Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 18 de junio de 2012

La máscara de hierro

- Hummm, un periodista, ¿eh? ¿De La Gazette, dice? No me fío de los periodistas. Se meten en asuntos que no les incumben y escriben ustedes lo que quieren.

- Sí, ja, ja, ja... Escriben lo que les da la gana.

- Amables, señores: créanme que hacemos todo lo posible por conocer la verdad. Por eso estoy aquí, para enterarme de los hechos ciertos y publicar estrictamente la información real, basada en hechos comprobables. Ustedes son los carceleros de La Bastilla, ¿no es así?

- ¿Y qué si lo fuéramos?

- Cálmate, Pierre, veamos qué quiere saber exactamente... La verdad es que nunca he visto cómo trabaja un periodista. De hecho, nunca he visto a un periodista trabajando, ja, ja, ja...

- No deseo molestarles, en serio. Sólo quería publicar un artículo acerca de un asunto que preocupa a todos nuestros lectores en París. Se trata de ese hombre que entró en al cárcel el pasado 18 de septiembre de 1698, acompañado por el mismísimo gobernador de La Bastilla, el antiguo mosquetero Benigne Dauvergne de Saint-Mars. Tenía el rostro cubierto por una máscara...

- La máscara de hierro. El hombre de la máscara de hierro. Se refiere a ese preso, Claude.

- Ya lo entendí, Pierre. ¿Os referís a ese preso, periodista?

- Sí, exactamente. París es un hervidero de rumores acerca de su posible identidad. Sólo quería que me facilitarais información al respecto, sobre si conocéis su nombre y apellidos y el porqué exacto de su reclusión.

- Pues os voy a decir una cosa, periodista. No tenemos ni idea.

- Ni idea, eso es. Ya vino aquí con la máscara puesta y está encerrado en una de las mazmorras más seguras, atendida sólo, por orden expresa del gobernador, por un carcelero sordomudo. Está prohibido hasta que nos acerquemos allí a verle, así que hacéos a la idea.

- Pero... Algo tendrán ustedes que saber, nobles señores...

- ¡Nobles! No le basta con llamarnos señores sino que nos llama nobles, ja, ja, ja... ¡Qué cosas tienen los periodistas!

- La verdad es que como escriba con la misma exactitud con la que habla...

- Al menos podrían confirmarme si se trata de misterioso caballero Eustache D'Auger, cuya vida según parece podría servir de base para una historia de aventuras...  O quizá de Nicolas Fouquet, el que fuera intrigante ministro de Finanzas del rey Luis...

- ¿Ahora os atrevéis a mezclar los asuntos del rey con la cárcel? Hemos oído bastante. Largáos, periodista, si no queréis acabar vos también en una celda oscura con las ratas y las cucarachas como única compañía.

- Sí, largáos o llamaremos a los guardias.

Mientras tanto, en lo más profundo de La Bastilla, encarcelado en una pequeña celda sin ningún enchufe moderno donde poder conectarse con una fuente de electricidad que recargue su maravillosa armadura y le permita escapar de las garras del Doctor Muerte (que le introdujo en un bucle espacio temporal y le hizo retroceder tres siglos para atraparle en el pasado), Tony Stark medita sobre su suerte...











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