Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

martes, 26 de abril de 2011

Si yo fuera rico...

Cierto comentario deslizado en el artículo de ayer ha dejado pensativos a algunos lectores que han querido ver un exceso de conspiranoia en el texto, sobre todo cuando no aparecía citado expresamente el encargado de las "materias reservadas": mi gato Mac Namara. Fueron éstas las palabras, comentando un fragmento de las investigaciones de Ángel Gracia: “ésa parece la conclusión evidente, el gran problema: en su gratuidad, pues si este tipo de conocimiento pudiera ser aprovechado en todo el planeta, las poderosas compañías multinacionales que controlan los alimentos en el mundo dejarían de ganar el dinero que están ganando y los países bajo su control por culpa del hambre dejarían también de estarlo”. Hay quien piensa que no se puede ir por ahí señalando con el dedo a las multinacionales por sistema ya que a menudo muchas de las cosas que acontecen, como es el caso del hambre en el mundo, no son responsabilidad directa de ellas, por más que se aprovechen de lo que sucede.

Para estos ingenuos, nos limitaremos a comentar que se podría escribir no una serie de artículos sino una larga serie de blogs (y ya puestos una serie de auténticas enciclopedias) sobre las responsabilidades reales de este tipo de macroempresas respecto a la dramática situación de nuestro mundo en este mismo momento. De hecho, en Internet hay todavía abundante información acerca de sus actividades y gente encargada de denunciarlas constantemente, aunque el nivel de sopor general les lleve a menudo a predicar en el desierto porque el ciudadano corriente sigue metido en su esquema básico de funcionamiento, resumible en una frase tan terrible como contundente: "mientras a mí no me afecte..."

Además, es difícil criticar a una multinacional: resulta un concepto demasiado abstracto para las perezosas mentes contemporáneas, que en su imaginación son incapaces de visualizar este tipo de empresas más que como su marca registrada o algún edificio representativo en su poder. Sin embargo, cuando uno se toma la molestia de rascar debajo de esa primera impresión de cartón piedra puede llevarse alguna sorpresa al descubrir que detrás de empresas muy diferentes siempre nos vamos a encontrar con las mismas personas (la sorpresa es sólo al principio porque enseguida se comprueba que, en efecto, no hay sitio para advenedizos: los dueños del mundo pertenecen a cierta casta concreta a la que una persona normal no puede acceder a no ser por derecho de nacimiento).

Casi a diario los medios de comunicación (sobre todo los especializados en economía y en finanzas) nos cuentan las tropelías de estos auténticos Estados privados que son las multinacionales pero, primero, hay que entender el lenguaje en el que hablan, que no está al alcance de todo el mundo. Y, segundo, hay que ponerles uno o varios rostros a cada una de esas compañías para darnos cuenta de hasta qué punto toman el pelo a la inmensa mayoría de la población mientras prosiguen su plan de control absoluto y progresivo (parece increíble que todavía existan tantas personas que no se hayan dado cuenta de que el capitalismo no sólo no tiene nada que ver con el liberalismo, sino que su método de funcionamiento es exactamente el mismo que el comunismo totalitario, aunque cambiando el nombre a los factores empleados para que parezca diferente). Esta misma semana por ejemplo el Financial 
Times, una de las "biblias" del periodismo especializado internacional, nos daba las pistas sobre el penúltimo escándalo de una de estas empresas: Glencore, una de las más importantes del mundo en la manipulación y especulación..., quiero decir..., en el trading, de las materias primas.

El diario británico publicaba el documento que el banco suizo UBS está enviando a los inversores acerca de la próxima salida a Bolsa de Glencore, valorada en más de 40.000 millones de euros (lo que no quiere decir que los valga en realidad; recordemos que hablamos del engañabobos financiero número uno: el mercado bursátil). UBS cuenta que los directivos de Glencore recibieron información privilegiada de las autoridades rusas sobre la pésima cosecha de cereales que se esperaba en 2010 en su país por culpa de la sequía y que pidieron "a título privado" (léase: tovarich, vamos a hacer un negocio tú y yo) al gobierno moscovita que cerrara la exportación de trigo mientras a la vez realizaban sus propias inversiones sobre el trigo y el maíz, productos agrícolas de primera necesidad. Resultado de la operación: un beneficio no cuantificado pero calculado en decenas o incluso cientos de millones de euros (comisión aparte para los contactos rusos) para Glencore y un  perjuicio para millones de seres humanos que ven incrementar el coste de su comida mucho más de lo necesario, en algunos casos hasta límites insoportables.

Recordemos (o sepamos, porque hay mucha gente que no lo sabe) que el precio de los alimentos en los mercados internacionales ha crecido más de un 30 por ciento en el último año, entre otras cosas, gracias a operaciones como la de Glencore en Rusia. Y que se espera que siga subiendo. Aprovechemos también para dar algunos datos más sobre Glencore, que no sólo negocia con cereales. Resulta que es uno de los mayores proveedores de productos básicos y de materias primas, la sexta empresa más grande de Europa en términos de volumen de negocios desde 2006, con control sobre petróleo, minerales, gas natural, acero, automoción..., además de producción de alimentos. Y resulta también que está implicada en numerosos casos de corrupción y violaciones de derechos humanos a lo largo y ancho del planeta: desde el petróleo de la República del Congo hasta tratos ilegales saltándose embargos de la ONU con el Iraq de Sadam Hussein o la Yugoslavia de Slobodan Milosevic, pasando por expropiaciones forzosas y evacuaciones de pueblos enteros para apoderarse de minas en Colombia y otras lindezas...

A estas alturas y tras consultar con Mac Namara, es preciso ponerle una cara a Glencore y la verdad es que la tiene: Marc Rich, que aparece aquí a la izquierda y que ha sido descrito por mi gato conspiranoico, textualmente, como "uno de los mayores sinvergüenzas (conocidos) contemporáneos, aunque armado con una poderosa virtud y es que el dinero le sale por las orejas..." Gracias a ello, puede vivir como lo hace, con alegre impunidad y sin miedo a responder de sus múltiples crímenes ante la Justicia. Me refiero a la humana, porque de la otra no escapará: de eso estoy completamente seguro. Algunos datos que me ha facilitado Mac Namara, para ir conociendo al personaje.
 
* Rich funda su compañía dedicada al comercio con materias primas en 1974 y, acorde con su rampante narcisismo, la bautiza con el nombre de Marc Rich Company. Previsor como pocos, luego veremos por qué, instala la sede oficial en Suiza.

* Durante los años 70 se convirtió en el rey de la reventa del petróleo y alcanzó su primer billón de dólares gracias a la segunda gran crisis del oro negro en 1979, aunque empezó a hacerse realmente rico a partir de entonces negociando con los conocidos como "Estados canallas", apestados en la comunidad internacional y a menudo embargados por resoluciones de las Naciones Unidas, como la Libia de Gadafi, el Iraq de Sadam o la Suráfrica del apartheid. A Rich ningún socio le parecía malo con tal de engordar su bolsa.

* Todavía nadie ha explicado muy bien por qué, pero el entonces ministro de Justicia de UCD Pío Cabanillas le concedió la nacionalidad española en 1982…, justo a tiempo porque en 1983 la Comisión de Valores de Nueva York abrió una investigación sobre sus actividades empresariales que fue posteriormente ampliada por el FBI y cuyo resultado fue la presentación de ¡¡¡65 cargos!!! en su contra. Entre ellos, fraude, venta ilícita de petróleo, simulación de precios, evasión fiscal… Una de las acusaciones describe bastante bien la personalidad de Rich: el delito de transacciones con enemigos del Estado. Y es que, habiendo nacido en EE.UU., vendió armas a Iraq cuando se consideraba como una amenaza a su país mientras que, siendo él mismo de origen judío, hizo lo propio con Siria, enemigo tradicional de Israel.

* Entre unas y otras cosas, Rich se fugó de Estados Unidos poco antes de ser sentenciado a más de 300 años de cárcel por sus crímenes. Y se fue a Suiza, su refugio, desde donde, entre otras diversiones, se dedicó a subir el precio del oro hasta en un 20 por ciento en un año y a desestabilizar varias monedas europeas (como su colega el “filántropo” George Soros, otra pieza como él) con el único fin de hacer más dinero en su cuenta particular. Por cierto que en 1990 aparece involucrado en el fraude del IVA en el caso Banesto en España junto a Mario Conde. En 1993 surge de una rama de su Marc Rich Company la antes aludida Glencore, que ya hemos visto con qué facilidad hace dinero en Rusia (y en otras partes del mundo).

* Y ahora, por arte de birlibirloque, el presidente de Estados Unidos Bill Clinton decide concederle el indulto y lo hace, por cierto, ¡en el último día de su presidencia, antes de abandonar la Casa Blanca en 2001! ¿Por qué le indultó, con su curriculum? Pues muy fácil, en pago y agradecimiento a… ¿sus contribuciones para paliar la pobreza en el mundo?, ¿su impulso a los proyectos benéficos de algún tipo?, ¿su preocupación por la erradicación de alguna enfermedad? ¡No! ¡En agradecimiento a la financiación que sus empresas aportaron para que su mujer Hillary Clinton pudiera completar con éxito la campaña como senadora y acceder finalmente a este puesto desde el cual continuar su carrera política (recordemos que doña Hilaria es hoy secretaria de Estado del "bueno" de Obama)!

* Por cierto, resulta bastante sangrante la nómina de personajes que escribieron a Clinton solicitando este indulto para su amigo Rich, entre los que encontramos desde al rey Juan Carlos I de España hasta el entonces primer ministro de Israel Ehud Barack pasando por el director de orquesta Zubin Metha, el premio Nobel de Literatura Camilo José Celea, el empresario Fernando Fernández Tapias, el premio Nobel de la Paz Simón Peres o el abogado Lewis Libby, secretario general del exvicepresidente norteamericano Dick Cheney...


* No aplaudan todavía, damas y caballeros, porque todavía hay más... Tras la salida de escena de Clinton y la llegada a la Casa Blanca de George Bush, éste vuelve a indultar en diciembre de 2003 al señor Rich y logra así lo que parece un auténtico récord Guinnes: el primer gran criminal financiero (y fugitivo de la Justicia, no olvidemos, que llegó a figurar como el sexto hombre más buscado del mundo por el FBI) que logra dos indultos seguidos del gobierno norteamericano, uno por el Partido Demócrata y otro por el Partido Republicano.


* Podríamos seguir un rato largo hablando de este elemento pero como epílogo Mac Namara me facilita un dato especialmente indignante para los lectores españoles. Marc Rich era el dueño, a través de la compañía Alfa Group, del tristemente famoso petrolero Prestige (que según las malas lenguas además del crudo transportaba una carga no declarada de armas con destino a Arabia Saudí) que se partió en dos frente a las costas gallegas y generó uno de los episodios de contaminación más pringosos y vergonzantes de la era moderna en España. El remate: Rich llegó a cobrar el seguro al 110 por ciento del valor del crudo que transportaba el Prestige. No sé yo si todos los afectados en la zona también cobraron las indemnizaciones prometidas al 110 por ciento...


* En los créditos de esta película podemos incluir, me apunta Mac Namara, algunos de los amigos de Rich. Desde el multimillonario ruso Mijail Fridman (tantas veces relacionado con las organizaciones mafiosas que se han beneficiado y de qué manera de las privatizaciones en la ex Unión Soviética), hasta los Rostchild y Mitterrand, pasando por las empresas Kissinger. O Lola Sergueyeva, la nieta de la Pasionaria (!), con la que protagonizó más de una velada en las noches de la jet set como la Gala de la Paz de Marbella el verano de 2008...


Todas estas informaciones no son secretas. Están al alcance de cualquiera que tenga un rato libre y ganas de conocer la verdad, sobre todo desde que la Red pone a nuestra disposición con unos cuantos clicks los archivos de los medios de comunicación y la documentación pública de las empresas y los gobiernos (con lo que esto significa..., si todos estos datos se pueden encontrar con relativa facilidad, imaginemos la información que se guarda bajo siete llaves).
 
 Nota bene: este artículo debería ser leído escuchando el tema principal de la banda sonora original de la película El violinista en el tejado. Aquél que dice: If I were a Rich man, dubidubidubidubidubidubidubidaaaa...

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