Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 29 de enero de 2016

Jesús en su tabla de surf

Lo malo de ser un inmortal es que resulta difícil responder a preguntas tontas, tan usuales de esas conversaciones banales con personas que no te interesan mucho pero con las que por una razón o por otra no tienes más remedio que interactuar en un momento dado. Preguntas del estilo "¿qué época histórica te interesa más?", "¿quién te hubiera gustado ser si hubieras vivido en tal o cual época?", "¿cuál te parece que es el invento más útil de todos los tiempos?", etc. Es difícil porque, aunque hay momentos y momentos, toda la historia de la humanidad (o, mejor dicho, de las tribus de homo sapiens en lucha por llegar a ser una humanidad de verdad) resulta en sí misma atractiva. Es como decidir qué momento de La vida de Brian me gusta más. Me puedo acordar de cuatro o cinco escenas especialmente divertidas, pero me quedo con toda la película. Aún así, la gente te pregunta cosas como quién es tu personaje histórico favorito y exige que te definas por uno solo, como si esto fuera un concurso de ganado..., digo..., de misses. Hay muchos que merecen la pena ser recordados: desde el intrépido Leónidas (con el que luché en las Termópilas) hasta el divino Wolfgang Amadeus (a quien vi actuar en la corte de Viena) pasando por el astuto Julio (nunca le perdoné lo que le hizo al pobre Vercingétorix) o el temerario Henry (qué bien lo pasamos en la batalla de Azincourt). Pero de todos ellos quizá, sólo quizá, uno de mis grandes favoritos fue Jesús, el galileo.

Digo bien: el galileo y no el judío (como ya comenté en algún otro artículo), pues la importancia de este hombre es de tal calibre en el devenir histórico que su vida y su obra han sido manipuladas, tergiversadas, aniquiladas y reconstruidas de una forma espectacular, digna de un verdadero doctor Frankenstein. Salvando muy mucho las distancias, es como cuando los medios de comunicación se empeñan en repetir hasta la saciedad aquello de "Barack Obama, el primer presidente negro de los Estados Unidos...", lo que es una total, absoluta y enorme mentira pues en realidad Obama no es negro sino mulato: mezcla de blanco y negro. "¿Qué importancia tiene eso? ¿Eres acaso un racista?", saltan de inmediato los enceguecidos seguidores de lo políticamente correcto. Pues sí, tiene importancia. De hecho, tiene tanta importancia que ésa es, precisamente, la razón por la que Obama ha llegado a ser presidente norteamericano: porque es mulato y no negro. Porque su padre, negro, era nigeriano y su madre, blanca, era norteamericana y pertenecía a una de las grandes familias de la elìte que controla los Estados Unidos desde su fundación. Obama fue entrenado para el puesto, como muchos otros, desde pequeño. Las circunstancias históricas concretas determinaron que fuera él y no ninguno de los otros candidatos, el elegido para ser la cara visible del verdadero gobierno norteamericano. Éste es un asunto sobre el que no hará falta extenderse puesto que hay abundante información para todo aquél que se moleste en buscarla, empezando por el hecho de que Obama es primo lejano de George Bush, su predecesor en la Casa Blanca. Ah, la importancia de los pequeños detalles...

Volviendo a Jesús, para todos aquéllos poco informados (que, honestamente, espero sean los menos porque, a estas alturas no vamos a empezar a repetir lo ya sabido), habrá que recordar que existe una prueba física real, contundente y conocida desde hace mucho tiempo, de su existencia histórica: la Sábana Santa de Turín. No es necesario tirar de estadística (¿cuántas probabilidades existen de que dos hombres, el Jesús real y un perfecto desconocido, hubieran sido sometidos exactamente a las mismas torturas en la misma época por las mismas personas y, tras ser enterrados de la misma forma, a día de hoy sólo se hubiera conservado el sudario del perfecto desconocido? ¿algún estadístico en la sala?)  ni de lógica (¿de verdad un hombre que no existió, con discípulos que se lo inventaron todo o que a lo mejor tampoco existieron, puede llegar a generar una de las religiones/culturas de mayor calado histórico y duración en el tiempo que conocemos?). Los estudios científicos  
desarrollados durante años sobre este paño particular, que en su día guardaron celosamente los templarios (la acusación de "adoración al diabólico Baphomet" que soportó la orden estaba relacionada más que probablemente con el culto secreto al famoso Sudario, que fue mostrado públicamente por primera vez gracias a la familia de uno de los jerarcas templarios ajusticiados por orden de los Amos junto a Jacques de Molay), han planteado algunos interrogantes que todavía no han sido respondidos seriamente. Ni siquiera por el conocido análisis de ADN patrocinado por un popular actor polaco (no, no es Joseph Tura, es el otro) que representó su papel con gran éxito de crítica y público durante cerca de 30 años. Cuando quieres que analicen una tela que fue remendada siglos después de su primer uso por culpa de un incendio y, en lugar de facilitar un fragmento original, entregas uno del remiendo, es lógico que el ADN date toda la tela en la época del remiendo, no en la fecha original. 

Durante los últimos años he recogido muchas noticias, he leído muchos libros y he visto muchas películas sobre Jesús el Nazareo (y no de Nazaret, una localidad que parece claro no existía en su época) y he de decir que la imaginación del homo sapiens es verdaderamente asombrosa. Me he encontrado con Jesuses llorones, iluminados, revolucionarios, neuróticos, homosexuales, negros, líderes políticos, feministas, hippies, fanáticos religiosos, masoquistas..., y hasta con Jesusas que lograron hacerse pasar por Jesuses. Por supuesto, no es en absoluto extraño que nunca, nunca, nunca, me haya encontrado con una obra que cuente la historia de Jesús de manera fiel a la Tradición con mayúsculas (no a la tradición judeocristiana por todos conocida), la que se transmite en susurros porque el solo hecho de prestar oídos pone en peligro real a aquél que tiene la fortuna de acceder a ella. La que nos muestra a un Jesús iniciado, fuerte y sano, viril, con capacidad para emplear exitosamente los poderes crísticos contra el Demiurgo, haciendo gala al mismo tiempo de un fabuloso sentido del humor. 

Ahora bien, de todo el catálogo "jesusero" que ofrece el actual supermercado de falsificaciones culturales, tengo claro cuál es la versión más divertida, en mi humilde opinión, porque además he podido revisitar sus aventuras en estas últimas fechas gracias a una reciente edición integral. Naturalmente, no es otro sino Estela Plateada, "el centinela de la galaxia", o Silver Surfer por su nombre original en inglés, que es como le conocen sobre todo las actuales generaciones de lectores de cómics gracias a las últimas versiones cinematográficas de los personajes diseñados en su día por los creadores del Marvel Comics Group (no sé por qué siempre se habla de "la" Marvel, cuando en realidad es "el" Marvel, porque se trata de un grupo editorial).

Stan Lee y Jack Kirby ayudaron a conformar, más de lo que podría parecer en un primer momento, el paradigma cultural occidental contemporáneo gracias a su apabullante colección de personajes que se convirtió en el principal criadero de superhéroes y supervillanos de la historia del tebeo (con mucha diferencia respecto a sus principales rivales, los eternos segundones de la "distinguida compañía" DC Comics..., y eso que éstos fueron los primeros en impactar al público con héroes como Superman o Batman). A mediados de los años 60' del siglo XX, la colección estrella era, indudablemente Los Cuatro Fantásticos (Mr. Fantástico, la Chica Invisible, la Antorcha Humana y -honor y gloria especialmente para este monstruo del mundo superheroico- la Cosa), que ya habían asombrado a su público con épicos enfrentamientos contra el Doctor Muerte o la raza alienígena de los skrulls. En busca de nuevas ideas con las que deslumbrar al personal y fiel a su origen judío (una cultura en la que el concepto de dios se manifiesta de manera especialmente obsesiva), el prolífico Stanley Martin Lieber -Lee- se planteó qué pasaría si sus héroes se enfrentaran con algo parecido a la mismísima divinidad, al estilo de la clásica representación de anciano superpoderoso sentado en su nube, pero transformado, por arte y gracia de los lápices del aún más místico Jacob Kurtzberg -Kirby-, en un dios de los ejércitos parecido al que aparece en el Antiguo Testamento, si bien menos iracundo y completamente tecnológico.

El resultado de estas elucubraciones fue la creación de Galactus, uno de los supervillanos (irónicamente, se aproximaba más al superhombre nietzscheano, pues estaba por encima del bien y del mal y se movía más por impulsos del instinto -la satisfacción de su hambre cósmica- que por decisiones  morales) más poderosos de la historia de la Casa de las Ideas. El mayor rival que jamás pudieran tener los Cuatro Fantásticos o cualquier otro superequipo de la historia marvelita. Aunque no era tan malvado, después de todo. Viéndolo en realidad desde una perspectiva gnóstica, Galactus parecía, más que un dios, un arconte. Por ello seguramente, al objeto de anclarlo en el imaginario de los lectores en el lugar adecuado, Lee y Kirby vieron la necesidad de incluir una enorme G en su pecho. G de God (dios, en inglés) aunque se disimulara como G de Galactus. No contentos con ello, decidieron que debía tener un representante, el equivalente a un hijo suyo que "predicara" sobre el poder de su padre en el cosmos adelantándose a su llegada de planeta en planeta (en cada uno de los cuales devoraba su fuerza vital para alimentarse; es decir, lo destruía) . Y ahí nació la idea del "heraldo de Galactus". La idea de Estela Plateada, un personaje de estética muy estilizada, de color plateado como si estuviera conformado de energía cósmica (de hecho, su poder es el de manejar y proyectar a placer esta energía interminable), que viaja invulnerable de estrella en estrella montado en su tabla de surf espacial.

Para los que no leyeron estos cómics, baste saber que los Cuatro Fantásticos logran evitar la destrucción de la Tierra gracias a la decisiva intervención de Estela Plateada, que intercede por la humanidad, y además logran que Galactus se marche en busca de otros mundos. Esto le cuesta su propia vida al surfero espacial, porque su antiguo "padre" le condena a vivir para siempre dentro de la atmósfera terrestre, sin poder abandonarlo para continuar su interminable labor de monitoreo cósmico ni, aún peor, regresar a su hogar natal, al otro lado del universo. Porque Norrin Radd, que ése es el nombre real de Estela Plateada, era inicialmente un afortunado habitante del planeta Zenn-La, donde sus gentes han llegado a tal grado de perfección tecnológica que, como él mismo dice, "la guerra, el crimen, la enfermedad son sólo turbios recuerdos" y "lo hemos alcanzado todo, no nos quedan metas". Esto le perturba, porque siente necesidad de hacer algo con su vida, de darle sentido, en lugar de dejarse mecer por la simple búsqueda del placer. Ni siquiera el amor, la belleza y la lealtad de Shalla Bal, su novia (o esposa, o amiguita, o lo que sea, porque nunca se explica bien), consiguen alejarle de un estado de melancólico anhelo... Hasta que Galactus llega a Zenn-La, destruye sus defensas y amenaza con engullir su planeta. Enfebrecido por la aventura, parte en una nave espacial hasta abordar la de Galactus y allí logra convencerle de que no aniquile su mundo de origen y que a cambio le adopte como su mensajero para explorar el espacio y detectar para él los planetas sin vida inteligente, de manera que sólo se dirija hacia ellos en lugar de destruir aquellos otros donde existe una civilización. 

Galactus acepta el trato y crea entonces a Estela Plateada al transformar a Norrin Radd con la energía cósmica y convertirle así en un acumulador y transmisor de la misma, lo que le permite viajar con seguridad por el universo al tiempo que le hace prácticamente invencible e invulnerable. Pero cuando esta divinidad cósmica se ve obligada a abandonar la Tierra tras enfrentarse con los Cuatro Fantásticos, prescinde de los servicios de su enviado ("padre, padre..., ¿por qué me has abandonado?") y le encarcela cósmicamente dentro del planeta. Estela Plateada será libre y con poderes, pero no podrá regresar a Zenn-La. A partir de entonces su vida se convertirá en un sinsentido, un continuo vagar en un mundo ajeno donde no tiene sitio porque se ve acosado constantemente por los humanos. A pesar de que se ha sacrificado por ellos (después de haberlo hecho por los zenn-lanos, si es que este gentilicio existe), ni le comprenden ni le aceptan y además le temen. Vuelve entonces el recuerdo de su amada Shalla-Bal que, en algún momento de la serie, recuerda mucho a esa dama que espera fuera del pozo, paciente, al héroe que cayó en el mundo material de acuerdo a lo que cuentan los que conocen la Lengua de los Pájaros.

El drama del personaje tuvo tal impacto que consiguió su propia serie dos años más tarde y en ella se reproducen los paralelos con la historia de Jesús. Uno de los más burdos y a la vez irónicos es el modo de transporte del superhéroe: una tabla de surf voladora. ¿Por qué precisamente ése? Aparte de aprovechar un recurso estético que en aquella época resultaba especialmente atractivo sobre todo para los jóvenes (The Mamas and the Papas habían publicado su California Dreamin' en 1966 y el "rock californiano" estaba, nunca mejor dicho, en la cresta de la ola), proporcionaba un vehículo tan minimalista como atractivo con el que Estela Plateada podía volar por los cielos..., y caminar por encima del agua, como se aprecia en una viñeta del primer número de su serie independiente, publicado en agosto de 1968.

Otra clara comparación es su enfrentamiento con Mefisto, el nombre con el que Marvel denominó a su particular versión de Satanás, quien, según dice más de una vez, puede matar con facilidad a Estela Plateada (después de todo, sólo Dios se supone que tiene tanto o más poder que el Demonio) pero no lo hace porque lo que quiere es "su alma inmortal" ya que "rara vez he percibido tal bondad de espíritu, tal pureza de alma como las que percibo en el interior de Estela Plateada". La primera vez que Mefisto se enfrenta al héroe le convoca en el mismo infierno y le tienta de forma muy similar a lo que podemos leer en el Nuevo Testamento, ofreciéndole dinero, mujeres, imperios... Pero Estela Plateada es Jesús y resiste todas las tentaciones sin mayor problema.

 Aunque la serie regular del personaje arrancó bien, a medida que fueron publicándose sucesivos números entró en una decadencia previsible para cualquier observador ajeno al entusiasmo creativo de Lee y Kirby, hasta que finalizó de una forma abrupta. ¿Por qué? El drama de Estela/Jesús es muy potente pero por su propia naturaleza no puede extenderse en el tiempo. Un superhéroe con poderes humanos, esto es, limitados, puede vivir muchas aventuras y muy diferentes luchando contra todo tipo de supervillanos y alternando esa actividad con su vida diaria. Spiderman es reportero gráfico. Daredevil es abogado. Reed Richards es científico. Tony Stark es industrial...  Pero un ser alienígena, al que no le interesa lo más mínimo las actividades terrestres y que encima dispone de toda la energía del cosmos y por tanto no hay forma de dañarle, ofrece un interés muy limitado para la aventura porque tiene pocos rivales que puedan ser dignos de ese nombre y porque en el fondo no tiene ningún objetivo en perspectiva más allá de abandonar la Tierra, lo que es imposible para él. Si a eso le añadimos el abuso del soliloquio lastimero y autocompasivo de que hace gala el personaje en los guiones, comprenderemos que su serie estaba destinada a durar poco. Es como esos actores que funcionan maravillosamente bien como secundarios pero son incapaces de convertirse en actores protagonistas. 

El integral que recoge las peripecias de este bizarro personaje incluye algunas sorpresas, una de las cuales es una historieta humorística parodiando al personaje que nunca antes había sido publicada en español.





viernes, 22 de enero de 2016

Espías y petróleo

El Reino Unido ha lanzado una seria andanada diplomática contra Rusia esta semana al hacer público el resultado de su investigación judicial sobre el asesinato del que fuera espía de la KGB Alexander Litvinenko, envenenado con polonio 210 en Londres hace ahora diez años. Según el informe oficial británico, Litvinenko fue contaminado por agentes especializados del FSB (sucesor de la KGB) y "probablemente" con la aprobación del propio presidente ruso Vladimir Putin. La primera reacción de Moscú a esta acusación fue muy adecuada, ya que un portavoz del Kremlin la calificó de "fino humor británico". Lo explicaba muy bien este portavoz: "una investigación pública y abierta que se basa en datos secretos de unos servicios de inteligencia que no se nombran y un veredicto que se sostiene sobre estas etéreas informaciones empleando repetidas veces palabras como 'posiblemente' y 'probablemente' sólo puede ser calificado como una broma".

 Teniendo en cuenta además de quién parte la acusación, yo aún diría más: sólo puede ser calificada como una broma cínica -apostilla Mac Namara cenándose unas sardinas al limón, uno de sus platos preferidos-. Con el caso Litvinenko, mucha gente parece haberse olvidado de que los servicios secretos británicos son los que más y mejor han utilizado a sus espías en todo el planeta para "eliminar" todo tipo de objetivos o intervenir en todo tipo de conflictos internacionales. ¡Pero si incluso han glorificado la imagen de estos asesinos del Estado creando al personaje de James Bond gracias al periodista, escritor y..., espía Ian Fleming!

- ¿Crees que los rusos se cargaron a Litvinenko realmente? -le pregunto a mi gato conspiranoico.

- Creo que los británicos han vuelto a hacer gala de su tradicional hipocresía, muy parecida a la de esos niños especialmente repugnantes que se pasan el día pegando a otros, a espaldas de los padres, y que cuando alguna de sus víctimas les devuelve el puñetazo o la patada se van corriendo a lloriquear y quejarse a esos mismos padres como si ellos no hubieran hecho nada previamente... Es, sí, más que probable que los rusos decidieran quitar de en medio a Litvinenko por razones que aquí serían largas de explicar, así que lo que podríamos reprochar a los del FSB es su modo chapucero de envenenamiento. Hay fórmulas mucho más discretas, como las que están acostumbrados a utilizar los británicos...

- Pero ¿por qué? ¿Para qué tensar más la cuerda con Rusia? ¿No está todo ya bastante liado con lo de Siria, lo de Ucrania, lo de...

- Veo que sigues sin enterarte de qué va el juego -me reprocha Mac Namara-, porque todo forma parte de lo mismo... Hay una guerra en marcha, una guerra que se está desarrollando desde hace ya tiempo entre distintas superpotencias, en las mismas narices de sus propios ciudadanos pero sin decirles lo que está ocurriendo. La experiencia de las así llamadas dos guerras mundiales del siglo XX fue tan dramática y está tan próxima en el tiempo que ningún gobierno de un país desarrollado, por más que quiera, se ha atrevido a recuperar todavía en público la posibilidad de volver a poner en marcha algo parecido, no vaya a ser que sus votantes despierten del letargo. Por ello han buscado otras fórmulas para continuar sus luchas de enanos mentales y gigantes letales, como los ataques informáticos, las ofensivas financieras o, según los más conspiranoicos, las armas "silenciosas" que provocan terremotos o fenómenos meteorológicos adversos y que pueden fácilmente ser disimuladas como algo "natural". En esta guerra participan distintas naciones y Rusia es una de ellas, enemiga, como siempre, de los anglosajones. En especial, del Reino Unido.

- Creo que el limón te ha sentado un poco mal... -protesto.

- Te lo explicaré hablando de otro país, para que lo entiendas mejor, aunque en realidad todo son piezas del mismo rompecabezas. Echa un vistazo a las noticias. Mira lo que ha pasado con Irán, esa "demoníaca" pieza del "eje del mal" con el que hasta ayer mismo parecía que iba a desatarse una guerra nuclear y que hoy comparte un amable acuerdo con EE.UU. y los países más importantes de Europa. Y lo que ha ocurrido con el petróleo: desde los años 70' del siglo XX nos han bombardeado con la idea de que las reservas se estaban agotando, que estábamos a punto de llegar al borde de la crisis definitiva con el Pico del Petróleo, que ello encarecería cada vez más el precio del crudo hasta que su extracción perdiera toda rentabilidad..., y resulta que ahora se está vendiendo muy barato y sin restricciones. Las noticias se cuentan en los grandes medios de comunicación pero ¿quién las explica? ¿Quién las hila unas con otras?

Me encojo de hombros. Es evidente que existe una hiperinflación informativa pero de hechos que, tomados tal cual se relatan, no parecen encajar ni tener sentido alguno. Mac Namara me recuerda entonces cómo Israel encabezó la gran campaña internacional contra Irán (por cierto, su gran enemigo histórico y también su principal rival contemporáneo) tras el fracaso de su última invasión al sur del Líbano a mediados del 2006. Los militares israelíes esperaban una victoria no excesivamente complicada en un plazo razonable, pero la resistencia planteada por los milicianos de Hezbolá desbarató sus planes y les llenó de incertidumbre sobre el futuro. 

- Al no poder derrotar a la guerrilla islámica entrenada por los iraníes, puso en marcha otras estrategias entre las cuales no fue la menos importante el lanzamiento de una campaña internacional masiva para desacreditar públicamente al régimen de los ayatolás. En esa campaña se incluía por ejemplo la denuncia del hoy más que cuestionado, y ya difunto, presidente argentino Néstor Kirchner implicando a Irán en el atentado de 1994 contra la mutua judía AMIA en Buenos Aires, precisamente pocos meses después de lo del Líbano. O los dramáticos llamamientos del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y varios de sus colaboradores respecto a las bombas atómicas que aseguraba lanzarían los iraníes sobre Israel en cuanto hubieran desarrollado su programa nuclear... La orden era colocar el cartel de "Estado terrorista" a Irán para machacarle desde todos los ángulos posibles. Este sambenito, sea cierto o no, es una táctica muy manida por ciertos dirigentes y está destinado sobre todo al consumo interno de sus propios países... Naturalmente nadie recordó que Israel podría responder a la primera bomba de Irán con cientos de sus propias bombas atómicas, que es el motivo principal por el que Teherán nunca lanzaría un artefacto de este tipo, vista la represalia que podría sufrir. El concepto de "guerra fría" ya deberíamos conocerlo... Pues bien, entre las represalias y sanciones impulsadas por EE.UU. a instancias de Israel contra Irán figuraba el recorte de sus exportaciones de petróleo, que tenía dos objetivos básicos. El primero, hacer un daño importante a la economía iraní. El segundo, aún más importante pero desconocido por el vulgo, mantener la ficción del dólar.

- ¿A qué te refieres exactamente con la ficción del dólar?

- Tú conoces la historia de los bancos, quiénes están realmente detrás y por qué son un arma tan formidable para la dominación mundial. Conoces la historia de la Reserva Federal, ese engaño monumental del sistema financiero en el que aún cree tanta gente según el cual se supone que es un banco central al servicio de EE.UU. cuando en realidad se trata de una institución privada al servicio de ciertos personajes. Y conoces la historia del dólar, una moneda que en sus orígenes estaba bien respaldada pero que la aparición de la Reserva Federal convirtió en un simple papel mojado, aunque las películas de Hollywood se empeñen en contarnos lo "deseable" y "maravilloso" que es tener millones de esos papelitos porque se supone que equivalen a riqueza...

Sí, conozco todas esas historias. Forman parte de una de las asignaturas en nuestra Universidad de Dios, Control y poder del mundo material, y las he comentado más de una vez en esta bitácora.

- La ficción del dólar, es decir, la idea de que el dólar vale realmente lo que se supone que vale, no se basa en la verdadera producción económica de los EE.UU. sino en la constante circulación de una divisa que todo el mundo acepta por obligación en mercados de bonos, en tesoros de países asiáticos y, especialmente, en el pago de petróleo. En este último caso, los tres mercados básicos son los de Londres (el crudo de referencia aquí es el Brent, para Europa, África y Oriente Medio), Nueva York (el Texas, para América) y Dubai (para Asia y zona del Pacífico). En esos mercados sólo se puede pagar en dólares o petrodólares, según la expresión que se puso de moda hace unos años. Ahora bien, imagina que un grupo de grandes productores y consumidores se pusiera de acuerdo para abrir otro mercado en el que no se pagara con dólares sino con euros o con rublos o con yuanes... Un grupo de países en el que estuvieran por ejemplo China, Rusia, India e Irán, entre otros. El efecto sobre la economía estadounidense sería absolutamente devastador. Comparado con eso, la conocida como Gran Depresión de 1929 sería un jueguecito de niños, porque el dólar podría acabar siendo como el marco alemán de la república de Weimar, cuando una barra de pan llegó a costar 3.000 millones de marcos, no porque fuera muy cara sino por la gigantesca devaluación de la moneda. Todo esto tiene mucho que ver con los recientes hundimientos de las Bolsas: esos "activos tóxicos" que circulan por ahí no tienen tanto que ver con los bonos basura impagables sino con el monstruoso exceso de dólares que ha distorsionado la finanza en todo el planeta Tierra.

- Ésa es la verdadera razón de las guerras por el petróleo.


- Exacto, no se trata tanto de controlar a los productores del petróleo, que también, sino al mercado donde esos productores lo colocan, para que siga eternamente utilizando el dólar como moneda única de intercambio. La segunda guerra contra Iraq, basada en la ya famosa advertencia de que disponía de "armas de destrucción masiva", se puso en marcha cuando a Saddam Hussein se le ocurrió tratar de liberarse de la presa anglosajona, vendiendo en euros. Y la guerra contra Libia también tenía que ver con esto, porque la intención de Gadafi era crear una nueva divisa que incluso ya tenía nombre, el Denario de Oro, para reemplazar al dólar en el comercio de todo el crudo extraído del norte de África. En ambos casos, los líderes de estos países fueron ejecutados:
 privadamente en el primer caso, públicamente en el segundo. En ambos casos, sus países fueron destruidos y llevados a un elevado grado de violencia y anarquía donde aún permanece la mayor parte de su territorio e infraestructuras, excepto la industria petrolera. En ambos casos, el petróleo sigue siendo extraído y comercializado en dólares y nadie ha vuelto a sacar el tema del pago en euros o en nuevos denarios.

- Entonces, el petróleo iraní...

- Irán estará a salvo de guerras, de momento, mientras se limite al dólar. En 2012 vendía 2,5 millones de barriles diarios, cifra que el embargo internacional redujo a 1 millón. Ahora ha anunciado que incorporará medio millón de barriles más a su oferta, que espera incrementar hasta los 4 millones en un plazo no excesivamente largo. Hay que tener en cuenta que este país dispone de las cuartas reservas de crudo del mundo y las segundas de gas natural.

- Pero al aportar tantos barriles más, ha ayudado a derrumbar el precio del crudo...

- Y ahí tenemos un nuevo ejemplo de cómo algo puede ser bueno y malo al mismo tiempo, cómo todas las circunstancias se pueden interpretar de una manera buena o mala según se mire. Irán se libra de la soga de las sanciones pero quizá saque el mismo o incluso menos dinero que antes, cuando el barril estaba más alto de precio. Fastidia a Israel y, en cierto modo a EE.UU., pero también a Rusia, que es otro de los productores implicados en el juego.

- Y China, ¿a verlas venir?

- Ni mucho menos. China es el Imperio del Medio, como se llamó a sí misma desde antiguo. Los chinos se han considerado siempre el centro del mundo..., bueno, en realidad, como casi todas las civilizaciones del planeta, pero en su caso con más razón ya que aproximadamente 1 de cada 5 homo sapiens es chino. Piensan a largo plazo y sus dirigentes creen tan inevitable su predominio que no tienen ninguna prisa en acelerarlo, simplemente está, esperando con paciencia su momento. En todo caso, es la gran incógnita. A EE.UU., no le hace gracia su lenta pero implacable constitución como superpotencia del futuro y trata de manejarla como puede pero es como si un gorila tratase de abarcar y reconducir a un elefante.
La inclusión del yuan chino como la tercera divisa en importancia de la cesta de cambio del Fondo Monetario Internacional, en una decisión que será efectiva formalmente a partir de octubre de este año, es un intento por evitar que el elefante tome el rumbo que le da la gana en lugar del que quiera imponerle el gorila. De momento el elefante se deja conducir pero ¿por cuánto tiempo? Sólo con que el gobierno de Pekín decidiera vender de un día para otro la enorme cantidad de dólares, bonos del Tesoro y otros instrumentos financieros norteamericanizados en su poder, el desastre inflacionario para EE.UU. sería similar a la apertura de un cuarto mercado petrolero que antes te comenté.  No es probable que ocurra a corto plazo, por la complejidad de los mercados financieros globales y porque ello equivaldría a desatar la guerra física. Pero, tarde o temprano, alguien en Pekín tomará una decisión que será como el soplido que desbarata un castillo naipes. Y ello traerá múltiples consecuencias de un alcance que la mayoría de la gente no imagina.

Es lo malo que tiene hablar con Mac Namara: le preguntas por una cosa en concreto y empieza a tirar del hilo y acaba contando dieciocho más, con lo cual me colapsa porque yo estoy todavía pensando en la primera cuando él va por la dieciocho. Antes de que siga abrumándome, se me ocurre decirle:

- Bueno, todo esto tiene algo bueno. Por lo menos la gasolina es más barata.

- ¿Más barata? Menuda estafa. Apenas unos céntimos de euro... Cuando sube el barril de petróleo, las gasolinas y gasóleos, así como la inmensa mayoría de productos se disparan de precio, pues vivimos en la civilización del crudo, con plásticos por todas partes: en los electrodomésticos, en las herramientas, en los vehículos de transporte, en los objetos de oficina, en los ordenadores, en la ropa... La subidas es doble: por el aumento del coste de producción de esos artículos y por el aumento del coste en el transporte de esos artículos desde su lugar de fabricación al de venta. Sin embargo, cuando baja el barril de petróleo de forma continuada, las gasolinas bajan mucho menos de precio y mucho más tarde, mientras que la inmensa mayoría de los productos que suben en caso contrario no descienden de precio. Consecuencia: el margen es mucho mayor para productores y transportistas que, por supuesto, no piden un reajuste a la baja de lo que ganan, como lo exigen al alza cuando la situación es la contraria. Además, un precio bajo del petróleo desincentiva la inversión en energías renovables, limpias, las que deberiais desarrollar en lugar de seguir llenando de porquería el planeta.

Y vuelve a hacer lo que hace en estos casos. De pronto, se incorpora, se estira y se marcha pasillo adelante sin decir nada, muy digno. Un gato es un gato, por conspiranoico que sea. y por tanto siempre es él quien decide terminar una conversación, no tú.





viernes, 15 de enero de 2016

El despertar de la fuerza o "Volvemos a tener..."

Dicen los clásicos que todas las narraciones que hemos oído o leído a lo largo de nuestra vida, da igual su apariencia externa (un cuento de hadas, un relato épico, una anécdota terrorífica, una novela del Oeste..., y cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir), se basan en el fondo en el mismo y único tema. Es EL tema primigenio, sobre el que se construyen todos los demás. Y no se trata del amor, ni del miedo, ni de la aventura, ni del poder, ni de la muerte, ni..., sino del conflicto, de la lucha entre el Bien y el Mal. A pesar de las reticencias y argumentos en contra de tantos contemporáneos que opinan que este razonamiento es antiguo y se halla más que superado (lo que se traduce en las enormes y aburridas montañas de nada que producen estos contemporáneos desde el punto de vista creativo), si examinamos las obras que han trascendido de verdad tiempo y espacio, y no sólo en el campo de la literatura, nos daremos cuenta de que ciertamente ese conflicto está latente, cuando no a simple vista, en todas y cada una de ellas.

Los libros, como las pinturas, las esculturas, las canciones y todas las demás obras generadas por el hombre a lo largo de su devenir histórico no son otra cosa sino intentos de explicar el mundo: quiénes somos, qué es lo que nos rodea y para qué estamos aquí en este mismo momento. Es la función suprema del Arte, más allá de reflejar la belleza. Un puñado de estas obras lograron su objetivo y su mera comprensión ha conducido a la iluminación a gentes de sucesivas generaciones; otras, sólo lo han hecho parcialmente y por ello sirven como pistas preciosas en el camino aunque no son imprescindibles para avanzar; pero la mayoría de ellas sólo ha aportado confusión y caos, obstáculos para el objetivo final. Sin embargo, ¿no es así como funciona la Naturaleza? Para que surja un solo, brillante y valioso diamante, primero debe existir una inmensa cantidad de carbón vulgar, sucio y prescindible.

La lucha entre el Bien y el Mal es, de hecho, el escenario perfecto sobre el que proyectar la existencia y todas las aventuras que lleva aparejado el mismo hecho de vivir. Es lo que da sentido a todos nuestros actos. ¿Para qué hacer tal o cual cosa en cada momento, si no existe una razón última en nuestra forma de actuar, algo que lo justifique? Una de las funciones básicas de las historias sobre héroes y villanos contenidas en los mitos, las leyendas y la misma historia de las naciones es recordar permanentemente la existencia de esa guerra eterna, que lo es por la misma
naturaleza de la vida, la cual precisa del contraste y enfrentamiento entre dos polos opuestos (que en el fondo no son sino grados opuestos de la misma cosa) para desarrollarse. Cuando esa tensión no existe, se produce lo que desde el punto de vista físico se conoce como muerte térmica o entrópica. Es por esta razón por lo que la historia de los pueblos no es sino la historia de sus guerras, entre sí o contra otros. Incluso contra sí mismos. Ahora que tanto se habla de las bondades o maldades del Islam, hay que recordar que la doctrina musulmana reconoce la existencia de una yihad menor o lucha física, que es la guerra entre hombres, y de una yihad mayor o lucha interior, que es la guerra de un hombre contra sí mismo. La segunda se considera superior a la primera. Pero no es un concepto exclusivo del Islam. Todas las religiones hablan de la necesidad de convertirse en guerrero para conseguir la realización: desde las cruzadas cristianas o la iniciación de los pueblos nativos norteamericanos hasta los Berserkrs de Odín. Incluso aquellas creencias consideradas "de paz" como el budismo contienen en su corpus de creencias relatos sobre las luchas contra demonios y seres infernales, aspectos de la guerra interna que pueden encontrarse también en la vida física.

El hombre, en cualquiera de sus niveles desde el homo sapiens más tarugo hasta el ser humano más excelso, debe luchar sí o sí, porque es la regla básica del Gran Juego. Gracias a esa regla tiene la oportunidad de encontrar no sólo la sabiduría (da igual que gane o que pierda, lo que importa es el combate, de la misma forma que en el viaje da igual llegar o no el destino porque lo que importa es el hecho mismo del trayecto) sino cantidades fenomenales de energía para seguir adelante. Por supuesto, esta verdad no significa que uno deba armarse hasta los dientes y, desatando su furia y agresividad, salga a la calle a matar a quien tenga una opinión política, religiosa, económica o social diferente aunque muchos menguados psicosociales así lo hayan interpretado a lo largo de los siglos. Simplemente, se trata de aceptar el hecho de que no podemos escapar a esa guerra entre el Bien y el Mal y de que en algún momento (mejor dicho, en la mayoría de los momentos) estaremos obligados a tomar partido por uno u otro bando, incluso aunque no nos percatemos de ello o aunque no lo deseemos. Y no necesariamente dando un puñetazo a alguien, porque tan acto de guerra es el lanzamiento de una bomba o el disparo de un arma reglamentaria como la maledicencia gratuita o la denegación de ayuda en circunstancias que lo merecen.

Éstas y otras cosas se reflejaban en los relatos antiguos y faltan en los relatos contemporáneos, porque la Tradición ha sido censurada, secuestrada e incluso ahogada y las actuales generaciones crecen con minusvalías internas, sin conocer una parte esencial de su herencia, como esos príncipes de los cuentos que ignoran que lo son porque por algún motivo fueron alejados de palacio durante su infancia. Éste es uno de los motivos prácticos que explican la pavorosa decadencia de Europa, el motor que ha civilizado el mundo en los últimos miles de años y que hoy continúa gripado porque sus actuales ciudadanos viven (tras la monstruosa carnicería que lo destruyó todo, que lo cambió todo en los años 40' del siglo pasado, aunque la gente corriente no sea capaz de percibir más que los efectos físicos, que son lo de menos) cegados por el brillo tecnológico y el mareo de los sentidos, pensando que son afortunados por encontrase en la época más "avanzada" y "prometedora" de la Historia, cuando se están despeñando por un barranco. Eso sí, provistos de comodidades extraordinarias que los han convertido en niñatos caprichosos, inconscientes y no ya incapaces de enfrentar los peligros reales sino ni siquiera de verlos, aunque estén rodeados por todas partes.

La ausencia de esos "cuentos", de esas historias que explicaban el mundo (tanto al niño pequeño como al hombre en el crepúsculo de su vida) definiendo lo que podía o debía entenderse como el Bueno en lucha contra el Malo, que inspiraban a quienes los escuchaban y les ayudaban a descubrir su propio papel y a tomar su responsabilidad personal en el campo de batalla que ciertamente es la Tierra ha generado un vacío absoluto en el alma de millones. Un vacío en el que ha crecido la depresión, enfermedad básica del hombre moderno que no sabe qué hacer consigo mismo y que ha alimentado el mayor número de suicidios sin sentido de todos los tiempos (¿Puede haber un suicidio con sentido? Sí, precisamente en la guerra tenemos un ejemplo claro: el de quien se sacrifica por los suyos con el afán de salvar al mayor número posible de camaradas). Un vacío que los agentes del Mal han ocultado hábilmente con eslóganes, frases hechas, conceptos falsos presentados como Grandes Verdades -así, con mayúsculas- y pensamientos políticamente correctos. Sobre este menú se ha abalanzado la gente común, necesitada de saciar sus atormentados apetitos interiores y, aunque lo han devorado hasta la raspa, no les ha satisfecho pues continúan hambrientos. Lo que sí ha hecho es envenenarles con ideas equívocas como el pacifismo (la paz no la consigue el que renuncia a luchar, sino el que se entrena de la forma adecuada para luchar y precisamente por eso se pone a salvo de posibles agresores -que preferirán atacar al que no sabe luchar- y él mismo no agredirá a nadie -pues conoce en su propia carne el coste que conlleva la lucha-) o la igualdad por decreto ley (el valor de las cosas o de las personas lo fijan ellas mismas, no ninguna autoridad, y es absurdo pretender que un hombre honesto vale lo mismo que un criminal..., este concepto va directamente contra uno de los principales tesoros reales del ser humano: la Libertad). Estas ideas no son sino gelatina intelectual: muy bonitas y brillantes a primera vista, se deshacen en cuanto uno pretende saborearlas.

Pero, atención, no sólo hay Malos actuando. A menudo nos olvidamos de que también hay Buenos. Y que gracias a ellos seguimos teniendo una oportunidad, puesto que su silencioso trabajo evita que los Amos hayan llegado más allá, hasta constituirse en Dioses absolutos del planeta. El símbolo del Yin y el Yang expresa a la perfección cómo, a pesar de que la ola de un color sea gigantesca y preponderante, siempre queda un punto del color contrario que la resiste y que a la larga será la generadora de una ola alternativa que cambiará las tornas. Es cuestión de ciclos. Y, aunque la mayor parte de ideas fuerza que recorren nuestro mundo en este momento son disolventes, destructoras y desesperanzadas, también existen otras (ahora mismo reducidas, en menor escala, con menor capacidad de impacto) que aguantan el siniestro maremoto que todo lo inunda y que son el germen del próximo cambio de ciclo.

En el mundo de la creación sucede igual. La industria del cine está poseída en la actualidad por grupos impulsores de basura, de aniquilación filosófica y espiritual, bien maquillada, adornada y abrillantada para hacerla pasar por lo que no es. Porquería envuelta en papel de regalo. Pero también existen creadores capaces de producir películas dotadas de significado. Hemos hablado en esta bitácora de algunas de ellas. Generalmente,tienen una vida corta en las carteleras y críticas demoledoras en los grandes medios de comunicación, pues su influencia positiva "no puede ser tolerada" por parte de los Amos. Además, resultan difíciles de ver en las programaciones televisivas e incluso de adquirir a nivel comercial cuando salen a la venta por sus bajas tiradas y el escaso tiempo que permanecen en las estanterías. Con la excusa de "actualizarlas" y el deseo oculto de quitarlas de en medio, a veces la industria produce remakes que invierten o incluso destruyen el sentido de las producciones originales. Y, en el caso de aquéllas que han tenido un éxito inesperado y no pueden darse de lado sin levantar sospechas, se dedican a fabricar secuela tras secuela, cada vez con mayor brillantez tecnológica y de efectos especiales y con un contenido más ramplón, hasta diluir completamente su significado primero. 

Un ejemplo claro de esta última técnica es lo que está sucediendo con la serie de La guerra de las galaxias o Star Wars en el original, cuyo desmantelamiento se está llevando a cabo de manera sistemática ante el crédulo embobamiento de millones de espectadores deslumbrados por el ruido, los colorines y el diseño de producción. Y el merchandising. Por los comentarios que se puede leer diariamente en las redes sociales y en las webs, por las conversaciones que se escucha entre los aficionados al género de Ciencia Ficción y entre los que no lo son pero que están "obligados" a ver la película para poder participar en la conversación de moda, estos espectadores están convencidos de que el espejismo de El despertar de la fuerza tiene algo que ver con su modelo original y lo defienden hasta extremos ridículos (para los más conspiranoicos: ¿no está suficientemente claro el símbolo a medias oculto que domina el principal cartel promocional?). Los muy pocos críticos que he podido leer que se hayan atrevido a señalar la desnudez del rey públicamente han sido duramente despreciados e incluso acusados de ser unos amargados inconscientes que han perdido "el niño que todos llevamos dentro" de acuerdo con este afortunado eslógan que, por cierto, no tiene en cuenta que la mayoría de los niños que llevan dentro las personas adultas no son precisamente inocentes angelitos. Estas pasadas Navidades Internet en España nos ofrecía un curioso espectáculo adicional en el que las mismas personas que escribían contras las tradiciones y a las que les parecía muy bien desmitificar (y hasta destruir) a Papa Nöel y los Reyes Magos revelando su gran secreto a los niños pequeños pedían al mismo tiempo y de manera a menudo patética que nadie les revelara a ellos los detalles de la película a través de lo que hoy se conoce como spoiler. La industria cinematográfica tiene tal capacidad de manipulación que esa advertencia antispoiler se podía encontrar incluso entre los sitios personales de gente acostumbrada a destripar otras películas sin ningún problema.

 Y todo, por una película decepcionante que no es más que la cáscara de la primera de la serie: La guerra de las galaxias, rebautizada como Episodio IV o Una nueva esperanza muchos años después de su estreno durante una gigantesca operación de mercadotecnia para justificar el rodaje de tres precuelas. Al menos esas precuelas contenían un par de ideas y también algo de significado interno en la descripción de lo fácil (y a la vez, imperceptible para la propia víctima) que resulta destruir a una persona con poder a través de la corrupción. Pero El despertar de la fuerza no tiene nada de lo que hizo grande a la saga originalmente ideada por George Lucas. Su director ha hecho honor a su nombre riéndose públicamente de sus propios espectadores: J(a) J(a) Abrams se limita a copiar la película de Lucas de 1977 con la excusa del "homenaje" al "espíritu" de la saga. Y así, volvemos a tener a un huérfano como Luke Skywalker, que ahora es huérfana porque la moda impone que las princesas desplacen a los príncipes de su lugar y la intención queda muy clara con el mismo nombre del personaje, Rey, viviendo en un planeta desértico. Por cierto que Luke era arrastrado a la aventura por las circunstancias pero también por su propio y verdadero entusiasmo, por su personalidad y anhelos internos, mientras que Rey no tiene horizonte personal más allá de la supervivencia diaria y se deja llevar por los acontecimientos sin implicarse emocionalmente en ellos. Volvemos a tener un simpático e ininteligible robot guardián de secretos sólo que BB8 es completamente redondo mientras R2D2 era completamente rechoncho. Volvemos a tener un Imperio que ya no se llama Imperio sino Primera Orden pero que por lo demás parece que sigue siendo exactamente lo mismo que era en la primera trilogía y de hecho cuenta con el mismo tipo de naves, el mismo tipo de oficiales y el mismo tipo de soldados (aunque aquí nos cuelan la inevitable secuencia para identificar una vez más el totalitarismo de forma exclusiva con el III Reich, en ese discurso a los soldados imperiales formados al estilo de las concentraciones de Nuremberg; nunca veo en las películas de Hollywood referencias al totalitarismo aún más criminal de la antigua Unión Soviética, la China de Mao o los Jemeres Rojos..., ¿por qué será?). 

La Alianza Rebelde también sigue siendo la misma, con idénticos problemas y equipos (por ejemplo, esos cazas X-Wing minúsculos pero capaces de mantener a raya a los destructores imperiales..., lo que no ha sucedido nunca en ningún conflicto bélico de ninguna parte), aunque ahora se llama la Resistencia. Naturalmente, hay una cantina con todo tipo de fauna entre los parroquianos y con una orquesta de extraterrestres a la que casi no se escucha porque nadie les hace caso. Hay un Halcón Milenario con Solo y Chewbacca perseguidos por otros contrabandistas, como siempre. Hay..., casi cualquier cosa que ya hubiera antes. En fin, si tuviera que resumir El despertar de la fuerza con una breve frase, creo que sería "volvemos a tener" porque el número de plagios que Abrams ejecuta sobre la obra de Lucas es interminable, aunque el más obvio resulta ser el arma "definitiva" del Imp..., de la Primera Orden: la enésima Estrella de la Muerte, que sigue teniendo el mismo fallo que modelos anteriores, ya que los rebel..., los "resistentes" la destruyen como siempre. O sea, con un ataque combinado desde fuera para aniquilar los escudos que la protegen y desde dentro para que un simple misil de un X-Wing la destruya por completo.

Por no hablar de la escena de la pasarela (sí, otra escena de la pasarela) entre Kylo Ren y Han Solo, cuyo resultado era previsible desde la primera toma. Y para los incautos que aún se esperen otra cosa, es obvio que igual que aquí desaparece el amigo Solo para dar paso a nuevos personajes, en las dos próximas películas veremos desaparecer de la misma u otra heroica forma tanto a Luke como a Leia por la misma razón. Por cierto que aquí está uno de los más grandes errores de toda esta película: la elección del villano. ¿Por qué Darth Vader sigue siendo a día de hoy quizás el personaje más atractivo y absolutamente imprescindible en cualquier recreación del universo Star Wars? No es sólo debido a su papel de padre de Luke sino fundamentalmente a su poder, a su maldad, a su fuerza como villano. Kylo Ren no es más que un memo con poderes que se pone una máscara porque así da más miedo, no porque la necesite o porque cumpla ninguna función. Es un niñato que se encoleriza y lo rompe todo igual que el irritable pato Donald (tampoco es casual que haya sido la Disney, hoy en manos muy alejadas de aquéllos que la pusieron marcha, la encargada de destruir el verdadero espíritu de la saga) de los dibujos animados. No es, en absoluto, el villano que necesita la que ya se ve claramente como peor de las tres trilogías aunque sólo se haya rodado la primera película, como no lo es tampoco el etéreo teleñeco llamado Líder Supremo Snoke al que se supone que sirve.

Añadamos a esto personajes tan absurdos e incoherentes como el de Finn: al principio es un soldado imperial con su casco y todo, luego resulta que no sólo es un miedoso sino que tiene dudas existenciales del bando en el que está y por eso deserta, más tarde dice que en realidad es una especie de fontanero de la Estrella de la Muerte (ningún fontanero en ningún ejército del universo ha sido seleccionado y enrolado jamás como tropa de asalto, porque los stormtrooper son eso: no simple infantería, sino tropas de asalto), un poco más adelante resulta que no sólo sabe luchar sino que lucha como un maestro ¡y con una espada láser! Y para ponerle la gota que desborda definitivamente el vaso, encontrémonos con una Leia Organa más envejecida que los perros de escayola que adornaban las mansiones de los ricachones durante el siglo pasado y a la que los guionistas han sido incapaces de sacar partido. Una de las mayores decepciones de esta película, sin duda, porque tanto Solo como Luke aparecen muy mayores (Chewbacca no, pero es lo bueno que tiene ser un perro de lanas gigante) pero creíbles, mientras que el papel de Leia se deshace con sólo mirarlo. Y sin que nadie se tome la molestia de explicar cómo se pasa con tanta naturalidad de ser una princesa cósmica a una simple generala, en plan Simeón de Bulgaria.

¿Qué tiene que ver la primera parte de este artículo con la segunda? Más de lo que parece y está explicado en varios de los párrafos precedentes que no voy a volver a escribir.