma del Pacto de Toledo, o sea el recorte de derechos en ese sentido para el ciudadano: ¿cómo es posible que un español común que ha trabajado toda su vida, haya ganado lo que haya ganado (y hecho ganar al Estado), no pueda cobrar más allá de una cantidad limitada, si es que llega a ella, mientras que los exministros mantienen durante dos años una pensión por cese de 58.000 euros anuales? Eso son ¡seis veces más que la pensión media española! Y además pueden compatibilizar ese sueldo con el suyo como diputado, como hacen José Antonio Alonso, Mariano Fernández Bermejo, María Antonia Trujillo o Jesús Caldera... A lo mejor, no es necesario tocar el sistema de pensiones sino las pensiones del Sistema.

* Esas pensiones son poca cosa, en realidad, si tenemos en cuenta lo que ganan durante su vida activa los políticos. Si nos ponemos a sumar sueldos resulta, según Montero, que las nóminas de "la casta" nos cuestan unos 720 millones de euros al año: tres veces más dinero del que se dedica a cuidar el precioso e invalorable patrimonio nacional. Ahí podemos incluir las dietas de los parlamentarios que no viven en Madrid y que, además de su "sueldecito" se embolsan más de 1.800 euros extra por sus presuntos gastos de manutención y alojamiento (cuando ocupan sus escaños). Claro que cada institución de la Administración (parlamentos autonómicos, diputaciones, cabildos, ayuntamientos...) fija los sueldos de sus cargos electos sin límite alguno. Montero pone como ejemplo el sueldo del alcalde de Ricote, en Murcia, que cobra 40.000 euros al año en una población que no llega a los 1.300 vecinos. O el caso de Marisol Yagüe, tan conocida en los programas de telebasura, que cobraba en el arruinado Ayuntamiento de Marbella más de 84.000 euros como alcaldesa: más incluso que el sueldo oficial del presidente del gobierno.

* Algunos datos concretos de personajes concretos, que se citan en este libro:

a) José Luis Rodríguez Zapatero, flamante presidente rotatorio semestral de la UE, es el único de los mandatarios europeos que no sólo no se costea sus vacaciones como hace cualquier ciudadano corriente, sino que además las carga al erario público. Y con él, más de un centenar de personas entre escoltas, asesores y demás. Las tres semanas de vacaciones de verano en Lanzarote nos salieron según sus cálculos por unos 200.000 euros.

b) Manuel Chaves, vicepresidente tercero del actual ejecutivo y muy criticado por los partidos de oposición, que consideran superfluo su puesto, cobra más de 81.000 euros al año por este cargo además de una indemnización de otros 46.000 anuales por haber tenido que abandonar la presidencia autonómica de Andalucía. Cerca de 130.000 euros en dos sueldos del Estado que son sólo compatibles para altos cargos porque para el resto de españoles cobrar ambos a la vez está prohibido por ley.

c) Rodrigo Rato se embolsa una pensión vitalicia de 80.000 dólares anuales tras su paso por el FMI, al que llegó catapultado por sus responsabilidades en el anterior gobierno del PP. Esa cantidad, sumada a su sueldo de exministro, le llevaba a percibir, ya en 2006, 37.000 euros al mes; por comparar, 32.000 euros al año es, en este momento, lo máximo que puede cobrar un español no político como jubilación. Y no precisamente gratis: para conseguir eso ha debido cotizar al menos 35 años, 15 de ellos con la base más alta.

d) Los líderes periféricos que tanto se meten con la nación española defendiendo las inexistentes "naciones" catalana y vasca no hacen ascos a las pensiones "españolas". Jordi Pujol cobra casi 77.000 euros como expresidente catalán y lo hará hasta 2014. Después, el pobre, "sólo" se embolsará 57.600 hasta el final de sus días. Y Juan José Ibarreche cobra como exlehendakari 45.000 euros al año (es la mitad de lo que ingresaba cuando era presidente autonómico vasco). Y lo cobrará durante toda su vida. En cuanto a los políticos en activo, otro ejemplo de la alegría con la que se "reparte" el dinero de todos es el de Carmen Capdevila, consejera de Acción Social de la independentista Esquerra Republicana de Cataluña, que abonó 30.000 euros públicos por un informe que le aconsejaba "Cómo dirigirse a los ciudadanos en tiempos de crisis". Trabaja en la misma Generalitat de Cataluña que encargó casi 1.600 informes por los que pagó entre 12.000 y 30.000 euros con títulos tan apasionantes como "Diseño del parchís y puzzle de la casita de cartón recortable", "Estudio y propuesta de desarrollo de un chat de la línea 900" o "Estudio socioeconómico de explotación de avellanas" (¡sin comentarios!)

e) Incluso para los recién llegados, la política es lucrativa. Leire Pajín, la diputada más joven de España en 2000, ya en 2008 tenía derecho, a sus 33 años de edad, a una indemnización de 85.000 euros anuales del Estado por su apasionante labor política.

En fin, éstos son sólo algunos ejemplos de los muchos que se pueden encontrar en el libro de Daniel Montero. A lo mejor ahora Albert Solé empieza a entender el porqué de la "eterna desafección", como él dice, hacia la clase política española aunque le recomiendo que se lo lea entero...

jueves, 21 de enero de 2010

Libertad de expresión

Hay palabras con minúscula y palabras con mayúscula. Una de mis favoritas (de hecho, una de las que más se emplea en la Universidad de Dios por razones evidentes de creatividad -nunca mejor dicho- en los trabajos) es Libertad. Libertad para escoger lo que uno quiere hacer en la vida, cómo quiere vestirse, qué desea aprender, con quién anhela relacionarse, dónde aspira a viajar…, y, naturalmente, qué quiere decir o escribir.

La Libertad real, con mayúscula, se proyecta en las libertades de todos los días, con minúscula, y si éstas no existen o no se manifiestan de manera visible es muy probable que aquélla tampoco esté presente, por amable o en apariencia convincente que sea el discurso oficial del espacio-tiempo en el que nos situamos.

Su principal enemigo no son, como cabría deducir en un primer análisis, los cercenadores externos, los que bajo cualquier régimen político (da igual en este caso las dictaduras que las democracias más o menos desarrolladas: todos tienen, unos más solapados que otros, listas negras de temas sobre los que “no conviene” hablar y quien lo niegue o bien es un ingenuo o bien es uno de los redactores de esas listas) aspiran a fijar el GLOD o Grado de Libertad Oficialmente Disfrutable a través de lo “políticamente correcto”.

No, los principales enemigos de la Libertad son sus propios usuarios cuando voluntariamente renuncian a utilizarla y prefieren engrilletarse a sí mismos, porque lo cierto es que da mucho miedo y hace falta ser de una pasta determinada para poder vivirla. No tanto por ella misma sino por los amigos que siempre le acompañan, mucho menos atractivos para los mortales corrientes por lo que conllevan: el Valor, la Responsabilidad y la Tolerancia. Así es que, si uno actúa y se expresa libremente, debe ser consciente de que habrá de responsabilizarse de las consecuencias de su forma de ser y defenderlas como tal, sin inmiscuirse en lo que a su vez piensen los demás. Eso significa individualizarse, separarse del rebaño. Demasiado a menudo, implica quedar marcado como “raro”. Por mis conversaciones en la cafetería de la Universidad, creo que todos los alumnos que cursamos la carrera de Dios hemos sentido eso antes.

La dejadez en el empleo de la Libertad y sus amigos es una de las principales razones de la acelerada decadencia del mundo occidental, cuyos valores siempre se articularon y defendieron en torno a la valentía y la responsabilidad ejercidos por aquéllos que libremente contribuyeron al desarrollo de la principal civilización que el mundo ha conocido. Y con diferencia, digan lo que digan los defensores del multiculturalismo: nunca ninguna otra región del mundo ha aportado avances culturales y tecnológicos, tantos y tan brillantes, como la civilización europea y ahí están (todavía, no sabemos por cuánto tiempo más, gracias al proceso disolvente llamado globalización o suicidio identitario) las evidencias históricas para demostrarlo.

En el caso de la libertad de expresión, resulta harto chocante no ya la limitación para hablar de según qué cosas sino la prohibición directa (oficial o veladamente mediante amenazas) para hacerlo en un creciente número de países europeos. Si realmente nos ufanamos de llamarnos “países libres” deberíamos empezar por actuar de esa manera y poder hablar de todo lo que quisiéramos, cuando quisiéramos, y donde quisiéramos, siempre y cuando como es lógico empleáramos las palabras en el curso de un debate verbal y no en una sórdida pelea, como esos videos de “humor” que aparecen en ciertos programas televisivos en los que nos muestran a los diputados coreanos o taiwaneses pasando de los insultos a la reyerta callejera en su propio Parlamento (es un decir). Cada cual debería poder argumentar sus opiniones y contrastarlas con las de los demás, sobre todo con las de nuestras autoridades públicas, tan celosas del poder que tienen sobre nosotros que siempre están dispuestas a incrementarlo un poquito más a cambio de “garantizar” nuestra seguridad.

El último caso lo tenemos en Holanda, donde acaban de sentar en el banquillo de los acusados a un diputado y líder político, Geert Wilders, acusado de “incitación al odio, discriminación e insultos a los musulmanes”. Se considera especialmente grave su comparación del Corán con el Mein Kampf de Adolf Hitler porque según la acusación “supera los límites de la Constitución holandesa” (?). Wilders es un radical de derechas que tiene sus opiniones y se ha atrevido a hacerlas públicas. Ni le apoyo, ni le dejo de apoyar, sobre todo porque me resulta difícil opinar ya que no conozco exactamente todo su discurso (estoy muy ocupado aprendiendo arameo, sánscrito y copto, como para ponerme también con el holandés) y porque sé por experiencia que en las noticias de los medios se refleja sólo la visión que interesa reflejar al propietario del medio (sin salir de España, resulta divertido comparar la misma noticia comentada, digamos, por un periodista de la SER y por otro de la COPE). En todo esto el propio Wilders se ha reconocido “intolerante” pero “sólo con los intolerantes” y que su vida está dedicada precisamente “a la defensa de una libertad de expresión hoy amenazada” no por los musulmanes en general sino por el “islam, un credo que odia la libertad”.

Como digo, se podrá estar de acuerdo o no con él pero ¿juzgarle y meterle en la cárcel por dar una opinión? Por cierto que sería interesante conocer si esa opinión coincide por ejemplo con la de esas mujeres musulmanas que no poseen la libertad de vivir fuera de un burka o la de aquéllas que no poseen la libertad de romper su matrimonio (y como se les ocurra plantearlo, acaban lapidadas) o la de aquellas personas que simplemente quieren profesar otra fe en tierra musulmana y no tienen libertad para ello (e incluso pueden ser también condenadas a muerte si se trata de musulmanes que desean convertirse a otra religión). Esto, por poner un puñado de ejemplos... No obstante, el verdadero problema no es el islam sino el islamismo, es decir, su versión radical fundamentalista, de la misma forma que el cristianismo tuvo (y sigue teniendo, bajo otras caretas) su inquisición o el judaísmo su ultraortodoxia. Volvemos al resbaladizo campo de la libertad personal que cada cual debe reclamar, conquistar y asumir para sí, en el sentido de liberarse de los aspectos fanáticos de sus creencias para poder vivirlas con mayor tranquilidad y respeto a la opinión ajena.

En el caso de Wilders hay otros intereses, naturalmente. Y mucho miedo por parte de los que le acusan, que temen que tenga razón. Y cuando alguien tiene razón en algo que no nos gusta en absoluto, ese alguien automáticamente se convierte en un tipo indeseable, su misma presencia nos desagrada profundamente..., porque es como un espejo que está devolviéndonos una imagen muy fea de nosotros mismos. En ese espejo leemos que deberíamos estar haciendo AAA pero en realidad lo que hacemos es BBB sabiendo que no es lo correcto. Y alguien nos lo recuerda con sus palabras. Por eso no podemos soportarlo, aunque después de todo esté en lo cierto.

El proceso contra Wilders continuará el próximo 3 de febrero. Si la sala falla contra él, quizá los holandeses deberían empezar a pensar en un revisionismo histórico contra otros personajes bien conocidos del devenir europeo, como por ejemplo Winston Churchill, que defendió esa misma idea de la libertad (la de expresión, y las demás) con frases famosas como ésta: "Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también lo que se requiere para sentarse y escuchar". O esta otra: "A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada".

Aunque hay una frase del orondo británico fumador de puros, aquí al lado con más aspecto de gangster que nunca, que me gusta todavía más (y también se refiere a la libertad de expresión): "Quien de mí habla mal a mis espaldas, mi culo contempla".


miércoles, 20 de enero de 2010

Desmemoria histórica

No hace mucho leía la opinión de cierto doctor, poco conocido a este lado del Atlántico, en su obra más famosa acerca del ser humano. No mencionaré ni su nombre ni el título del libro porque es uno de ésos que me guardo celosamente para mí (en realidad, lo he alquilado en el servicio de biblioteca de la Universidad de Dios). Escribía el hombre que se puede considerar como "una verdad histórica" el hecho de que sólo una pequeña parte de la población de un país se puede considerar realmente buena o realmente mala. El resto, la mayoría de los ciudadanos o "la gran masa", aunque no lo sabe ya que ni siquiera es consciente de ello, es "moralmente neutral" y, en ese sentido, incapaz de distinguir el Bien absoluto del Mal absoluto (podríamos hablar largo y tendido sobre qué es el bien y qué es el mal, y si existen en grado absoluto, y etcétera, pero para el caso no hace falta). Este bloque mayoritario de personas se limita a obedecer las indicaciones de los que se encuentran por encima de ellas y por supuesto la percepción que poseen de su propia imagen es de "buenas personas" puesto que no se salen de las normas impuestas socialmente.

El problema es, naturalmente, si ésos que están por encima actúan correctamente o no. Si es que sí, toda la sociedad les seguirá pero, si es que no, también lo hará, sin más preguntas porque todo el mundo lo hace. Y el resultado final, correcto o incorrecto, será en todo caso ejecutado por una gran mayoría de títeres que se limitan, sin darse cuenta, a cumplir órdenes respecto a planes e
stablecidos sin su consulta. El gran Gustavo Le Bon (cuya imagen más conocida se reproduce aquí al lado) ya definió en su día, en sus imprescindibles trabajos, el brillante concepto de "muchedumbre psicológica" para describir este fenómeno por el cual cada integrante de una masa renuncia a su individualidad personal para fundirse en algo mucho más grande (físicamente) que le confiere una potente (pero falsa) sensación de seguridad y confianza en que se encuentra "donde debe estar". Como es lógico, Le Bon fue machacado por sus contemporáneos cuando publicó sus conclusiones y hoy su obra está arrinconada en los anaqueles más polvorientos, apartada y semi-apestada, ya que entre otras cosas sus investigaciones nos llevan a dudar, y muy seriamente, del concepto de Democracia (y su calidad) tal y como la entendemos y practicamos en la actualidad.

Sin embargo, existen numerosos ejemplos. Uno muy evidente nos lo ofrece el decenio 1972-1982 en España. Me refieron a lo que ocurrió de verdad, no a esa bien llamada serie de ficción televisiva llamada Cuéntame que, en efecto, demasiado a menudo responde al espíritu del título ya que los guionistas cuentan cuentos, en lugar de hechos reales dramatizados. Lo cierto es que en 1972, la inmensa mayoría de la sociedad española era franquista, o al menos se decía públicamente defensora del régimen instaurado tras la guerra civil de 1936-1939. Yo era un chaval entonces y todavía recuerdo con asombro las larguísimas colas de gentes llorosas y dolientes de ambos sexos y de todas las edades imaginables que en 1975 desfilaron por el Palacio de Oriente de Madrid para rendir su último homenaje y decir adiós al cadáver del tipo que había gobernado sin despeinarse (bueno, la verdad es que al final estaba prácticamente calvo) durante casi cuarenta años un país tan ingobernable como el nuestro. Sin embargo, muy poco tiempo después, en 1977, se celebraron elecciones democráticas y en 1978 se dio el visto bueno a la actual Constitución. En 1982 se dio por cerrada formalmente la Transición al llegar al poder el PSOE. Todo el proceso se había realizado sin demasiadas tensiones (más allá de la intentona de 1981), con un consenso general inédito en el país de los "usted-no-sabe-con-quién-está-hablando". Y con el mismo asombro que diez años atrás, contemplé a aquéllos mismos que se decían tan franquistas y que tanta pena habían mostrado en 1975, autodenominarse demócratas "de toda la vida" y soltar sapos y culebras contra aquél frente a cuyo ataúd habían despositado lágrimas y flores.

¿Cómo se come esto? Retomo el concepto del doctor del primer párrafo. En realidad, durante el Franquismo, franquistas como tal tan sólo lo fueron un puñado (ni siquiera los miembros de Falange lo fueron, a pesar de que muchos altos cargos lucieron su nombre y su atrezzo, porque tras el asesinato de su único líder real, José Antonio Primo de Rivera, el régimen devoró a esta organización y a todas las que se encontraban en el bando ganador tras la guerra) igual de pocos que los antifranquistas reales: de los que planearon atentados contra Franco y pretendieron seguir luchando de alguna forma aunque fuera en el exterior. La inmensa mayoría de españoles simplemente se adaptó a lo que había: se hicieron fervientes franquistas como antes habían sido fervientes republicanos como después se harían fervientes demócratas. No hay nada extraño en eso, de acuerdo con las investigaciones mencionadas, pero mucha gente de edad (y muchos hijos y nietos de esa gente de edad) no termina de aceptar que, en su momento, se dejaron llevar por la marea histórica sin ser capaces de asumir su posición en el mundo y decidir su propio destino.

Y entonces se ponen a inventar.

martes, 19 de enero de 2010

La sonrisita cómplice del señor rector Luque

A propósito de lo que comentaba hace unos días sobre la presunta paradoja de que nunca había habido tanta información a disposición del común de los mortales y nunca había sido ésta peor utilizada ante el creciente grado de analfabetismo funcional reinante, hay algunos (ingenuos) lectores que piensan que no es para tanto y que en realidad la cosa no está tan mal pues después de todo hoy prácticamente la población entera sabe leer y escribir (aunque no entiendan lo que significan las letras que se dedican a juntar con mayor o menor paciencia), lo que no sucedía en épocas previas de nuestra Historia.

Sin embargo, me reitero en mi opinión. El ignorante, el que no sabe nada acerca del alfabeto por la razón que sea, está en disposición de aprender y aprovechar lo aprendido si se le da la oportu
nidad para ello. Sin embargo, el que sabe algo, por poco que sea, tiende a pensar que ya sabe suficiente (¡con cuántas personas me he encontrado que tenían ya su opinión formada y, como era la suya, a la que tanto les había costado llegar, no estaban dispuestos a abandonarla bajo ningún concepto -aunque en realidad no fuera suya sino adquirida inconscientemente de algún líder de opinión próximo-!). Lo cierto es que es raro, hoy, encontrar personas de verdad sedientas de conocimiento y que nunca se encuentren satisfechas por las explicaciones recibidas. Uno de los principales culpables es el absurdo sistema educativo que padecemos desde hace decenios gracias a los dos grandes partidos políticos españoles, el PSOE y el PP, y que, según Mac Namara, ha ido en progresivo deterioro siguiendo un plan específico, establecido tiempo atrás, para conducir a la sociedad civil española (como ha sucedido con la norteamericana ya y como está sucediendo con otras europeas) a la estulticia más absoluta.

- Piensa un poco -me plantea mi gato favorito-... Si tú quisieras gobernar sin problemas, ¿qué preferirías? ¿Unos ciudadanos con un nivel alto de inteligencia y de conocimiento de las cosas, que pudieran darse cuenta de tus chanchullos y del saqueo personal (tuyo y de tus amigos) del país, y que por tanto te protestaran y te quitaran de en medio de forma democrática? ¿O un montón de maniquíes adocenados y castrados intelectual y emocionalmente, a los que fuera mucho más sencillo conducir como ovejitas al redil?

- ¡Pero eso es inmoral! -protesto.

- Sí, claro, pero aquí no estamos hablando de moralidad, sino de Poder Personal: el mayor afrodisíaco del mundo, como lo definió en su día uno de sus más viles adictos, Henry Kissinger. Y para ejercerlo sobre la masa de los ciudadanos, éstos tienen que ser precisamente eso: una masa amorfa, incoherente e incapaz de organizarse, en lugar de un conjunto de ciudadanos responsables y activos de acuerdo con el sentido empleado en la antigua Polis griega. ¿Y cómo se consigue esa masa de gente que no es gente sino mero ganado que se cree humano? Hay que ir directamente a por las generaciones más jóvenes para moldearlas a nuestro gusto. ¿Por qué te crees que la Educación es una de las primeras responsabilidades que han exigido históricamente poner bajo su control los partidos nacionalistas-separatistas no sólo de España sino de cualquier país del mundo donde existan (y que entre paréntesis con tanta facilidad obtuvieron durante la famosa Transición, tan llena de cosas interesantes como de auténticas barbaridades, aunque éstas no se reconozcan hoy todavía por el narcisismo y la egolatría de los políticos que la vivieron)?

- No hay partidos de ese tipo en todas las regiones españolas... -apunto.

- Da igual. No son sólo ellos: todos los partidos utilizan el asunto como mejor les viene. El caso es que desde la Transición para acá comenzó el declive educativo español hasta alcanzar niveles alarmantes, que muchos se han tomado a risa con la publicación de varios libros de "humor" -en realidad, de terror- en los que se recogen las estúpidas respuestas en exámenes de alumnos que no merecen ese nombre, como el que contestó que el barroco era "el estilo escultórico que se corresponde con las obras de barro" (sic) o el que tradujo del latín lo de Ave Cesar morituri te salutant como Las aves del César murieron por falta de salud (sic también).

- ¿Y cómo podemos arreglarlo?

- Dudo que tenga arreglo. Es más, cada día que pasa va a peor. Vamos a ver, ¿a ti te dejarían pasar a Tercero de Dios con alguna asignatura suspensa?

Niego con la cabeza. Es obvio que no. Llevo atascado no sé cuántos años en Segundo (creo que tantos como los que me costó aprobar Primero), como bien saben los lectores de este blog porque recientemente hice los exámenes para pasar de grado y volví a quedarme fuera del ascenso de curso.

- Pues, ¿tiene algún sentido que los alumnos puedan pasar de curso con varias asignaturas suspendidas, como sucede ahora? Esta misma semana, el PP proponía una serie de reformas educativas al PSOE y entre ellas, la "promoción de la cultura del esfuerzo" que se traduce en ¡reducir a sólo dos asignaturas suspensas el máximo con el que se puede pasar de curso! ¿No te suena esto a una broma obscena? La verdadera cultura del esfuerzo sería, para empezar, volver a lo que antes sucedía: que uno pasaba de curso cuando tenía TODO aprobado y, si no, no pasaba. Sobre todo cuando tienes la ocasión de comprobar el mermado temario al que se "enfrentan" los disminuidos estudiantes de hoy. Pero en aras de un demente igualitarismo, nacido de la más pura envidia ante la diferencia intelectual entre unos y otros alumnos (y con el objetivo último de reducir el nivel de toda la sociedad, como antes te dije) entre los cuales los hay que sirven para estudiar y los hay que no (y no deberían sentirse minusvalorados por eso, porque no es obligatorio que todo el mundo tenga estudios superiores), se organiza el sistema "educativo" que está formando hoy ovejas, no ciudadanos. ¿Quieres saber la última?

Asiento, ya sin saber qué decir.

- La última es la que se ha organizado en la Universidad de Sevilla, en la que te recomiendo no te matricules jamás. ¿Ves a este individuo tan sonriente que hay aquí a la izquierda? Es Joaquín Luque Rodríguez, el rector de esa Uni
versidad. ¿Sabes lo que ha permitido el "excelentísimo" señor rector en la Universidad que presuntamente dirige (creo que todos los verdaderos universitarios se están revolviendo en sus tumbas desde entonces)? A finales del pasado mes de septiembre, se dio el visto bueno a una Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación de las Asignaturas que, a pesar de su rimbombante denominación, contiene una de las normas más ridículas y antiuniversitarias que jamás se ha redactado: ¡el que reconoce el "derecho" de los alumnos a copiar en los exámenes, sin ser molestados por ello!

Se me abren los ojos como platos.

- ¿Qué dices? ¿Me tomas el pelo, Mac?

- Ojalá. El artículo 20 de la idiotizante Normativa dice que "los profesores encargados de la vigilancia comunicarán a la comisión de docencia del departamento (...) cualquier incidencia ocurrida en el transcurso de un examen (...) los estudiantes involucrados en las incidencias podrán completar el examen en su totalidad (...) sólo podrán ser expulsados en el caso de conductas que interfieran el normal desarrollo del examen por parte de los demás estudiantes." Hablando en plata: si un profesor descubre a un alumno copiando de una chuleta o del examen de un compañero, no puede ya como se hacía antes retirarle el ejercicio, expulsarle del aula y por supuesto suspenderle. Lo que debe hacer es, con toda educación, retirar "cualquier objeto material involucrado en una incidencia" y dejarle terminar el examen. Después, informar por escrito del caso a una comisión compuesta por tres profesores y tres estudiantes ¡que será la que decida si el alumno ha copiado o llevaba la chuleta sólo por pasar el rato!

No sé cuánto tiempo lleva abierta mi boca, sorprendido por tanta estupidez.

- Y no acaba ahí la cosa: la misma estrambótica Normativa que cuenta con la aquiescencia del sonriente rector Luque también recoge otros "derechos" para los estudiantes como por ejemplo la eximente de tener que asistir a las clases. Según el artículo 6.3: "la asistencia a las clases teóricas podrá puntuar (...) aunque no podrá exigirse como requisito ineludible para superar la asignatura". O sea, como si te hicieran un contrato de trabajo sin necesidad de que aparecieras por la oficina para cobrar a fin de mes.

Ahhh, ahora entiendo la sonrisita del señor rector Luque: se trata de una estrategia a largo plazo. Su objetivo no es lograr nuevos licenciados universitarios que puedan ser gente de provecho el día de mañana, sino nuevos inútiles universitarios que sean incapaces de aprender lo suficiente para sostenerse en la vida. Así pretende asegurarse que nunca nadie saldrá lo bastante formado de la Universidad de Sevilla como para quitarle su cómodo silloncito. Qué figura.