Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

jueves, 4 de febrero de 2010

Desastres naturales..., o no

La directora del Centro para las Investigaciones sobre Epidemiología y Desastres, Debarati Guha-Sapir (la señora que aparece aquí a la izquierda con "halo de santidad" artificial), ha revelado hace unos días que los terremotos fueron la causa directa del 60 por ciento de las muertes por desastres naturales en lo que llevamos de siglo XXI. Tanto ha bailado la Tierra este particular rock’n’roll, y tanto más puede bailarlo en el futuro, que hasta la representante de la ONU para la Estrategia de Reducción de Desastres, Margareta Wahlstrom (la señora que aparece aquí a la derecha en pose de ir a darnos la bendición urbi et orbe), calificaba los movimientos de tierra como “amenaza grave” para millones de personas en todo el mundo, puesto que, entre las ciudades más pobladas del mundo, nada menos que ocho de cada diez se asientan sobre fallas geológicas: ¿no es una casualidad tremebunda? ¿O acaso es que hay tantas fallas en el planeta?

El dato se ha hecho público la semana pasada a propósito del desastre de Haití, aunque ha pasado inadvertido en medio de la avalancha de informaciones que acompañaban al drama particular (el seísmo propiamente dicho) y el general (la patética situación en la que ya estaba sumida la población de Haití, gracias no al “neocolonialismo occidental” como suelen repetir los ignorantes y los malintencionados, sino al puñado de familias criollas que, en segunda fila y desde hace al menos 2oo largos años, han controlado el país desde que con ayuda de cierta discreta organización -el lema oficial del Estado Haitiano es Liberté, Legalité, Fraternité y el escudo del país está coronado por un gorro frigio tan vistoso como en teoría fuera de lugar en el Caribe- se independizara de Francia) .

Algunas cifras más aportadas por las dos citadas expertas en catástrofes: los desastres naturales más importantes entre 2000 y 2009 en el mundo, después de los terremotos, han sido los huracanes y las tormentas, con un 22 por ciento, y las temperaturas extremas, con un 11 por ciento. Especialmente importante es el hecho de que los llamados “desastres climáticos” como tormentas, inundaciones o sequías casi se han triplicado respecto a los años ochenta del siglo XX. Asia concentró el 85 por ciento de las víctimas mundiales, en las que casi 3.900 catástrofes contabilizadas como tal mataron a cerca de 800.000 personas, afectaron a otras 2.000 millones (¡se dice pronto!) y generaron pérdidas económicas por valor de unos 960.000 millones de dólares.

Y antes de que a alguien se le ocurra invocar el Sagrado Mantra del Presunto Cambio Climático, las susodichas especialistas citan causas mucho más probables como la deforestación, el aumento de la población, la debilidad de las infraestructuras, los sistemas políticos corruptos y la excesiva urbanización de zonas sensibles. Todas ellas, con presencia en Haití. Por cierto, que no se me pase comentar lo que estoy disfrutando con las últimas informaciones publicadas por la prensa “seria” en relación al Climategate, que no sólo están desmontando pieza por pieza toda la nueva religión montada a su alrededor (aunque con esforzada defensa por parte de sus creyentes, que todavía son mayoría) sino que ha puesto contra las cuerdas al "coleguita" de Al Gore, el mismísimo Rajendra Pachauri, máximo responsable del famoso panel del Cambio Climático de la ONU, al que en teoría no se le puede tocar por su Nobel de la Paz (como si los últimos premios Nobel de la Paz fueran representativos o estuvieran justificados de verdad, teniendo en cuenta quiénes los han recibido). Aquí al lado, una foto del tal Pachauri que luce perfecto para interpretar el papel de "hombre malo" en la próxima película de James Bond. Tiene un aire como de Mefistófeles...

- Hay otra causa que favorece este tipo de desastres sobre la que por supuesto esas chicas de la ONU jamás te hablarán. Eres consciente, ¿no? –interviene entonces Mac Namara, mi gato conspiranoico.

- Pues ya me dirás cuál es, porque viniendo de ti me espero cualquier cosa.

- El arma climatológica -sentencia, muy serio.

- El arma... ¿qué? ¿De qué diablos me estás hablando?

- Se trata de una de las armas secretas que se viene investigando desde al menos mediados del siglo pasado, y que se ha utilizado con bastante éxito en varias pruebas durante los últimos años. La última de ellas, en Haití.

- Pero ¿qué me estás contando? Tienes que cambiar la marca de leche que consumes habitualmente... -ironizo.

- Imagina que dispusieras de cierto control sobre los agentes meteorológicos que afectan a un país: su régimen de lluvias o de vientos, la capacidad de desviar las corrientes submarinas que bañan sus costas, la de provocar un seísmo de cierta magnitud…, podrías emplear estas condiciones, juntas o por separado, pero siempre a tu gusto contra tus enemigos y destrozar sus cosechas, sus industrias, su espíritu de resistencia..., sin enviar un solo soldado. Y lo que es mejor: sin temor a que nadie te señalara con el dedo como agresor.

- ¿No te paree que entramos en el terreno de la Ciencia Ficción, Mac Namara? A ver, es cierto que en la Universidad de Dios hay asignaturas que tratan del control de la materia. Por ejemplo para caminar sobre las aguas o provocar tormentas, pero se da en los cursos superiores y a ese tipo de conocimientos sólo pueden acceder los…

- No, no me refiero a la Universidad. Me refiero a proyectos ultrasecretos que gracias a Internet ya no lo son tanto, como el HAARP, y si quieres saber lo que es esto teclea en cualquier buscador de Internet. El arma climatológica es hoy una realidad, aunque todavía no perfeccionada. Miedo me da pensar cuando sea posible aprovechar todos sus recursos.

- Tendrás alguna prueba…

- No soy el único que habla de ello. Poco después del terremoto de Haití, el gobierno venezolano hizo público un informe secreto elaborado por la Flota Rusa del Norte en el que se denunciaba que el seísmo fue “el claro resultado de una prueba de la Marina de los EE.UU.” a través de “un terremoto experimental”. Según la comunicación del ejecutivo liderado por Hugo Chávez, la Flota Rusa del Norte “ha estado monitoreando los movimientos y actividades navales norteamericanas en el Caribe desde 2008, cuando EEUU anunció su intención de restablecer la IV Flota, disuelta en 1950, a lo que Rusia respondió un año después con otra encabezada por el crucero nuclear Pedro el Grande, que comenzaron sus primeros ejercicios en la región desde finales de la Guerra Fría”.

- Esto es un poco fuerte. Y viniendo de quien viene…

- Que yo sepa, los rusos no lo han desmentido. En el informe hecho público por Caracas también se compara “la experimentación de la Marina estadounidense de dos de estas armas de terremotos la semana pasada, cuando la prueba en el Pacífico causó un terremoto de magnitud 6.5 en la ciudad de Eureka en California, sin víctimas, con su prueba en el Caribe que causó ya la muerte de al menos 140.000 inocentes” (a estas alturas son ya al menos 200.000). La segunda parte del ataque sísmico, denuncia, es la “invasión humanitaria” patrocinada por “el Departamento de Estado, USAID y el Comando Sur de EE.UU. (…) al enviar al menos diez mil soldados y contratistas para controlar en lugar de la ONU el territorio haitiano tras el devastador terremoto experimental”. Y se vaticina el porqué de estas pruebas pues “el objetivo final de probar estas armas se incluye en el plan de los EE.UU. de destruir Irán a través de una serie de terremotos diseñados para derrocar al actual régimen islámico”. ¿Qué te parece?

Qué capacidad tiene este gato para levantarme dolor de cabeza... Me limito a contestar:

- La verdad, nunca me gustaron las películas con efecto sensurround.

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