Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 12 de abril de 2010

Jueces y ovejas

Resulta ciertamente impresionante la facilidad con la que los seres humanos caen víctimas del autoengaño y la hipnosis colectiva (aunque ésta les afecte a nivel individual) asumiendo sin pudor banderas ajenas en guerras que ni les van ni les vienen y que no benefician, si lo hacen, más que a su imagen social de personas "buenas, confiables, solidarias..." Imagen tan cambiante, según los tiempos y según las formas, que lo que hoy se considera aceptable mañana es perfectamente reprobable.
Los pastores empujan a los mortales, mansos y miedosos como ovejas, a manifestaciones públicas donde puedan sentir los unos la lana de los otros y berrear conjuntamente sus
bee, bee que en idioma humano se interpreta a menudo con ese clásico de nuestro tiempo: ¡Queremos saber!

A veces, alguna de las ovejas logra levantar un poco la alfombra y de pronto sabe algo por experiencia o deducción propias, mas lo que empieza a vislumbrar bajo ella le provoca tales convulsiones de pánico que inmediatamente se calla, abandona el rebaño al trote y marcha aterrada hacia sus cuarteles de invierno para encerrarse allí bajo siete llaves, rezando a sus idolillos de barro a fin de que le concedan la gracia del olvido, del olvido selectivo de lo que vio y no quería ver.

¡En cuántas ocasiones no me he encontrado con esos bee, bee traducidos como No hay justicia, queremos justicia! Lo cierto es que la amorfa manada era empujada a exigir, no justicia, sino prevaricación, porque lo que estaba buscando al pedir ciertas decisiones no era las decisiones más justas sino las que más convenían en ese momento. Y lo más patético de todo es que las ovejas balaban por decisiones convenientes para el pastor y no para ellas.

Es que, si hubiera justicia en este mundo... comienzan tantas frases equívocas de las ovejas. Si hubiera justicia en este mundo, seguramente no sólo pasaría lo que está pasando con las ovejas sino que su situación sería aún peor. Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que...

Apaleadas por sus pastores, las ovejas encumbran a sus héroes mediáticos y hasta son capaces de matar y morir por ellos, sin percatarse de que éstos (que por cierto no dejan de ser ovejas mejor cuidadas que el resto) son ya de por sí presos de su propia soberbia y su afán de poder personal, tan satisfechos de verse a sí mismos un día sí y otro también en la portada de los diarios, en las imágenes de la tele..., y exigen su blindaje: ¡Que nadie me lo toque, él que ha hecho tanto por éstos o por los otros! Como si el haber hecho algo bien en el pasado significara que todo ha de hacerlo bien en el presente o en el futuro..., o que tiene permiso para hacer lo que quiera (y eso suponiendo que nunca antes haya incurrido en falta o error) pero, ¿quién no ha cometido un fallo en su vida?

De esta manera, las masas lanares atacan a quien intenta desenmascarar el error, enderezar el entuerto, reequilibrar la situación..., en lugar de reconocer que su héroe se ha podido equivocar. Incluso equivocar gravemente.

Jean Claude Carrière, en su irregular recopilación El círculo de los mentirosos cuenta cierta historia, de origen europeo, que según él ilustra "los peligros del espíritu lógico" aunque no sólo habla de lógica pervertida sino de esta facilidad de los mortales para llegar a conclusiones equivocadas que favorecen los puntos de vista preconcebidos. Hay varias versiones de la historia pero todas se basan en el encuentro entre un hombre y otro y el singular interrogatorio que el primero prodiga al segundo. Dice así:

Hombre 1.- ¿Tiene usted un acuario en su casa?
Hombre 2.- Pues sí.
Hombre 1.- ¿Y tiene peces dentro?
Hombre 2.- Sí, naturalmente.
Hombre 1.- ¿Peces de colores?
Hombre 2.- Sí, sí...
Hombre 1.- Con arena, con sus piedras, sus algas...
Hombre 2.- Claro, para que haga bonito.
Hombre 1.- Y supongo que le gustará mirar a sus peces, y lo demás.
Hombre 2.- Sí, es muy agradable.
Hombre 1.- Es decir, que a usted le gusta la Naturaleza, ¿no?
Hombre 2.- Sí, es evidente.
Hombre 1.- Le gustan los animales...
Hombre 2.- Por descontado.
Hombre 1.- Le gustan las flores, los árboles, los ríos...
Hombre 2.- Todo eso.
Hombre 1.- ¿Así que le gusta la vida?
Hombre 2.- ¡Hombre, claro!
Hombre 1.- ¿Y le gusta el amor? ¿Le gustan las mujeres?
Hombre 2.- Sí, me gustan las mujeres.
Hombre 1.- Muy bien, pues muchas gracias. Que tenga buen día.

Los dos hombres se separan y va cada uno por su lado. Un poco más allá, el primer hombre se encuentra a otro y comienza el mismo interrogatorio.

Hombre 1.- ¿Tiene usted un acuario en su casa?
Hombre 3.- Pues no.
Hombre 1.- ¡Entonces es usted homosexual!

1 comentario:

  1. Los sindicatos organizan un acto en contra del franquismo (¡¿a estas alturas?!) con la excusa de apoyar a Garzón (ese juez cuyos casos se caracterizan por estar tan mal instruidos que la mayor parte de la gente que mete en la cárcel sale luego tan campante) el mismo día que el gobierno anuncia un recorte de los derechos de los trabajadores.

    Son los mismos sindicatos que "protegen trabajadores" y aún no han levantado la voz contra Zapatero por los cuatro millones y medio de parados.

    Los sindicatos son la hez del sistema productivo.

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